SmackDown Live.
Capítulo 41.
—Bien, es hora de pensar que sucederá desde este punto —les avisé cuando nos sentamos a comer a la mesa—. No puedo seguir viviendo a costilla de ustedes.
—Pero no nos molesta.
—Es que no es algo que les moleste, es más como aprender a seguir siendo independiente después de lo sucedido con Colby —expliqué y miré el plato de comida mientras movía una patata con el tenedor—. Es aprender a salir a delante sin necesitad de alguien más.
—Y lo respeto, ¿pero que se supone que harás ahora? No tienes a donde ir —respondió Allen.
—Volveré a conseguir un empleo, con el dinero que me paguen compraré una casa lejos de la ciudad aunque me cueste llegar al trabajo. Para eso compraré un auto y todos felices —sonreí.
—Cuando llegue ese momento te darás cuenta que no todo es tan fácil.
—Tal vez no lo sea, pero hay que ser fuerte.
—¿Y qué hay de Colby? El averiguará donde vives y seguirá insistiéndote en hablar, incluso ira a SmackDown Live.
—¿Estoy en SmackDown Live? ¡bien! —levanté los brazos—. Pero en fin... —volví a recobrar la compostura—. Yo...
—¿Y si Colby sólo te busca para pedirte disculpas y decirte que esta bien con Apple? —preguntó Evelyn sin pensarlo dos veces. Pude sentir como Allen le daba un empujón de piernas debajo de la mesa.
—Está bien... —dejé de comer, juntando mis manos lejos de la vista de ellos—. Yo... aceptaré sus disculpas y lo dejaré ser libre —apreté mis labios. El sólo hecho de imaginarlo por ahí con ella hacía que mi estómago se revolviera como la vez que estaban en el cuarto—. ¿Qué más puedo hacer? Tampoco voy a andar por ahí dando lástima —los miré y el único que se sentía compasivo ahí era Allen. Evelyn ya me había dicho lo que pensaba y yo no lo estaba haciendo nada mal al acerca a Allen—. ¿Me disculpan? Debo ir a arreglarme —me levanté de la mesa y con dificultad hice bajar el nudo de mi garganta.
Allen Jones.
—¿Por qué hiciste eso? —la miré enojado. Esto era el colmo—. ¿Acaso lo pensaste antes? ¿te tomaste el tiempo de meditarlo en tu cabeza y luego escupirlo como si no doliera? —me limpié la boca con la servilleta y con algo de ira, la dejé sobre la mesa.
—Oye, no me hables así. Alguien debía decírselo.
—¿Y por qué pensaste que ese alguien deberías ser tú? —me levanté de mi puesto.
—Soy su mejor amiga —se encogió de hombros.
—Esa no es una buena excusa.
Me dirigí a la puerta y la abrí.
—¿A dónde crees qué vas?
—Seré la única persona que hará algo bien.
Cerré la puerta detrás de mi y sin molestarme a esperar un taxi corrí hasta llegar a la casa de Lopez. Estaba lejos, eso lo sabía y me arrepentía de no haber calentado antes. Ahora mis músculos lo estaban pagando.
—Demonios.
Traté de respirar cuando llegué al frente de su casa, eso no había salido bien, para nada.
Caminé hasta llegar a la puerta y toqué un par de veces. De un momento a otro se escuchó una voz femenina y unos cuantos pasos hasta la puerta.
—¿Qué haces aquí? —preguntó él con una mirada confundida.
—Vengo por las cosas de Violett.
—No te llevarás nada —se tensó.
—Oye amigo, no vengo por todo —sonreí con ironía, mirando hacia dentro—. Y no deberías estar haciendo esto, a Violett no le gustaría la idea de hacer un trio cuando hay mejores opciones esperando por ella —me abrí paso—. Hola, Barbie —la saludé como si no fuese gran cosa, subiendo las escaleras. Ella rió y me devolvió el saludo.
Estando en el cuarto, lo primero que vi fue su bolso con varías "x" pintadas por el borde. Supe en ese momento, que era de Vi y ahí estaba su ropa de trabajo. Me acerqué a él pero estaba vacío.
—No toques sus cosas.
Escuché la voz de Lopez a mi espalda.
—Vamos hombre, te dije que solo venía por algunas cosas. No todas —abrí un cajón con toda confianza.
—¿Acaso tienes un permiso o algo por el estilo, cómo para que vengas aquí y tengas el descaro de tomar todo lo que quieras? —se acercó.
—Así es —sonreí cuando encontré su ropa de trabajo, era tan chiquita. Era adorable.
—Muéstralo entonces —me quitó lo que tenía en las manos. Levanté mis dos puños y supo que esos eran mis permisos—. Muy gracioso, ahora largo.
—Escucha —me paré al frente de él—. Sólo vengo por las cosas de Violett, ella desea volver a luchar y nadie puede privarla de eso —tomé de vuelta lo que yo tenía en mis manos—. Y si quieres volver a verla o hacer que hable contigo, entonces dejame llevarle esto y cuando la veas en el backstage de RAW, podrás hablar con ella.
—¿Está en RAW?
—Así es —sonreí y él me dejó seguir haciendo lo mio.
—Que sea rápido —salió del cuarto. Reí después de sentir sus pasos por las escaleras y en el bolso guardé su ropa de trabajo, ropa de Sunshine, ropa íntima, unas cuantas prendas que le gustaba usar cuando iba al trabajo, sus vans y unos cuantos zapatos más. Los acomodé bien y el bolso no se veía tan lleno.
—Adiós, Barbie —me despedí llegando a la puerta—. Y Ken.
Salí. Iba a tomar un taxi, pero así como había llegado tenía que volver a casa.
—Aquí vamos —respiré profundo cruzando el bolso por mi pecho y en cuestión de segundos, estaba corriendo de vuelta a casa pero volvía a cometer el mismo error, al no calentar los músculos.
—Llegué —avisé abriendo la puerta. Allí se encontraba Evelyn jugando con Sun, ni siquiera me tomó en cuenta.
Seguí el pasillo sin decir palabras y en el cuarto se encontraba Violett.
—¿Puedo pasar? —toqué dos veces la puerta abierta.
—Si, claro —su voz estaba más gruesa y no me miraba a los ojos. Evité preguntarle cual era el problemas, no soy un tonto—. ¿Qué traes ahí? —forzó una sonrisa mirándome.
—¿Yo? Nada importante.
Giré el bolso y quedó al frente. Su rostro se sorprendió y sin dejar que me lo sacara, se lanzó a mis brazos. Con suerte la alcancé a agarrar.
—¿Por qué fuiste hasta allá? —me miró, sus comisuras estaban rojas.
—Querías volver a trabajar y no quería que tú fueras hasta allá por tu trabajo. ¿Por qué no ir yo? —sonreí.
—Hubiera comprado otro —se encogió de hombros.
—¿Y reemplazar todo lo que te caracteriza? No podría.
—Esta bien —besó mi mejilla—. Gracias —se separó y miró el bolso, me lo saqué.
—Traje varías cosas, espero hayan sido las indicadas —lo abrí dejando ver todo.
—¡Mis vans! —las tomó y las besó muchas veces. Debería ser yo, nomas digo—. La ropa de Sun —sonrió—. Trajiste lo indicado —volvió a abrazarme como niño pequeño recibiendo su regalo de navidad.
—Que bueno —acaricié su cabello—. Ahora que sabes que estas en SmackDown Live... ¿aceptarías qué exista una cartelera diciendo "El fenomenal" vs "La chica que no sigue reglas"?
—¿Así que quieres tenerme en el suelo, rindiéndome? —se cruzó de brazos levantando una ceja divertida.
—Si. Como a John Cena —sonreí. "Y contra la pared, contra la cama, contra el sofá, contra el mueble, contra la ventana, donde quieras" volví a pensar.
Joder, no puedo estar haciendo esto. ¡Menuda mierda!
—Que lástima, porque no creo que Shane lo permita —se encogió de hombros como si se resignara—. ¿Por qué no dejas a Cena? Ya lo venciste.
—Tengo una leve obsesión por lastimarlo —rasqué mi nuca como si estuviera loco y me senté sobre la cama, al lado del bolso donde ella sacaba las cosas que usaría y las dejaba a un lado.
—Oye... —su voz salió muy fina—. Cuándo llegaste allá, él... ¿estaba solo?
—Eh...
No quería lastimarla.
—Si. Estaba muy solo —suspiré.
Dos mentiras en un día, discúlpame señor.
—Vaya —hizo una mueca.
—No te preocupes —le hice cosquillas, eso aligeraría más el ambiente—. ¿Por qué mejor no te arreglas? Esta noche toca grabar SmackDown, es un buen día para volver.
—¿Y Sunshine?
—Evelyn puede cuidarla, no tiene mucho que hacer —tomé una camiseta de CM Punk, que pequeña. Bueno, ella era pequeña y delicada—. Es más, estoy seguro que esta tarde no quiere acompañarme.
—¿Discutieron?
—No, claro que no —negué con la cabeza—. Sólo que hace varios días prefiere quedarse en casa, dice que la rutina le comienza a fatigar.
—Entiendo —cerró el bolso y tomó mi mano ayudándome a levantar—. Entonces me cambio y nos vamos.
—Vale.
Salí y cerré la puerta.
Alegre volví a la sala de estar, Evelyn no estaba del todo alegre y el disgusto podía hacerse notar en sus gestos de expresión. Me senté a su lado en la alfombra y la miré, ella trataba de no hacerlo y ocultar sus sentimientos.
—¿Que sucede? —acaricié su hombro, pero ella se alejó de mi—. ¿Fue lo qué dije?
—Me hiciste sentir como una estúpida.
—Lo siento —apreté los labios—. Sabes como reacciono cada vez que algo malo pasa.
—¿Y tenías que decirme que no pienso? ¿qué soy una tonta? —me miró.
—No dije que eras tonta.
—Pero lo trataste de decir al momento que me decías que no pensaba.
—Me equivoqué ¿vale? Admito mis errores y me doy cuenta como arreglarlos a diferencia de otros —la abracé—. Ven aquí —tomé su rostro y lo giré hacia el mío juntando nuestros labios. Eso había sido extraño, no se sintió como antes, al contrario, me había dado un escalofrío.
—Quiero que se vaya —se acomodó en mi cuello.
—¿Ahora? Que abrupta decisión, Eve.
—No es solo por mi, es por nosotros —acarició mi espalda observando a Sun—. No quiero que algo entre nosotros cambie y... me dejes.
—Mírame —besé su cabello y ella levantó su rostro—. Estoy contigo ahora, ¿de acuerdo? —besé sus labios—. ¿Crees que hubiera dejado pasar ocho meses para lastimarte ahora? —ella negó—. Entonces confía en mi, confía en nuestra sólida relación.
—Te amo.
—Y yo a ti —besé su frente y miré a la pequeña Sunshine que trataba de gatear en otra dirección. Dijo "mami" y me dí cuenta quien venía.
—Ven aquí, corazón —la cargó, dio unos pasos para que el sofá no la cubriera y sonrió—. ¿Listo para irnos? —preguntó, no podía dejar de mirarla. Estaba en serios problemas.
Violett Hardy.
AJ no me respondió. Miré a Evelyn, ella estaba más cuerda.
—¿Tengo una mancha? —pregunté mirando mi ropa. Solo estaba usando mis viejos jeans hasta medio tobillo, una camisa, una chaqueta y las vans. Pero tampoco respondió—. De acuerdo, ¿Evelyn, puedes cuidar a Sunny esta tarde? Es hasta que llegué, no es muy problemática —me acerqué.
—Si, no te preocupes —sonrió poniéndose de pie—. Amor, ve a buscar tus cosas —rió tratando de despertar a Allen.
—Voy —se levantó y fue corriendo al cuarto.
—Espero recuerdes como cuidarla —bromeé recargando mi mochila en el hombro, una de varías que había dejado aquí hace mucho tiempo.
—No lo he olvidado —le sonrió a mi pequeña, pero ella aún quería estar conmigo. Allen bajó con un pequeño bolso en su hombro y se colocó el gorro que había dejado ayer sobre la Xbox—. Cuídate —le dijo besándolo, evité mirar esa escena y salí de casa ahora que Sun no me miraba, sino no me dejaría ir.
Allen salió luego de un rato con los labios enrojecidos.
—Tienes una manchita —sonreí.
—¿Dónde?
—Ahí —apunté toda su boca, con el dorso de su mano trató de quitarlo pero lo empeoraba aún más—. Si quieres parecerte al guasón lo haz logrado, eh —reí—. Pero ya déjalo o te quedará más rojo por la forma en que te restregas con la mano.
Hice parar un taxi que venía justo doblando la calle, él se sorprendió. Este era mi día de suerte, al parecer.
—¿Seguro qué estoy en SmackDown? —la inseguridad atacaba de nuevo.
—Como olvidarlo si fuiste la primera elección de Shane. Aparte de Becky, por supuesto.
—La bruja de Stephanie me odia.
—De hecho, es algo curioso —me miró—. Daniel dijo tu nombre y ella rompió el papel en miles de pedazos.
—Que sorpresa, me adora —miré mis uñas con arrogancia—. Pero ella se lo pierde.
—Guarda ese sentimiento para el ring, Hardy —me dio un empujón.
El camino era agonizante, no quería llegar y que me dijeran que estaba despedida o que no me necesitaban en estos momentos. Yo necesitaba empleo y ahora más que nunca, necesitaba mantener a mi hija y tener una vida plena como madre soltera. De vez en cuando dejar que Colby viera a Sunshine, como los fines de semanas o para sus cumpleaños.
No estoy segura de eso, pero de algo que si estaba segura era que ya no sucedería nada más con Colby y dejaría que el amor se apagara.
Llegamos a nuestro destino, bajé primero y esperé a que AJ también lo hiciera. El lugar había cambiado, esta vez SmackDown se habían cambiado lejos de RAW y eso era fascinante, me gustaba el nuevo aspecto que tenía y las nuevas caras que se encontraban allí. Un nuevo comienzo estaba a punto de suceder para mi.
—No te asustes por las nuevas caras de este lugar, luego te acostumbrarás —comentó AJ.
—No me asusta —saludé a un muchacho que no dejaba de mirar confundido. Pero desde el pasillo apareció el representante de esta marca, el rey del lugar—. ¿Dean? —pregunté y él levantó su rostro.
—¡Hardy! —gritó con su voz ronca y abrió los brazos al momento que corría hacia él—. ¿Cómo has estado? ¿cómo esta Sunshine?
—¿Cómo está? —le dí un golpe en el estómago y él se retorció un poco—. La primera palabra de mi hija fue "traidor".
—Excelente —rió aún agachado—. Ahora recordará al tío Dean.
—Eres un imbécil —agarré su cuello y con la otra mano froté mis dedos contra su cabeza, no tardó en quejarse.
—Tenlo —le entregó el título a AJ y trató de zafarse con varios movimientos, pero no lo logró hasta que tuve que soltarlo—. Trae para acá —con el rostro rojo le quitó el título a AJ como si fuese un ladrón y le hizo un gesto de desprecio—. Bueno, ¿qué te trae por acá, hermosa?
—Las ganas de volver a luchar —me puse al lado de AJ, ambos estábamos al frente de Dean y era muchísimo más alto.
—Iré por Shane, no tardo —comentó él y se marchó.
—¿Cómo te ha ido? ¿Cómo te va con el traidor? —sonrió.
—Bien. Es un hijo de su madre, pero lo soporto.
—Que bueno —me abrazó—. Lo he visto salir con una chica por varios días, deberías preguntarle y saber quien es.
—Ya sé quien es, no te preocupes.
—¿Cómo se llama?
—Apple —sonreí—. Es muy simpática, se lleva muy bien con Seth.
—Demasiado bien diría yo.
—Si, tienes razón —arreglé mi cabello—. ¿Y tú... cómo has estado?
—No podría estar mejor —se movió bailando—. Mi reinado será el más largo superando el de Seth, ya verás.
—Creo en ti —le dí un golpe en el hombro.
—Bueno, iré a comer algo o alguien más lo hará por mi —me tiró un beso y se marchó. Dejé de sonreír y seguí mi camino, conocería este lugar aunque me pierda por los pasillos.
No dí ni un paso y me encontré con Heath, si fuese tan fácil atrapar Pokémones así.
Me acerqué a él tocando su hombro, y su cuerpo reaccionó con un saltó de aquellos que dan risa. Levanté los brazos en defensa, su mirada era temerosa pero cuando me vio se le pasó.
—¿Cómo estás? —le pregunté.
—Bien ¿y tú? —me miró de pies a cabeza—. Supongo que excelente.
—Bingo —sonreí y la voz de Shane me sobresaltó. Ambos miramos y ahí venían ambos, Daniel y el nombrado anteriormente; Shane.
—¿Nos dejarías unos minutos? —le preguntó a Heath.
—Siempre me dejan para el último, que sorpresa —se quejó y se marchó.
—¡Tu eres mi número uno! —le grité cuando se encontraba lejos—. Hola chicos —saludé a ambos.
—Creo que no nos hemos presentado antes, sería mejor hacerlo ahora ya que trabajarás con nosotros desde ahora en adelante —sonrió Shane—. Un gusto, soy Shane McMahon y soy quien lidera SmackDown Live —me tendió la mano, la apreté.
—Es un honor —respondí—. Y tú, hombre de la barba, eres Daniel Bryan.
—Así es —rió—. Un gusto, soy el gerente general.
—El gusto es mío —estreché su mano—. Y bueno... ¿cuál será mi storyline? —sobé mis manos, ambos se miraron.
—Este tipo de chicas nos hace falta en la división femenina —Bryan sonrió.
—Bien Violett, sígueme.
Shane hizo un gesto con su mano y comenzó a caminar lejos. AJ y yo nos quedamos atrás, me encogí de hombros y le susurré que me esperara cerca de backstage.
—Definitivamente no me iré de acá —miré el gran coliseo mientras me acercaba a AJ.
—Eso quiere decir que te fue bien.
—¡Excelente!
—¿Tan así te fue?
—No, incluso mejor que eso —llevé dos de mis dedos a mi labio inferior—. Yo diría que fenomenal.
—Ahora si te entiendo —rió—. Pero deberías ver un lugar en especial, un lugar que me gusta de todo esto.
—¿Ah, si? Entonces que esperas para llevarme —tomé su brazo pero me detuvo.
—Te llevaré cuando yo lo estime conveniente.
—¿Este no es el momento?
—No —apretó mi mejilla—. No te impacientes, no falta mucho.
—No debiste habérmelo dicho AJ, defecto número tres de Violett Hardy. Es curiosa.
—¿Ahora tienes un libro llamado "defectos en consideración que debes tener antes de decirle algo a Violett" o algo parecido? —arrugó la nariz.
—Esta en proceso, solo me falta imprimirlo y venderlo en la calle —le dije como si fuese un secreto—. Tranquilo, no te pediré tan caro. Un millón no es nada.
—¿A eso le llamas barato? Mejor dejo que pase de moda y luego lo compro.
—Bueno, si eso quieres —miré mis uñas. Pero no tardamos en reventar a carcajadas, este era un gran día y definitivamente había olvidado todo mal recuerdo.
—¿Que te dijeron sobre tu papel con las otras divas? —limpió su ojo derecho.
—Voy a estar entre las seis divas que lucharán por el título femenino —salté—. Es tan hermoso, esta hecho para mi ya que adopta toda mi esencia —miré a AJ y él me miraba como "explícate"—. Es sofisticado, llama la atención pero cuando lo tienes en tu poder te dan cuenta que debiste arrepentirte antes de luchar por el.
—Me gusta esa descripción.
—Gracias.
—¿Pero no es algo injusto que llegues un día de repente y tengas ese privilegio?
—Eso le dije a Shane.
—¿Y que dijo?
—Me dijo "Si lo prefieres, puedes luchar esta noche con una de ellas y si ganas vas en su lugar" —imité su voz—. Pero le dí otra opción.
—¿Cuál?
—Una que me fascinó —sonreí—. Lucharé cada noche con una diferente pero si pierdo contra alguna de ellas entonces no voy, esta noche elegí a Alexa Bliss.
—¿Qué? ¿estás loca? —su rostro cambió rápidamente.
—Si, un poco —hice un gesto con mis dedos—. Me falta un tornillo, por eso tengo a este bebé —le mostré mi oreja, tenía una expansión con la forma de un tornillo—. Es mi complemento.
—¡Realmente estas loca! —dio un paso en reversa.
—¡Pero no me odies por eso! —me acerqué a él—. ¡Ámame! ¡ámame ahora que estoy gorda, porque cuando este más gorda te como! —tomé sus manos y él me cargó en brazos sin dejar de reír.
—Es bueno que lo tomes con humor —me dio un par de vueltas. Por dentro estaba echa un lío, un lío que no se podía curar ni con un psicológo.
—Vamos a entrenar mejor —me bajé de sus brazos.
—Es mi turno —le avisé a AJ.
