Harry.

¿Quién se piensa que es?

Debía admitir que es muy linda pero, por otro lado, ese mal humor ponía los pelos de punta a cualquiera.

- ¿Listo? – Sonriendo, lanzó la pelota al aire y de forma casi perfecta, la pegó con su raqueta. Digo "de forma casi perfecta" porque nadie es perfecto en ésta vida y ella, no es la excepción. Dejando de lado mis conclusiones, me concentré, en el partido. Sin embargo, llegado al tercer set, ella me ganó; ¿Cómo? ¿Qué había pasado?

- He ganado...- Con una sonrisa casi enfermiza, se mofó de su victoria.

- Dime que tengo que hacer.

- No lo sé aun, debo pensarlo, Harry. – Encogiéndose de hombros, le restó importancia.

- Ok, este es mi número.- Tomando un bolígrafo, se lo escribí en su raqueta.

- Oh, bien... – Rodando los ojos, hizo que me molestara más. ¿Acaso no le interesa en absoluto? ¡Vamos, no estoy tan mal!

- Hasta pronto. - Depositando un beso en la mejilla, me alejé.

Los chicos que se encontraban observándonos, se levantaron del suelo, haciendo lo mismo. ¡Un poco de tu propia medicina! Sonreí.

Mientras caminábamos por el club, pensaba en lo que había sucedido con en la chica misteriosa que, al fin y acabo, no le había preguntado su nombre.

No escuchando la advertencia de Niall, choqué con otra persona. Alzando mi mirada del suelo que acaba de besar, me encontré, ni más ni menos que con Nick Lancaster.

- ¡Nick! – Exclamé, sin importar el inconveniente anterior.

- ¡No lo puedo creer! ¿Cómo estás, Harry?

- Muy bien y ¿Tú?

- Estoy bien, por suerte. ¿Qué haces aquí?- Sus ojos brillaban de curiosidad.

- Estoy de vacaciones con los chicos y entonces decidí venir a verte, ya sabes para qué.

- O sí.... "TENIS" – Resaltó, esa palabra, con sus dedos.

- Pues sí... Quiero jugar dobles con tu sobrina, sí es que se puede y quiere.

- Todavía, no he tenido oportunidad de hablar seriamente con ella pero ¿Por qué no vienes a cenar con los chicos ésta noche a casa? Así se conocen y se lo planteo.

- Me parece bien. Ahí estaremos todos. – Observando, como los chicos eran rodeados de varias fans, hice una mueca.- Por el momento, debemos irnos.

- Está bien, nos vemos. - Estrechando su mano con la mía, se marchó.

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Ana.

Con la tranquilidad que inundaba la cancha, me senté en la orilla y prendiendo mi IPhone, me puse a estirar luego del partido con Harry; pensando en las tantas posibilidades que él albergaba, alguien me tomó por sorpresa, sentándome a mi lado.

- ¿Me extrañaste? – Sonriendo, golpeé suavemente el hombro de Nick.

- Pues un poquito... - Riendo, guiñé un ojo.

- ¿Y esa felicidad?

- Nada especial, sólo que he ganado un partido, a un niñito mimado de mama y ahora él me debe un favor.

- ¿En serio? ¿Y cómo se llama?

Albergando su nombre entre mis labios, mis palabras fueron borradas de los mismos, al llegar mi entrenadora. Mi tío, prácticamente, se quedó embobado.

- ¿Tío, estás bien? – Sin poder ocultarlo, reí en su car.

- ¿Eh? ¿Qué decías Ana? – Avergonzado, se levantó. - Voy por agua.

- ¿Qué le pasa a tu tío? – Con sus mejillas sonrojadas, Sandra, trató de hacerse la tonta.

- ¿Acaso no te has dado cuenta? - Cuestioné.

- ¿De qué?

- De que traes loco a mi tío.- Sonriendo, le guiñé un ojo- Y sé que eso, no es novedad para ti.

- ¿Estás bien? ¿No tienes fiebre por las dudas?

- Lo mismo me preguntó y no, no estoy enferma. ¡Vamos, no puedes negar, algo tan evidente!

- Mejor entrenemos...- Propuso, ocultando su rostro que aún permanecía enrojecido.

Sabía que tarde o temprano iban a terminar juntos, eso lo podía jurar.

Luego del entrenamiento y de que los dos tortolitos se contemplaran durante todo el tiempo, fuimos finalmente a casa. Cuando pensaba subir a mi habitación, para tomar una ducha, mi tío me llamó desde la sala.

- ¿Qué pasa?

Nick: Hoy, vendrán unos amigos a comer. Uno de ellos, tiene el firme propósito de pedirte que juegues con él, en el torneo de dobles en Australia. - Dejando de lado sus papeles que se encontraban dispersos sobre su escritorio, fijó su mirada en mi rostro.- Quizás te interese pero bueno... Tú eres la que decide.

- Está bien, voy a pensarlo.

- Cualquiera sea la decisión, te apoyaré. – Regalándome una de sus cálidas sonrisas, me sentí un poco sentimental. Había aprendido a quererlo y apreciarlo demasiado.

- Gracias tío... - Sonreí, saltando encima de él.

- ¡Oye, me estás aplastando! ¡Te recuerdo que eres pesada!

- Deja de quejarte... ¿No era que yo era tu favorita?

- Es verdad... Aunque, éste chico, es mi favorito también.

Cuando escuché que era su favorito, le pegue en el hombro, haciéndome la ofendida.

- ¿En serio? Entonces, no te haré falta durante la cena. Que lo pasen bien.

Nick siendo testigo de mi comportamiento, simplemente, comenzó a reír.

- No sé qué tiene de gracioso. - Cruzándome de brazos.

- ¿Te la creíste no? - Comenzando a reír nuevamente.

- ¡Eres un tonto! - Tratando de aguantar la risa y obviamente, siguiendo en mi papel de ofendida, subí a mi habitación; varios minutos después, relajada por la ducha que había tenido, busqué que ponerme. Algo sencillo pero delicado, pensé.

Tomando mi teléfono, prendí la radio y al escuchar una música pegadiza, comencé a bailar. A veces, uno tenía que dejarse llevar.

Harry.

Al llegar a la casa de Nick, me encontraba más nervioso de lo común. Los chicos se reían por esa situación. ¡No todos los días se conocía a la estrella más joven del tenis! Con esta situación, entendía perfectamente a mis fans.

Saliendo del auto, nos dirigimos a la puerta de entrada; la arquitectura de su hogar era bonita y sobre todo hogareña. Luego, de tocar el timbre, espere impaciente a que abrieran. Pasados unos segundos, apareció Nick.

- Por favor pasen...- Dejándonos pasar, cerró la puerta y nos guio hasta una inmensa sala. - ¿Desean tomar algo?

Todos pidieron coca cola, aunque me abstuve de hacerlo. Me encontraba demasiado ansioso y no quería cometer ningún papelón.

- ¿Y cómo les va con su banda, chicos?

- Nos va bien, es divertido pasar tiempo, juntos. - Cerrando mi boca, la volví a abrir de asombro.

Nick, al igual que los chicos y yo, nos dirigimos una mirada de sorpresa.

¿Ella era fan de nosotros? ¿Le gustaba One Direction?

Sin decir nada más, todos subimos al segundo piso. Abriendo un poco la puerta, de la que suponía que, era la habitación de la sobrina de Nick, pudimos observarla saltando sobre su cama y moviendo tanto su cuerpo, como su hermoso cabello de aquí para allá y como olvidar, su hermosa risa... Oh, dios, ¿No es para enamorarse? Me dije a mi mismo, observándola atentamente.

Pasado el resto de la canción, terminó la gran función. Ella se recostó sobre su cama, supongo que para recobrar el aliento pero sin percatarse de nuestra presencia aún. Finalmente cuando se levantó y sus ojos se dieron cuenta de nuestra presencia, algo en sus ojos destelló como una chispa. No sé si de vergüenza o de ira.

Poco después, me di cuenta de algo mucho peor...

¡Ella era la misteriosa ganadora!

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¡¡¡Nuevo capítulo!!! Espero que les guste y que voten, además de comentar.

PD: Harry en la parte de multimedia y su reacción al escuchar Best song ever.

Ana. xxx