"Dejamos de confundirnos"
Capítulo 49.
Colby siempre será Colby, es imposible reemplazarlo por alguien que intenta ser como él, pero siendo sincera... que ni siquiera le llega a los talones porque son dos personas muy diferentes. Cada quien es perfecto a su manera, pero mis ojos son incapaces de ver a alguien diferente a Colby. He tratado de abrir los ojos, olvidado esos recuerdos cuando eramos felices para poder abrir otros junto a Allen, pero...
«Esa es la cosa» hizo una mueca, «oye, no te odies por no poder odiarlo. Literalmente creciste con él y a pesar de haberte lastimado, eres adicta al dolor y no puedes evitarlo. Eso te hace sentir viva, solo mira tus brazos...»
—Tal vez —los miré, hace mucho que no lo hacia. Varías imágenes aparecieron en mi cabeza, produciendo un rápido Flashback de escenas dolorosas, que me hacían sonreír el día de hoy.
—¿En que piensas? —la voz de Allen me alarmó.
—Nada en realidad —sobé mi muñeca izquierda, dedicándole una sonrisa.
—No sé porque siento que todo el tiempo me mientes cuando me dices "nada" —se acercó con los brazos cruzados.
—Un "nada" puede significar muchas cosas —me senté como indio en el sofá, Sunshine jugaba al frente con unos juguetes que le había comprado Allen ayer. No podía estar más feliz.
—Dime una —se sentó a mi lado.
—Que pudiera estar pensando en ti.
—Mm... —hizo un ruidito con sus labios—. No te creo.
—Ay, siempre eres tan difícil de engañar —le dí un empujón—. Pero aún así, estar contigo es un sueño.
—Eso si sonó real —sonrió.
—Salió de mi pequeño corazón —apunté mi pecho.
—Entonces ahora dime en que pensabas —se acomodó—. Pero pa pa pa... —me detuvo antes de hablar tomando mi labio inferior con sus dedos. No pude evitar reír—. Sé que no es sobre mi.
—Está bien —hablé como pude girando los ojos—. Pero si era sobre ti —mordí su dedo cuando me dí cuenta que aún no soltaba mi labio.
—Auh —se lo llevó a su boca.
—Estaba pensando... —humedecí mis labios—. Es irónico ¿sabes? Que la fan se quede con su ídolo.
—No es raro —se quitó el dedo de la boca y acarició mi rodilla—. El vocalista de Green Day se casó con una fan, no debería ser irónico —besó la punta de mi nariz—. Podríamos hacerlo.
—No seas ridículo —le dí otro empujón cariñoso y besé su mejilla. Él sonrió.
—No soy ridículo, sólo soy realista —abrió los brazos cuando Sunshine venía corriendo al sofá.
—Sin duda serías un buen padre.
Miré como la hacía reír y le enseñaba nuevas palabras, cada vez aprendía más. Ya sabía avisar cuando quería ir al baño o cuando tenía hambre, es una chiquilla muy lista. Incluso varías veces me ha preguntado por Colby y no he sabido como decírselo sin lastimarla, ella sabe que es su padre. No puedo hacerla creer otra cosa.
—¿Qué van a hacer hoy? —me preguntó AJ dejando a Sunshine entre mis piernas, anoche no pude hacerle cariño y ella lo sabía.
—No lo sé, pensaba llamar a Colby y ver si podía estar libre para ver a su hija —estiré los labios y mi pequeña con una sonrisa me besó. Le sonreí con ternura y el celular en mi bolsillo comenzó a sonar, lo tomé con agilidad pero solo era un mensaje.
"¿Estás libre esta tarde?"
Miré a Allen quien me miraba confundido y traté de pensar que le escribiría.
—Dime la hora y el lugar, ahí estaré.
—A las cinco de la tarde estaré fuera de tu casa.
Lo bloqueé y seguí jugando con Sunshine, sus manitos jugaban con las mías y acariciaban mis brazos tatuados. No le asustaban como creí que algún día lo harían, al contrario, le llamaban la atención y su carita era como si viera las imágenes de un libro didáctico. Está aprendiendo más en mi de lo que aprendería en una pared con dibujos del jardín.
—Colby quiere ver a su hija esta tarde —miré al castaño y él sonrió. Claro estaba que era su amigo y aún así se alegraba de que hiciera bien las cosas, ambos sabíamos que Colby no era malo pero como dijo antes... sólo toma malas decisiones.
—Lo felicito —se acomodó a mi lado—. ¿Crees qué me odie por robarle a la chica?
—Si no fueras su amigo te mataría —reí y Sunshine lo hizo también, ¡eso fue tan dulce!—. Ven aquí, cielo —la cargué y sus manitos se apoyaron en mis pechos—. ¿Quién es él? —apunté a Allen.
—AJ, AJ, AJ —comenzó a saltar y él sonrió—. Fen... omenal —le costó decir, pero lo dijo y ambos le aplaudimos.
—¿Quién soy yo? —pregunté.
—Viodett —acarició mi nariz y AJ rió.
—Quien le habrá enseñado —dije con ironía mirándolo, él se encogió de hombros—. No mi amor, es mami.
—Mami Viodett.
—Bueno —reí—. ¿Y cuál es tu nombre?
—Sun... —trató de continuarlo pero la detuve.
—Eso cielo, Sun —sonreí y ella aplaudió—. Recuerdo cuando tan solo tenías meses de haber nacido, tenías unos cachetitos —besé su mejilla haciendo una voz más graciosa—. Si mi amor, podíamos comerte —le hice cosquillas, su risa estaba por toda la casa—. Igual que a un pastelillo. Allen se acomodó a mi lado y Sun trató de huir de mi con una sonrisa.
—Yo la rescato, damisela —la apoyó en su pecho pero no dejaba de reír contagiándonos esa alegría a los dos.
—Volverás a mi, ya verás —me crucé de brazos y ella me mostró la lengua—. El que ríe último ríe mejor.
—No le hagas caso a la mujer mala —All acarició su cabello y la pequeña acarició sus mejillas, llevando sus dedos a sus labios como era costumbre—. Yo te amo y yo soy quien pasa más tiempo contigo.
—No mientas, esta tarde la cuidaré yo porque tienes que ir a SmackDown Live y no la verás hasta el día siguiente —me acomodé.
—¡Rayos! Lo estaba olvidando —se dio una palmada en la frente y Sunshine le pegó también, pero muy suave—. ¿Qué hora es?
—Son las... —traté de sacar el celular de mi bolsillo, pero Sunshine se desesperó.
—Taidor —dijo al no poder liberarse. Allen me miró raro y dejé que la bajara—. Taidor, taidor... —caminó rápido hasta la puerta que se encontraba entre abierta y abrió los brazos. Supuse que se encontraba Colby.
—Llegó —me levanté de mi puesto.
—¿Van a salir?
—Sería lo ideal —me agaché a su altura y le dejé un beso en los labios—. Cuídate.
—Igual ustedes —me dio un agarrón—. Te quiero.
—Y yo a ti —le sonreí, tomé las llaves junto con mi celular y salí encontrándome con una imagen conmovedora. Incluso me dieron ganas de llorar a mi, pero me contuve—. ¿Cómo has estado? —sobé mi brazo.
—Bien —limpió su rostro con una mano—. ¿Y tú?
—Bien, gracias. ¿Quieres estar tiempo a solas con tu hija o prefieres que vaya también?
—Te quiero cerca.
Seguimos caminando sin rumbo aparente, Sunshine estaba feliz de que Colby la cargara todo el camino, era como si no se hubieran visto toda una vida. Sus ojos brillaban como ningunos otros, sus brazos la envolvian como si la protegiera de algo y la besaba todas las veces posibles como si fuese el fin del mundo. Su cariño me asustaba pero a la vez me enternecía muchísimo.
—¿Dónde quieres ir? —pregunté cuando me dí cuenta que caminabamos en dirección al centro comercial.
—Pensaba ir a unos juegos por ahí cerca —se encogió de hombros.
—¿No está muy pequeña?
—Le gustará subirse a esos autos mecánicos que solo necesitan una moneda —me miró y asentí con la cabeza. Seguimos charlando, ambos evitamos hablar de nuestras relaciones actuales, podíamos hablar de cualquier cosa pero menos de eso.
Estaba segura que aquello lo ponía incómodo.
—Me acordé de algo —me miró al momento de entrar al centro comercial.
—¿De?
—Contra Brock Lesnar, ¿no? —levantó una ceja dirigiéndonos a la zona de los videojuegos y las máquinas.
—Mm... ¿de qué hablas? —fingí no saberlo, pero una sonrisa me delató.
—Vamos, no me mientas —subió a Sunshine en un auto antiguo y depositó una moneda en la hendidura del objeto al lado. Éste comenzó a mecerse y Sun giró el volante como si manejara, su sonrisa era hermosa.
—No te miento, no fui yo —me encogí de hombros.
—No —rió—. Tu nariz —se acercó.
—Vale, fui yo —di un paso en reversa—. Pero Mick lo aceptó.
—Él me odia, estaba claro que aceptaría —bufó—. ¡Me has matado, Violett! ¡ámame ahora porque después estaré muerto! —bromeó.
—Ven aquí —abrí los brazos queriendo abrazarlo, pero su cuerpo se quedó inmóvil, no me abrazó. Apretó sus ojos como si se hubiera golpeado con mi espacio personal y eso le hubiera dolido, como si hubiera un campo magnético el cual le impedía dar otro paso. Estaba segura que algo le sucedía ya que el verdadero Colby me hubiera tomado en el aire y no me hubiera soltado.
—Taidor —Sunshine le gritó y Colby reaccionó sacándola del vehículo. Se había acabado el efecto de la moneda.
—Nena, te he dicho que no me llames así —jaló de su nariz suavemente—. Soy papi.
—Papi taidor —le mostró la lengua.
—Ni modo.
—Te acostumbrarás —reí entrando al lugar—. ¿Quieres ver quien gana? —le pregunté al ver una de esas máquinas donde había un brazo el cual consistía en ver quien tenía más fuerza y en la pantalla se veía al otro tipo.
—Por favor, yo crecí jugando en esto —respondió con orgullo—. Quien saca más tickets gana —me entregó a Sunshine.
—¿Aún tienes vigente la tarjeta?
—Por supuesto —la mostró y la pasó por el aparato. Éste comenzó a cargar y dando la cuenta regresiva Colby se preparó. Hizo toda la fuerza posible, su rostro no se veía preocupado y al finalizar los tickets rojos comenzaron a salir. No fueron muchos—. Tu turno —estiró los dedos.
—Ya verás —le entregué a nuestra hija y levanté la manga de mi camiseta, pasé la tarjeta por el aparato y aquella mano ya estaba dando de si. Era más fuerte que yo—. ¡Ahh! —grité apretando los ojos y pude lograrlo, pero solo salieron dos de consuelo—. ¿Qué? Debes estar bromeando —los tomé.
—Suerte para la próxima —me mostró la lengua.
—Verás que en algo te ganaré —le dí un empujón de caderas y seguimos recorriendo el lugar.
—¿Qué te parece en ese? —preguntó apuntando al que se debía demostrar fuerza tomando el mazo y darle fuerte al objeto que se encontraba abajo para que este subiera e hiciera sonar la campanilla.
—¿Te quieres burlar de mi, Lopez?
—¿Así como tú te burlaste de mi al hacerme enfrentar a Lesnar? Si.
—Eres vengativo —refunfuñé y decidí comenzar yo esta vez—. Pero te dejaré con la boca abierta —tomé el mazo, este era más pesado que yo y Colby se rió cuando lo cargué sobre mi hombro—. Mira y aprende —respiré varias veces y sacando toda mi fuerza le dí a la cosa haciendo que llegara a lo más alto. Sun aplaudía y Colby no tenía palabras.
—Vamos con el siguiente —siguió caminando.
—Exacto —dejé el mazo ahí y riendo me acerqué a su lado. Seguimos viendo cual juego seria ideal para nuestra hija y nos decidimos por el de baloncesto, Sunshine tenía buena apunteria, no falló en ninguno.
—Bueno, ¿qué me cuentas? —buscamos una mesa disponible y nos sentamos a comer un helado. Al final de todos los juegos, decidimos cambiar todas esas fichas por un oso de peluche grande para Sun.
—Qué es lo que quieres saber —levanté una ceja—. Te convendría ser directo ahora, porque ando de buen humor.
—¿Piensas en mi cuando estás con él? —preguntó sin pudor.
—¿Qué clase de pregunta es esa? —casi escupo lo que tenía en la boca.
—Curiosidad —le dio helado a Sun en la boca.
—No, claro que no —mentí—. No pensaría en un traidor.
—¡Taidor! —saltó Sun y Colby la corrigió recibiendo una mordida de dedo por su parte.
—Sabes que nada me ofende. Pero admite que la pasabamos bien.
—Tu lo has dicho... "pasábamos" —recargué el codo sobre la mesa y el silencio se creó, pero lo hice desaparecer fácilmente—. ¿No te ha pasado que cuando más te interesa una persona y le das lo mejor de ti es cuando más te decepciona?
—Yo no siento que haya cometido un error —se encogió de hombros mirando a todos los lados posibles, no sé que mierda quería esconder—. Las cosas pasan por algo y aunque ahora ya no te ame, te seguiré queriendo como amiga porque necesito ver a mi hija —sonrió. Me quedé callada después de haber escuchado esas palabras dolorosas para mi pero nada para él, sonriendo para que no notara que me había dolido.
—Que bueno —bajé la mirada, ya solo quería irme—. Digo lo mismo.
—Es bueno dejar las cosas claras —suspiró—. Así dejamos de confundirnos.
—Exacto —volví a mirarlo, lo bueno era que miraba a su hija. Miré su cuello y otra marca me asombró, supuse que había sido un chupón—. Bueno, ya nos vamos —me levanté de mi puesto y tomé a Sun en brazos.
—¿Quieres que las vaya a dejar?
—No gracias, puedo causarte problemas.
—Tienes razón —arregló su cabello y se despidió de Sunshine—. Cuídate —me dijo a mi esta vez.
—Igual tú —le sonreí forzando mis labios y caminé lejos de él. Cada paso lejos era una lágrima que descendía por mi rostro, no entendía como podía lastimarme con pocas palabras. Podía partirme en dos sin darse cuenta. Podía lastimarme y no le importaba, ya no lo conocía.
Comencé a caminar más rápido, sólo quería llegar a casa y dejar de sentir este dolor. Dejar de mostrarle a los demás que había comenzado a ser débil.
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15.- ¿Por qué razón Colby fue a comprar un anillo?
A) Porque quería dárselo a su madre para su cumpleaños.
B) Le recordaba a Violett por el color de su cabello.
C) Quería pedirle a Violett ser su novia y le ayudaba a mantener las esperanzas de que despertaría.
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