—Suerte —me abrazó, estaba sudado. Había salido en el combate anterior.
—¿Suerte? La suerte es para perdedores —salí por esas cortinas escuchando mi tema, el escenario había cambiado y mis efectos eran increíbles, en el piso salían todos mis tatuajes y atrás salía mi nombre—. Hey —sonreí mirando el piso e hice un gesto expresando "no esta mal". Pero esta vez el público me abucheaba, eran pocos a los que aún le gustaba como actuaba.
Entré al ring e hice todo lo que hacia antes y a los que estaban cerca de la barrera les lancé un beso, eso hizo que gritaran más fuerte en mi contra. No pedí el micrófono y sólo esperé a que Bliss saliera, esto sería express.
—¿Qué esperas? ¿te haces de rogar? —susurré estirando mi cuerpo, esta vez no me quitaría la camiseta de Punk.
Bliss estaba tardando más de la cuenta, fingí que miraba mi reloj invisible y de repente su tema comenzó a sonar. Estaba lista y en muy buenas condiciones.
Entró como siempre, mostrando el objeto que tenía en la mano y despreciando al público. Me odiaban más a mi que a ella. Se adentró al ring mirándome de pies a cabeza con desdén y el referi hizo sonar la campanilla.
—¡Ahh! —dí mi grito de guerra y me avalancé sobre ella cayendo rápidamente sobre la lona, le dí unos cuantos derechazos e hice que se arrastrara hasta las cuerdas. El referi me obligó a soltarla, lo hice y distrayéndome con el agarre del referi en mi cuerpo Bliss aprovechó dándome una patada. Caí a la lona de pecho, no desperdició ni dos segundos en pararse arriba de mi espalda y tomando las cuerdas me dio pisotones en la nuca, sino fuese por el referi ella no se detendría.
—¡Témeme, porque eso es lo que deberías hacer! —me gritó. Traté de levantarme pero con empujones de su pie hacia mi abdomen me hacían casi imposible levantarme, hasta que lo hice. Con una sonrisa en los labios, la jalé de la peluca de perro que tenía y la acerqué a mi rostro.
—¡Odiame, porque eso es lo que deberías hacer! —le grité llevándola hasta una de las esquinas, corrí hacía el esquinero contrario y de vuelta le dí con la rodilla en el rostro, era baja así que fue más sencillo. Luego la tomé de la nuca y le hice un bulldozer con todas las intenciones de romper el ring con su rostro, pero no todo se consigue en la vida.
Los abucheos comenzaron y desde una esquina esperé que se levantara, me tomé mi tiempo sentándome en el esquinar, recobré el poco aire que había perdido y se arrastró hasta el esquinero contrario. Perfecto.
Gritó corriendo en mi dirección, hice lo mismo pero cuando estuvo al frente de mi le hice una zancadilla y cayó nuevamente de rostro a la lona, esta vez tenía mi pierna enganchada a la suya todos me miraron confundidos, aplaudí para los que me apoyaban y ellos me siguieron.
Sonreí sin soltarla y estirándome hacía su rostro, con ambas manos apreté su mandíbula.
—¿Se rinde? —le preguntó el referi. Yo asentía con mi cabeza cubriendo el rostro de Alexa con el.
—¡No! —chilló con el poco oxígeno que le quedaba. Apreté más mi enganche y ella se rindió tocando varias veces la lona con desespero. Tocaron la campanilla y la solté, la giré con la cabeza para dejarla boca arriba.
—Odiame —le susurré y besé su mejilla dejándole mi labial marcado. Bajé del ring por un costado pero no fue buena idea, un grupo de hombres me abucheó—. ¡Buuuuh! ¡para ustedes también! —le hice un gesto con la mano pero el de la esquina me dio un agarron fuerte que casi me sacó parte de mi carne—. ¡Púdrete maldito! —le dí una bofetada, mis dedos quedaron marcados en su rostro y los de atrás se rieron de la escena—. ¡Aprende a respetar a las mujeres! —le saqué el dedo del medio y me fui, eso me había dejado de muy mal humor.
En backstage me esperaba Shane y Daniel con una sonrisa, se las devolví y me paré al frente de ellos arreglando mi cabello.
—Y esto solo es el comienzo —seguí caminando en busca de AJ, pero este seguía haciendo ejercicios—. ¿Ahora puedo tener mi sorpresa? —me acaricié la zona donde me habían dado el agarrón.
