Nueve meses.
Capitulo 14.
Lo único a lo que le temía o me importaba era al pequeño bulto que se hospedaba en mi vientre, no le temía a la muerte, ya la habia visto una vez y no me asustaba o me intimidaba, al contrario, ella me temía a mi.
De repente dejé de reaccionar a mis dolencias y solo podía mirar a las personas a mi alrededor como hablaban y me miraban con preocupación, las manos de Natty pasaron a ser las de Colby y aunque éste me hablara y tocara alguna parte de mi cuerpo no lo sentía, parecía una pesadilla sin fin, como si no pudiera despertar de tal martirio.
Era espantoso, de repente todo comenzó a ser más lento y me dejaron en una camilla, la mayoría se acercó a mirarme, al final sabía que todos se enteraron de que estaba esperando un hijo de Colby.
—¿Estás bien? —un paramédico me preguntó abriéndose paso entre todas esas caras conocidas. Asentí con la cabeza.
—¡No está bien! ¿acaso no ves que no reacciona? ¡Haz algo! —gritó Owens y lo empujó.
¿Qué demonios?
El sujeto se asustó un poco, pero le hizo caso y se acercó a mi; tocó mi pulso, revisó mis ojos y sintió mi corazón. Éste se aceleraba cada vez más.
—Va a entrar en una crisis nerviosa, todos aléjense—les avisó—. Necesita espacio y oxígeno —les volvió a insistir, pero aún así no lo hacían—. ¡Ahora! —gritó fuerte y estos dieron pasos en reversa. El chico acomodó su cabello, al parecer no siempre perdía la compostura y si lo hacía se sentía un tanto incómodo—. Sácalos de aquí —le dijo a Colby, él asintió e hizo que todos despejaran el área—. ¿Estás bien? —me preguntó cuando todo el bullicio desapareció.
—Eso creo... —mi voz aún estaba desgarrada, traté de toser pero no sirvió.
—No la fuerces —pidió—, aún así te puedo escuchar muy bien. ¿Cómo te sientes?
—Yo... tenía un dolor en mi vientre... —me toqué y reaccioné—. ¡Mi bebé! ¡por favor, revíselo! —me exalté.
—No soy matron, Violett.
—¡Entonces piense en algo! ¡ahora! —exigí—. ¡O yo misma saldré de aquí e iré al hospital!
—Hay una chica aquí que se preocupa de eso, la iré a buscar pero manten la calma o eso le hará más daño del que sufrió afuera —me advirtió, rodé los ojos y él se fue. Mis manos se dirigieron a mi estómago y no podía sentir nada, me estaba comenzando a desesperar y no podía hacer nada.
—¿Vi? ¿estás bien? —escuché una voz familiar.
—¿Eve... Evelyn? —miré a lo lejos y ella venía corriendo, sin importar me levanté y corrí en su dirección.
—¡Me tenías tan preocupada! —me apretó fuerte, eso me dolió un poco pero no me quejé—. ¿Qué pasó con tu voz?
—Larga historia.
—¿Y tu bebé? —tocó mi estómago.
—No lo sé, me tiene preocupada y el médico aún no llega —pasé una mano por mi cabello angustiada.
—Tranquila, vuelve a recostarte y yo iré a buscarlo —caminó en dirección a la camilla y me ayudó a subir.
—Si ves a Seth, hazlo venir.
—Lo haré —acarició mi cabello y salió. En realidad, ya no comprendía que estaba sucediendo con mi vida, ni siquiera que era lo que estaba haciendo. Por una parte: Joe y su estúpida preocupación que no debería importarle, sólo debería aceptarlo y dejar las cosas fluir como debía ser. Por otra, tratar de seguir luchando por el título cuando yo sabía que ya no podía, que ya no era para esto ni mucho menos en ese momento, tampoco para molestar a Joe, todo debía acabar y dedicarme a lo que importaba ahora. Prepararme para ser madre.
—Mi amor, ¿cómo te sientes? —Colby apareció de repente.
—Bien —traté de sonreirle, pero terminé apretando los labios y bajando la mirada.
—¿Qué sucede? —se acercó a mi y acarició mis piernas—. ¿Te duele algo? ¿Natty te aplicó el franco tirador muy fuerte? ¿qué sucede nena? —levantó mi rostro.
—Yo... —mis ojos ardían, pero no le demostraría que esto me dolía. Debía ser madura y aceptar la realidad—. Quiero dejar el wrestling —lo miré, su rostro era indescifrable.
—¿Estás segura? —preguntó con seriedad.
—Vamos a tener un bebé y lo más recomendable es que lo deje para siempre.
—Por favor, no digas esa palabra.
—¿Cuál? —acaricié sus brazos.
—Para siempre —susurró—. Esto es lo que eres, esto es lo que somos... esto es lo que nos apasiona. No me gustaría verte el resto de tus días triste por haber tomado esa decisión... que en algún momento te vas a arrepentir.
—De acuerdo —hablé de igual forma—. No la diré —tomé su rostro con ambas manos—. Pero me daré un tiempo para poder cuidar al bebé que viene en camino, nueve meses Colby.
—Nueve meses... —sonrió de lado—. Luego lo cuidaré yo.
—Serás un buen padre —le sonreí—. Todo comienza por cambiar un pañal —hice que él riera, eso me alegraba el día. Prefirió unir nuestros labios en un beso con dulzura y mucha delicadeza. Estaba nervioso, podía sentirlo.
—Te amo —sonrió al separarse, acariciando mi mejilla lentamente.
—Yo también te amo —le sonreí se vuelta. En eso apareció Evelyn con una mujer no muy mayor, pero se notaba que tenía experiencia. Me saludó e hizo que solo Colby se quedara conmigo.
—El bebé se encuentra a salvo —comentó, solo eso necesitaba para relajarme—. Pero le recomendaría que dejara de esforzarse mucho, no le exija a su cuerpo más de lo que puede —hizo una mueca.
—De acuerdo —asentí con la cabeza, ya había tomado mi decisión y nada me haría cambiar de parecer—. Gracias... —dejé un espacio para que ella pudiera decir su nombre.
—Elizabeth —sonrió.
—Gracias, señorita Elizabeth —le dije con amabilidad, ella asintió y comenzó a ordenar sus cosas para luego marcharse—. Bueno —me reincorporé en la camilla—. Creo que será hora de que me vaya.
—¿No me esperarás? —puso sus manos en mi cintura con cariño.
—Tenía varios planes para esta noche, pero creo que solo iré a darle mi "carta de renuncia" a Stephanie y me iré a casa —traté de sonreírle, me salió más como un puchero.
—Bueno —besó mi labio sobresaliente—. ¿Prefieres que te vaya a dejar?
—No te preocupes, tomaré el auto.
—¿Cómo esperas que me vaya después?
—Matt tomará el autobús contigo.
—Bueno —me bajó de la camilla al ver que quería hacerlo—. Al menos déjame ir por tus cosas.
—Claro, Colb.
—¿Colb? ¿desde cuando te gusta ese apodo?
—Oh cariño, tengo muchos apodos para ti —le tiré un beso y este desapareció por el pasillo. Hace tiempo no le decía un apodo. De repente me acordé de muchas cosas, tenía que hacer perder a Roman esta noche, por ejemplo. Pero ya había sufrido lo suficiente como para encender otro incendio y quemarme viva. No, eso lo dejaría agendado en mi lista de los "algún día" y solo me iría a casa a cuidar de lo último que me había preocupado: de mi.
Esperé a Colby en la entrada del coliseo y éste no tardó en aparecer con mis cosas sobre su hombro.
—Listo bebé, procura cuidar de tu garganta cuando llegues —tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos—. No esperes que se cure sola, eso no pasará —caminamos al auto—. ¿Segura que no quieres que me vaya contigo? —preguntó inseguro.
—Estoy bien, cielo —lo miré a esos ojos pardos con aquel brillo especial—. No quiero que te preocupes por mi porque sé que estarás preocupado toda la noche y no darás un buen espectáculo.
—Vale —asintió con la cabeza cabizbajo.
—Te amo —susurré y me paré de puntitas para besar sus labios, él sonrió, tomé mis cosas de su hombro y las llaves del auto también—. Mierda —me quejé.
—¿Estás bien? —llevó su mano a mi vientre en primer lugar.
—Si, sólo olvide como estúpida...
—No te llames así —me interrumpió.
—De acuerdo —rodé los ojos divertida—. No fui a decirle a Stephanie que ya no podré seguir luchando por un tiempo.
—No te preocupes, yo lo hago —me guiñó un ojo y me ayudó a subir.
