Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☪ ✙CAPÍTULO 1✙ ☪


Un grupo considerable de personas estaba reunido en el centro comercial, rodeando a un hermoso chico de tez increíblemente pálida con aspecto suave y delicada como la seda.

Sus rasgos eran pecaminosamente perfectos, con esos pómulos acompañados de rellenas mejillas y carnosos labios peligrosos de rosa pálido brillante.

Su largo cabello negro que llegaba hasta los hombros del joven solo resaltaba más la hermosa piel cremosa, y más abajo de esas perfectas cejas, rodeado de largas pestañas finas estaban unos increíbles ojos azul-violeta que hechizaban.

Por muy exóticos que estos parecieran, en verdad eran algo sensibles hacia la luz para molestia de Jimin, pero a pesar del pequeño defecto, el joven sabía cómo utilizarlos a su favor en ciertas situaciones.

Como la presente, por ejemplo.

—Bien, ¿quién quiere ser el siguiente? —pregunto con una sonrisa risueña, casi dulce y de naturaleza coqueta.

Más de una persona alzó su mano a la espera de ser escogido, algunos solo por tener una oportunidad para apreciar de cerca a aquel joven de belleza casi irreal, sin importarles tener que pagar por ello.

El joven conocido como Minnie siendo el centro de atención entre el mar de personas, observó a su alrededor, contemplando con cuidado a todos los que tenían sus manos alzadas.

Cuando encontró a un candidato perfecto, sonrió.

—Tú —apuntó a un hombre de traje sofisticado.

El pequeño grupo de personas abrió camino para el hombre hasta que estuvo en el centro del círculo, frente a Jimin.

—Sabes las reglas, ¿no? —preguntó, transformando su sonrisa risueña a una coqueta y sensual.

Dos cosas podrían pasar con ello, que el hombre se sintiera insultado y lo golpeara o que lo disfrutara.

—Sí —asintió entregándole la mitad del dinero al joven frente a él.

—De acuerdo, ¿qué deseas? ¿Que lea tus cartas? —señalo la pequeña mesa improvisada entre ellos con cartas del tarot—. ¿Hablar con un ser que ya no está entre nosotros? ¿O simplemente lo que mis ojos vean?

—Lo que tus ojos vean —anuncio luego de pensarlo.

—Muy bien, de todas formas te recordaré que no controlo lo que veo —advirtió y guardó el dinero en el bolsillo interior de su chaqueta de cuero antes de volver a prestarle toda su atención—. Nombre por favor y tu mano —pidió extendiendo la propia entre ellos.

—Yun Heo —respondió extendiendo su mano, dejándola sobre la de Jimin.

El peligro apenas contuvo la mueca desagradable que deseaba expresar su rostro cuando el hombre comenzó a repartir pequeñas y ligeras caricias con el pulgar en su piel.

"Maldito viejo pervertido" pensó Jimin ignorando con firmeza el tacto del hombre.

Respirando profundamente, siguió con su actuación, tenía un papel y una reputación que mantener.

Minnie cerró sus ojos un momento e inhaló profundamente, entrando completamente en acción.

Las personas a su alrededor estaban en un sorprendente silencio expectante, contemplando como en el pacífico rostro del joven hermoso de negro cabello, nacía un profundo ceño fruncido.

Jimin abrió sus ojos y observó fijamente a Yun Heo, como si con sus sorprendentes ojos pudiera observar a través del alma del hombre junto con todos sus pecados, verdades y secretos más oscuros.

Aquello lo incomodó y sorprendió tanto, que dejó de acariciar la mano del joven.

—¿Estás seguro de que quieres que anuncie lo que vi? —preguntó sin soltar la mano.

—Por supuesto, por ello he pagado —espeto ansioso.

Jimin se encogió de hombros, una sonrisa maliciosa y perezosa surco entre sus rellenos labios.

—Veo... Traición —anunció—. Su esposa es bastante hermosa al igual que sus dos hijos, creo que lo más prudente sería dejar de serle infiel con su... ¿Secretaria? ¿Amiga? —juntó levemente sus cejas y evaluó la expresión del hombre ante sus opciones—. Secretaría, sí —asintió seguro—. Deberías de intentar recuperar tu matrimonio, amigo.

Con brusquedad, el hombre retiró sus manos y retrocedió casi como si le hubieran abofeteado el rostro.

—¿Pero, qué dices? —exclamó nervioso, observando a su alrededor.

—Aunque, su esposa también se la ha jugado por su parte, por lo que en verdad creo que son el uno para el otro —terminó con una sonrisa, satisfecho al apreciar como el rostro del pervertido viejo se transformaba en rojo de furia ante sus oscuros secretos siendo revelados.

—No eres más que un mentiroso estafador —rugió Yun Heo, observando con ardiente furia al joven de piel pálida.

Minnie se encogió de hombros—. Yo te pregunté si querías que dijera lo que observé y lo primero que vi fue a ti siéndole infiel a tu esposa. Deberías de ser más cuidadoso con lo que dejas ver —le cerró un ojo de forma juguetona.

—¡Eso es mentira! —gritó cuando el grupo de personas comenzó a murmurar y lanzarle miradas.

—Si así fuera el caso entonces no deberías de estar tan exaltado, cariño —declaró sonriente—. Wow —pronunció retrocediendo un paso cuando el hombre mayor alzó su mano dispuesto a golpearlo.

—Te arrepentirás por esta humillación —prometió antes de abrirse camino a la fuerza por el grupo de personas.

Jimin negó con su cabeza y soltó un suspiro, ese era uno de los riesgos cuando fingía ser una especie de adivino.

Las personas podían reaccionar bien, o mal, dependiendo de las noticias que tenía para darles.

Y mentiría si dijera que no le gustaba contemplar a las personas infieles, o abusadoras irse enojadas después de una humillación pública.

A una parte dentro de él le gustaba, dar de cierta forma, una justicia para todos aquellos que lastimaron a lo largo de su vida, aunque fuera así de pequeño.

Observando a su alrededor, frunció el ceño cuando la fuerte luz de una hermosa combinación de una puesta de sol invadió un costado del centro comercial, molestando sus ojos.

Tomando sus lentes de sol que descansaban en su nuca, se los colocó bien, obteniendo pequeños soniditos disconformes por parte de su público.

Todos sabían lo que sucedía cuando se los colocaba, o tomaba un descanso o terminaba su día.

—De acuerdo, creo que eso ha sido todo por hoy —anunció inclinándose para recoger sus cartas y luego tomar su mochila que descansaba en el suelo al lado de sus pies, guardándolas en el interior.

Pronto las personas se comenzaron a dispersar de forma lenta, aun echándole una pequeña miradita a Jimin mientras lo hacían.

—Así que realmente tienes un puesto en el centro comercial —exclamó una amigable voz con cierto tono divertido.

Enderezándose, el joven pelinegro colocó su mochila sobre su hombro y observo al contrario.

—Hey, pero si es mi amigo J-hope —reconoció con una sonrisa—. ¿Qué haces por aquí?

—Necesitaba comprobar si lo que dijiste en las reuniones de adictos en recuperación era verdad —se encogió de hombros, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans—. Y tenía que arreglar mi cabello.

—Me gusta —pronunció Jimin contemplando los diferentes tonos entre el gris, rosado y morado en el cabello de su amigo.

—Gracias, mi hermano lo odia —comentó arrugado su nariz.

—Los amargados siempre odian todo —le recordó con una pequeña risa despreocupada.

—Cierto —sonrió en grande—. Yo en realidad quería darte las gracias por ser mi inspiración para recuperarme y... Te querían invitar a una fiesta.

—Bonito, pero no creo que realmente vaya —respondió comenzando a recoger su improvisada mesa—. Fiestas es sinónimo de alcohol, drogas y sexo. Y aunque no estoy en contra de un buen revolcón, no quiero la tentación de mis vicios restregándose en mi rostro y sinceramente —le observó de arriba a abajo—. Ambos somos notoriamente de diferentes clases.

Mientras Jimin vestía su desgastada chaqueta de cuero, una camiseta sin mangas y unos jeans negros con hoyos junto a sus bototos militares negros, J-hope era... Lo contrario.

