Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Detenla. Detenla o te arrepentirás.

Capitulo 65.

—¿Por qué ya no has ido?

—¿A dónde?

—Antes íbamos a Black and Brave Wrestling.

—¿Cómo esperas que vaya ahora? ¿al igual que tu ex novia? No Colby, no quiero ir a un lugar donde tiene recuerdos. Donde tengo que hacerme la tonta y fingir que no estás ahí aunque estés parado frente a mi —miró el camino sin ningún gesto en su rostro.

—Pero me gustaría verte ahí.

—No, eso jamás sucederá. No quiero estar incómoda ni mucho menos poner incómodo a Allen —tragó saliva—. Es lo mismo que yo te invitara a mi casa, te pondrías incomodo.

—No, ¿por qué lo haría? Si eres feliz con Jones, no hay nada que yo queda hacer. Recuerda que eres mi ex pareja y Sunshine es el único motivo para volver a charlar contigo.

—Lo dices como si hubiera sido yo quien se metió con alguien más y hubiera cagado la relación.

—Por favor, no empieces.

—Es que debo comenzar, Colby —frenó en seco y me miró—. No entiendo porque reaccionas así, porque me tratas así cuando yo solo quiero hacer esto posible siendo simpática y dejando las cosas de buenas maneras, pero tú te empeñas en repetirme que soy tu ex pareja y que ya no me amas. ¿Qué sucede contigo? ¿qué hice para que me ofendieras de esta manera sin darme tregua? Me lastimaste, bien pe...

—Te odio, ¿de acuerdo? ¿eso querías escuchar? Entonces ya lo escuchaste. Desearía con todo corazón no verte nunca más por el resto de mi vida pero lamentablemente no puedo porque debo hacerme cargo de mi hija como corresponde.

—En simples palabras, para ti es un peso —tomó a nuestra hija en brazos—. Hagas lo que hagas, siempre la cagas.

—¿Qué más esperabas de mi? Así me conociste, así me quisiste y así siempre seré. Lo siento por tener grandes defectos que no puedo corregir.

—Puedes corregirlos, sólo es que no quieres, eso es todo —me miró a los ojos—. Vete a la mierda y aún más allá si puedes.

Recordé la salida de hace unas horas, la había cagado. La situación me tenía aburrido, ahora tenía que salir con Jones cada vez que quería salir con mi hija. La llamada había sido hace varios segundos atrás, él lo tomó con humor y algo de cólera pero yo... yo lo había tomado con sorpresa. Esto era estúpido.

Iban a ser las tres de la madrugada y aún no podía dormir. Sabía que estaba sucediendo algo con Violett y nadie era capaz de decírmelo, tal vez exageraba pero mis errores... sus errores... nuestros errores, eran las causas de toda mi falta de sueño de vez en cuando.

Me exalté al sentir como mi teléfono vibraba entre mis dedos, miré la pantalla y era un número desconocido.

—¿Hola? —susurré, estaba durmiendo en el patio.

¿Eres Colby? —preguntó insegura la voz femenina.

—Si, ¿que necesitas?

—¡Genial! —rió, no pude evitar rodar los ojos, ya me había tocado una de estas—. Violett ha tenido una larga noche y en estos momentos se encuentra en la comisaria, ¿podrías venir a sacarla? No tengo el dinero suficiente y si no la saco no dejará dormir a los presos.

Voy para allá —me levanté de un salto del suelo—. ¿Dónde se encuentra?

—En la diez.

—Muy lejos —apreté mis labios—, pero llegaré.

—Muchas gracias —colgó.

No sabía como salir, si cruzaba la puerta que daba a la calle los simios lo notarían y me golpearían. Y si entraba por la puerta de la cocina de todos modos escucharían y sería Apple quien se encargaría de mi. Eso sería mucho peor, había estado ansiosa.

—Entonces será por aquí —caminé hasta la barrera que separaba mi casa con la de Matt. Salté sin dificultad y comencé a correr lejos, me tardaría más si tratara de encender el vehículo, además, haría mucho ruido.

Le hice parar a cualquier auto que se asomara y por suerte uno me frenó. Le dí la dirección y como era una mujer, me llevó rápidamente. Le dí las gracias bajándome y me dirigí a la comisaria.

Crucé el pasillo y vi esa chaqueta clásica de Violett. Caminé más rápido hasta que la vi en el momento en que se acomodaba para tomar una siesta.

—Espero que esto sea suficiente —le dejé más de cincuenta mil dolares sobre el escritorio al oficial—. Ahora deme eso —tomé las llaves de un agarrón y yo mismo me dirigí a su celda, la chica que estaba a su lado se alejó con miedo mientras abría y me metía a la celda, le quitaba las esposas y la miraba serio. Sus ojos me daban las gracias.

—Gracias —tragó pesado y sonrió por cortos segundos, volviendo a hacerla desaparecer.

—¿Cómo llegaste aquí? —pregunté enojado.

—No te gustaría saberlo —arregló su cabello. Sus malditos ojos estaban rojos, lo que me faltaba.

—Te drogaste —le reproché—. Por qué lo haces —volví a decir, ella se encogió de hombros.

—Tu dímelo, Colby —estiró su cuello—. Tú hiciste que volviera la hipofrenia en mi.

—¡Deja de buscar salidas como estás para tus "enfermedades"! —había llegado al limite—. ¡Deja de hacer estupideces!

—No me hables así —sonrió relajadamente—. Tu conejita bonita puede escucharte y venir a defenderte después de la golpiza que te daré —humedeció sus labios. Oh no, tomé las rejas y las cerré dejándonos encerrados—. ¿Así que hoy vas a romper tu única regla? —levantó una ceja y me acerqué lentamente a ella—. Me gusta —hizo lo mismo acercándome a mi.

—¡Ya basta! —entró la chica imponiéndose al medio de ambos, su cuerpo estaba pegado al mio. Dí un paso en reversa—. Escucha, no sé quien eres y no me interesa saberlo. Pero gracias por hacerme caso y venir a pagar la fianza, pero desde ahora, a ella la cuido yo. ¿Vale? —trató de alejarme con sus manos pero ni siquiera tenía ganas de hacerlo.

—Si no fueses tan buena madre, te hubiera dejado aquí para siempre —comenté enojado y decidí marcharme o esto no terminaría bien.

—¡Aghh, imbécil! —escuché un grito de su parte y cuando traté de darme vuelta, había subido en mi espalda. —¡Te odio, eres el ser más desagradable en todo el mundo! ¡ojala no te hubiera conocido! —trató de hacerme un candado asfixiante, pero por razones obvias no fue suficiente. La tomé de la cintura y la pare al frente de mi, mis ojos eran penetrantes querían hacerle ver toda mi cólera, mi rabia pura incluso mis nudillos brillaban y mis dientes se apretaron con fuerza—. ¡Que me vas a hacer! ¿eh? ¡ya no tienes poder en mi! —me gritó a la cara—. ¡Eres un maldito pedazo de mierda! ¡eres caca de toro! —me dio una bofetada, eso hizo hervir mi puta sangre lo más que podía. Sabía que no la golpearía, me desquitaría hasta de la mierda que ella no tenía la culpa y eso seria lo peor.

Me quedé inmóvil después de haber hecho que girara mi rostro, respiré pesadamente y con agilidad tomé su nuca besándola con desespero. Aquello se sentía maravilloso, tocar su lengua junto a la mía, respirar el mismo oxígeno que lo hacían sus pulmones y saborear el alcohol que aún tenía en su garganta.
Cuando abrí los ojos me dí cuenta que una lágrima bajaba por su mejilla izquierda, pero aún así no quería soltar mis labios porque sabía que si lo hacía estaría confundida.

Me separé con algo de brusquedad, pero esa no eran las intenciones que tenía. La miré por última vez y caminé lejos de ella, ya no quería hacerle más daño.
Pero no fue lo que esperaba, ella venía detrás de mi. Podía escuchar sus botas contra la acera.

—¿Por qué haces esto? —se paró detrás de mi, di unos pasos más y frené—. Respóndeme, no seas cobarde.

—Ya te lo dije —forcé una voz fría—. ¡Al parecerte gusta que te diga las cosas una y otra vez porque no entiendes! debes cuidar a mi hija, ¿por qué otra razón lo haría? —giré mi cabeza y la miré de reojo.

—Ah, claro porque no la puedes cuidar tú. ¡Olvido que tú no eres el padre, solo eres un aparecido! —exclamó levantando las manos con obviedad. Di una risa nasal; me estaba encontrando con la loba.
—¿Qué? ¿Te ofendiste? —preguntó—. Por fin sientes algo ya que bastante he tenido yo.

—No tengo tiempo para esto —respondí sin saber que más decir.

—Entonces deja de confundirme con acciones como esas hace unos segundos —exclamó—. Porque fácilmente podías haber llamado a Allen para que viniera y no tú.

—Por favor, él no hubiera venido y lo sabes.

—¿Sabes qué? Este es el momento, dime todo lo que tengas que decirme porque veo en tu rostro que aún no te desahogas por completo. Es aquí y ahora, dime por qué me odia, por qué disfrutas de mi agonía, por qué crees que tienes el derecho de seguir siendo bipolar conmigo, por qué me haces sentir todo esta mierda —suspiró, me giré con lentitud. No quería seguir lastimándola, pero Apple me había puesto una grabadora en el pecho como los policías en cubierto y escuchaba todo lo que hacia durante el día.
Cuando volviese a casa me golpearía y me besaría.

—¿Quieres saberlo? —pregunté dando un paso corto hacia ella.

—Más que cualquier otra cosa.

—Te odio. Te odio porque eso fue lo primero que sentí al conocernos, no fue amor, jamás lo fue.

«¡Auh! ¡amigo como se te ocurre! ¡me largo de aquí!»

—¿Entonces porque permitiste que tuviéramos una hija?

—Porque eso haría más difícil y más doloroso este momento. —mi garganta se movió, tragando pesado. —disfruto de tu agonía, porque eso es lo que merecías después de ser una persona tan arrogante y malcriada, porque esta es la agonía que en un pasado sufrí a manos de ti —no era capaz de mirarla a los ojos, pero si podía mirar más allá de sus hombros, fingiendo que lo hacía—. ¿Bipolar? Sólo he dejado de fingir que me agradas, eso no me hace bipolar.

—Ya, ¿y cómo explicas lo sucedido hace un rato?

—Lo hice, para que fueses un poco más boba y dejarás de golpearme o yo lo haría contigo sin importarme tu género —metí mis manos en los bolsillo de mis pantalones—. ¿Y porque te hago sentir todo esto? Supongo que ya esta claro después de confesarte mi odio. Eres la persona más detestable que he conocido, terminar contigo fue como quitarme una goma de mascar del zapato.

—¿Por qué esperaste tanto para terminar conmigo cuando todo era falso? ¿qué te hice para que me odiaras de tal manera?

—¿Acaso retienes la información en esa cabeza? —pregunté punzándola un par de veces en la cien con mi dedo. Me empujó. Si, con eso me había pasado—. Porque eres una persona con la que nadie quiere tener nada serio, simplemente usar y lastimar —me encogí de hombros.

—Eres una maldita mierda sin corazón, sin escrúpulos —hizo un gesto de asco en su rostro, pero fingí que me daba igual—. No me mires así. Es mi turno de hablar y debes escucharme de la misma forma en que yo lo hice, con respeto.

—Como quieras —miré mi muñeca—. Pero que sea rápido, no tengo toda la madrugada. Tengo que volver a casa con mi novia —eso fue difícil para mi.

Aclaró su garganta.
—Jamás creí en los mitos de personas como tú, pero ahora me doy cuenta que estaba equivocada. No te insultaré, sé que sería un gasto innecesario de saliba para alguien que después de todo le entraría por un oído y le saldría por el otro —sobó sus ojos—. Pero te diré una cosa. Una cosa que debí haber dicho desde el comienzo, para así poder darle fin a la última pagina de lo que era nuestro libro, para así olvidar completamente nuestros recuerdos y poder volver a enamorarme definitivamente de alguien que de verdad le he importado —se acercó a mi hasta estar al frente, ya no podía esquivar su mirada dañada—. Siempre pensé que ese día en el que te viera y no se me aceleraría el corazón llegara o que no provocaras ese brillo en mis ojos, ni esa pequeña sonrisa tonta en mi. Ese día en que pasara al lado tuyo y no sintiera ganas de abrazarte, de besarte, ni de llorar y decirte lo mucho que te necesito. En el que siguiera caminando sin mirar atrás para ver si voltearas... siempre pensé que solo le sucedía a otras personas —apretó los labios, lo siento—. Pero te felicito, acabo de dejar de sentir todo por ti. Lo único que queda es pena porque te has convertido en una persona miserable —arregló su cabello—. Espero con todo mi corazón, con todas mis fuerzas que cuando despierte al día siguiente no recuerde haber estado hablando contigo —se giró dando marcha lejos de mi.

"Detenla, detenla o te arrepentirás de no haberlo hecho antes" No dejaba de pensar a gritos.
Pero sólo miré como se acercaba a la otra chica y se iban de mi alcance.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro