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"Crawling back to you"

Capítulo 57.

Seguí el caminito que se había creado en el césped todas las veces que salíamos de casa y toqué la puerta, tenía las manos ocupadas, no podía hacerlo yo misma.
Abrió Allen y su cabello estaba desordenado. Al parecer había estado durmiendo y se había olvidado de la hora.

—¿Con quién me engañas? —bromeé.

—Con la almohada —sonrió y me dejó un casto beso en los labios—. Creo que me he quedado dormido.

—Eso he notado —pasé y vi que sólo andaba con ropa interior. Subí las escaleras sin avisarle, pero me siguió también—. ¿No dormías en el sofá?

—No soy tu padre —rió sujetándose de mi cintura, estaba agotado.

—No sabes nada de él.

—Claro que si, hablas dormida —me dejó en el cuarto y él siguió al suyo. Recosté a Sunshine sobre la cama y a duras penas le saqué la ropa, no dejaba de quejarse. La cambié lo más rápido que pude y la cubrí con las mantas, con ambas almohadas a su lado.

—Te amo —le susurré antes de besar su frente y salí del cuarto en busca de Allen—. ¿Cómo que hablo dormida? —le pregunté sacándome la ropa.

—Eso, hablas dormida —apoyó sus dos brazos debajo de su cabeza, admirándome—. No sabes los secretos que he llegado a conocer de ti.

How many secrets can you keep? —levanté las cejas divertida mientras decía esa frase de una canción. Seguí desvistiéndome y cuando acabé, me puse el pijama que AJ detestaba.

—No comiences con esas canciones, que esas fueron las que terminaron haciéndome caer a tus pies.

Crawling back to you —me acerqué a él y esperé que me diera un lado.

—Ven aquí, tenemos que hablar —me hizo un gesto de que subiera a sus piernas.

—¿No prefieres que sea a tu lado?

—Te dormirás —insistió. No me quedó de otra que hacerle caso y subir sobre él. Se acomodó y acarició mis piernas a cada lado suyo—. ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó siendo más serio y maduro.

—Algo cansador —pasé una mano por mi cabello—. Discutí como todas las noches en el coliseo.

—¿Quién fue tu víctima esta noche? —sonrió. No había visto el show.

—La manzana —delineé su físico, era muy sensual—. Casi la dejo sin oxígeno y hago que Foley me castigue por no acatar sus ordenes de perder esta noche, nada importante.

—¿Qué? —se sorprendió—. ¿Cómo es que llegó? ¿cómo demonios hiciste... explícame por favor —se acomodó otra vez.

—Tenía una lucha con la consentida de Charlotte, pero tenía que perder —me acomodé en su pecho lista para dormir—. Y como no lo hice, Foley adelantó su sorpresa para esta noche. La mocosa me golpeó con las intenciones de lastimarme dejándome en vergüenza sobre el ring... —bostecé—. Y como no me gusta que me ataquen por la espalda, le hice mi maniobra sobre su garganta y casi la dejo sin oxígeno.

—¿Esa era la sorpresa de Foley?

—Si, es una pena que tenga que recurrir a estas técnicas tan baratas para hacerme pagar por mis pecados.

—¿Cómo es qué logró entrar a la empresa?

—Qué sé yo —me encogí de hombros—. Tal vez Lopez la ayudó a entrar como lo hizo conmigo.

—Mm... —se puso tenso—. ¿Pero tú estás bien? ¿dónde te golpeó?

—Aquí —apunté a mi espina dorsal—. Siento que me dejó un moreton.

—Déjame tocar —llevó sus manos a esa zona—. No hay ningún bulto, eso es bueno —siguió tocando—. Mañana se verá si quedó morado.

—Bueno, doc —reí y su cuerpo dejó de estar tenso, abrazándome—. ¿Cómo estuvo tu sueño hace un rato?

—Algo agitado.

—¿Con qué soñaste,? —lo miré recostándome más arriba en su cuerpo.

—Con esto mismo —bajó más allá de mi espalda.

—¿La voz en tu cabeza quiere tener una noche de cine hoy, verdad? —sonreí besando su cuello y yendo más arriba de su mandíbula.

—Si —susurró.

—Lo siento mucho —me separé de él y bajé recostándome a su lado. Sus brazos estaban levantados expresando un "¿hablas en serio?" y yo asentí—. Sabes bien que ahora las cosas hay que ganárselas, no simplemente porque así lo desees.

—¿Qué más quieres que haga? Me he disculpado miles de veces por lo que dije cuando estaba molesto —se giró mirándome, como yo lo hacía.

—Una disculpa no arregla mis sentimientos All. Además, yo creía en ti... creía que serías diferente y jamás me dañarías como siempre lo decias. Pero al parecer solo fueron palabras ya que el hacerme daño fue lo primero que hiciste —me cubrí con las mantas hasta la cintura—. ¿Cómo te creeré ahora? Si tus palabras son cuchillas filosas listas para incrustarse en mi piel al momento en que abras la boca.

—No puedo prometerte que no volverá a suceder, porque son cosas que suceden en relaciones como la nuestra —acarició mi mejilla—. Pero te prometo que para la próxima me quedaré callado y no te gritaré incoherencias.

—¿Cómo puedo estar segura de eso?

—Créeme —me miró a los ojos—. Puedo ser todo lo que quieras, pero jamás podría mentirte.

Guardé silencio y continuó:
—Eres lo único que tengo en estos momentos, he dejado todo de lado por estar contigo. ¿Por qué vas a desconfiar de mi? —tomó mi mano y la llevó a su cintura—. Eres lo único que tengo y lo único que quiero.

—Yo... —cerré los ojos—. Está bien —me pegué a su cuerpo—. No me lastimes, porque tú no eres así.

—No Violett, ya no cometeré el mismo error —despejó el cabello de mi rostro—. Cuando te lastime por segunda vez, aléjate de mi. Aléjate lo más que puedas —me pidió, pero sólo jalé su cuello y lo hice callar con mis labios. Sus manos me pegaron a su cuerpo mientras yo pegaba sus labios con los mios. Sonreí al sentir como sus dientes trataban de morder mi lengua pero era muy escurridiza.

Volvió a intentarlo y su cabello cayó encima de mi rostro, cubriendo de alguna manera esa escena para un expectador.
Reí cuando besó cada parte de mi rostro como si fuese un perro.

—Me gusta como tu presencia me tranquiliza —le susurré cuando tomé su rostro y volví a besarlo.

—Estaba pensando lo mismo —sonrió sólo como él podía hacerlo—. Tal vez no seamos iguales, pero eso hace que esto funcione —tomó las mantas y las subió por mi hombro hasta llegar a mi cuello—. Somos el yin y el yang.

—Estoy dentro de ti —sonreí, aunque él sabía a que me refería.

—¿Ah, si? ¿y yo dentro de ti? —sonrió.

—Siempre —bostecé—. Siempre, siempre, siempre —repetí acomodándome en su pecho, era tan suave.

—Te amo, te amo, te amo —susurró en mi oído y besó mi cien—. Qué tengas lindos sueños.

—Siempre los son cuando estás a mi lado —cerré los ojos—. Eres mi atrapasueños, ya no tengo pesadillas.

—Amor mio, deja de ser tan dulce o terminaré asfixiándose y no precisamente con tu maniobra —rió—. Será un abrazo muy fuerte, sabes que esos duelen más.

—Está bien ojos azules.

—¿Ahora me harás eso?

—Claro, corte de cabello rico —traté de no reirme, pero fue inevitable y ya no podía detenerme.

—Ya cállate —se avalanzó a mi haciéndome cosquillas, está vez llegaría hasta el límite; hasta llorar.

—¡No, no! ¡por favor! —chillé bajito, sabía que no estábamos solos—. ¡Llámame purpura, pero yo no dejaré de molestarte para hacerte enfadar! —me retorcí y sus manos no se detuvieron.

—¿Te puedo pedir algo? —preguntó en voz baja. Lo miré esperando—. Cuando te enojes, o sientas que te vas a enojar, ¿te acercas a mi y me lo dices antes de que empeore?

Sonreí de lado.
Sabía que había elegido bien las palabras antes de decirlas.

—Trato hecho.

—Gracias —respondió y me agarró entre sus brazos.







No se cuanto había pasado, no sabía si ya había amanecido o seguía siendo de noche. Pero lo que si sabía era que All seguía despierto susurrando unas cuantas cosas que eran casi en otro idioma.
Me quedé con los ojos cerrados por un rato, su mano acariciaba mi abdomen desnudo, la punta de sus dedos me hacían cosquillas pero muy ligeras que eran agradables y muy tiernas a mi parecer.

—Como se lo diré... —primeras palabras que escuchaba de sus labios. Giré mi rostro hacia él con disimulo y su mano delineó de mi cintura hacia arriba. Su tacto me obsesionaba—. Maldito AJ, porque eres tan malo para estas cosas —se quejó chasqueando su lengua—. Intentémoslo una vez más —se divirtió jugando con mi ombligo—. Violett, sé que ha pasado tan poco tiempo desde que me aceptaste en tu vida y me hiciste el hombre más feliz en todo el mundo... pero, ¿quieres casarte conmigo? —se detuvo unos segundos—. Eso sonó mejor, pero no funciona —rascó su cabello con la otra mano, nervioso—. Mm... tienes una hija, pero aún así ¿quieres casarte conmigo? Agh, no. Que directo —su voz era tan baja, como si supiera que en cualquier momento me fuese a despertar.

Mi corazón se aceleró de repente, haciéndome sentir ese cosquilleo en el vientre, esa sensación de satisfacción y burbujeo que no había sentido hace meses atrás.

—Tendrías que haber visto como temblaba cada vez que sabía que tendría una mínima oportunidad de encontrarnos —rió coqueto mientras acariciaba mi cabello—. Con el simple hecho de haber escuchado que yo te gustaba, diste vuelta mi mundo —se acomodó a mi lado y trató de volver a quedarse dormido. Ahora era yo quien no sabía como hacerlo.

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18.- ¿De que team son? ¿#TeamAllen o #TeamColby? Es una tradición :v. Díganme 🙋

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