El hombre era todo chaquetas de diseñador, pantalones nuevos, y zapatos de marcas.

—Oh vamos, nunca te ha importado eso —le recordó golpeando juguetonamente su hombro—. Siempre has ido conmigo cuando te invito a un café o a comer.

—Claro, es comida y café gratis —se encogió de hombros—. Aprecio la oferta, pero si quieres podrías invitarme a comer o darme dinero como agradecimiento —sonrió—. Eso me sirve, ir a una fiesta no.

—¿Ni siquiera leerás mi fortuna? —pidió haciéndole un infantil puchero.

—Llegas tarde mi amigo, está cerrado —los ojos de Jimin viajaron a la espalda del chico cuando contempló a unos hombres con mal aspecto, tipo matón, aparecer.

Lamentablemente, eran unos que el pelinegro conocía muy bien, y realmente no quería encontrarse con ello, ni en ese momento ni nunca.

Observó al ansioso joven y tocó su hombro.

—Ve y diviértete por mí —se despidió alejándose sin darle oportunidad al contrario de responderle algo.

Intentando perderse y no destacar entre las personas, Jimin tomó el gorro que estaba en el bolsillo trasero de sus jeans y se lo colocó.

Mantuvo su cabeza baja mientras se dirigía a la escalera eléctrica para bajar al primer piso.

Llegando a bajo, alzó su cabeza disimuladamente y contempló a los idiotas cobradores seguir buscándole en el tercer piso donde había estado.

Sonriendo con satisfacción, volvió su vista al frente y chocó con un fuerte pecho. Retrocediendo, contempló al extraño y
Gimió interiormente al reconocerlo.

Y si él estaba ahí, solo una cosa podía significar.

—Bueno, bueno, pero si es mi viejo amigo el oficial Jeon —sonrió de forma encantadora.

La cual, tendría mucho más impacto si sus ojos no estuvieran cubiertos con sus lentes de sol.

Todos eran débiles a sus ojos y su sonrisa coqueta.

—Detective Jeon, ahora —corrigió con una pequeña sonrisa ladina—. Tiempo que no te veía, pequeño estafador —exclamó agarrándolo suavemente del antebrazo cuando Jimin intentó alejarse.

—¿Detective Jeon? Vaya, como pasa el tiempo, te han ascendido. Te felicito mi amigo y aunque me gustaría ponerme al día contigo, ya debo de volver a mis asuntos —pronunció intentando alejarse solo para que su delgado cuerpo volviera a ser arrastrado contra el firme del contrario.

—Estoy seguro de que me puedes hacer un pequeño espacio en tu apretada agenda —expresó intentando ocultar su diversión.

—Hum, no realmente Kookie, tengo cosas importantes que hacer —aseguró colocando sus manos en el firme pecho del contrario, dando unas ligeras palmaditas antes de observar sobre su hombro.

—¿En serio? ¿Como cuáles? —preguntó siguiendo la vista del pelinegro.

Jungkook tensó su mandíbula ligeramente al observar a idiotas matones esquivar su vista, pero seguían observando a escondidas a Jimin.

—Oh bueno, ya sabes, seguir con mi negocio, bañarme, masturbarme, ect —sonrió alzando sus manos para rodear el cuello del detective—. Y no, no puedes tocar, pero si gustas te invito a mirar.

—Interesante oferta, pero temo que esta vez la rechazaré —anuncio tomando los brazos que rodeaban su cuello, bajándolos—. Vamos, ya sabes el proceso —ordenó—. Ven pacíficamente y no tendré que ponerte las esposas.

—Pero en realidad me gustan las esposas —movió sus cejas, cerrándole un ojo.

—Jimin —advirtió.

—Está bien, te proporcionaré algo de mi tiempo, pero deberías seriamente pensar en tus formas de llamar mi atención —suspiro con dramatismo antes de seguirle por voluntad propia—. Y lo de las esposas era en serio —añadió.

—Jimin —gruñó Jungkook sacándole una risa divertida y jodidamente sensual al pelinegro.

—Solo llévame a la comisaría y terminemos con esto, bebé —sonrió y se burló abiertamente de aquellos matones que dejaron de perseguirlo al ya no estar solo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro