☼Capítulo 1- Un día diferente.
*Recuerdo*
- ¡No vuelvas nunca más a esta casa! ¡Tú, ya no eres mi hija!
- Por favor, ¡entiéndeme! - Supliqué entre lágrimas.
- ¡Vete! - Gritó, mi padre.
Huyendo de su cercanía, observé cómo mi tío Nick recogía algunas prendas y las colocaba en un bolso. ¿Él sabía que esto iba a pasar?
Envuelta en sus brazos, escuché como mi padre le gritaba a mi madre que se había mantenido al margen de la situación.
- No te preocupes Ana, todo va a estar bien...- Susurro mi tío, besando mi frente.
- ¿Bien? No tengo dónde quedarme y estoy sin dinero ¿Qué está bien, Nick?
- Confía en mí, Ana -. Asintiendo con mi cabeza para no seguir hablando de lo mismo, caminé hasta su auto. Colocando las pocas cosas, dejé aquel lugar que solo me producía dolor.
3 años después...
¿Cómo pudieron abandonarme a mis 15 años? Era lo que siempre me preguntaba y a lo que nunca podía encontrar una respuesta que me convenciera del todo. Se suponía que debía pasar un día feliz, ¡Era mi cumpleaños! Pero no... Había sido estúpido organizar una fiesta y mucho más, hacerla en casa.
¿Cuál fue la consecuencia? Que mi padre llegara, arruinara la fiesta y golpeara a mi madre.
¿Qué hubo de mi hermano y yo? Solo lágrimas ya que como siempre no pudimos ayudarla.
Debía suponer que antes de la tormenta antecede la calma pero no pude reconocer en su mirada más que vacío.
-¡Ya basta! –. Me dije, antes de quitar de mi mente el cuento que siempre armaba en mi cabeza. – El pasado es pasado, Ana Lancaster-.
Y por cierto, ¿Qué hay del futuro? De mi futuro, hablando concretamente. Bueno... Hoy en día, soy una de las tenistas más famosas del mundo y eso, no lo logré gracias a ellos, sino que lo hice con mi esfuerzo y la ayuda de mi tío Nick.
- ¡Ana es hora de irnos!-. Gritó, interrumpiendo mis pensamientos.
- ¡Ya voy! –. Hablando del Rey de Roma, pensé. Tomando mi raqueta, bajé rápidamente los escalones. - ¿Se puede saber por qué el apuro?-.
- Por nada en especial. Sólo quiero llegar temprano al club-. Encogiéndose de hombros, abrió la puerta y caminó hacia su coche.
- No te creo, no logras convencerme -. Sonriéndole, esperé su reacción.
- Conozco esa sonrisa... ¿Qué insinúas?-. Ladeando la cabeza hacia un lado, aguardó una respuesta que ambos ya la sabíamos.
- Me he dado cuenta de cómo miras a mi entrenadora. ¿Estás enamorado?-.
- ¿No te produjo fiebre tanta tintura?-.
- ¡Qué chistoso! Es un gran mujer y sobre todo soltera.- Resaltando la palabra con mis manos.
- ¿Y qué tiene que esté soltera?
- Que puedes salir con ella...
- No pienso seguir esta conversación, señorita Lancaster.
- Está bien, ya no hablaremos de mi futura tía - Sonriendo, guiñé un ojo cómplice. Él, negando con su cabeza, se dedicó a manejar mientras la inexorable ciudad de Buenos Aires se iluminaba por un radiante sol.
Al llegar al club, sabía que llegaba la hora de actuar y de ocultarme para dar paso a una fría Ana, "la engreída" para muchos pero no me importaba lo que pensaran porque la mayoría eran personas que por lo único que iban, era para criticar o estar rodeado de gente de alto nivel social que hacían prepotencia de sus bienes o habilidades deportivas.
Como siempre, muchas de las personas volteaban a verme, algunos con envidia y otros solo para luego criticarme. Nunca sabías quién te clavaría el primer puñal.
Cuando faltaba poco para llegar a la bendita cancha, una señora pechugona que iba vestida elegantemente se acercó a mi tío. Su fragancia era tan fuerte que creía que en cualquier momento me desmayaría. A pesar de eso, sabía por qué se acerca a Nick y era por el dinero, siempre lo mismo.
- Ana, adelántate, luego te alcanzo. – Susurró, antes de que ella se interpusiera en nuestro camino.
- ¿Acaso te conozco?
- Seguramente- Suspiré, deteniendo ante su hipocresía.- Soy Ana Lancaster.
- ¡No lo puedo creer! – Expresó, haciendo más evidente, sus intenciones.- Eres mucho más joven de lo que pensé.
- No se preocupe señora... Lo he escuchado, anteriormente-.
- Soy Diana Dievich-. Se presentó con cierta prepotencia.
- Un gusto conocerla...-. Mentí.- Lamento no poder acompañarla, tengo que entrenar. Espero volver a encontrarla pronto en el club-.
- Eso espero... -. Contestó, ya con sus afiladas uñas en mi tío.Aprovechando eso, me alejé.
Al llegar a la cancha asignada, me encontré con una gran sorpresa; otras personas se encontraban jugando en la misma y eso me molestaba. Acercándome, hablé sin más preámbulos:
- Disculpen pero ¿qué hacen aquí?-.
Tres de ellos se encontraban sentados mientras que los dos restantes jugaban.
- ¿Acaso no ves que estamos jugando?-. Contestó, un chico de cabello castaño.
- No me refería a eso-.
- ¿Entonces?-.
- Alquilé esta cancha desde las 5:30 p.m y han pasado 15 minutos-. Haciendo señal a mi reloj- Deberían irse-.
- ¿Podemos arreglarlos no?-. Parando el juego, se acercó.- ¿Qué te parece un autógrafo en tu raqueta?
- ¿Qué te parece la idea de largarte? ¡No quiero un maldito autógrafo! ¿Acaso creen que todo el mundo los conocen?-. Con poca paciencia, esperé que se alejara y no volviera más.
- Pues deberías conocernos-. Sonrió cautivadoramente.- Suponiendo que no me conoces, me presentaré. Soy Harry Styles. – Besando mi mejilla, confirmé su intento de coquetear.- Ellos son mis compañeros y juntos formamos una banda.
Rodando los ojos, asentí sin muchas ganas de seguir escuchándolos.
-Ya puedes saltar o gritar de la emoción. Estamos acostumbrados-.
Negando con la cabeza, respondí:
- Estás mal de la cabeza, si piensas que haré eso-.
- ¿Acaso no conoces la banda One Direction?-.
- No me interesa quiénes sean y antes de que vuelvas a cambiar de tema, es mejor que se retiren.
- Pero...
-Harry, tiene razón. Es hora de irnos –. Uno de sus compañeros que parecía más sensato que él se levantó junto a los demás. Sonriendo con cierta burla, me dirigí a una silla y busqué lo necesario para hacer un pre-calentamiento muscular. Sin embargo, antes de empezar, alguien me tomó del brazo. Era ese tal Harry.
- ¿Acaso no entiendes lo que es "IRSE DE LA CANCHA"? ¿O hablo en chino?- Exclamé, demasiado molesta.
-Lamento si la señorita perfecta está enojada. Solo venía a proponerte un trato.
- ¿Y de qué se trata ese trato? No estoy para perder el tiempo...- Rodando los ojos, esperé su respuesta.
- Quiero un partido entre los dos.- Tomando su raqueta, volvió a sonreír.
¡Ya párale con tus sonrisitas de mier**! Creo que voy a morirme de diabetes, en cualquier momento, pensé. ¡Me sacaba de lugar!
- ¿Qué te hace pensar que yo quiero un partido con usted? - Levanté una de mis cejas, mostrando mi poco interés.
- Me llamo Harry...- Pronunció su nombre con cierta lentitud- Y en cuanto al partido, el que gana puede pedir lo que quiera al que pierde.
- Suena interesante.- Contesté, pensando en las posibilidades de que él perdiera y yo ganara.
- Claro que sí... ¿Aceptas?
- Está bien. No llores si gano.
- Lo mismo digo... – Acercándose, trató de ponerme nerviosa.
- El tenis es como el amor, sino arriesgas, pierdes-. Tocando su pecho con mi raqueta, busqué su punto débil.- Y sé, que tú perderás Harry... Te lo puedo asegurar.
- Puede que sí.- Remojando sus labios, sonrió.- Pero tengo algo que tú no...- Apartando el contacto de mi raqueta de su piel, se acercó de forma considerable a mi rostro. - Soy bastante experto en el amor a diferencia de ti.
____________________________________________________________________________
Primer capítulo ¡Qué emoción! Espero que les guste. Voten y comenten qué les parece.
PD: Foto de Ana en la parte de multimedia, parte derecha. Ella en la novela tiene el cabello rubio pero por este cambio, los chicos no la reconocieron. A partir de ahora su cabello será castaño claro. Aclaro por las dudas :P
Un beso grande.
Ana. xxx
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro