Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Papi"

Capitulo 12.

—¿Acaso sera recompensado con sexo cada vez que nos reconciliemos? —preguntó la hermosa musa entre mis manos.

—¿Te molesta? —le sonreí mientras cruzaba el césped para llegar a casa.

—No, pero... —trató de buscar una excusa, se veía tan adorable—. No podremos hacerlo cuando mi vientre se desarrolle más —acarició mi cuello.

—Entonces hasta que tu vientre crezca, te disfrutaré al máximo.

Cerré la puerta con mi trasero al estar dentro, Vi me jaló de la cabellera y unió sus jugosos labios con los mios, siempre tenía un dulce sabor, siempre me había gustado besarla.
Traté de subir las escaleras, pero en un intento fallido me caí de bruces sobre los escalones. En un movimiento rápido solté mis manos de Violett y me sostuve, cerré los ojos por un instante y al abrirlos Violett se había aferrado a mi con todas sus fuerzas.

—Debiste ver tu cara —comenzó a reír, miré su espalda y ésta estaba arqueada de una manera que ninguna parte de su delicada piel tocara la madera.

—Casi hago que te golpearas ¿y tú lo único que haces es reirte? —pregunté sorprendido.

—A no llorar... es mejor reír —me sonrió y besó mi nariz.

—Estás loca —suspiré con una sonrisa, luego me levanté y seguí caminando—. Hasta la excitación se me pasó —la abracé un poco más fuerte, me había asustado.

—¿Me lo dices a mi? Me dolió hasta el útero tener que sujetarme a ti —rió.

—¿Qué? Diablos, no pudiste decir eso —reí con ella y llegué al cuarto—. Al parecer andas de excelente humor.

—Creo que fue el susto —se encogió de hombros cuando la dejé sobre la cama—. Pero tal vez porque quiero sentirte junto a mi —se acomodó.

—Eso se puede arreglar —me levanté y me deshice de mi camiseta, sus ojos se dirigieron a mi físico. Abrí mis pantalones y comencé a gatear por toda la cama hasta posarme entre sus piernas—. ¿Por dónde empezamos? —llevé mis labios a su delicioso cuello.

—Cómeme —pidió e incrustó sus uñas en mi espalda, auch—. Llévame al cielo —gimió en mi oído. Su piel se erizó como nunca antes.

Bajé de su cuello dejando un camino de besos mojados hasta llegar a sus pechos, al darse cuenta que su ropa no me dejaba seguir mi camino, se quitó la camiseta y la dejó a un lado, miré el sensual sujetador que le había regalado, el cual se abría por delante y lamí su pezón por la delgada tela que tenía con el diseño de una flor en esa zona. Violett gimió arqueando su espalda, hasta yo podía notar que mi lengua estaba ardiendo. Lo hice nuevamente con el otro pezón y volvió a gemir, era tan dulce esa reacción, pero ella llevó sus dedos a los ganchitos y lo abrió dejando expuestos sus pechos. Mi entrepierna comenzó a palpitar más fuerte, mordí mi labio con fuerza.

—¿Estás bien? —preguntó, su voz estaba ronca.

—S-Si —respondí con dificultad, Violett llevó sus manos a mi miembro.

—Ya veo... —mordió su labio.
Me giró hasta quedar encima de mi, sus pechos estaban casi en mi rostro, eran perfectos.

—¿Segura que quieres hacerlo? —verifiqué. Ella asintió con su cabeza y bajó hasta quedar entre mis piernas, bajó mis pantalones junto a mis boxers y los tiró lejos. Mi miembro saltó frente a su rostro.

Sonrió y envolvió sus dedos sobre éste, mi garganta liberó un gemido ahogado. En el momento en que su palma comenzó a masajearme mis caderas se movieron solas. Humedecía cada cinco segundos mis labios por la agradable sensación de sus manos suaves sobre mi.
—¿Te gusta? —preguntó dudosa—. ¿Lo estoy haciendo bien?

Tomé sus manos y le detuve el movimiento.
Ella me miró.
—Ésta vez quiero que lo hagas más lento —ordené sin ser brusco—. Escúpeme —pedí esta vez. Ella le dio una mirada rápida a mi miembro y de vuelta a mi. Asentí. Ella se subió un poco más arriba, acercó su boca y dejó caer saliva en la punta. Mordí mi labio. Una de sus manos la usé para esparcirla. Apreté un poco más para que sintiera como palpitaba. Ella miraba atentamente aunque de momentos se removiera en su lugar.
—Juega conmigo, haz que me enloquezca por acabar... —sugerí y llevé su mano a mi punta—. Puedes apretar aquí si deseas, se siente muy bien.

Violett cohibida siguió mis instrucciones y se dejó llevar. Al rato lo metió en su boca sin previo aviso y eso me hizo gemir.
Mis ojos se cerraron poco a poco por el calor de su boca. La manera en que todo le cabía y no dejaba ninguna parte de mi afuera.

Su lengua envolvía mi miembro con una fuerza desesperante. Uno de mis brazos lo usé para apoyarme en la cama y levantar mi torso un poco. Así mirarla con más detenimiento. Y el otro lo llevé a Violett, mi mano se perdió en su cabello por unos segundos y lo tiré con fuerza. Ella jadeó aún con la boca llena.
Suspiré.
—Así Violett... lo haces excelente —susurré. Mi mano dirigía su cabeza. Las de ella se sujetaban en mis caderas. Su lengua era mágica y su garganta me recibía una y otra vez sin hacer arcadas. Violett realmente tenía una boca especial.
Me cogí su boca hasta tocar el limite, hasta sentir que me correría. La liberé y ella me miró con detenimiento—. Necesito que me montes —ordené. Ella asintió. Se quitó lo que cubría sus caderas y se acercó a mi de rodillas. La detuve—. De espalda —ordené otra vez—. Y déjame ver cómo entro en ti.

Ella mordió su labio y me hizo caso.
Se acomodó, puso sus piernas debajo de las mías en una especie de "enganche" y lentamente se sentó en mi. Suspiró al tenerme completamente.
Agarré las puntas de su cabello e hice que tirara su cabeza hacia atrás. Se movió de una manera exquisita sobre mi. Eso era algo que sabía hacer muy bien, no tenía que enseñarle. Apretaba su interior de momentos y eso me volvía loco.
Sus gemidos juntos con los míos.
Madre mía.

Ay, papi... —gimió bajito con un tono de voz que yo reconocía a la perfección. Se estaba dejando fluir. Lo estaba disfrutando.
Agarré sus caderas y sin alejarla de mi, me puse de rodillas. Violett giró un poco la cabeza a mi para mirarme de reojo con los labios entreabiertos.

—¿Cómo me llamaste? —pregunté agarrando uno de sus pechos en mi palma. Ella no respondió. Con la otra mano le di una palmada—. Repítelo.

Papi... —susurró mordiendo sus labios. Eso no le había dolido, le había excitado.

—¿A quien más se lo has dicho? —pregunté posesivo. Apreté su pezon y jugué con el hasta que ella arqueó la espalda. Sus caderas se movían lentamente dándose placer. Usé la otra mano para detenerla.

—Solo a ti —respondió girando más su rostro. Capturé sus labios y la besé con brusquedad. Al soltarla ella mordió mi labio haciendo que me acercara otra vez—. Eres mi papi, solamente tú.

—Dame una buena explicación para seguir cogiéndote —exigí y sin dejar de mirarla escupí en mis dedos, para luego, llevarlos hasta sus pliegues y acariciarlos. Ella puso los ojos en blanco.
Una de mis manos jugaba con su pezon y la otra con sus partes sensibles. Su cuerpo estaba completamente pegado a mi.
Dominarla era su droga.

Uhmm... —gimió—. Eres mi dueño, nadie me joderá tan bien como tú. Te pertenezco ahora y para siempre —respondió apretando mis caderas con sus manos. Sus uñas me rasguñaban. Mis dedos estaban empapados, que mejor muestra de la verdad.
Saqué mis dedos y los metí en su boca por unos segundos para luego llevarla a la mía y terminar de limpiarlos.

Agarré sus caderas y las moví de adelante a atrás repetidas veces haciendo que nuestros cuerpos chocaran. Violett gemía.
Sentí mi cuerpo llenarse de sudor y la espalda de ella también.

La tiré hacia adelante, acomodé su espalda dejando solo sus glúteos levantados a mi. Sus manos las sujeté detrás de su espalda y así tuve más acceso a ella. Su cuerpo temblaba.
Una de mis manos sujetaba sus muñecas y con la otra le di varias nalgadas. Era mía, completamente mía.

La embestí sin parar, su interior palpitaba.
Sabía lo que significaba. Pero aún quería tenerla en una última posición.

La agarré del abdomen, la levanté, la di vuelta y la senté en mis caderas. Sus manos las puse en mi nuca tirando de mi cabello. La miré a los ojos y le dije: —Muévete encima de mi y no te detengas aunque hayas acabado.

Ella asintió y con total dominio se movió encima de mi dándose placer. Mis manos apretaban sus glúteos. Violett acababa con fricción. Cuando sus pliegues de movían contra mi piel y hacía que mi miembro se moviera de una manera que le tocara una parte en especial.

Su cara de excitación me tenía loco.
Tragué saliva.
Violett se movió un poco más rápido y sentí su líquido empaparme.
Pa-Papi... papi... —gimió mientras aún seguía moviéndose como yo sé lo había pedido. Su cuerpo temblaba pero ella seguía moviéndose hasta que sentí como se corría nuevamente... y nuevamente. Le había ayudado a tener orgasmos múltiples. Sus manos seguían apretadas a mi cabello.

Cuando pudo estar mejor la bajé de mi.
Ella se arrodilló nuevamente sin que yo se lo pidiera y me comió como yo le había enseñado hasta que acabé en su boca. Violett se lo tragó todo.







Violett Hardy.

Después de aquel perfecto momento, el cansancio me llevó a mi devastación.

Al momento de despertar, mi zona pélvica era un desastre; el dolor era indescriptible. Con solo decir que no podía sentarme bien sobre el colchón lo explicaba todo. Miré mi entorno, estaba cubierta por una sabana y el brazo de Colby, su rostro estaba tan relajado y hermoso, que me acerqué a él y comencé a morder sus labios, jamás se resistía.

Acercó mi cuerpo al suyo y me besó para que yo dejara de molestarlo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó bajando sus besos a mi cuello.

—Me duelen las caderas —respondí dejándome llevar por su boca—. Pero esos orgasmos fueron increíbles.

—¿Si? ¿Te gustaron? —preguntó bajando hasta mis pechos, chupo ambos. Gemí y agarré su cabeza.

—Si, pero aún me debes algo... —respondí nuevamente a sus preguntas con mi intimidad ya empapada.

—¿Qué cosa? —preguntó otra vez y soltó mi pezon. Sus manos estaban en mis glúteos.

—Sexo oral.

Colby me agarró como cualquier cosa, me subió hasta lo más alto de la cama y se ubicó entre mis piernas. Su lengua dio la primera lamida completa sin dejar de mirarme.
—Uff... —suspiré agarrando la almohada.
Colby siguió tocando con su lengua mis partes sensibles, desde lo más bajo hasta lo más alto. Era muy delicado—. Por favor... papi no pares —supliqué moviendo las caderas contra su boca. Su lengua se adentraba por todos lados. Y sus manos apretaban mis piernas dejándome completamente inmovilizada—. Que rico... —susurré.

Colby me succionó tan fuerte que me llevó al clímax inmediatamente. Gemí al acabar y Colby no se detuvo haciendo que me sucediera lo mismo que el sexo hace unas horas
Se bebió todos mis líquidos.

Colby subió a mi y se recostó encima de mi, mis piernas en sus caderas y nos besamos apasionadamente por un largo rato.







—¿Por casualidad sabes que hora es? —pregunté besando su cuello. No podíamos dejar de besarnos.

—A ver.. —levantó su mano de mi cintura y la puso al frente de su rostro—. Queda... un cuarto para las venas —bromeó, él no traía reloj.

—Colby, no estoy jugando.

—Tampoco yo, bebé —me miró y volvió a dejar su mano en mi cintura—. Sólo quedémonos un rato más.

—Pero tenemos que ir a luchar, tengo un trato con Stephanie.

