Harry.

Furioso, enojado,y confundido me encontraba observando, como los chicos dormían en colchones individuales alrededor de la cama de Ana, menos Niall que se encontraba abrazado a ella.

¿Qué había pasado? ¿Por qué no dormían en sus habitaciones? ¿Por qué ella dejaba que Niall durmiera en su misma cama?

Pero lo que, sin duda, me dejo más perplejo aún, fueron las maletas que se encontraban en una esquina, donde cabe decir que la mía también estaba incluida.

- ¿Dónde iríamos? No quiero creer que...-  susurré, pasándome mi mano derecha por mi cabello, un poco nervioso- ¡No eso, no!

¿Acaso Niall la llevaría a casa de sus padres? ¿Tanto la amaba? ¿Ella lo amaba?

Sintiendo como mis ojos se empezaban a cristalizar rápidamente, pensé en abandonar aquella habitación. Algo dolía dentro de mi pecho y más al verlos a ellos.

-  ¿Harry? ¿Eres tú? Preguntó una voz ronca.

Dirigiendo mi mirada hacia dónde provenía esa voz, me encontré con uno de mis mejores amigos, Louis.

-  ¿Podemos hablar? - Pregunté con la voz temblorosa.

Louis: Espérame en la cocina, enseguida voy. - Contestó, bostezando.

Asintiendo con la cabeza, giré sobre mis talones y me dirigí hacia allí.

No quería ni podía seguir viéndolo a ellos, tan unidos como yo había imaginado estar con ella.

Pasados algunos minutos, Louis se sentó delante de mí, en uno de los sillones individuales.

Louis: ¿Qué pasa? Interrogó, mirándome neutramente.

-  Eso creo que deberías decírmelo tú- Levantando una de mis cejas- ¿Por qué están durmiendo en la habitación de Ana? ¿Por qué están las maletas hechas? ¿A dónde vamos?- Mirándolo fijamente.

Él, un poco nervioso bajo la mirada hacia sus manos. Lo conocía demasiado para saber que algo malo pasaba.

Louis: Ana tuvo un problema con su familia- Contestó seriamente- Ellos no se llevan bien y bueno quiere irse.

-  ¿Y por qué debemos ir con ella? 

Louis: Porque vamos a la casa-de-los-padres-de-Niall.- Contestó rápidamente.

-  ¿A casa de quién?

Louis: A casa de los papás de Niall.

- Bien- Asentí, procesando la información-  Me alegro por Ana y por Uds, pero yo no me iré...-  Contesté enojado, caminando hacia la primera puerta que encontrara; fue así que llegue a la que me conducía al jardín, no quería discutir con Louis, no se lo merecía.

¿Por qué las cosas deben ser así? ¿Por qué no soy yo quien está con ella? ¿Por qué no puedo ser su novio?

Bueno, sé que está con Niall, pero ¿Durará para siempre su relación o puedo tener chance de algo? 

-  ¿Harry?

Dirigiendo mi mirada hacia esa voz, me encontré con ella, vestida con unos pantalones cortos y una remera negra, un poco larga para mi gusto, que hacían juego con sus pantuflas. Y ni hablar de su cabello un poco desordenado. Daba una imagen tierna pero a la vez un poco salvaje.

Volviendo a la realidad, y dejando de lado mis pensamientos,  me encontré con Ana, sentada a mi lado, aguardando ante mi silencio.

-  ¿Qué haces aquí? ¿Acaso Niall se cansó de ti? - Pregunté rencorosamente.

- Yo- Suspiró nerviosamente- ¿Puedes irte con nosotros mañana de viaje? Los chicos no irán si tú no vas.

- Entonces no vamos y listo- Contesté dándole la espalda.

Actuaba con niño pero quería evitar que los padres de Niall se enamoraran de ella. Demasiado tengo con un solo Horan enamorado.

-  Tú no entiendes, y quizás nunca lo hagas. - Susurró con su voz quebrada.

Ante sus palabras, quedamos en un completo silencio. Debía hacerla sufrir un poco; varios segundos después, giré mi cuerpo, y mi sorpresa fue mayor. Ella ya no se encontraba sentada junto a mí, sino que caminaba apresuradamente hacia la cocina. Corriendo rápidamente, logré alcanzarla.

 -  Debo entrar. - Contestó, sin mirarme.

Tomando su mentón entre mis dedos, levanté cuidadosamente su cara para poder verla mejor. Tenía los ojos húmedos, además de estar irritados.

-  Lo siento mucho.-  Fue lo único que logró salir de mi  garganta. No sabía que pasaba pero quería ayudarla.

Ana al sentir mi abrazo, se aferró más y comenzó a llorar.

Me dolía verla de ese modo, tan frágil como una mariposa.

- Shh- Traté de calmarla- Todo va a estar bien- Susurré, depositándo un beso en su cabello  para sentir como su fragancia a jazmines y vainilla, inundaba mis fosas nasales. Simplemente delicioso.

Moviendo rítmicamente mis manos sobre su espalda, fui dibujando pequeños círculos en su delicada piel a través de la tela.

Me encantaría estar siempre así- pensé- de esta manera tan unida e íntima, como siempre he querido.

Poco a poco, ella se fue calmando, hasta que sus manos abandonaron mi cintura, para dirigirse a su cara húmeda.

- No- Deteniéndola- ¿Me permites?- Pregunté rozando uno de mis pulgares por su mejilla rosada.

Ella un poco intimidada, me dejó limpiar su rostro.

A medida que iba bajando, se me hacía imposible no ver sus labios, eran irresistibles, eran mi perdición.

-  ¿Por qué me miras así? Preguntó con sus ojos brillosos.

Mojando mis labios, sólo atiné a pasar mi mirada por sus ojos, una vez más, para luego volver a sus labios. 

-  Quiero besarte. Declaré sin pensarlo demasiado.

Ella me miró sorprendida, pero luego frunció su ceño si decir nada más.

¿Qué pasaba? ¿Acaso no quería?

-  Perdóname- Me disculpé, sintiéndome  un estúpido, por andar de rogón.

Abriendo la puerta que me lleva al interior de la cocina, pisé en primer escalón, para entrar.

-  ¡Espera! Exclamó ella para tomar mi mano.

Girándome sobre mis pies, me apoyé sobre el respaldo de la puerta, para mirarla y esperar su respuesta. Pero, sin embargo, no habló, sólo siguió mirándome como un pájaro asustado. En realidad me estaba preocupando.

-   ¿Estás bien? Pregunté, mirándo como ella no soltaba mi mano ni se movía de su lugar.

-   Eso creo. Contestó para volver a quedarse inmóvil.

-   Es tarde, debemos ir a…. 

- Yo también quiero besarte. Soltó de repente, parando mi respiración.

 ¿Acaso esto era una joda o un jodido sueño? 

-    ¿Qué? Pregunté sintiendo que el aire no llegaba a mis pulmones.

 -  Que quiero besarte. - Volvió a repetir con sus mejillas sonrojadas. 

Acercándola más, coloqué una de mis manos en su cintura; el suave rose de nuestros cuerpos era realmente un pecado; tomándo su rostro con mi otra mano, la acerqué poco a poco, para entrelazar nuestras respiraciones y al fin, sentir nuestros labios posarse uno sobre otro.

Besarla, era estar en el paraíso o quizás mejor- pensé-  mientras seguía moviendo mis labios al compás de los suyos. Tirándo suavemente de su labio inferior, me separé de ella.

- ¿Y? ¿Cómo estuvo? -  Sonreí como un bobo.

- Fue poco tiempo...-  Contestó, acercándose hacia mi para volver a unir nuestros labios una vez más.

-  Así los quería encontrar...-  Interrumpió abruptamente, una voz.

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¿Quién sería? ¿Uds. que piensan? Os dejo con la duda muejeje :P

Voten, please. Besos.

Ana. XXX