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Esta historia jamás debió haber comenzado.

Capítulo 37.

Un año después...

—"Ah" nena, dí "ah" —moví la cuchara entre mis dedos, ya le habían salido los dientes y no había parado de morder todo lo que pillaba, incluso la nariz de Colby. Eso era lo que más le gustaba—. Aquí viene el avión —sonreí moviendo la cuchara con el ruido del avión y ella abrió su boca lo más grande que podía—. Bien, una más y te dejaré morder el chupón por un rato —fingí tener su nariz y Sun sonrió.

—Violett, ¿dónde haz dejado mi camiseta? —apareció Colby rascando su nuca, acababa de levantarse.

—Si te refieres a la de Misfits, esta lavada —le dí la última cucharada a Sun y ambas aplaudimos.

—Bien hecho —Colby le dio los cinco y con un gesto de sus manitas me pidió el chupón.

—Iré a buscar tu camiseta —apreté su tetilla y él se quejó devolviéndome el gesto con una nalgada—. Oye, no delante de Sunshine —lo miré y él levantó los brazos en defensa. Seguí caminando y llegué al patio donde estaba colgada, el cielo estaba cambiando de color, tal vez llovería en la noche.
Volví y Colby trataba de ayudarla a decir su primera palabra, pero Sun lo miraba como si fuese un extraterrestre. No pude aguantar mi risa, asustando a Colb y haciendo sonreír a la pequeña.

—No he podido lograr que diga "papá" —se levantó de su posición y tomó la camiseta de mis manos.

—Tranquilo, el momento llegará cuando tenga que llegar —acaricié el cabello de Sunshine—. ¿No es así mi amor? Si, yo sé que si —alejé el plato de comida de su silla y ella dejó caer el chupón de su boca. Estaba a punto de decir algo—. Aquí viene, trae la cámara —le susurré a Colby y él con velocidad sacó su celular de su bolsillo.

Taidor —dijo Sunshine. Colby y yo nos quedamos con la boca abierta, literalmente hasta el suelo.

—De donde habrá aprendido esa palabra, ¿eh? —Colb dejó de grabar y me miró con los brazos cruzados, con un rastro de risa en su voz.

—No me mires a mi, yo no... —recordé encogiéndome de hombros—. Fue el tío Dean —respondí con inocencia.

*Flashback*

—Chicos, cada uno tendrá su momento para estar con Sunshine. No se amontonen o la van a asustar —les dije a Dean, Roman, AJ, Kevin y a Sami que estaba a mi lado esperando su turno en silencio.

—¡Yo primero! —Dean empujó a todos los demás, como si fuese el más importante.

—Yo llegué primero —se quejó Kevin.

—Y yo soy su tío —le sacó la lengua dejándolo callado—. Hola mi niña, eres la chica más hermosa de todo el mundo —la cargó en sus brazos y ella llevó sus manitas a su rostro—. ¿Sabes? El tío Dean te contará una historia, no muy larga —sonrió—. Había una vez un chico que siempre se iba por la sombrita porque sabía que el popo al sol se secaba, entonces un día comenzó a trabajar de luchador ya que para eso era lo que él pensaba que servía pero no fue así y solo se convirtió en un pompozo traidor que se quedó con la mejor chica de la empresa y te tuvieron a ti. Fin, ¿te gustó? —Jon narró con tal rapidez como si estuviera enojado, apretando los dientes y haciendo temblar la mandíbula. Pero cuando llegó al final, aflojó todos sus músculos.

—¡Dean! —advirtió Sami aún a mi lado—. No puedes decirle eso a una bebita que aún no aprende a hablar.

—¿Qué? Traté de no decir palabras fuertes y las cambié por "popo", "pompozo", "traidor" —se encogió de hombros como si no fuese tan grave.

—Si algún día aprende a decir traidor, estarás en serios problemas.

—Agugugu —fingió llorar y Sun le respondió de la misma forma.

*Fin Flashback*

—No, realmente no recuerdo —me volví a encoger de hombros disimulando.

—Se las verá el tío Dean —hizo un ruido con su boca y volvió a subir las escaleras sin decir otra palabra. Miré a Sun y mordí mi lengua divertida.

—No es la palabra que esperábamos, pero... bueno, así se dieron las cosas —la tomé de la silla y la cargué en mi pecho—. Al menos te referiste a papi —reí y se recostó en mi cuello, quería que le sacara los gases. Acaricié su espalda y lentamente le fui dando golpecitos en la espalda para que los soltara despacio.

Cuando acabó, la senté sobre el sofá y encendí el televisor para que viera caricaturas sanas, aunque es muy difícil en estos tiempos encontrar algo que no lastime la imaginación de los pequeños, hasta Mickey Mouse se ha vuelto una amenaza.

|*Retaliation*|
El aparato al lado de Sunshine comenzó a sonar, asustándola y haciéndola llorar. Lo tomé con rapidez atendiendo la llamada y a la misma vez la cargué.

—¿Hola? —pregunté al ver en la pantalla que era Evelyn.

—Hey Vi, ¿cómo has estado?

—Bien ¿y tú? —besé la frenté de Sun y ella con los ojos cristalizados juntó su rostro con el mío, sus labios se giraron formando una mueca con ganas de seguir llorando—. Tranquila corazón, todo esta bien, relajadita —caminé por todo el pasillo.

—¿Qué? ¿me lo dijiste a mi? —preguntó Evelyn entre risas.

—No —reí—. Sunshine se asustó por el tono de llamada, la pilló de sorpresa.

—Oh, entiendo.

Pero dime la razón de tu llamada.

—Cierto. All y yo tenemos la tarde libre y bueno... pensamos que mientras Colby trabaja esta tarde, podríamos invitarlas a salir un rato. No lo sé, al parque, a la plaza, donde gustes. Te hemos visto encerrada y no has salido, el único milagro fue ayer cuando llevaste a la nena al show.

—No lo sé...

—Vamos, no te llevaremos a un bar sabiendo que Sunny es una bebita. O, no te llevaremos al cine porque Sunny es muy chiquita y el ruido le molestará en los oídos.

—Que lindo apodo —reí—. Esta bien, me cambio de ropa y salimos.

—¡Genial! Estaremos dentro de cinco minutos afuera de tu casa colgó. Subí las escaleras con Sun en mis brazos y Colby estaba recostado en la cama.

—¿Qué te sucede? —le pregunté confundida—. ¿Te sientes bien?

—Me he estado sintiendo algo mareado los últimos días y no le encuentro razón aparente —se apoyó en sus codos, pero un estornudo se le escapó.

—Te estás enfermando, Colby —hice una mueca.

—Suena absurdo —cerró los ojos como si lo apuñalaran en las costillas—. Demonios —se tocó la cien, estaba segura que le había dado una clavada.

—No, tú no vas a trabajar esta tarde y dormirás una siesta. ¿De acuerdo? —le jalé las mantas y lo cubrí con ellas—. Saldremos con Allen y Evelyn. Prométeme que te cuidaras.

—Lo haré —sonrió de lado y tomó mi almohada favorita acomodandola debajo de su cabeza—. Cuídate y cuida a Sunshine.

—Lo haré —me agaché y besé su frente. Miré mi ropa, no tenía donde dejar a Sun así que decidí quedarme con lo puesto y ponerle un abrigo a ella por el mal clima que estaba cambiando afuera.

Volví a bajar, tomé lo necesario para ambas y abrí la puerta. A unos escasos pasos venia la pareja de la mano, sonriendo.

—Deberían coronarlos como la pareja del año, ¿no les parece? —sonreí acercandome a ellos.

—Y tú como la mami del año —respondió el hombre de ojos claros besando mi mejilla—. Hola princesa, ¿recuerdas al tío AJ? —jugó con su nariz.

—Ahora todos son el tío de Sunny —se burló Eve y Allen la miró con diversión, como si fuese a decir un chiste al respecto pero no lo hizo y esa mirada se transformó en amor. Amor del puro, del sincero—. Pero a mi me quiere más —la tomó de mis brazos. Sunshine no tardó para comenzar a llorar desconsoladamente.

—Nope —la cargó All y ella dejó de hacerlo, enfocándose en sus ojos claros. Sus deditos fueron a parar a sus labios y él fingió que se los comía—. Que deliciosos deditos, me los comeré todos —hizo una voz más ronca y ella sonrió, podía verlo en sus ojos.

—Te debes sentir reemplazada —le dí un golpe con el codo a Evelyn. Pero la castaña me mostró la lengua lo más afuera que podía, estaba celosa—. No te sientas amenazada —bromeé y seguimos caminando, quedando al medio de ambos; Allen a mi izquierda y Evelyn a mi derecha.







Entonces mi pequeña bromista dijo... —pausé tratando de no reír—. "Traidor".

—¿Qué? —ambos quedaron con la boca abierta. Estábamos sentados debajo de un árbol, ambos al frente de mi y Sun entre medio de las piernas de Allen jugando con una pelota que el mismo tío le había traído en el bolsillo—. ¿Qué dijo Colby? —preguntó la trigueña.

—Me preguntó quien fue la persona que se lo enseñó —cerré los ojos con una sonrisa en mis labios—. Ustedes lo saben.

—Dean —respondió All y yo asentí volviendo a abrir los ojos—. Era de esperarse.

—Entre tantas otras palabras, no se porque se le grabó esa —le devolví la pelota a Sun que había llegado a mis piernas.

—Vamos, ese hombre jamás se cansa de decir palabras así todo el tiempo. Tal vez nos de gracia, pero no es bueno para una pequeña como Sunny.

—Tal vez deberías ponerle limites, una lista de las palabras que no puede decir al frente de la pequeña —añadió Eve.

—Aún así, conociéndolo sabemos que de la nada misma sacará malas palabras para molestarme y llamarle la atención —apreté los labios juguetona—. Es un maldito desgraciado —reí y sin esperarlo, una gota cayó en mi mano sobresaltándome.

—Será hora de irnos —Allen comentó al ver mi reacción, y rápidamente le subió el gorro al abrigo de Sunshine. Nos levantamos y corriendo tratamos de volver a casa, casi nos quedamos sin aire en los pulmones.

—Entraré a casa, necesito entregarles algo —comenté desde la vereda, aún no se ponía a llover con locura—. No tardo —corrí sacando las llaves de mi bolsillo a la misma vez, abrí y antes de gritar el nombre de Colby, unos ruidos se hicieron presentes en mis oídos exaltándome por completo.

Sin hacer ruido, subí las escaleras como si cada escalón fuese fundamental y dejando las huellas de mis zapatos marcados en el suelo, abrí la puerta... algo dentro de mi se desvarató. Era como volver a ver a Alex con Colby, sólo que esta vez era la rubia de la tienda. Todo se sentía más lento aunque dentro de mi todo estuviese a 100km/hora.
—¿C-Colby? —la voz me falló y mis ojos ya no podían ver bien por las lágrimas. La rubia se bajó de encima de él y una sonrisa se dejó asomar por sus labios.

—Vi... —se levantó desnudo y se acercó a mi. No quería que caminara, no quería que se acercara más y mi palma fue a parar a su mejilla por primera vez después de tanto tiempo, pero no fue una. Fueron el mismo número de lágrimas que brotaban de mis ojos, hasta dar contra el suelo.

—¡No te atrevas a decir que puedes explicarlo! ¡eso no funciona conmigo! —le grité y él cerró sus ojos dejando que su cabello se le posara en el rostro—. ¡Como puedes hacer esto, Colby! ¿Qué fue lo que hice mal? ¿cuál fue mi error para que me pagaras de esta forma? Te entregué todo de mi, todo lo que fui y todo lo que soy. Te dí los mejores años de mi vida y... ¿y tú me respondes así? —limpié con brutalidad mi rostro—. Colby... Colby yo te amo —admití—. Tú sabes eso ¿y te diviertes jugando con mis sentimientos? ¡Qué clase de hombre te crees que eres! —no quería tocarlo, ya no me pertenecía—. Me juraste amor, yo te juré amor... ¡incluso fui madre por ti, maldita sea! —apreté los dientes—. ¿Eso no significó nada para ti? ¿nada? —esperé su respuesta, pero no lo dijo. No dijo absolutamente nada—. ¿Desde cuando lo hacías? ¡Dime! ¡dime desde cuando lo hacían! —volví a esperar su respuesta, pero solo miró el suelo—. Vete a la mierda entonces —limpié mi mejilla y salí de allí lo más rápido que pudé, tenía muchas palabras más para decirle pero el olor a sexo y la esencia a adulterio estaban matándome. No podía respirar con normalidad, mis manos temblaban y las piernas me comenzaron a flaquear saliendo por la puerta. Caí sobre el barro y me quedé allí un rato, ya no me importaba estar limpia o si al menos estaba viva.

Con las pocas fuerzas me levanté y fui a parar a los brazos de Allen que tampoco le importó mi estado, segundos antes le había pasado Sunshine a su novia envuelta en su abrigo para que no se enfermara.

—¿Qué sucedió? —preguntó él aún sin abrazarme.

—...Dime que esto no esta pasando. Dime que no estamos aquí y que jamás llegué a esta ciudad —sollocé apretando su cuerpo mojado. Allen no dijo palabras y poco a poco trató de abrazarme, era como si mi cuerpo fuese lava y sus manos aún no se acostumbraran al calor, pero poco a poco dejó de sentir las quemaduras y me apretó a su cuerpo—. Dime que esta historia jamás comenzó.

—Yo te protegeré —susurró y me cargó en sus brazos. Me afirmé de su cuello, recargando mi cabeza contra su pecho. El dolor dentro de mi era imparable, quería detenerlo pero era incapaz de hacerlo, no era yo quien debía hacerlo... era alguien más.

—Esta historia jamás debió haber comenzado —las gotas caídas del cielo se mezclaban con mis lágrimas, podía sentir como por fin comprendía el clima.

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10.- ¿Qué edad tienen? Sean sinceros conmigo por favor. Necesito saber las edades de mis lectores, o si estoy violando sus mentes con tanto lenguaje explícito.

P.D. Gracias a NirvanaBanana por la ocurrencia de hacer divertida la primera palabra de Sunshine✨.

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