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☪ ✙CAPÍTULO 2✙ ☪


—Esto es abuso de poder, detective Jeon, estoy seguro de que tengo derecho a una llamada —pronunció Jimin mientras contemplaba aburridamente a través de las rejas al hombre sexy de cabello oscuro e impresionantes ojos azules.

—Y la utilizaste para pedir una pizza que yo tuve que pagar —contestó leyendo unos documentos en su escritorio.

—Hey, si me ibas a mantener encerrado aquí por unas horas, al menos deberías de alimentarme —se defendió—. Es lo mínimo que debías de hacer.

Divertido ante el descarado hombre, Jungkook dejó de leer y giró su silla para contemplar a un aburrido pelinegro sentado en el suelo, jugando distraídamente con su cabello.

A diferencia de otras personas que habían pasado por ahí, Jimin se veía extremadamente cómodo, casi como si estuviera en su propia casa. Jungkook estaba seguro de que si hubiera una cama... Ni siquiera era necesaria una, con una almohada bastaría y Minnie se habría acomodado para dormir.

—Solo te falta la armónica —comentó.

—¿Qué? ¿Me la tendrás la próxima vez que me traigas por un cargo tonto? —preguntó cerrándole un ojo.

—Tenías un puesto ilegal en el centro comercial —indicó cruzando los brazos sobre su pecho, provocando que los músculos de sus brazos se marcaran ante el movimiento.

—¿Otra vez la misma discusión Kookie? —se quejó el pelinegro levantándose y acercándose a la reja—. Ya hablamos de ello, realmente no tengo un puesto y no estafo a la gente —suspiro con pesar—. Y en todo caso eres un detective ahora, ese debería de ser el trabajo de los policías de patrulla y esas cosas —arrugó su nariz.

Jeon resopló—. Sabes que siempre me estoy dando vueltas en el centro comercial y aun así te colocas ahí.

Había detenido tantas veces a Jimin por lo mismo que ya hasta se había convertido en el amigo de todos, prácticamente cada integrante de la comisaría lo conocían.

Jimin tenía ese algo que hacía que la gente le mirara, y no era solo por su belleza e increíbles ojos, era algo en él que animaba a otros a hablar y conversar.

Y considerando el trabajo de Minnie, eso le ayudaba.

—Hey, la mascota de la comisaría está aquí otra vez —rió el sargento Heechul, el superior de Jungkook.

—Wouff, digo, mascota tu abuela —gruño el pelinegro con una sonrisa divertida, obviamente sin molestarse por el apodo.

—Uhm... ¿Es normal que conteste así? —preguntó el hombre que seguía a Heechul, su rostro era nuevo por lo cual era un completo extraño para Jimin.

—Ignóralo, Jimin por lo general está unas 3 o 4 veces en la semana aquí —dijo moviendo desdeñosamente su mano mientras iba detrás de su escritorio.

—¿Y por qué? —pregunto curioso el hombre.

—Porque trato de conquistar al detective Jeon para que sea muy dulce papá —respondió Jimin de forma juguetona que desafortunadamente, el nuevo detective no pudo captar.

Heechul y Jungkook estallaron en carcajadas ante la expresión del novato, Jimin mantuvo su expresión seria lo más que pudo antes de acompañarlos.

—¿Dulce papá? ¿Te refieres a un sugar Daddy? —preguntó con su rostro rojo de vergüenza o tal vez de furia.

Uno nunca sabía.

—Sabes que estoy dispuesto a intentarlo si me das la oportunidad, Jimin —bromeó, o eso intentó.

El nombrado esquivó la mirada de Jungkook cuando contempló la verdad en ella.

Sabía que el detective estaba interesado en él, ya se lo había insinuado anteriormente, pero Jimin no quería una relación.

—Fuera de bromas —anuncio Jungkook no dejando que el silencio se presentara entre ellos—. Él es Park Jimin, apréndete su nombre porque realmente lo verás varias veces en la semana por aquí —ordenó sin mirarlo realmente, sus ojos estaban sobre el hermoso joven pelinegro.

—¿Por qué? ¿Realmente no busca un sugar Daddy, o si? —pregunto con cuidado, mirando de Jimin a Jungkook.

—Nah, el pequeño diablillo enano estafa a la gente leyendo su fortuna, visiones falsas y ese tipo de cosas, supuestamente —aclaró Heechul con una sonrisa divertida.

—Ser unos centímetros más bajo que Jungkook no me hace un enano —indicó rodando sus ojos—. Y yo no estafo a nadie —replicó.

—Acosas a las personas en el centro comercial y luego montas un show donde finges escoger a una persona cuando ya tienes a un objetivo para luego cobrarles dinero y anunciar sus secretos —reveló Jungkook.

—Hey, no es agradable que intentes sabotear el negocio de los demás —se quejó el hermoso pelinegro, acomodando sus lentes de sol.

—No puedes tener un objeto personal dentro de la celda —anunció el tipo nuevo y se acercó quitándole sorpresivamente los lentes.

Jimin gruñó cuando la luz golpeó directamente sus ojos, dándole un toque violeta eléctrico.

—Tus ojos... —murmuró sorprendido el novato quien desde ese mismo momento estaría en la lista negra del hermoso chico.

—Jodida puta madre —maldijo el pelinegro tapando sus ojos con sus manos.

Adelantándose, Jungkook le quitó los lentes al novato y con suavidad tocó las manos de Jimin a través del espacio de los barrotes.

—Regla número uno, chico —anunció Heechul tomando una carpeta—. Nunca le quites los lentes de sol a Jimin si los tiene puestos —advirtió—. Sus ojos son sensibles a la luz y nosotros lo averiguamos de la peor manera, su boca se vuelve realmente sucia cuando está enojado —arrugó su nariz con disgusto.

—Yo... —balbuceo más confundido que culpable, observando la interacción de Jungkook y Jimin.

—Déjalo, y vamos —anuncio entregándole una carpeta—. Te estaremos esperando, Jeon —advirtió mientras se alejaba con el nuevo.

Mirando por última vez a Jimin, el nuevo apretó sus labios y siguió a su superior.

—Vamos Jimin, ya se fueron —pronunció con sorprendente suavidad el detective Jeon.

—¿Y a mí qué? —gruño con mal humor, manteniendo sus ojos cerrados con fuerza—. Por culpa de ese imbécil casi quede ciego —se quejó.

—Sabes que no es así —suspiró y colocó suavemente los lentes en el rostro cuando finalmente Jimin bajó sus manos.

Abriendo sus ojos, el pelinegro de hermosos ojos pestañeó varias veces antes de poder enfocar bien.

Ignorando la cercanía del contrario y como sus ojos se posaban fijamente sobre sus rellenos labios, alzó su mano y golpeó suavemente la frente de Jungkook.

—Deja de pensar cochinadas con mis labios —demandó—. Creo que ya estuve aquí las horas asignadas, ¿no? —preguntó deseando irse a su departamento.

Esa cosa no podía ser llamada una casa o departamento realmente. Podría definirse más bien como una pocilga incluso, una cueva o un basurero.

Pero era lo único que podía costearse en ese momento sin más dinero que sus adivinaciones, que cabe destacar que no eran falsas.

Jungkook suspiro, acostumbrado al rechazo del apuesto hombre.

—Si, ya puedes ir a casa —respondió sacando las llaves de su bolsillo para abrir la puerta.

Dándose vuelta, fue hasta su escritorio y sacó la caja plástica con las pertenencias de Jimin.

—¿Qué es lo que tienes en ese pequeño bolso? —preguntó cuando observó a Jimin levantar su camiseta y chaqueta para colocárselo alrededor de la estrecha y delgada cintura, abrochándolo en su espalda.

Relamió sus labios al captar una pequeña porción de piel pálida y delicada que le brindó dicho movimiento.

—Condones —respondió cerrándole un ojo antes de bajar su camiseta y chaqueta, ocultándolo bajo la ropa.

—Bien, no me digas —resopló y observó a su alrededor—. ¿No has vuelto...?

Jimin negó con su cabeza.

—Deje de venderlas tal y como te lo prometí. Eran realmente una tentación considerando que soy un adicto en recuperación, pero en algún momento tal vez volveré a ello, Jungkook —dijo con un suspiro—. Mis adivinaciones no me dan tanto dinero como el vender.

El detective frunció el ceño.

—No puedo ayudarte otra vez, Jimin. Esa vez te salvaste porque fui yo quien te atrapó vendiendo drogas —le advirtió.

—No te estoy pidiendo que me vuelvas a salvar y estoy seguro de que en ese momento no pedí tu ayuda tampoco —le recordó con fastidiosa diversión—. De alguna manera tengo que sobrevivir, Jungkook, y el dinero es lo único que importa para ello —anunció con frialdad.

—Te puedo ayudar —insistió.

—No voy a salir contigo y permitir que me mantengas, sería lo mismo que vender mi cuerpo por un refugio —atacó sin piedad.

—Te podría dar o prestar dinero —señalo dolido ante la comparación de Jimin.

Oh... Aquello era realmente tentador pero desafortunadamente, Jungkook era el único hombre del cual Jimin no lo aceptaría.

No porque el detective se sentía atraído por él, sino porque había sido él quien le ayudó cuando perdió a Jennie, ayudándole a buscar algo de refugio entre otras cosas hasta que Jimin finalmente pudo sostenerse por sí mismo y entonces se alejó no permitiendo que entrara más en su vida.

