Evelyn y yo.
Capitulo 6.
Ya era medio día y Colby estaba arreglando sus cosas para ir al trabajo, había estado comiendo como loco y eso no era normal. Simplemente lo justificaba con un "el crossfit lo solucionará", para él todo era tan fácil sin medir las consecuencias.
—¿Qué haces ahora? —le pregunté fastidiada, pero sonó más como una queja—. ¡Deja ese maldito chocolate, Lopez! —se lo quité de las manos.
—Yo lo compré, ahora dámelo —luchó por tomarlo de mi mano, lo alejé de su alcance—. Me queda tan poco.
—Deja de actuar como una puta, amor —me quejé, ya no me estaba gustando nada.
—Vale —suspiró y cerró los ojos—. Tienes razón, tengo que mantenerme en forma.
—Así como vas, tendrás forma... pero de pelota —le dí una mordida al chocolate.
—Iré por mi celular y me voy —se acercó a besar mis labios, en un movimiento rápido me quitó la barra.
—¡Oye! —hice una mueca.
—No comeré mucho —me sonrió, como si eso me tranquilizara—. Pero esperaré a que llegue Evelyn para irme —me abrazó y me llevó al sofá. Me sentó sobre su regazo y comenzamos a tener una charla, a él le gustaba escucharme y preguntarme como estuvo mi día, aunque muchas veces creía que pasaba más tiempo en su cabeza que en lo que yo estaba diciendo—. ¿Has sabido algo de Matt? —preguntó después de un rato.
—Supe que su novia lo terminó y había estado muy triste por eso —hice una mueca.
—Adolescente.
—No es eso Colby, sino que ha pasado toda su vida en relaciones cortas, como lo eramos tú y yo en un comienzo —lo miré, él había comenzado a jugar con las puntas de mi cabello—. Se ha enamorado por primera vez, eso es todo.
—Oww —rió.
—Hey, no seas insensible —le dí un golpecito en el hombro, Colby rió más—. Yo también fui como él.
—Y todo terminó bien.
—Claro, porque después de un tiempo te diste cuenta que el amor que habitaba era recíproco —reí al sentir que mordía mi cuello—. ¿Qué tal si ella ya no lo ama? Por eso se acaba una relación.
—Ella se lo pierde.
—Su vida no es una telenovela, no todo termina en un final feliz.
—La nuestra si —me miró—. Algún día tendremos un hijo y la novela acabará.
—¿Eso esperas? —tomé su rostro en ambas manos, Colby sonrió mientras asentía con la cabeza—. Algún día lo será —lo besé con lentitud, en ese momento la puerta fue tocada. Colby, con sus manos en mi espalda me lo impidió jalándome hacia su cuerpo. Me zafé de todas maneras y atendí a la puerta—. ¡Evelyn! —chillé y la abracé apretando mis piernas en su cintura.
—También te extrañé —rió entrando y cerrando consigo, la puerta—. Esto te pertenece —le habló a Colby.
—Oye —me quejé. No tardó mucho cuando el tacto de las manos de Colby me tomaron para cargarme de nuevo—. No soy un bebé —le saqué la lengua.
—Si lo eres —la mordió. Preferí quejarme en silencio—. ¿Cómo estás, Eve? ¿cómo están las cosas con Allen?
—Bien, gracias por preguntar —le sonrió metiendo las manos en sus bolsillos, Colby me dejó sentada en el sofá y acarició mi cabello—. ¿Esperabas que llegara para poder irte?
—Oh, si —salió del trance en el que estaba al mirarme y pasó una mano por su cabello—. Te la encargo, por favor —besó la mejilla de Evelyn y subió las escaleras trotando.
—No hay problema —le respondió—. No te preocupa si... ¿destrozamos la casa? —preguntó curiosa.
—Ni se te ocurra —le gritó desde el cuarto, podía notar un ligero tono divertido.
—Era broma —rió, pero se acercó a mi—. Quemaremos hasta sus cimientos —me susurró, no pude evitar reír.
—Shh... —hice un gesto con mi dedo, pero Colby no tardó en bajar con sus cosas.
—Cuídala —le volvió a pedir—. Se los diré como si tratara con niñas pequeñas... —nos miró a ambas—. No hagan desorden, no rompan nada y no molesten a los vecinos.
—¡Justo la mejor parte! —se quejó la castaña, casi en un berrinche.
—Se los advierto —se acercó a mi y me dejó un casto beso en los labios, luego a Eve y besó su mejilla nuevamente.
—Vale —rode los ojos... bueno, el que me quedaba.
—Te amo —me guiñó un ojo y cruzó el umbral cerrando la puerta detrás de él.
—Si, yo también te quiero —Eve fingió tirarle besos con un tono sarcástico—. Bueno, cielo —se giró a mirarme mientras juntaba sus manos—. Lo que ambas queremos... ¿hay cerveza en la nevera?
—Oh, yeah —traté de sonar como Randy Savage, pero terminé ahogándome y haciendo que Eve riera.
Caminamos directo a la cocina y para no ser mal educada, ella me dejó abrir la nevera y sacar lo que necesitaba.
—Mm... conozco estas casas —inspeccionó todo el cuarto—. Tienen un patio grande y espacioso, ¿o me equivoco?
—No lo haces —le entregué una lata—. Incluso tiene piscina.
—¿Estas bromeando? —en sus labios se formó una perfecta "o".
—Ve al patio —le sonreí. Eve me hizo caso y sin esperar más de dos segundos abrió la puerta para salir corriendo, me tomé mi tiempo, llevé el pack de cervezas bajo mi brazo y tomé la bolsa con hielos de la nevera para apoyarla sobre mi ojo, tenía que hacerlo todas las veces que fuese posible. Ya no quería estar más tiempo sin luchar, mi cuerpo se estaba comenzando a tensar y el sedentarismo agobiaba mi cuerpo.
Al llegar con Evelyn, me dí cuenta que estaba sentada en la orilla mojando sus pies, me miró y con un simple gesto corporal me pidió disculpas, me encogí de hombros en respuesta y me senté a su lado apoyándome sobre su hombro mientras dejaba las latas a un lado.
Las piscinas me traían recuerdos, robándole a mis labios una sonrisa estúpida, mi ojiverde amiga se dio cuenta.
—¿Qué tanto piensas?
—¿Yo? Nada —la miré quitándome el objeto de mi ojo.
—No... —achicó los ojos—. Algo recordaste... —siguió observándome—. Y tuvo que ver con una piscina.
—¿Eres bruja o qué?
—Tus gestos al mentir te delatan Hardy, eso es obvio —le dio un sorbo a su lata—. Así que ahora tendrás que contarme.
—Bruja.
—Cuenta —insistió.
—Uno, dos, tres...
—No de esa forma —me empujó suavemente mientras reía—. Andas graciosa hoy, ¿eh?
—De algo hay que divertirse, Fisher —me encogí de hombros—. Bueno... —pensé—. Una vez, cuando aún tenía mi casa había invitado a Joe con su pequeña hija a comer helado, una invitación sana —le advertí, conocía a la perfección su mente sucia—. Pero también a Jonathan, así que cuando Joelle se durmió la diversión comenzó y quedó... —suspiré—. Para que decirte. Aún recuerdo el olor al vómito de Jon sobre el césped, en esa zona... —apunté el lugar y la imagen llegó a mi cabeza.
—Debió ser increíble.
—Y lo fue —le sonreí—. Esos dos están locos.
—¿Siempre se divertían juntos?
—Muchísimo —le quité una cerveza a las cuantas que había traído—. Pero eso era cuando aún estaba soltera.
—Eso sonó como si no te gustara estar con Colby —me miró con una sonrisa.
—¡Oh, no no! Me encanta estar con él —expliqué—. Pero últimamente ya no ha sido como antes y sé que los celos de él no tardarán en aflorar.
—Vamos, no puedes privarte de la diversión sólo porque a él no le gusta.
Se giró a mirarme, quedando sentada en el césped como indio.
—Hay una gran diferencia en dejar que me divierta y con quien me divierta —imité su acción—. Colby permitiría que me divierta contigo hasta... —pensé—. Quemar la casa, por ejemplo.
—Ya rugiste —sacó un encendedor de su bolsillo.
—¡Por ejemplo dije! —reí quitándole esa cosa—. Pero no permitiría que lo hiciera con Joe.
—¿Qué cosa? —abrió los ojos grandes.
—Quemar la casa —reí nuevamente—. Com Joe lo hice demasiadas veces y es un buen amante, nada que decir —respondí a su insinuación—. Pero, ¿me entiendes? Todo depende de con quien me junte.
—Eso suena como si fuese tu dueño y él controlara tus acciones.
—No es tan así... —puse la bolsa de hielos sobre mi ojo—. Sé que Colby no tendría esas intenciones.
—Jamás se termina de conocer a las personas —aplastó la lata vacía—. Y no puedo negar que Joe está para darle duro todo el día y toda la noche —dijo sincera. La empujé para que se callara, pero Eve calló a la piscina—. ¡Oye! —se quejó tratando de quitar el cabello de su rostro.
—Por usar esa boca para decir atrocidades —reí y le mostré mi lengua.
—Muy en tu interior... —apuntó—. Tal vez más abajo —rió—. Sabes que es verdad.
Le lancé otra lata sin responderle, pero me exigió otra, se la lancé y las abrió dejando chorrear todo aquel líquido con el agua de la piscina.
—¿Te parece beber al estilo Stone Cold Steve Austin?
—Claro —tomé dos latas y las abrí con rapidez, luego las choqué con ella y sin perder más tiempo, las dejé caer sobre mi boca mojando mi camiseta.
—¿Puedes abrir el ojo? —me preguntó Fisher cubriendo su cuerpo con una manta, nos habíamos quedado hasta tarde en la piscina así que tuve que pasarle mi ropa.
—Eso intento —me esforcé, pero de alguna manera me pesaba—. Ya casi... —podía ver un poco de luz, hasta que lo logré. Podía ver borroso y éste comenzó a aguarse.
—Lo hiciste —sonrió—. Luego se acostumbrará a la luz, esta algo rojo.
—Bueno... —le resté importancia y tomé las cajas de los medicamentos, Eve como vio lo que hacía, fue por un vaso con agua—. ¿Vendrá Allen a buscarte?
—Si, tal vez se venga con Colby —escuché la llave del agua abrirse, pero rápidamente cerrarse. Luego apareció por el pasillo y me lo entregó—. ¿Cómo estuvo tu charla con Joe? —se sentó a mi lado.
—Mm... —hice un gesto en desaprobación.
—¿Fue tan malo?
—Tuve que amenazarlo, sabiendo que aún así no me haría caso —me tomé una pastilla—. En ningún minuto se retractó de lo que le había dicho a Colby —conté y me tomé la otra—. Es más, cuando le dije que lo dejara en paz él me respondió "No veo que a él le moleste".
—¿Qué mierda?
—Exacto, que mierda pasa por su cabeza —traté de controlarme—. No lo golpeé solo porque tú me lo pediste.
—Para eso esta el ring de la WWE.
—Te adoro —la abracé por el cuello, si ella decía que podía golpearlo, no perdería esa oportunidad. Además, se lo decía de vez en cuando porque ella me entendía y no me juzgaba.
—Y yo a ti.
Luego de un rato, encendí el televisor para ver una película pero me encontré con "Bajo la misma estrella", maldije por dentro. Evelyn era tan sentimental que este tipo de películas le gustaba así que no me quedó otra opción que verla junto a ella.
Se acomodó sobre mi pecho y se cubrió con las mantas sin dejar ninguna parte de su piel descubierta. Por mi, yo podía quedarme dormida, pero a Eve no le gustaría y me mandaría un codazo que rompería cualquiera de mis costillas buenas.
"... y en un futuro, cuando me pongan ojos roboticos, les diré que no los quiero... porque no quiero ver un mundo sin Augustus Waters."
A esas alturas Eve ya estaba llorando como condenada, rode los ojos pero de mis labios se escapó un bostezo, fue un grave error porque me gané un codazo de su parte. Podía sentir como algo dentro de mi se rompía, bufé. Ya estaba cansada.
—¿Te estás durmiendo? —preguntó sin moverse para mirarme.
—Claro que no —acomodé mi nuca contra el sofá.
—¿Segura?
—Muy segura —me dejé llevar por el sueño, pero cuando estaba casi pasando al otro mundo, la cerradura hizo ruidos hasta que se abrió. Aún no quería abrir los ojos, estaba tan cómoda pero los labios de Colby impactaron en los mios, pude identificarlos.
—Eres tan mala persona —susurró después de separarse, abrí los ojos y Colby me miraba con una sonrisa.
—Mi presencia es lo que cuenta —le sonreí de igual forma, levanté mi cabeza y Evelyn estaba con Allen dándose algo de amor. Que rápido y sin hacer ruido alguno.
—¿Cómo estás, nena? —se sentó a mi lado y tomó mi mano.
—Ya puedo abrir mi ojo.
—Oww —dijo con ternura—. Haz dado un gran paso.
—Lo único que quiero hacer es volver al trabajo.
Por cierto, ¿cómo te fue?
—Luché con Reigns.
—¿Y? ¿ganaste? —pregunté impaciente.
—No...
—Yo... Colby... —no sabía como subir su ánimo.
—....¡No pude haberlo hecho mejor! —gritó emocionado cargándome en el aire, no paraba de reír. Luego me dejó nuevamente en el sofá.
—Hey chicos —habló la castaña tomando toda nuestra atención—. Nos vamos.
—Claro —me levanté de mi puesto y me acerqué a ellos—. Nos vemos mañana —besé la mejilla de ambos, luego Colby se despidió y los acompañó hasta que tomaron un taxi y se marcharon.
Cuando volvió a entrar, me cargó entre sus brazos como le gustaba hacerlo y subió las escaleras hasta llegar al cuarto.
—¿Cómo están tus antojos? —me dejó recostada en la cama.
—Tengo antojos de otra cosa —se separó un poco y quitó su camiseta tirandola lejos—. Lo he aguantado todo el día —se recostó encima de mi cuerpo pero afirmó su peso en ambos brazos, apretó su pelvis contra la mía y mientras besaba mi cuello comenzó a hacer fricción. De mis labios se escaparon varios gemidos involuntarios, sin pensarlo mucho tiempo, quitó mi camiseta con el brazier incluido y los dejó caer al suelo sin importarle nada, luego se levantó e hizo desaparecer toda la ropa que traía de las caderas hacia abajo, haciendo desaparecer también la suya.
Me gustaba verlo desnudo, ese cuerpo debería considerarse delito para la naturaleza. Tomó un preservativo, como era costumbre y lo pasó por su intimidad, ver como lo hacia me desesperaba, así que me levanté y al ver que ya estaba listo salté a sus brazos. Colby me acorraló contra la pared, estaba fría y sin más preámbulos llevó su miembro a mi intimidad, no sin antes jugar con mi entrada.
—C-Colby... —gimoteé arqueando mi espalda contra la pared y dejando caer mi rostro hacia atrás.
—No te desesperes —sujetó mi cintura con una mano y con la otra se adentró en mi interior, luego aquella mano la puso sobre el otro lado de mi cintura y con fuerza se adentró el último poco que faltaba sin dejar de mirar mi expresión. Imitaba la mía. Nada más excitante. Un gemido intenso escapó de mi garganta con mucha fuerza que mis uñas se incrustaron en su espalda, Colby me tomó de los muslos y comenzó a bombear con bastante fuerza, por inercia mordió su labio inferior al empujarme contra la rígida pared.
—Aghh... —gimoteé apretando mi agarre a su cuerpo, mi respiración estaba comenzando a agitarse haciendo que mis gemidos se entre cortaran.
Llevé mis labios a su lóbulo izquierdo, el cual lamí y mordí con deseo, mis manos se dirigieron a su cabello y lo desataron para así poder jalar de algo. Hice que Colby se excitara y me embistiera con mas intensidad, casi logrando tocar mi punto máximo.
Seguí haciendo lo que hacia y en varios minutos más, ya habíamos tocado el cielo con ambas manos.
Colby, aún con las piernas temblorosas caminó en reversa hasta chocar con la cama, se sentó conmigo encima y me pidió sujetarme para él subir hasta la cabecera.
Me salí de encima, le quité aquel desecho, le hice un nudo y lo dejé en un costado del suelo mientras él abría las mantas. Luego volví a recostarme encima de su cuerpo y nos cubrió a ambos, mis ojos se cerraron por el cansancio y sus manos se dirigieron a mi espalda para acariciarla con mucha tranquilidad.
A la mañana siguiente..
Me desperté abrazando una almohada, me giré de la posición en la que me encontraba y Colby ya no se encontraba en la cama, solo estaba Kevin durmiendo pacíficamente.
—¿Colby? —mi voz salió gruesa, la garganta me estaba quemando. Tosí y fue peor, así que no me quedó otra opción que levantarme y usar algo de su ropa tirada; su camiseta y sus boxers.
A pies descalzos camine fuera del cuarto, la casa estaba en silencio, sólo mis tripas hacían presencia con su melodía. Le resté importancia el saber donde se encontraba, tenía hambre y ese era mi objetivo en este momento.
Llegué a la cocina, vi lo que había para comer y tomé un par de huevos mientras preparaba algo de té. Arriba del refrigerador se encontraba el celular de Colby, así que lo tomé en un salto y alegré el ambiente con algo de musica, llevé mi dedo a la canción "My house" de Flo Rida y la vida fue más hermosa.
Mi cuerpo se movía al ritmo de la canción y no me había dado cuenta hasta que de mis labios se escapó una risa, estaba sola y nadie podía decirme que no podía hacerlo.
—¿Qué comeremos? —escuché un susurro en mi oído y una punsada en mi parte trasera, pero mi cuerpo sólo se inmuto dando un salto del susto—. Lo siento, nena —rió ocultando su rostro en mi cuello y me abrazaba por la cintura.
—Un "lo siento" no tranquilizará a mi corazón de ratoncillo asustado —apagué la cocina al terminar de hacer los huevos—. Eres malo ¿sabes?
—Nadie ha dicho lo contrario —besó mi mejilla.
—Eres de lo peor, Lopez —seguí haciendo lo que hacia, provocando que soltara su agarre de mi cintura—. Y por cierto, ¿dónde te encontrabas? —deposité los huevos en un plato, ahora serían para él.
—Fui a casa de Matt —tomó su celular y le bajó un poco a la música—. Quiere una ayuda para entrar al mundo de las luchas.
—Wow —fue lo único que salió de mis labios mientras le ponía el plato adelante de él y una taza de té.
—Gracias —sonrió—. Me contó lo de su relación y bueno... para olvidarlo quiere luchar —prosiguió con el tema.
—¿Crees que esté listo?
—El odio puede ayudarlo a llegar muy lejos —se encogió de hombros mientras tomaba un sorbo de té—. Dale una oportunidad al muchacho.
—Si tú lo dices —me senté a su lado a comer algo de fruta, ya no tenia hambre—. Sólo no lo lastimes al primer intento.
—Van a haber cosas que lo lastimarán más que yo, no sé porque te preocupa —se encogió de hombros.
—Iré a hablar con él —me levanté de mi puesto, pero Colby me sujetó de la cintura y me sentó en su regazo.
—No le haré daño cielo, le enseñaré, seré su tutor —acarició mis piernas, sabia que me había enfadado.
—Eso suena mejor.
—Testaruda —me besó.
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