—Gracias, nos vemos en casa —encendí el motor, dejé que Colby diera unos pasos en reversa y me fui de allí.
Al llegar a casa, lo primero que hice fue dejarme caer en el sofá sin importar la hora que fuese, sólo sabía que mi cuerpo estaba cansado y necesitaba recuperar energías.
Los segundos pasaron a minutos y los minutos a horas, mi cuerpo aún estaba cansado, pero el frío e insaciables movimientos interrumpieron mi sagrado momento. Abrí los ojos y me encontré flotando, seguí observando y era Colby quien me cargaba en sus fuertes brazos en dirección al cuarto. Sabía que se me esperaba un gran sermón del porque no le hice caso en el coliseo.
—Colby... n—no... me grites por favor... —mi voz salió de una manera poco agradable, tenía que admitir. Él sólo me miró con desden e ignoró mi comentario.
Llegamos al cuarto, me recostó sobre la cama y comenzó a desvestirme como a un bebé, estaba confundida, hasta que me puso el pijama y me cubrió con las mantas.
—No te vayas a dormir —me advirtió.
—Lo intentaré —me acomodé.
—Violett... —advirtió otra vez—. Vi... Vio... Violett —no dejaba de hablar al ver mis ojos cerrarse lentamente por inercia—. ¡Violett!
—Si, si si... —moví mi cabeza.
—Sé que no me estas escuchando, ¿sabes por qué? porque te estas volviendo a dormir —me regañó al ver que mis ojos se iban otra vez.
—Aghh... —me dejé llevar esta vez y no supe más de su existencia.
A la mañana siguiente..
Colby Lopez.
Violett había estado muy cansada las últimas semanas y la comprendía, había estado exigiendo mucho a su energía, tanto como a su cuerpo como a su cerebro. Y este había sido el momento para decir "basta.", si ella no podía, yo lo haría le gustara o no.
Ella me preocupaba, más que cualquier otra persona y ella lo sabía, ella era la número uno en mi lista de prioridades.
La noche anterior estaba algo molesto, si. Por haberse quedado en el incómodo sofá toda la tarde, pero aún así la amaba tanto como para enojarme, por lo que la cargué hasta la habitación. Con solo recordar la charla que tuvimos esa noche me hacía reír a carcajadas... eso no evitó que le diera un vaso con miel y limón para acostarme a su lado después. Su cuerpo estaba helado y eso me asustó un poco, la jalé de la cintura y pegué su espalda a mi pecho, la abrigué hasta que recobró su temperatura natural. Ese suspiro atrapado en mis pulmones se dejó ir y mi noche fue una más de las hermosas que había tenido con Violett. Con mi Violett.
Eran las seis de la mañana y su pequeño cuerpo ya estaba comenzando a reaccionar, a darse cuenta en el lugar que se encontraba, pero no sin antes dar un ligero saltito como todas las mañanas, eso me avisaba que había despertado... y se encontraba bien.
—Mi amor —susurré en su oído y besé detrás de su oreja, ella sonrió y acarició mi mano que se encontraba descansando en su estómago.
—Buenos días, cariño —se giró, llevó sus manos a mi cuello y pegó su cuerpo al mío, había despertado cariñosa. Había tenido una buena noche—. ¿Cómo estuvo tu tarde ayer?
—Bien —besé sus labios mientras acariciaba su espalda baja, la solté para poder responderle, sus labios provocaron un dulce sonido—. Sólo que no esperaba tener que cargar a un borracho a su habitación —la regañé, ella hizo puchero. Como me fascinaba.
—Lo siento, estaba muy cansada y no alcancé a llegar arriba... eso es todo —besó mi pecho desnudo, le gustaba que me acostara sin camiseta—. No me castigarás, ¿verdad? —subió hasta mis clavículas.
Mordí mi labio, su boca estaba ardiendo. —"Daddy" quiere jugar.
—Lástima —subió hasta mi garganta—. Estoy embarazada.
—Hay miles de formas para jugar, bebita —apreté su trasero—. No sólo hacer el amor... —susurré en su oído, su piel se erizó y lentamente subió su rostro hasta quedar al frente del mío—. Hay mucho que se puede hacer con esos rojos y dulces labios —mordí mi labio, eso provocó que Violett tragara pesado, me gustaba ese efecto que tenía sobre ella.
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