☼Capítulo 36- Estoy dispuesto a todo por tí...
Harry.
Debía demostrar a Ana que la amaba y que para estar a su lado, haría cualquier cosa.
- ¡Por favor, sólo déjame cocinar!- Supliqué.
Ana: No, no insistas... Debo dormir, mañana debo le...
- Mañana no hay entrenamiento y menos con tu pie herido- Interrumpiéndola, me acerqué- Sólo será una pizza, la mejor, con salsa italiana y doble ración de queso.
Ana: Está bien, acepto. - Rodando los ojos.
Acercándome a sus labios, ella me detuvo.
Ana: A cambio de que no te propases conmigo- Levantándose del sillón- Te ayudaré con las cebollas, querido.
Harry: Bueno, podré vivir con eso...- Encogiéndome de hombros- Pero eso no me quita lo caballero...- Levantándola, la llevé hacia la cocina.
Una vez en ella, comenzamos a cocinar. Éramos buen equipo, debía admitirlo.
Ana: Bien, aquí tienes las cebollas que faltan- Tapando su rostro repentinamente.
Frunciendo el ceño, coloqué la tabla de picar con las cebollas sobre la mesa y reduciendo al máximo el fuego de la hornalla, me acerqué.
- ¿Qué sucede? ¿Hice algo que te molesto?- Apartando un mechón de su rostro.
Ana: No, nada...- Sonriendo- Es el ácido de la cebolla, me pican los ojos.
- Ah, con que es eso...- Riendo suavemente- Sabes, una vez vi en la tele que un científico explicó que la única manera de neutralizar el ácido de una cebolla, es con un beso...
Ana: No me digas.- Contestó con sarcasmo- ¿Cómo entonces yo no lo vi?
- Quizás porque no ves programas científicos- Haciendo una mueca graciosa- De igual forma, ¿Me permitirías demostrártelo?
Tomando su rostro, sin siquiera dejarla contestar, uní nuestros labios. Realmente se sentía espectacular y mágico, sentir la dulzura de sus labios.
- ¿Mejor?- Pregunté, robándole un beso rápido.
Ana: Sí, mejor...- Contestó, tosiendo falsamente. Sabía que le había gustado y además había provocado los mismos sentimientos que experimenté anteriormente.
- Bueno, esto huele magnifico.- Sintiendo el olor de la salsa de tomate con orégano fresco- Por cierto, de ¿Dónde obtuviste este orégano natural?
Ella, se encogió de hombros pero luego de unos segundos, contestó:
- Creo que Nora lo compro…
- ¿Paso algo de lo que no me enteré? – Dejando de lado la cuchara de madera.
- Tuvimos una pequeña discusión…- Jugando con sus manos, evitó mi mirada.
- ¿Y eso? - Pregunté sorprendido.
- Ella me pegó una cachetada…- Susurró.
- ¿Por qué? - Esto era mucho peor de lo que me imaginaba.
- Porque le falte el respeto a mi madre y a ella no le gusto, supongo…
Apagando la hornalla, retire la sartén y la coloqué cerca de la ventana, intentando que la salsa se enfriara más rápido, de lo normal. Caminando hacia ella, la abracé.
- Debes entenderla y perdonarla…- Pasando mis dedos por su cabello, traté de darle apoyo.
- Me lastimó…- Contestó. El dolor en su voz, era algo que ya no lo podía ocultar.
- ¿Se disculpó contigo?
- Sí, pero…
- Pero nada, Ana… - Suspirando pesadamente- Nora te quiero y eso es evidente. Como amiga de tu madre, seguramente debe saber muchas cosas que tú no. ¿Acaso no te has puesto a pesar que tú la lastimaste con lo que dijiste esa noche?
- No… Yo no pensé…- Cerrando sus ojos por un momento, apoyó su cabeza en mi hombro.
- No importa bebé… - Besando su cabello- Ahora lo que debes hacer es hablar con ella y perdonarla. Al fin y al cabo, siempre estuvo contigo, en los momentos buenos y malos, y eso es lo que importa, lo que tú, debes tener en cuenta…
- Gracias- Besando mi mejilla- Eres un buen consejero.
- Oye… Pensé en un premio mucho mejor... - Reclamé, mordiéndome el labio inferior.
- ¿Cómo cuál?- Preguntó, levantando una de sus cejas.
- Cómo este- Apoderándome de sus labios, volví a besarla. A este paso, terminaría por convencerla muy pronto, de que volviera conmigo.
- ¡No te sobrepases!- Alejándose de mí- Debemos preparar las pizzas.
Asintiendo con la cabeza, fui en busca de las pizzas que se encontraban en el asiento de mi auto. Me había olvidado de que se encontraban allí.
- No conseguí helado pero compré yogur.
- ¿Yogur?- Preguntó mirándome raro- ¿Para qué queremos yogur?
- Pues… Es una sorpresa- Girando su asiento hacia la puerta- Y no puedes verlo.
- ¿Comeremos pizza con yogur? ¿Esa es la sorpresa?
- ¿Acaso piensas que soy como mi hermana?
- No, pero uno nunca sabe.
- Ja, ja… ¡No es gracioso!
Terminada mi súper sorpresa, abrí el envoltorio de las pizzas y con ayuda de Ana, las adornamos o jugamos con ellas, verídicamente. Colocándolas en el horno, programamos el tiempo de cocción.
- Bien, ahora a esperar- Lavando y secando mis manos- ¿Qué quieres hacer?
- No lo sé, ¿Alguna idea?
- ¿Qué tal una película?
- Sí, me parece genial. ¿Cuál tienes en mente?
- Un lugar llamado Notting Hill.
- ¿La has visto ya?
- No, pero es muy recomendada.
- Bien, entonces veámosla.
Yendo hacia el DVD, extraje de mi bolsillo un Pendrive que Niall me había prestado. Él era el más tecnológico de la banda.
- ¡Qué práctico!- Exclamó ella.
- Díselo a Niall, no a mí. - Me defendí, haciéndome el ofendido
Ana rondado ojos, se acomodó en el sillón.
- ¿Dónde me sentaré yo? ¡No queda mucho espacio!– Exclamé, haciéndome el ofendido.
Ana: No lo sé, en el sillón de al lado o si prefieres en el suelo.
Cargándola, aunque se enojó por ello, me senté en el lugar que ella anteriormente estaba y luego la recosté sobre mi cuerpo, haciendo que nuestras piernas quedaran entrelazadas.
- Mucho mejor- Susurré, besando su cuello.
Ana: Harry… - Advirtió, aunque sabía que le gustaba.
Tomando el control y apretando el botón PLAY, la película comenzó a reproducirse. Me gustaba como actuaba Julia Roberts y Hugh Grant, eran grandes actores, sin duda.
- ¿Y, qué te parecen los actores?- Pregunté mientras William (Hugh) acompañaba a Anna Scott (Julia Roberts) a su hotel, dónde luego se encuentra con su novio.
- Son geniales, me agradan ambos.- Contestó, volviendo a poner atención a la película. Entrelazando mi mano con la suya, también lo hice.
“Pero no olvides que soy una chica, delante de un chico, pidiendo que la quiera”
Memorable frase, que hizo poner al borde del llanto a Ana.
- Esto es tan triste...- Susurró, haciendo un puchero con sus hermosos labios.
- Sí, lo es.- Besando su nariz. – Pero todavía falta el final.
Más tarde, luego de que William se diera cuenta del gran error que cometió al dejarla ir, junto a con sus amigos salen a buscarla y finalmente, dejando de lado algunos inconvenientes menores, él entra a una sala de conferencia y delante de todos, le pide que le dé una oportunidad y ella acepta.
- No, esto es demasiado...- Volvió a susurrar, aunque ahora, realmente lloraba.
- La canción es hermosa ¿No lo crees?
- ¿La conoces?
- Claro, es muy conocida- Acercándome a su oído, comencé cantarle parte del estribillo.
“She May Be The Beauty Or The Beast
May Be The Famine Or The Feast
May Turn Each Day Into Heaven Or A Hell
She May Be The Mirror Of My Dream
A Smile Reflected In A Stream
She May Not Be What She May Seem Inside Her Shell”
- Es preciosa- Besando mis labios- Mi favorita de ahora en adelante.
- ¿Cómo que favorita?- Exclamé incrédulo- ¿Ninguna canción de nosotros te gusta?
- Sí, mi favorita de ustedes es “You & I”
- ¿Tienes dos favoritas, entonces?
- Así es…
- Eres rara...- Susurré, tratando de que se enfadara.
- Y así y todo me amas.- Guiñándome el ojo, divertidamente.
- Tienes razón, así y todo te amo...- Atrayendo sus labios a los míos, los uní.
Llevando mis manos traviesas a su remera, recorrí con mis dedos el borde y luego lentamente subí la tela, dejando su suave y blanca piel a merced de la cálida luz. Sin embargo, el pitido del horno, interrumpió nuestro mejor momento.
- La pizza ya está lista... – Levantándose de mi cuerpo, se arregló torpemente su ropa- Vamos a comer antes que se enfrié.
Asintiendo con la cabeza, la cargué y llegamos a la cocina, dónde el agradable olor a pizza horneada, hizo que babeáramos. Cortando varios trozos, serví en dos platos y cortando con mi tenedor y cuchillo, probé el primer bocado.
- Está riquísimo- Sonriendo- Somos buenos cocineros.
- Te doy toda la razón- Riendo de repente- Sos la primera persona que veo comer la pizza con tenedor y cuchillo.- Tomando otra porción con su mano.
- Bueno, soy raro... - Haciendo una mueca, la hice reir y amaba hacerlo.
Charlando un poco sobre cómo se debería comer la pizza, la terminamos por completo. Sirviéndonos un poco de jugo, recogimos los platos y los lavamos.
Ana.
- ¡Ya llegué!- Exclamó alguien desde la sala.
Pasando el plato lavado y secado previamente a Harry para que lo guardara, casi se me cae, al reconocer aquella voz. Era Nora.
Harry: Ve y habla con ella. Yo me encargo de lo que falta.- Habló. Asintiendo con las manos temblorosas, me sequé las manos y antes de cruzar aquel límite invisible de autoprotección que había creado con Nora, abracé a Harry.
- Deséame suerte.- Susurré, con cierto temor.
- No la necesitas...- Acariciando mi rostro- Aunque esto, sí.
Besándome por un largo rato, me olvidé de todo
- Es hora. – Susurró despegándose de mí.
Caminando hacia la sala, la encontré con Matthew y Valentina entre sus brazos.
- Nora, necesito hablar contigo.- Pedí, un poco nerviosa.
Ella mirándome sorprendida, sólo atinó a asentir
Nora: Recuéstala y luego cuando vuelva, prepararemos algo para comer.
- No hace falta- Jugando con mis dedos- Harry y yo, preparamos pizzas. En el horno, se encuentra una, por si quieren.
Matthew: ¡Son los mejores, por eso los amo!- Abrazándome- Y me alegro que hayas vuelto con él.
Hubiera querido decirle que no habíamos regresado pero ahora había algo más importante que hacer…
Nora: ¿Te parece si vamos a mi habitación?
- Sí, está bien.-vCaminando con cuidado, subí los escalones. Al llegar a su habitación, entramos.
Nora: Bien, ¿De qué quieres hablar conmigo?
¿Cómo le pido disculpas? Pensé.
- Bueno, yo…- Rascándome el cuello. Algo raro en mí- Quería pedirte disculpas- Ahora me picaban las manos, y los brazos y pies- No quise hacerte sentir mal.
Nora: No debes disculparte. Yo, también me…
Mirándola, pude ver cómo su cara no sólo reflejaba sorpresa si no que preocupación.
- ¿Qué sucede?- Mirándome de repente en el espejo de su ropero, ahogué un grito.
¡Tenía rochas en toda la cara! ¡Y la piel me ardía!
- ¿Qué me pasa? ¿Por qué las rochas y éste ardor?
Ella yendo hacia su armario, sacó de su pequeño pero bien equipado botiquín, una vacuna y o un pequeño frasco de vidrio, de dónde extrajo un líquido extraño para mí.
Nora: Es un vacuna antialérgica- Empapando un bollito de algodón con alcohol y pasándola por mi brazo derecho en la parte superior- Te dolerá pero es efectiva.
Sintiendo el leve pinchazo, me deje estar. Poco a poco sentí el alivio inmediato.
Nora: ¿Cómo te sientes ahora? - Preguntó, preocupada.
- Mejor, la picazón desapareció- Recostándome sobre su cama- ¿Cuándo desaparecerán las ronchas?
Nora: Cuándo haga el efecto completo la vacuna.
- ¿Y eso sería en cuánto tiempo?
Nora: 12 horas.
- ¿Te puedo pedir un favor?
Nora: Sí, el que quieras.- Contestó ella, mientras guardaba sus cosas de enfermería.
- ¿Podrías decirle a Harry que se vaya? No quiero que me vea en éste estado…
Nora rio ante mi pedido, haciéndome enojar. ¿Por qué se reía? ¡No era gracioso!
Nora: No lo malinterpretes, pero…- Sentándose en el borde de la cama- ¿Qué se supone que le diga? Harry, Ana no quiere verte porque tiene alergia, producida por el orégano y no quiero que te espantes de su figura.
- ¿Cómo sabes que tengo alergia por el orégano y yo no?- Pregunté, frunciendo el ceño.
Nora: No te olvides que era la amiga de tu madre y sé muchas cosas, incluida esto… - Levantándose- Iré a darle tu recado a Harry pero no te prometo nada, en cuanto a su reacción.
Asintiendo con la cabeza, salí junto a ella y me cambié a mi habitación. Al entrar, me desvestí y tomando la camisa de Harry, sí, aquella que le había arrebatado, me la puse, tapando en gran parte las rochas en mi cuerpo.
Harry: Te ves más hermosa que nunca- Susurró él, pasando las manos por mi abdomen y besando mi cuello. Sobresaltándome un poco ante su presencia, pasaron varios segundos, en el que el silencio fue el compañero de nuestras respiraciones.
- Harry, no quiero que me veas así- Deshaciéndome de su agarre- Mi rostro es un desastre y no…
Harry: Estés cómo estés, yo te seguiré amando. Es algo temporal no para toda la vida.- Volviendo a abrazarme- Además te sienta muy bien mi camisa que por cierto, pensé que la había perdido.
- Bueno, podemos decir que te la robé. Necesitaba tener algo de ti- Jugando con sus manos- Y será mejor que te vayas, no querras tener ronchas luego.
Harry: La alergia no es algo contagioso, ya me explicó Nora- Girando mi cuerpo y tomando mi rostro entre su cara- Te ves preciosa, Ana.
- No mientas- Sintiendo con mi rostro ardía- Lo dices porque me amas.
Harry: Porque te amo y te ves demasiado sexy así, con roncha y todo.
Riendo ante su comentario, lo abracé.
- Gracias… Gracias por estar en mis momentos felices y tristes.
Harry: Siempre estaré a tu lado, si me lo permites o no- Mirando su rostro- ¿Quieres ser mi novia, nuevamente?
- ¿Qué hay de Katrina?
Harry: Bueno, nunca significo nada para mí, sólo fue una estupidez mía caer en sus juegos. – Acercándome a su oído- Además no besa también como tú. Parece un pez ahogado.
Riendo a carcajadas, me abracé a su cuello, aspirando su hermosa y adictiva fragancia.
- ¿Qué hay de Jace?- Pregunté temerosa. Debíamos poner todas las cartas sobre la mesa, antes de dar un paso.
Harry: ¿Hablas del tipo del avión? – Balanceándose conmigo, es una especie de baile con música imaginaria- Bueno, si tú dices que no tienes nada con él y que sólo te acosa, deberías hacer una denuncia.
- Creo que no hace falta- Mirándolo y sonriendo- Está loco pero no me hará daño. Tiene una hermosa hija y no quiero que sufra, además de que su hermana es médica.
Harry: Prométeme algo- Besando mi mejilla- Sí en cualquier de los casos, él se llegara a propasar y yo no estuviera, llama a la policía, sin importa lo demás.
- Te lo prometo- Levantando mi mano, en señal de promesa- Pero quizás, no sea necesario.
Harry: Mejor prevenir que lamentar.
Asintiendo con la cabeza, seguimos así por un largo rato, hasta que él, susurró:
- ¿Te acuerdas de la sorpresa?
- Sí, del yogur misterioso.
- Iré por el.
Sentándome en mi cama, y acomodando las almohadas sobre el respaldo, esperé a Harry. Al volver, traía consigo una bandeja y dos vasos.
- ¿Yogur congelado?
Harry: Es lo más rico que puedes comer- Sentándose a mi lado y pasándome un vaso con una cuchara.- Niall me hizo adicto a esto.
Probando una cucharada, sonreí. Realmente era rico y hasta me animaba a decir, que esto no tenía nada que envidiar al helado.
Harry: ¿Y, te gustó?- Preguntó. Observándolo con más detalle, reí a carcajadas, al ver un bigote de yogur sobre su rostro.
- Te ves muy gracioso.- Dejando mi vaso vació sobre la bandeja- Permíteme limpiarte.
Harry permitiendo que me sentara a ahorcadas sobre su regazo, comencé a limpiar su desastre con una servilleta de papel pero no duró mucho mi limpieza porque sus labios asaltaron los míos, y ambos caíamos en la gran tentación de sentir nuevamente nuestros cuerpos unidos.
Harry: Sólo te hará el amor, sí…- Besando mi cuello- Aceptas ser mi novia.
- Harry, yo...- Sintiendo como sus dedos iban dejando un rastro de cosquillas sobre mi piel y sus labios se acercaban peligrosamente al valle de mis pechos, ahogué un gemido. – Está bien, acepto.
Harry riendo sobre mi cuello, susurró:
- No habiendo más impedimentos, novia mía. Es hora de la acción.- Besándome con más pasión, me dejé llevar.
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Nuevo capítulo ¡We! Espero que les guste y voten. Estoy un poco decepcionada con ustedes, no llegamos a los 500 leídas y mucho menos a los 10K con el siguiente capítulo, espero que con éste sí. Y por favor, ¡comenten!
Reto de la semana: 500 leídas, 6 votos y 3 comentarios.
Espero que no me defrauden.
PD1: Foto de cómo estan en el sillón Harry y Ana, mirando la peli romántica.
PD2: Video de la canción She, de Elvis Costello, que Harry susurró a Ana, en plan súper-mega-romántico.
Ana. XXX
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