—¿Qué trato? —frunció el ceño.
La he cagado.

—Te lo diré si no te enojas.

—Sabes que soy posesivo y solo cuido lo que es mío.

—¿Le seguirás con el tema de Joe verdad? —lo miré a los ojos. Sip, lo haría—. Sabes que no te cambiaría por él.

—Pero Joe tiene experiencia en ser padre y tú... tú podrías sentirte mejor con alguien así... y... —balbuceó, le pusé un dedo en los labios.

—Tal vez la tenga, pero me sentiría mejor con alguien que se encuentra igual que yo: ansioso y con temor. Siempre hay primera vez para muchas cosas... y esta es nuestras oportunidad.

—¿Nuestra?

—Nuestra Colby, solo nuestra —lo abracé—. Sólo contigo quiero ser feliz, contigo quiero experimentar nuevas emociones, contigo quiero caer y levantarme.

—No te caerás, porque yo jamás te dejaría caer Violett —susurró, eso hizo que mi corazón se contrajera—. Si llegaras a caer, yo caería contigo... incluso me apresuraría en hacerlo, para que cayeras encima de mi.

—Y luego dices que te cambiaré —sonreí en su pecho, Colby besó mi frente.

—Cariño, sea lo que sea que tengas que hacer, hazlo —levantó mi rostro—. Trataré de no ser posesivo.

—Gracias —le robé un besó y me levanté de sus brazos, miré mi celular que se encontraba en el suelo y ya eran las cinco de la tarde, el dolor me estaba consumiendo.

—Te ves tan sexy que partiría de cero y no te daría tregua en esta cama —comentó Colby. Lo miré y estaba mirándome, se veía adorable.

—Me tienes toda jodida Colby, no se como puedes seguir deseando eso —apoyé mis manos en mis rodillas, el levantarme se me hacia difícil—. Y es una lastima que tenga que tomar una ducha —me estiré como pude y caminé al baño, en eso escuché un silbido de su parte. Mi rostro ardía con fuerza, hace mucho que no lo sentía así—. ¿Te quedas ahí o prefieres ahorrar agua? —lo miré, Colby no lo pensó y corrió hacia mi.






—Vamos a llegar tarde.

—No puedo creer que tuviste una perforación en ese perfecto pezón —lo tocó.

—Se veía sexy, tuviste que estar en ese tiempo —respondí y abroché por fin mi sujetador.

—Con solo pensarlo llegó a dolerme —arrugó el rostro.

—Las mujeres somos más fuertes —terminé de vestirme y con apuro arreglé mi cabello, mi zona pelvica era una agonía, estaba a punto de desesperarme.

—Tú eres más fuerte, mi amor —se levantó y me abrazó por la espalda, le gustaba encontrar mi mirada a través del espejo—. Muy fuerte.

—Gracias.
Me retoqué el maquillaje, me puse una gotas de perfume y salí del cuarto con mi bolso. Colby imitó mi acción y bajamos las escaleras.

Al llegar abajo, subí al auto mientras Colby iba por Matt y me miré al espejo retrovisor. No tardó mucho cuando aparecieron ambos.

—Hey Matt —lo saludé.

—Hey Vi —besó mi mejilla y se acomodó en el asiento trasero, luego subió Colby en el asiento del conductor.

—¿Todo listo? —preguntó.

—Si —respondimos al unísono.

—Perfecto —encendió el motor y nos fuimos de allí. La trayectoria como siempre, fue incómoda, sólo se escuchaban las veces en que Colby cambiaba de marcha y ponía su mano sobre mi rodilla.

—¿Se divirtieron mucho esta tarde? —habló Matt con una sonrisa pícara.

—¿A qué te refieres? —pregunté con algo de vergüenza.

—Al parecer Colby siguió mis palabras al pie de la letra, "sexo sin control" —levantó las cejas.

—Diablos... ¿dime que... no, ¡por favor, Matt! —cubrí mi rostro. No podía creer que él había escuchado.

—Cada palabrasonrió, Colby y yo pudimos verlo por el espejo retrovisor—. ¿Cierto papi? —le preguntó a Colby. Ambos nos quedamos sin palabras.

Demonios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro