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Déjame ayudarte.

Capítulo 61.

—Bien, tomémoslo con calma.

—Estoy embarazada —soltó la noticia de repente.

—Felicidades, ¿quien es el afortunado?

—Tú —comenzó a jugar con ambas pistolas.

—¿Qué? ¡pero si no tuvimos nada! —grité.

—¿No lo recuerdas, verdad?

—¿Cómo esperas que lo haga? me hiciste dormir y me metiste a la cama sin tener el conocimiento exacto.

—Lo hicimos, estabas fascinado. En la segunda ronda cuando tuve que fingir, es cuando ya estabas dormido y tuve que despertarte —se acercó a mi.

—¡No, no es cierto! —grité y subí las escaleras corriendo, llegué al cuarto en busca de indicios y ahí estaba la prueba; la cama no mentía—. Mierda —susurré y pateé la cama agarrando mi mandíbula—. ¡Por qué siempre tengo que ser tan idiota! —susurré otra vez y jalé de mi cabello. e

Ella llegó ahí, me empujó a la cama, guardó sus armas y subió nuevamente sobre mi.
—No otra vez, ¡bájate!

—Sé que eres débil Colby, solo basta con hacer esto... —se comenzó a menear sobre mi y se acercó a mi oído, haciendo ruidos—. Para que caigas —besó mi cuello.

—¡No... demonios, contrólate! —apreté los ojos con fuerza.

—Eres hombre, tienes instintos —se sacó la camiseta—. Y si te sirve de algo... a estas alturas Violett ya se debió haber acostado con Allen —se quitó el brazier.

—No —respondí negando repetidas veces con la cabeza—. Ella no es así, ella no lo haría —la tiré al suelo y salí del cuarto corriendo. No llegué ni a la puerta cuando un disparo se escuchó, llevé mis dedos a mi nuca y tomé aquel objeto—. ¿Un dardo tranquilizante? —mi vista se nubló—. Eres una hija de pu... —caí al suelo susurrando las últimas dos letras.






—¡Deja de hacerme esta mierda! ¡estoy harto de que me hagas dormir todo el tiempo! —desperté sobando mi cabeza, estaba en el sofá.

—No me grites —cargó una de sus armas—. Si sigues tratándome así, iré por tu familia y la mataré. Y sabes que lo haría, no tengo escrúpulos.

—¿Ah, si? —levanté una ceja—. Demuéstrame.

Se acercó a mi, puso la arma cerca de mi oído y le disparó al techo. El sonido retumbó en mi cabeza, casi me había dejado sordo.

—¡Vale, ya entendí! —me lo sobé, dolía mucho—. ¿Qué es lo que quieres de mi? ¿qué buscas? Solo soy un hombre.

—¿Sabes qué? Te voy a contar mi historia —se sentó sobre la mesa mirándome detalladamente—. Nací de una familia muy pobre donde no se conocía el amor, simplemente el dolor. Mis padres, eran humildes personas —pasó una mano por su cabello—. Tenían deudas, tenían comida que comprar para sus hijos pero el dinero no les alcanzaba —humedeció sus labios—. Un día, mi padre consiguió trabajo con una señora. Tenía fama de ser la heredera de la compañía más grande del país, mi madre se lo recomendó por las constantes charlas con las otras mujeres de la calle —pausó, esto al parecer le dolía—. Un día... —me miró mordiéndose el labio para no titubear—. Un día, mi padre vio como esa señora se acostaba con otro hombre que no era su marido, a la señora no le gustó eso... no... —negó con la cabeza—. Y le puso fin a la vida de mi padre, siguiendo con mi madre y el resto de mi familia. Y-Yo... con suerte me había podido esconder debajo de la mesa. Tenía miedo, ¡demonios! ¡si que lo tenía con tan solo cinco años! —rió mientras sus ojos brillaban.

—¿Y yo que tengo que ver?

—Déjame terminar —me apuntó y sorbió su nariz—. La hija de aquella mujer me conoció, nos veíamos en secreto y me dio una razon de poder seguir viviendo —suspiró—. Luego vi tu carrera, tus luchas por televisión, tu sonrisa, tu cuerpo, tu forma de ser y pensé... "yo quiero luchar por él", "es el único ser humano que no me hace sentir como la triste persona que soy" —sonrió mirándome con orgullo—. Investigué sobre ti y es por eso que puedo verte siendo transparente, no puedes esconderme nada.

«Así que la madre de tu princesa es una mercenaria, quien lo diría»

—¿Qué? —susurré, no podía ser esa señora—. Apple, ¿cómo se llamaba esa señora?

—No lo recuerdo muy bien —respondió y llevó el arma a su cien sobándose, queriendo recordar.

