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Día de compras.

Capítulo 62. 

Los días pasaban, tenía que tragarme todos mis sentimientos y aprender a aceptar los golpes, porque prefería que fuesen a mi a que fuesen a las personas que amaba.
Era difícil, pero jamás se logró acostar conmigo en mi sano juicio por más esfuerzo que ponía de su parte. Podía drogarme, hacerme beber cualquier tipo de sustancia, pero no siempre lo lograba.

Me sentía del asco, como si no hubiera salido de casa durante todo un año. Odiaba el encierro, pero si me encontraba afuera nadie podía controlar mi bipolar cabeza, incluso que locura llegaría a hacer.

«Vamos, sal una vez por esa puerta. Pero has que valga la pena»

No lo sé —sobé mis ojos, estaba cansado—. ¿Y si arruino todo?

«No lo harás, si vas por Violett eso ya sería un logro sin importar que luego esa bruja te golpee. ¡Vamos campeón!»

—Vale, necesito saber si ella se encuentra bien —me levanté del suelo y me coloqué un gorro, mi cabello estaba descuidado.

Era de noche, casi las once de la noche y Apple ya estaba durmiendo en el sofá. Prefería hacerlo ahí para que no lograra escapar como la última vez, fue un desastre y como siempre... nadie lo notó. Era como si estuviéramos en una calle fantasma, en un mundo lleno de zombies.

«No hagas ruido, lleva los zapatos en la mano, cuando estés afuera te los pones y zap! tomas el auto en busca de Violett a SmackDown Live ya que ese mentiroso te engañó y te quedaste como imbécil esperando algo que jamás sucedió»

No te enojes, todo se paga —tomé algo de maquillaje de Violett y me pinté el moretón en mi ojo, era difícil cubrirlo pero con la oscuridad no se notaría—. ¿Qué te parece? Me veo como un chico malo —sonreí, aún me quedaba algo de mi espíritu alegre.

«Si si, ahora sal antes de que despierte la bruja»

Le hice caso y a paso lento salí del cuarto, miré desde las escaleras si aún seguía dormida y traté de bajar las escaleras. Éstas comenzaron a rechinar peor que una casa embrujada, no sabía desde cuando pasaba eso.
Llegué abajo después de quince largos segundos y como un fantasma dí pasos largos pero como si fuese una pluma. Mi rostro estaba asustado, mordía mi labio con brutalidad, sentía correr la sangre por mi mandíbula.

—¿A dónde vas? —Apple habló y por instinto me agaché como un perro—. Si tú, te vi —siguió hablando, no me quedó de otra que ponerme de pie frente a ella. Se rió y se giró dándome la espalda. Al parecer soñaba.

—Uff... —susurré y abrí la puerta lentamente, nunca me había sentido tan aliviado de sentir el frío en mi rostro—. Mm... —me devolví, tomé algo de algodón del botiquín de primeros auxilios que teníamos con Vi debajo de la mesa de centro y le puse un poco en ambos oídos a Apple. A veces tenía el sueño pesado, esta era una de las noches ya que había tomado mucho alcohol y se dejó caer sobre el sofá.

Salí nuevamente, me quedé parado unos segundos respirando relajado una, dos, tres veces... y subí al auto. Hice el menos ruido posible, ajusté los espejos sin antes mirar mi rostro limpiando la sangre de mi labio y crucé las calles.

Pasé al frente del coliseo, ya no se encontraba casi nadie. Seguí con las esperanzas de encontrarla en la parada de buses y ahí estaba, nunca me había sentido más aliviado. Le hice parpadear las luces y ella se levanto pero al darse cuenta que no era un taxi su rostro cambió.

—¿Qué haces aquí? —miró por la ventana, su aroma inundó el auto por completo.

—Tu qué crees —me estacioné—. No respondes mis llamadas, no me devuelves los mensajes, no quieres verme, ¿a qué crees que vengo entonces?

—Hubieras esperado hasta mañana al menos, es demasiado tarde —caminó lejos. No, no, no.

—Siempre es demasiado tarde para mi ¿verdad? —le seguí el paso con el auto.

—Sólo vete entonces, si sabes que significan mis palabras.

—¿Por qué siempre tienes que huir? ¿por qué siempre evades los problemas?

—Porque sé que me lastimarán —se abrazó, como hubiera deseado que esos brazos fuesen los míos—. Porque intento ser lista y lastimar antes de que me lastimen... pero eso no suele funcionar —susurró lo último, sabía que la voz le había comenzado a fallar. Corazón.

—Sube al auto.

—¿Por qué debería?

—¡Sube al auto Violett, por favor! —exigí ya cansado. Quería decirle todo.

