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Secreto.

Capitulo 35.

Violett Hardy.

—Se acabó —comió lo último que había en el utensilio y pasó una de sus manos por mi cintura. Sabía que sus intenciones eran cargarme, por ende apreté mis piernas a su cuerpo y eso hizo más sencillo el trabajo—. Es demasiado tarde para seguir aquí.

—Vamos. No pasamos ni media hora aquí pero si tienes tiempo para estar en el cuarto.

—Porque prácticamente hacemos deporte —rió. No pude evitar darle un golpe en la nuca, pero fue más astuto y aprovechó ese empujón para besarme. Su lengua aprovechó también, explorando mi cabida bucal tratando de dejarme sin aliento.
Dio unos cuantos pasos hacia el norte y sin darme cuenta, mi espalda se retorció al sentir una pared fría.

—Colb, para —reí éxtasiada cuando sus labios bajaron a mi cuello tratando de dejar marca y sus manos apretarón mis muslos con fuerza—. Susan puede bajar —insistí, pero no dejó de hacerlo. Sus manos fueron depositadas a cada lado de mi cabeza sobre la pared y sus caderas apretaron las mías.

—¿Te parece hacerlo acá? —preguntó juguetón.

—¿Qué? No Colby, aquí no —miré sus labios, estaban rosados y algo más gruesos que de costumbre.

—¿Miedo? —su respiración se agitaba cada vez más.

—No, tu mismo has dicho que es tarde y no podemos pasar mucho tiempo aquí —respondí—. ¿Ahora me dirás que no eres un hombre de palabra?

—Lo soy, si —sonrió—. Pero ¿no te llena de intriga saber como se siente hacerlo sobre la lavadora?

—¡Mente pecaminosa! —bromeé dándole un halón en sus nalgas, eran fabulosas—. ¿Qué has hecho con mi Colby? —mordí su nariz. Me devolvió el halón más fuerte y caminó en dirección al cuarto de lavado.

—Ahora me conocerás realmente —me dejó sobre la lavadora y se acercó a la puerta con las intenciones de ponerle seguro—. Esta pistola hace más que dar hijos —sonrió mostrándome un preservativo. Me acomodé más atrás, pero de un tirón sacó el boxer que traía puesto y a la misma vez me dejó casi en la orilla.
Bajó las prendas que colgaban de sus caderas y con lentitud dejó pasar su miembro por el preservativo sin despegar su vista de mi intimidad lista para su disposición—. Será maravilloso —dijo encendiendo la lavadora. Mi cuerpo comenzó a temblar y las manos de Colby tomaron mis piernas, las pusieron sobre sus caderas y a medida que su cuerpo se unía al mio las vibraciones se sentían aún mejor.
Se adentró lentamente con deseo, su rostro lo expresaba todo.

Aghh —gimoteé al sentir las vibraciones dentro de mi. Colby se deshizo de su camiseta y sus grandes manos agarraron mi cuerpo para poder moverse aún más—. Mm... —ronroneé mordiendo su tetilla derecha, aquello lo ayudó a liberarse de sus gemidos y llenar el cuarto de hermosas melodías provenientes de sus finos labios—. Si, si —mordí mi labio sujetandome de sus fuertes brazos. Sus embestidas me hacían tocar el cielo con las manos una y otra vez, mis pechos rebotaban contra el suyo y eso le gustaba.

—¿Como... cómo vas? —preguntó casi sin poder respirar.

—No te detengas —rogué cerrando los ojos y respirando por la boca, esto estaba a otro nivel—. Por favor.

Siguió haciéndolo varias veces más, cada vez era mejor que la anterior. Solo rogaba que la lavadora no se detuviera jamás. Pero para mi mala suerte, lo hizo.

Umm —hizo puchero, le dio otra vuelta al aparato y éste siguió emitiendo vibraciones—. Ahh... ¡si! —chilló teniendo más accesibilidad a mi interior. Mis manos se apoyaron en sus hombros y dejé que la presión en mi interior me hiciera sentir jodidamente mejor.

—...Si, así —mi boca se expresaba con libertad—. Más... rápido —exigí.

—Dí... di mi nombre —mordió mi oreja—. Sabes lo que me provoca —susurró con los dientes apretados.

—Col... —no podía expresar las palabras completas sin gimotear.

—Hazlo —besó mi garganta cuando miré el techo con los ojos cerrados—. No hagas que me detenga y que castigue esa boca rebelde.

—Colby —lo hice—. Aghh... n-no estaría mal que lo hi-cieras —lo tenté apretando sus nalgas y su sexo gozara más de mi.

—No... ¡Oh! —mordió mi cuello—. No me provoques, porque... soy de... armas tomar —me dio una dura embestida y ese fue el incapie para saber que nos quedaba muy poco. Seguí gimiendo su nombre todas las veces posibles hasta que nuestros cuerpos cedieron a la intoxicación del perfecto orgasmo.
Mi cuerpo seguía temblando aún cuando la lavadora se halla detenido, Colb no podía controlar su respiración por más que lo intentaba. Estábamos realmente sudados, tanto nuestras frentes como nuestras espaldas.

—Me encanta este deporte —reí, siempre reaccionaba así.

—Lo practicaremos más seguido ahora que podemos —besó mi frente con una sonrisa y se separó de mi, anudando el preservativo ocupado—. Sabia que te encantaría —rió volviéndome a cargar desnuda—. Es hora de ir a la cama.

—Estoy exhausta —bostecé con dificultad—. ¿Desde cuando te volviste tan bueno?

—Es mi secreto —subió las escaleras aún temblando. Me apoyé en su pecho y sintiendo los latidos de su corazón, dejé que el cansancio me llevara.






9:53 a.m.

Traté de levantarme, pero cada parte de mi cuerpo comenzó a temblar y a sentir cierto cansancio. Dejé de forcejear y como si hiciera un ángel en la nieve, me recosté en la cama buscando alguna parte fria de esta. Colby no estaba, intenté llamarlo con la voz pero nadie atendió, ni siquiera Susan.

—Bueno —le dí la vuelta a la almohada por el lado frío, era uno de los mejores placeres de la vida—. Al fin un poco de silencio —sonreí.

—Estás despierta —escuché esa voz irritante cruzando la puerta.

—Creí que no estabas, odioso.

—Es muy temprano para salir —se sentó en la orilla de la cama, hundiendola un poco—. ¿Qué tienes pensado hacer hoy?

—Ver a Sunshine —me estiré, se sintió maravilloso—. Necesito tenerla conmigo.

—¿Quieres qué te acompañe?

—No te preocupes —me senté y pasé una mano por mi desordenado cabello, realmente parecía un nido—. No quisiera interrumpir tus hábitos de cada día —le sonreí, su rostro demostraba ternura.

—Esta bien, pero si necesitas algo no dudes en llamarme o avisarme —se levantó de su lugar y tomando una liga, se amarró el cabello—. Iré a entrenar.

—Espera —lo detuve justo en el momento que cruzaba la puerta y levanté ligeramente los labios. Con una sonrisa, se acercó a mi y tomando de mis mejillas, dejó un casto beso en mis labios—. Que tengas buen día.

—Igual tú —dejé que se marchara esta vez. Volví a recostarme, tal vez me quedaría cinco minutos más.







Volví a despertar dos horas más tarde y me dí cuenta que ya era suficiente.
Por lo tanto, tomé una toalla del cajón y me dirigí al baño para tomar una ducha. Maldije a Colby por dejar el califon apagado, no me quedó de otra que ducharme con agua fría, "el sol del día te abrigará" dice él, "la naturaleza es mejor que cualquier otra cosa" dice él.

Con la piel erizada y los pelos de punta, me vestí velozmente, era la única manera para tolerar tal martirio. Al acabar, sequé un poco mi cabello y lo dejé caer por los hombros. Tomé el celular sobre la repisa y salí del cuarto dándole una última mirada para estar segura si me faltaba algo, todo estaba en su lugar.
Bajé las escaleras lentamente, pero Susan no se encontraba y lo único que hallé fue una nota pegada sobre mi laptop. La miré confundida, era pequeña pero al abrirla era una hoja de tamaño normal con una letra bastante condescendiente y elegante.

"Violett.
Ha llegado el momento de marcharme, mi trabajo aquí ha concluido y espero que mis consejos hayan servido para enseñarte sobre este nuevo mundo de desafíos.
Será difícil, lo entiendo. Pero no estarás sola, a tu lado tienes a esa persona que hace de tu vida una maravilla y aunque la ponga de cabeza, él estará allí para apoyarte, ser más que tu pareja, más que tu alma gemela, más que tu amante, tu amigo y compañero. Él será tu apoyo incondicional, tus fuerzas de cada día y te comprenderá. Claro, si lo haces también. Desde el fondo de mi corazón, te digo que es un buen hombre y no sólo porque yo sea su madre, sino porque lo he visto.
Sé que serán muy buenos padres, los mejores del mundo. Y recuerden que los quiero mucho."

—Gracias —sonreí volviendo a doblar la hoja, pero atrás aún quedaban letras.

"P.D. Antes de irme, subí al cuarto y aunque no lo hayas sentido, besé tu frente. Evité la idea de despertarte, no lo creí necesario. Mucha suerte xx.

Susan."

Sonreí encariñada por esa mujer, fueron unos meses maravillosos después de todo. Incluso hizo que experimentara nuevos sentimientos que creí extintos, me enseñó todo lo que necesitaba saber de esta nueva etapa, me enseñó más de lo que yo esperaba de mi propia madre y eso era algo que jamás olvidaré.

Caminé en la dirección que tenía pensado desde un principio, fui a la cocina por algo de comer y lo primero que encontré fue un poco de avena preparada. Me encogí de hombros y me la comí, a Colby siempre le salía rica.
Cuando acabé, lavé mis dientes y salí de casa. Tenía que ver a Sunshine, tenía que saber que estaba bien y podía traerla a casa, a un lugar seguro. El hospital estaba con un aspecto lúgubre, no habían personas transitando como era costumbres y varias de las personas que se encontraban allí solo eran capaces de decir eufemismos por teléfono o a los individuos que se encontraban con ellos. Los ignoré, eso traté de hacer y aunque fuese difícil, logré hacerlo hasta dar con el paradero de Beth.

—Señorita Violett —expresó con felicidad—. ¿Cómo se encuentra esta mañana?

—Muy bien Beth, ¿y tú?

—Feliz de tenerle buenas noticias —revisó un par de cosas antes de caminar lejos con las intenciones de que la siguiera—. El médico ha dicho que la pequeña rayito de sol esta fuera de peligro y puede llevársela a casa.

—¿E-En serio? —estaba feliz y Beth asintió varias veces abriendo la puerta del cuarto donde la tenían.

—Quédese aquí mientras la vestimos con la ropa que el señor Lopez le trajo hace un par de días —me ayudó a sentarme. Asentí.

—¿Podría hacerlo yo? —pregunté con un susurro. Ella dudó.

—Por supuesto —me hizo un gesto con las manos en señal de que me acercara junto a Sunshine que ya se encontraba sobre una especie de camilla.

—¿Cómo estás, mi amor? —le hablé muy dulce y ella sonrió débilmente—. Hoy nos vamos a casa, bebé, si preciosa, nos vamos —le toqué su barriguita y esta vez sonrió con los ojos cerrados. Beth apareció a mi lado con un bolso color rosa pálido y salió del cuarto, comencé a vestirla recordando aquella fiesta que ideó Jon cuando aún estaba embarazada. No conocíamos a todas las personas pero aún así nos regalaron todo lo necesario para Sunshine, esa fue una noche incomparable—. Ya mi amor, tranquila —la apoyé en mi pecho tratando de ponerle las prendas de abajo, sabía que tenía frío—. Ya está —la abracé y besé su cabeza, ya casi estábamos listas para salir de ahí. Solo faltaba cubrirla con una manta y cargar el bolso sobre mi hombro derecho.

Lo hice con algo de dificultad y Beth se encontraba afuera, cuando me vio abrir la puerta me acompañó hasta la salida. Le dí las gracias y ella me abrazó, estaba muy feliz. Tenía que avisarle a Colby.

¿Cariño?

—Sólo quería avisarte que le dieron de alta —sonreí.

¡Eso es fantástico! —rió—. ¿Necesitas ayuda para volver a casa?

—No cielo, yo puedo.

Bien. Trataré de llegar temprano a casa, te amo.

—Y yo a ti —colgué. Pedí un taxi y en pocos minutos ya me encontraba en casa—. No chicos, aléjense. No es comida —hice un movimiento de pie alejando a Kevin y Darrell, pero ellos se esforzaron para hacerme caminar hasta el sofá—. Bien chicos, llegó el momento, no se impacienten —me senté y ellos subieron al sofá, apoyaron sus dos patas en mis rodillas y me miraron ansiosos—. Ella es Sunshine y desde este momento deben cuidarla, no hacerle daño o pensar que es comida. ¿Entendido? —los miré y la olieron con timidez—. ¿Entendido? —insistí y Kevin besó mi mano, él lo había entendido. Por eso lo quería.

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8.- Hubieron varios comentarios en un capitulo pasado, del cual me decían que les gustaría que Colby engañara a Violett. ¿Alguien me diría su razón del por qué le gustaría?😹👌

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