—¿Y su hija?

—Violett.

—¿C-Cómo era ella? —pregunté con temor.

—Castaña, una piel muy tersa y blanca. Humanitaria, fingia ser fuerte pero por dentro era un ratoncillo lastimado —sonrió—. Siempre ponía a los demás antes que a ella, era atractiva que incluso a mi me daban esas ganas de besarla y averiguar como se sentía íntimar con ella. Literalmente era definición de belleza.

«Sip, es tu chica traviesa.»

—Me gustaría saber como esta ahora —confesó y se encogió de hombros. "Es mía, estúpida y está hermosa, superdotada de encantos, coqueta, sexy, todo lo que jamás tendrás y es solo mía" pensé.

—Dime, si yo soy quien te hace una mejor persona ¿por qué me golpeas? Si dices amarme.

—¡Porque me rechazas! ¡y es lo único que conozco en toda mi vida!

—Estás herida, déjame ayudarte.

—¡No! —se levantó y me dio un derechazo, sacándome sangre de la nariz. ¡Que jodido dolor!—. No pienses en devolverme el golpe o ya sabes lo que haré con tu familia.

—¡Ahh! —me llevé las manos a la nariz, era como si me la hubiera roto.

—Me encanta verte así —rió y me tendió un paño con que limpiarme.

—¡Estás loca! —me limpié, era casi una hemorragia.

—Loca por ti, piénsalo —besó mi frente y se sentó a mi lado.

Los minutos pasaron y la sangre se había cortado, encendió el televisor, cambió los canales y se paso revisándolos uno por uno. Estaba aburrido y con algo de temor por lo que me sucedería cuando cayera la noche.

Me levanté para ir al baño, me preguntó y no pude decirle otra cosa o me mataría, o mataría a mis cercanos. Boté el paño color rojo intenso en el papelero y me miré en el espejo, mi nariz estaba hinchada y roja completamente. No tenía como esconderlo, incluso peor; habían tocado la puerta.

—Voy —grité. Sabía que ella no atendería y esconderia las armas—. ¿Qué haces aquí? —pregunté con una mirada aterrada, sentía como mis ojos gritaban pero Allen no se daba cuenta.

—Vengo por las cosas de Violett.

—No te llevarás nada —me tensé.

—Oye amigo, no vengo por todo —sonrió con ironía mirando hacia adentro—. Y no deberías estar haciendo esto, a Violett no le gustaría la idea de hacer un trio cuando hay mejores opciones esperando por ella —se abrió paso ante mi. "Si tan solo supieras que no puedo sacarla de aquí" pensé, pero con Allen me había rendido. Él no me leería como un libro—. Hola Barbie —la saludó como si no fuese gran cosa, subiendo las escaleras. Ella rió y le devolvió el saludo.

Miré a la mujer demente y ésta me amenazó en silencio. Subí las escaleras siguiendo a Jones y él ya había encontrado sus cosas.

—No toques sus cosas —le dije serio.

—Vamos hombre, te dije que solo venía por algunas cosas. No todas —abrió un cajón con toda confianza.

—¿Acaso tienes un permiso o algo por el estilo, cómo para que vengas aquí y tengas el descaro de tomar todo lo que quieras? —me acerqué.

—Así es —sonrió cuando encontró su ropa de trabajo. Mi sangre hirvió al ver como la apreciaba.

—Muéstralo entonces —se lo quité con rabia. Levantó sus dos puños y supe que esos eran permisos—. Muy gracioso, ahora largo —le grité.

—Escucha —se paró al frente de mi—. Sólo vengo por las cosas de Violett, ella desea volver a luchar y nadie puede privarla de eso —tomó de vuelta las prendas que le había quitado—. Y si quieres volver a verla o hacer que hable contigo, entonces déjame llevarle esto y cuando la veas en el backstage de RAW podrás hablar con ella.

—¿Está en RAW? —pregunté esperanzado, esto terminaría más rápido de lo que pensaba.

—Así es —sonrió. Lo pensé por un rato y lo dejé continuar.

—Que sea rápido —salí del cuarto manteniendo mi postura firme.

—Adiós, Barbie —se despidió cuando bajó las escaleras luego de un rato—. Y Ken —salió, no sé como no pudo ver mi maldita nariz hinchada.
Tenía las esperanzas de que le contara a Violett y ambos hicieran algo por mí.

—¿Ves? Somos la pareja perfecta —rió.

—Sólo en tus sueños.
Volví a subir las escaleras, entré al cuarto, cerré por dentro y me aferré de la almohada de Violett, aún tenía su olor y eso me hacia llorar como un bebé.

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