—¡Prefiero caminar sola, a estar contigo! —gritó de vuelta—. Gracias.

—No seas así o sabes que yo mismo lo haré aunque patalees, grites y golpees —sonreí de lado, me gustaba hacer eso.

—Déjame en paz, sólo eso te pido. ¿Por qué no vas a casa y vuelves a acostarte con esa adolescente? Evita perder el tiempo aquí, es valioso últimamente. Deberías saberlo, ¿no? —sonrió viendo como el frío salía por su nariz, era tan dulce pero tan malcriada a la misma vez—. Si ahora haces todas las cosas a contrarreloj, con temor a que te pillen.

—Basta —eso me había molestado. Puse el freno de mano y me bajé del auto dando un portazo. Se tenía que ir conmigo si o si.

—Me tocas, te golpeo y me pierdes para siempre —amenazó cada paso que mi cuerpo daba, reí con cautela y la tomé en brazos sentándola en el asiento al lado del conductor—. ¡Imbécil! —pataleó cuando la pillé con el cinturón de seguridad. Tenía ganas de besarla, Dios sabe que así era.

—Me obligaste a actuar a las malas, Hardy —me senté a su lado y volví a conducir saliendo de la calle.

—Ahora qué, ¿me llevarás a casa y esperarás que formemos un trio? Estás muy equivocado si esperas que acepte tal sueño morboso —se cruzó de brazos, con solo pensarlo me daban náuseas. Jamás la mezclaría con esa mujer, ugh.

—Te llevaré a casa de Evelyn —humedecí mis labios, aún tenía sangre pegada. Junto a Evelyn era un mejor lugar, sabía que la protegerían—. Sólo quería que me dieras la oportunidad de conversar mientras tomaramos un café el día de mañana —no supe que más inventar.

—¿Y tú crees que yo aceptaré eso?

—No, y no me esperaba más de tu respuesta.

—Entonces no sé porque pierdes tu tiempo —se encogió de hombros molesta.

—Porque no me interesa el tiempo que pierda contigo, siempre será importante para mi. Aunque se trate de solo mirarte. —la miré, eso me mantenía con vida.

—Olvida lo cursi, conmigo ya no funciona —miró por la ventana cohibida—. Y olvida que te daré una oportunidad, no te mereces ni lo que estas pasando. Te mereces algo mucho peor.

—Si no aceptas que nos juntemos entonces puedo mover unos cuantos hilos y hacer que te cambien a RAW —amenacé, así me entendería.

—No me amenaces —me miró enojada.

—Es la única manera para hacerte cambiar de parecer. —me encogí de hombros—. Te conozco mejor que todos tus padres.

—¿Por qué rayos se te ocurre hacerme la vida imposible Colby? ¿por qué crees que amenazándome voy a caer en tus juegos estúpidos?

—Si te pido cortésmente que hablemos no me harás caso y me mandarás a la mierda, de que otra forma puedo hablarte.

—Desaparece de mi vida por un tiempo y cuando sientas el dolor que se propaga por mi torrente sanguíneo, vuelve y ahí conversaremos. Pero antes no —se liberó del cinturón de seguridad—. No sabes el daño que me has hecho.

—Sé lo que te he hecho, estoy consciente de ello —fui sincero, pero sabia que no había sonado así.

—¡Entonces dejame en paz! ¡esta no es como las otras veces que hemos discutido! Esta vez es real Colby, trata de entenderlo —se bajó cuando estuvimos al frente de la casa—. ¡Olvídame! —se giró caminando lejos.

«Si fuese tan fácil cariño, lo hubiera hecho desde un principio... pero no es porque sea fácil, sino, porque tampoco quiero hacerlo»

—¡Algún día te darás cuenta que huir no es la mejor solución! ¡y vamos a tener que hablar! —grité. Pero solo me mostró su dedo medio sin la necesidad de girarse. —Algún día usaremos ese dedo para algo más.. —reí para mi y miré como se dirigía a la casa, su cuerpo, su movimiento de caderas era hipnótico. Maldito el día en que conocí a Apple en el hospital.

Me quedé mirándola por unos minutos más.
No quería regresar a casa.

De un momento a otro, ella se detuvo. La miré expectante, mi corazón se aceleró y en mi cabeza solo decía: "gírate, gírate, gírate".
Unos segundos más y ella se giró... pero mi sonrisa se borró. Estaba llorando. No, Dios.

—¡Me rompiste el corazón, Colby! ¡Me partiste en dos! ¡Me dejaste tan rota que aún hay pedazos que no he podido encontrar porque volaron muy lejos! —gritó doblándose un poco y apuntando su corazón. Estábamos muy lejos pero su voz se había escuchado como si estuviéramos frente a frente, podía sentir su dolor—. Me dejaste sin ganas de volver a salir adelante. Me destruiste y de la peor manera. Tú fuiste y siempre serás mi karma, le hice tanto daño a tanta gente y tú fuiste el shot de mi propia medicina —siguió soltando todo. Mi garganta tenía un nudo. Un jodido nudo que no me dejaba respirar.
Teníamos un contacto visual tan fuerte, que a los segundos tuve que desviar la mirada porque mis ojos estaban llorando de igual manera.
Me limpié una mejilla sin correr el maquillaje.
—No sabes el dolor que tengo en estos momentos, he hecho tantas cosas malas como si fuese una adolescente de las que no me siento orgullosa en estos momentos... pero no estás para rescatarme y no lo estarás nunca más. Me duele porque eras mi amigo y mi pareja. Ya no tengo a quien contarle de mis problemas ni de mis logros. Me has quitado hasta la piel y me has dejado expuesta. Expuesta a que todos vean mi corazón roto con espacios donde faltan esos pedazos, que puedo jurar, que los tienes en tus bolsillos —sollozó—. Querías que dejara de huir y eso es lo que estoy haciendo ahora.

Giré mi rostro con miedo.
Estaba más cerca del auto y escuchaba como respiraba. A los segundos vomitó.
—Violett —dije y me bajé desesperado del auto sin que ella se diera cuenta.

Ella levantó los brazos como escudo para que no me acercara pero la ignoré y la abracé. La abracé muy fuerte. No fue un acto correspondido, sobra decirlo.
"Debo decirte la verdad, ¡debo gritarla!"

Cuando pudo, se despegó de mi y limpió su nariz.
—Quítate la sudadera antes de entrar a tu casa, tienes mi perfume... —susurró y dio la vuelta para caminar hasta la casa.

No la seguí, ya había hecho mucho.
Observé unos segundos más y me marché en mi auto.
Me quería arrancar el corazón y tirarlo por la ventana.




Al día siguiente.

Apple me había sacado temprano de casa, no quería salir, no tenía ánimos después de ese golpe en la entrepierna. Le reclamé pero eso sólo empeoró las cosas y casi me voló un dedo.
No sabía a donde quería llevarme, tal vez quería ir de compras y obligarme a decirle que se veía bonita. O ir a casa de sus padres, no lo sé, pero lo que si sabía que de ella se podía esperar todo.

—¿Vas a llevar las armas a toda partes? —pregunté como si fuese absurdo.

—No quiero que te escapes —guardó una en su falda por dentro y lo ocultó con la chaqueta.

Duh, no me iré. Es mi casa.

—No me manipules, porque sé que para eso eres bueno —cerró la puerta de casa y caminamos hasta la vereda del frente. Tomaríamos un taxi.

—¿Dónde iremos? —bostecé.

—De compras, quiero comprarme algo lindo para ti.

—Ni siquiera Violett lo hacía —dije entre dientes—. Ella me impresionaba sin tener que pedírselo.

—¿Perdón? ¿dijiste algo?

—No, solo pensaba en un vestido rosa.

—¡Oye si! ¡ese color me gusta! —saltó varias veces—. ¡Pero no muy apretado, recuerda que pronto tendré pancita!

*Flashback*

¿Acaso será recompensado con sexo cada vez que nos reconciliemos? —preguntó la hermosa mujer entre mis manos.

—¿Te molesta? —le sonreí mientras cruzaba el césped para llegar a casa.

—No, pero... —trató de buscar una excusa, se veía tan adorable—. No podremos hacerlo cuando mi pancita se desarrolle más —acarició mi cuello.

—Entonces hasta que tu pancita crezca, te disfrutaré al máximo —sonreí.

*Fin Flashback*

—¡Hey! ¡sigo aquí! —pasó una mano por mis ojos—. Has parar al autobús que viene aquí.

—¿Y por qué no lo hiciste tú? —la miré mal haciendo lo que dijo.

—Soy una dama, por favor —subió por la puerta trasera, no puede ser más rara. Miré como se sentaba en el último asiento y esperaba que yo pagara, el chofer comenzó a darle marcha al vehículo mientras buscaba algo de dinero en mis bolsillos. Las personas subían y bajaban mientras yo seguía ahí. Cuando por fin pude darle el dinero necesario miré en la dirección de Apple y esta miraba su zapatilla, había pisado eses de perro. No pude evitar reír en silencio mientras me acercaba a su lado, las miradas de los demás estaba puesta sobre mi, podía sentir ese calor en mi zona media pero no le tomé importancia y sólo me senté al lado de Apple mirando la ventana.

Los minutos pasaban, pero para mi eran horas inagotables mientras ella hablaba. La gente subía y otra bajaba, podía ver sus rostros cuando el autobús seguía su ruta y los peatones decidían pasar por detrás.
De repente, una mujer con una melena bastante brillante bajó con una pequeña entre sus brazos, me llamó la atención. Cuando levantó la mirada era Violett, estaba estático, no tenía gesto en mi rostro, solo quería bajar y ella sólo me hacia un gesto con la mano en despedida. Pero no iba a arriesgar su vida.

—¿Qué viste? —preguntó acercándose a mi espacio.

—Nada, solo quiero llegar ya —mentí.

—No falta mucho, no te preocupes —se apoyó en mi hombro, tenía una cabeza dura.

—Bueno —suspiré en silencio.





—¿Qué tal? —salió con un vestido color pastel.

—Lindo —le dije sin tomarle importancia, mi cabeza estaba en todas partes menos en donde debía—. Ve a probarte otro, a ver si me decido por cual —la distrajé, tenía que hacer una llamada a Stephanie.

—¡Ya! —se adentró al probador corriendo. Lo más rápido que pude, me fui a los contactos en mi teléfono y le marqué a Stephanie, no tardó en responderme.

—Steph —sonreí—. Tengo que hablar contigo.

—¿De que se trata?

Es sobre Violett Hardy.

—¿Qué tiene ella?

—¿Cómo que "qué tiene"? Ella debería estar en RAW, en la marca donde pertenece.

—Pero mi hermano fue quien la tomó primero.

—Si no recuerdas, ella tiene un contrato que claramente dice que es parte de RAW, no SmackDown Live. La vez en que luchó contra ti por quedarse en la empresa fue para estar mayormente en RAW incluso tu padre lo deseó así —recordé. ¡Como amaba mi convencimiento!

—Tienes razón, Seth —rió.

—Además de ser siempre el evento central de RAW puede ayudar a superar la marca de tu hermano, ¿no te has puesto a pensar que Violett tiene mucho por donde sacarle jugo? Además, aún somos pareja y ella debería estar conmigo saliendo cada vez que tengo una lucha.

—Por esos momentos fue cuando nuestro rating subió cada lunes en la noche.

—¿Lo ves, Steph? Deberían cambiarla inmediatamente.

—No es tan sencillo.

—Entonces les haré llegar un correo a Shane y a Daniel diciendo que desde hoy Violett es parte de RAW.

—No es mala idea, hazlo y veamos que sucede. De todos modos también conversaré con mi padre.

—Gracias —sonreí y colgué. Apple volvió a salir con otro vestido y nuevamente la hice probarse otro para poder mandar el correo. No fue tan largo, por ende, lo mandé en seguida quedándome más aliviado que de costumbre.

Apple se compró los tres vestidos con mi dinero y fuimos por los zapatos, me daba igual si se gastaba todo mi dinero, sólo si me dejaba tranquilo con mi teléfono todo bien.

—¿Te gustan estos? —preguntó mostrándome unos enormes que llegaban hasta la rodilla.

—Si, son lindos —fingí—. Siéntate y muéstrame como caminarías con ellos —me dí la vuelta y vi que tenía una llamada de Violett.

—¡Está bien! —se sentó y comenzó a sacarse los que tenía puestos. Apreté el botón de "contestar" y sonreí.

—Hola, cariño.

No me llames así —advirtió—. Sé que tienes algo que ver con mi cambio repentino de SmackDown Live a RAW —se quejó.

—Te dije que si no hablabas conmigo yo me encargaría de hacerlo posible y mira... no me creiste.

Eres un hijo de... —se aguantó—. ¡Por qué mierda quieres hablar conmigo cuando aún te encuentras con esa parejita tuya! ¡dejame en paz! ¡reconstruye tu vida lejos de la mía! —me gritó lo más fuerte que podía, aún así no colgé pero si lo alejé de mi tímpano.

—¿Terminaste tu berrinche? Porque deberías lavar tu boca con agua y jabón, es increíble como puedes besar a tu madre con esa boca.

No me vengas de modales ahora, que la persona que no los tuvo fuiste tu hace varios días atrás. ¿O tendré que hacerte un lavado de cerebro para que lo recuerdes?

—Lo recuerdo, si —suspiré tragándome todo, había aprendido un poco.

¿Sabes? No entiendo porque insistes en hablar conmigo, si ni siquiera le veo interés a tu suplica —cedió. "¿No le pongo interés? ¡cariño, es que no puedo!" —. Si de verdad te interesa lo que algún día tuvimos, entonces juégatela —colgó, ella sabía cuanto me molestaba eso.

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Lo siento si no les gustan estos capítulos, pero deben verlo desde este punto de vista.
Y les hago más larga la agonía de saber si Violett sobrevive o muere.

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