—¿Nunca olvidas las cosas? —se pasó la camiseta celeste por el cuerpo.
—No —sonreí.
—Esta bien, sígueme —se colocó el gorro y caminó por un pasillo, no tardé en llegar a su lado. Pasamos por partes que no sabía que este coliseo tenía, hasta que llegamos a unas escaleras—. Sube —me hizo un gesto con las manos.
—¿Yo primero? —me apunté y él asintió.
—Te cuido la espalda.
—Vale —le hice caso y subí algo nerviosa, era un recorrido largo pero no tanto. Estaba a punto de decirle que mejor no pero una puerta al final de las escaleras encendió mi curiosidad.
—Ábrela —sujetó mi cintura. Le hice caso y la abrí, el viento impactó en mi rostro provocando que diera un paso en reversa pero AJ me tenía afirmada. Lo único que podía ver era el cielo estrellado.
—Wow —dije dando pasos fuera, era la azotea.
—¿No le tienes miedo a las alturas, verdad? —preguntó caminando detrás de mi.
—Mm... un poquito —me acerqué a la orilla y pude ver todos los edificios, las casas, los lugares de comida que seguían abiertos, los autos, todos los peatones que salían y entraban a este coliseo. Era muy hermoso, se podía sentir como si fuese la reina del mundo—. Esto es espectacular, ¿cómo lo descubriste?
—Curiosidad —sonrió posándose a mi lado. Respiré profundo, deshaciéndome de todo estrés, de todo sentimiento de opresión en mi pecho, todo sentimiento que Colby me hizo sentir en algún momento. Era difícil de describir lo que sentía en esos momentos, pero todo había cambiado; los ojos azules de AJ se hicieron más azules, su sonrisa alumbraba toda la azotea, mi cabello era de un morado más claro y la vida tenía color después de veintidós años siendo gris—. ¿Qué tanto piensas? —preguntó admirando la vista, pero solo me acerqué a él y lo abracé por la cintura, no era tan alto después de todo.
—Me gusta estar contigo —admití aspirando su dulce aroma, sus brazos se enrollaron en mi cuerpo como nunca antes.
—Y a mi contigo —acarició mi cabello, mis ojos solo podían mirar el paisaje. No podía ver nada más.
—Violett, yo... —suspiró.
—¿Si? —me alejé lentamente hasta el nivel de mis brazos, sus ojos miraron mis labios pero luego los cerró y una sonrisa se formó en sus labios.
—No puedo olvidar el momento en que dijiste que te gustaba... —susurró volviendo a abrir los ojos—. ¿Aún... aún lo sientes?
—Si... —susurré luego de un rato pensando si era el momento para decirlo. Mordí mi labio completamente—. Y lo más confuso es que... —tragué—. Quiero que me beses —solté mis manos de su cuerpo pero AJ no me dejó. Su mano derecha fue a parar a mi mejilla, acariciandola. Miré sus labios y estos sonrieron acercándose a mi pero la visera de su gorro chocó contra mi frente.
—Lo siento —rió girandose el gorro, ambas de sus manos sujetaron mi rostro. Y me besó. Fue el tipo de beso que nunca podría hablar en voz alta a mis amigos. Fue el tipo de beso que me hizo saber que aún existían mariposas en mi interior.
Abrí los ojos cuando ya no los sentí cerca pero sus ojos aún estaban cerrados, como si tratará de desifrar que fue lo que probó. Sonreí tomando el perfecto cabello de su nuca y volví a sentir ese fuego artificial en mi estómago.
Estaba sumergida en el momento, en el sonido de nuestros labios, el empuje de su corazón contra mi pecho, el sonido de la calle y el brillo de las estrellas sobre nosotros, pero lo que no sentí fue el sonido de la puerta siendo abierta.
Me separé de sus labios en un ágil movimiento y miré en esa dirección, no tenía palabras. Solo...
—¡Mierda amigo, ya nos cayó la policía! —lo solté y como ese sujeto había dado pasos hacía nosotros corrí hasta la puerta evitándolo. AJ me miró confundido—. Saltas o me sigues, tú elige —le hice con la mano que viniera y corrió hacía mi. Parecíamos dos adolescentes corriendo mientras reíamos, solo faltaba "We are young" de Fun como canción de fondo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro