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☪ ✙CAPÍTULO 28✙ ☪


Jimin limpió con una servilleta sus perfectos labios rellenos y le sonrió de forma agradable a la sirvienta que estaba retirando los platos sucios y vacíos.

—Gracias por la comida.

—No es nada, señor Park —murmuro tímidamente antes de retirarse del comedor, dejándolo solo.

Suspirando, el joven pelinegro apoyó sus codos sobre la mesa y recargó su rostro entre sus manos.

Tenía que pensar en los recientes sucesos.

En primer lugar, pasar tanto tiempo con Hoseok parecía estar despertando más sus poderes espirituales a juzgar por su primera visión y como podía comunicarse a través de su mente con Hobi.

Y a pesar de ello, todavía no parecía ser lo suficiente como para comunicarse con Jennie... O su abuela.

Luego, estaba el hecho de que Jennie había muerto por culpa de aquella droga llamada Kaleidos. La misma que había acabado con la vida de Hoseok, y que, de alguna forma, estaba seguro, también había influenciado con la muerte de SeokJin.

Por lo que el asunto de investigar ya no se trataba solo por trabajo y dinero, se había vuelto algo personal y eso nunca era bueno.

Y para rematar todo el asunto, estaba Min Yoongi.

Un hombre arrogante, terco, dominante y tan jodido como la mierda, que se estaba metiendo muy profundamente en su cuerpo y en... Su mente.

Obsesión.

Esa definición era la que el abogado había dado a la conexión que surgió entre ellos, y Jimin lo aceptaría, al menos de momento.

Pero en algún momento futuro, cercano o lejano, ambos tendrían que admitir las cosas raras que estaban ocurriendo entre ellos.

Y, por último, estaba la visión que había tenido de Hoseok con sus amigos. Tenía que hablar con Yoongi respecto a ella.

En los bares que había estado la noche anterior o... ¿La anterior a esa? No había visto a ninguno de los dos, por lo que tal vez necesitaría algo más de ayuda para ello.

Alzando su cabeza, el pelinegro observó como aquella bola de fuego llamada sol, estaba en lo alto del cielo brillando molestamente.

Frunciendo el ceño, Minnie tomó los lentes de sol que había dejado apartados sobre la mesa y se los colocó.

Tenía que ir a hablar con Yoongi, tal vez podría salir esa noche también y quien sabe, quizás Min querría acompañarlo.

Aunque no creía que el competente abogado conociera el significado de la palabra diversión, o que supiera siquiera bailar y mover ese cuerpazo.

—Señor Park —pronunció MinJu apareciendo a su lado, sacándolo de sus interesantes pensamientos que incluían a un desnudo Yoongi moviendo sus caderas.

Observando al mayordomo, contempló como este dejaba sobre la mesa una pastilla y un vaso de agua.

—Lo siento, mi nuevo lema es no a la droga —pronuncio—. Ahora, si tienes algún cigarro por ahí es algo diferente —movió sus cejas.

—La sirvienta le escuchó quejarse sobre un dolor de cabeza, aquí, esto le ayudará —explicó ignorando completamente lo que le había dicho.

—Oh, que eficiente —murmuró llevando la pastilla a su boca para luego tomar un sorbo de agua, permitiéndole así deslizarse fácilmente por su garganta—. Pero en serio, ¿no tienes un cigarro por ahí? No importa si es de los malos, no soy exquisito como tu jefazo.

Jimin observó con interés como el hombre mayor metía la mano en el interior de su chaqueta de traje y sacaba del bolsillo una cajetilla de cigarros abierta.

—Oohh señor mayordomo Minju —exclamó Minnie sacando uno de los cigarros ofrecidos.

—A sus servicios, señor Park —respondió y el pelinegro estaba seguro de haber percibido un destello de diversión en los ojos del hombre mayor.

—Todo un encanto —sonrió—. ¿Sabes dónde está Yoongi? —preguntó.

—El señor Min se encuentra en su despacho con un invitado —respondió volviendo a tomar el vaso—. Pidió que fuera con él en cuanto terminara su comida —informó.

—Okey, gracias señor mayordomo Minju —sonrió levantándose de la mesa mientras observaba al hombre mayor hacerle una pequeña reverencia antes de alejarse.

Dirigiéndose a una de las ventanas del gran comedor lujoso, Jimin encendió su cigarro luego de haber buscado un encendedor en sus bolsillos.

—¡Tú! —gruñó cierta voz molesta que le hizo rodar sus ojos y suspirar con pesar.

—¿Es que acaso no te cansas de ladrar o cacarear? —expresó antes de aspirar su cigarrillo.

—Sé que lo que le hiciste ayer fue solo una farsa para hacerme ver mal ante Yoongi, pero yo le demostraré realmente la perra sucia que eres —exclamó acaloradamente, y de forma sorprendente, sin alzar su voz.

—¿Así que ahora es Yoongi? —preguntó divertido—. A caso él te dio permiso para que lo llames así, mascotita —se burló.

—No te creas especial, estúpido y sucio mendigo —dijo con desagrado—. Sé que te estás aprovechando de la debilidad de Yoongi asegurando que puedes hablar con su hermano, pero todos sabemos que es mentira.

—Vaya, tan mentira como tú abusando de Hobi, ¿no? —se burló alzando una ceja, lanzándole el humo.

De pronto, el rostro de Jeonghan se volvió pálido y abrió su boca sin poder emitir palabras realmente.

—Así es, mascotita —sonrió Jimin de forma burlesca, apagando el cigarrillo en el borde de la ventana antes de acercarse al castaño hombre—. Yo sé cómo en realidad molestabas a Hoseok, burlándote de él, acosándolo tanto emocional como físicamente.

—E-eso es-...

—Sé de las veces que lo encerraste en el mismo cuarto de limpieza en el cual me encerraste a mí y sé, de las veces que lo hiciste sentir mal cuando su amado hermano estaba enojado —prosiguió interrumpiéndolo, logrando que Jeonghan se sobresaltara asustado, retrocediendo un paso—. Y quien me lo dijo, fue el mismo Min Hoseok. Así que ten cuidado, mascotita, que en cualquier momento puedo revelar ese y cualquier otro sucio secreto que intentes esconder de mí —aseguró bajando sus lentes para observarlo con aquellos increíbles ojos azul-violeta que destellaron con maldad—. ¡Bu!

Saltando en su mismo sitio, el molesto hombre jadeó y se alejó apresuradamente como alma que lleva el diablo.

Sin poder evitarlo, Jimin rió una vez lo perdió de vista.

"Aunque fue satisfactorio ver eso, no creo que te vaya a dejar en paz ahora que le has dicho todo eso" pronunció Hoseok.

"Me lo imaginé, pero fue genial ponerlo en su lugar" respondió a través de su mente.

"¿Cómo supiste que me hizo todo eso?" preguntó curioso.

"Cuando te pregunté al respecto, lo negaste, pero no dejaste de pensar en ello y cuando me ayudaste a soltar tu suéter, lo vi también" explicó "Aunque en gran mayoría solo asumí que así había ocurrido"

"Me da un poco de miedo que tu cerebro puede ser igual de inteligente que el de mi hermano" comentó.

"Hey, eso no es lindo" se quejó comenzando a caminar hacia el despacho de Min.

"Fue un cumplido"

"Ah, entonces gracias, creo" frunció el ceño.

Hoseok rió negando con su cabeza mientras seguía de cerca a Minnie.

Apenas golpeando la puerta, Jimin entró y contempló a dos hombres igual de arrogantes, poderosos y dominantes sentados en los sofás acomodados en el lado derecho del despacho.

—Tienes que esperar una respuesta antes de entrar —regañó Yoongi, observándolo.

—Sabía que de todas formas estabas aquí —respondió con un encogimiento de hombros mientras se acercaba.

Dejándose caer en el asiento al lado de Min, observó al extraño hombre pelinegro de penetrantes ojos verdes coquetos.

—Bueno, bueno, pero qué tenemos aquí —pronunció con una pequeña sonrisa de labios—. Eres el que estaba acosando a Jin, bueno, cortejando.

—Kim Namjoon —se presentó, estirando su mano en su dirección.

—Park Jimin —respondió tomando su mano.

—Y en realidad, era el novio de SeokJin, aunque por el bien de ambos fingíamos no serlos —explicó.

Frunciendo ligeramente el ceño, el joven pelinegro asintió lentamente.

—Eh... Bueno, eso es nuevo —reconoció soltando su mano—. Sabía que no podía vivir sin tu palo metido en su culo —rió después.

—¿Qué tan amigo eras de SeokJin? —pregunto Yoongi.

—Supongo que lo suficiente como para recurrir a él si estaba en problemas —se encogió de hombros.

—¿Y él recurría a ti si estaba en problemas? —le preguntó Namjoon.

Jimin le observó sobre sus lentes antes de sonreír de forma ladina.

—Dame dinero y te diré lo que quieras saber —anunció.

En silencio, Namjoon observó a Yoongi.

—Así no es como trabajamos nosotros, Jimin —anuncio Min—. Si sabes algo, díselo a Namjoon.

—Lo siento cariño, pero yo no trabajo con ustedes y así es como yo trabajo —aclaró—. Si les gusta, bien, si no... No es mi problema —observó sus uñas despreocupadamente.

Yoongi frunció el ceño.

—Trabajas para mí ahora, dinero es lo que no te falta —espetó.

—Dinero es lo que siempre falta en la vida, cielo —corrigió dando pequeñas palmaditas en el muslo izquierdo del abogado—. Y trabajar contigo es un asunto aparte a este hombre que no conozco —anunció volviendo a observar a Nam.

—Bueno, no es un chico tonto como pensaba —reconoció el contrario.

—Aww, eres una dulzura —bufó.

—¿Siempre es así de molesto? —cuestionó Namjoon a su amigo.

—Los castigos son la mejor parte —respondió Yoongi, y aquella sonrisa ladina y malvada provocó un escalofrío que recorrió todo el cuerpo de Minnie.

—Si no le crees, pregúntale a mi trasero —expresó el joven pelinegro con una sonrisa traviesa.

—¿Qué? ¿Me lo mostrarías? —cuestionó el contrario, divertido.

Yoongi observó a Jimin con sus ojos entrecerrados y sin pensar mucho en ello, lo tiró sobre su regazo cuando este se movió en el sofá y un fuerte brazo se apoderó de la cintura estrecha y delgada, impidiendo que se moviera de ahí.

—Basta de juegos, dile lo que quiere saber y te recompensaré más tarde —ordenó con seriedad, observando a ambos.

—Bien, responde a mi pregunta anterior —pidió Namjoon dejando fuera de su rostro toda burla y juego.

Suspirando, Jimin se acomodó en el regazo del abogado hasta que estuvo cómodo.

—SeokJin no hablaba mucho de sí mismo al igual que yo —comenzó—. Algunas veces me comentaba cosas, pero eran pequeños detalles sin importancia, hasta el día en que unas personas comenzaron a vigilar su tienda.

—¿Qué te dijo de ellos? ¿Alguna vez se acercó a esas personas? ¿Habló con ellos? —interrogó Namjoon.

—Te diré lo mismo que les dije a los detectives, no lo sé —anunció con seriedad—. Jin me había dicho que pensaba que eran unos tipos bajo tu mando que habían ido a vigilarlo.

—Yo no lo hice —suspiro frustrado.

—Lo sé —asintió el pelinegro, atrayendo la atención de ambos hombres.

—¿Por qué? —preguntó curioso Yoongi.

—Conozco a los guardias del casino, sé que esos hombres que vigilaban a Jin, no tenían nada que ver con ellos —respondió con un encogimiento de hombros—. Se lo intenté decir, pero no me creyó.

—¿Cómo es que conoces a mis guardias? —preguntó Namjoon frunciendo el ceño.

—Buena memoria y más de una vez intenté robar alguno de los autos, pero tus matones me daban un poquito de miedo, ya que eran más músculos que cerebro y un golpe de ellos podría romperme —explicó como si no fuera la gran cosa—. Tampoco hablan mucho —añadió.

—Entonces, si sabes que no eran los hombres de Namjoon, ¿sabes quiénes eran los que vigilaban a Jin? —preguntó Min.

—No, pero sé que en su calle se estaba moviendo activamente lo que eran los tratos de drogas y armas, seguramente SeokJin vio algo que no debía de ver y no me dijo nada para no meterme en problemas también —explicó—. Uhm, tal vez debería de decirle esto a Kookie también —recordó frunciendo sus labios.

Aunque ya le había mencionado al respecto, por algo ambos detectives habían ido y encontrado... A SeokJin muerto.

—¿Y crees que Jin dejaría guardado la información de lo que había descubierto en alguna parte? —preguntó Namjoon.

Jimin bufó.

—Jin parecía tonto y un poco loco, pero creo que en realidad era alguien inteligente, y una persona como él no dejaría algo importante así a la ligera, menos si era información primordial —explico—. Lo más seguro es que se la hubiera llevado con él.

El silencio reinó por unos segundos en la habitación.

—Tú puedes hablar con los fantasmas, ¿no? —habló finalmente el pelinegro—. ¿Has hablado con SeokJin?

—Prefiero referirme a ellos como espíritus —corrigió—. Y no, he estado ocupado con otras cosas, lo que me recuerda que tengo que hablar contigo —anuncio girando su rostro para observar a Min.

—Después hablamos de ello —aseguró el rubio hombre.

—¿Puedes intentar comunicarte con SeokJin? —pidió Namjoon.

—Yo... Podría intentarlo —accedió luego contemplar aquella expresión en el rostro del contrario.

Una llena de dolorosa esperanza.

"¿No me habías dicho que no te gustaba intentar comunicarte con otros espíritus cuando tu cabeza te duele? " le recordó Hoseok que se había mantenido tranquilo y en silencio todo ese tiempo.

"Mira su rostro, es como la de un cachorrito buscando ser adoptado" se excusó.

"Si... Será mejor que ninguno de los dos te escuche decir eso" resopló Hobi.

—¿Qué necesitas que haga por ti? ¿Quieres que ayude en algo? —preguntó inmediatamente Namjoon.

—Solo necesito un lugar tranquilo y con menos luz para que no moleste mis ojos —pidió—. También tengo que ir a mi habitación por algo —anunció levantándose.

—Dime que es y le diré a MinJu que te lo traiga —ordenó Yoongi, imitándolo—. Podemos cerrar las ventanas y bajar las cortinas, nadie entrará aquí si yo lo ordeno —aseguró.

—Está bien, necesito el péndulo que está dentro de una caja de madera —pidió—. La última vez eso me ayudó a comunicarme con Hobi —recordó.

Asintiendo, Yoongi se alejó llamando a su mayordomo.

"También sería realmente útil si pudieras ayudarme a encontrar a SeokJin, Hobi" pidió.

"Lo intentaré" aseguró.

—Jimin —llamó Namjoon, atrayendo la atención del joven pelinegro.

—¿Qué? —preguntó observándolo.

—Si no logras hablar con él, ¿significa que está vivo? —preguntó esperanzado.

Y Jimin conocía perfectamente aquel sentimiento, entre el miedo y la esperanza de saber la verdad.

—Puede significar que su alma no esté aquí o simplemente que no haya escuchado mi primer llamado —respondió sincero—. Por lo general, las almas que uno buscan acuden al segundo o tercer llamado.

O algo así le había dicho su abuela de todas formas.

—Descuida, estando muerto lograré que me hable al igual que Hobi —aseguró dándole una ligera palmadita en su hombro.

Y que nunca se diga que él no sabía consolar, eh.

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