Si era sincero, en realidad había escapado del hombre de dulces promesas, porque no era digno de él.

—No, no puedo aceptarlo —negó mordiendo su labio inferior. Suspirando observó culpable al apuesto detective—. No soy un buen partido, Kookie, deberías de seguir adelante y buscar a alguien más —murmuró.

—Estoy aquí si necesitas mi ayuda, Jimin —respondió en cambio.

Observando al terco hombre, el pelinegro asintió con su cabeza y se acercó para besar la mejilla del contrario.

—Eres un buen amigo.

—Y espero ser algo más algún día —dijo con sinceridad.

Contemplando al obstinado detective, Jimin negó con una pequeña sonrisa.

—Te veré luego, detective Jeon —se despidió saliendo de la estación con un suave y sensual balanceo de caderas natural.

Observando ese delgado cuerpo alejarse, Jungkook suspiro y pasó su mano por su incipiente barba antes de caminar en dirección contraria por donde se había alejado su superior y el novato.

Entrando en la sala de reunión prácticamente vacía, en la cual sólo estaban ellos tres, tomó asiento.

—¿Qué es lo que ocurre? —preguntó.

—Primero, preséntate novato —ordenó Heechul.

Levantándose de su silla, el joven rubio arena enderezó sus hombros y observó al frente sin ver a nadie realmente.

—Detective Kim Taehyung, señor —se presentó—. 26 años, vengo de la comisaría de Seúl.

—Estará trabajando con nosotros de hoy en adelante —informó su superior—. Vuelve a tomar asiento —ordenó.

—¿Kim Taehyung? —preguntó Jungkook observando el delgado cuerpo, similar al de Jimin pero obviamente en mejores condiciones y con piel más bronceada.

—Sí —respondió observándolo con aquellos ojos azules, parecidos a los suyos pero más claro y bonitos.

El hombre era atractivo, no como Jimin que poseía una belleza etérea y casi irreal, pero si era alguien muy agradable a la vista.

—Tenemos un nuevo caso —anunció Heechul llamando la atención de los dos contrarios—. Chicos jóvenes han aparecido alrededor de los últimos seis meses muertos —dijo deslizando sobre la mesa una carpeta con información para cada uno de los detectives.

—¿Cuántos? —preguntó el novato leyendo el informe al igual que Jeon.

—Hasta el momento, catorce.

—¿Asesino en serie? —preguntó Jungkook más atento.

El hombre mayor se quedó en silencio, logrando que ambos detectives restantes alzaran su cabeza y le observaran.

—Nuestro médico forense es un amigo mío —comenzó—. La causa de la muerte de estos chicos aún no se puede confirmar y el jefe no quiere que se revele nada hasta que se confirme, pero tampoco ha dado la orden para investigar a ello y no lo hará sin una prueba de la causa de muerte.

—Es un círculo, nadie moverá nada —comentó Jungkook.

Heechul asintió—. Es por ello que he decidido echarle una mano a mi amigo.

—Pero... En teoría no tenemos la orden para trabajar, ¿cierto? —preguntó Taehyung con cuidado.

—Eso no importa ahora —declaró el hombre mayor—. Lo que interesa es averiguar cómo murieron estos chicos, dónde estuvieron la última noche, con quiénes estuvieron y quién fue el último en verlo. Tal vez eso nos dé una pista.

—¿Pero la autopsia realmente no reveló nada? —preguntó Jungkook intrigado.

—Ve las imágenes en la última hoja —indicó—. Como puedes ver, no hay signos de agresión, cortes, violación ni nada. Si no fueran tan jóvenes, se podría asumir que fue un ataque al corazón pero el historial médico de estos chicos era sano.

—Entonces... ¿Si no saben cómo murieron, qué les dijeron a sus familias? —preguntó Jungkook con el ceño fruncido.

—La mayoría de las víctimas o no tenían familia o estaban alejados de ellas. Solo tres personas estaban realmente conectados con sus familias y no tenían buena relación al parecer porque ni siquiera pidieron una explicación, se presentaron solamente para reconocer el cadáver —explicó su superior.

—¿Entonces qué tienen en común además de ser jóvenes entre 16 y 22 años y aparentemente ser unos solitarios? —preguntó Taehyung con el ceño fruncido.

—Nada —respondió logrando que un tenso silencio se formara—. Pero nosotros averiguaremos qué está ocurriendo —anunció—. Y obviamente, esto es entre los tres —indicó observando fijamente a cada uno.

—Sí, señor —dijeron en sincronía ambos detectives.

—Muy bien —asintió satisfecho—. Llévate contigo al novato, Jeon —ordenó dando por terminada la reunión, saliendo de la oficina.

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