"Con amor" I.
Capitulo 17.
Esperé que esa bruja se acercara a mi y como era de suponer, lo primero que intentó fue jalar de mi cabello. "Solo Colby puede hacerlo" pensé, riéndome internamente al mismo instante.
Tomé de su muñeca y en un fácil movimiento le hice una palanca al brazo dejándola expuesta y adolorida.
—¿Olvidaste algo, querida? —le sonreí esquivando los manotazos que trataba de dar con la otra mano—. Soy luchadora.
Con agilidad la dejé tirada en el suelo y fingí limpiar el polvo de mi ropa, pero esta tomó de mi tobillo y por obviedad me desplomé. Traté de esperar el impacto, pero Joe lo evitó y eso la hizo enojar aún más.
—Oye, te lo digo de buenas palabras... —suspiré y le tendí la mano—. ¿Quieres hablar?
—¿Qué me dirás? "No fue mi intención", cuando en lo último que pensaron... fue en mi —miró a Joe y de repente comenzó a llorar.
—Vamos, hablemos —moví mis dedos para que aceptara mi gesto—. Seré totalmente sincera con lo que quieras saber —levanté mi otra mano en juramento, ella dudó, pero después de varios segundos volvió a atacarme y esta vez si caí.
—¡Ahhh! —dio un grito de guerra y subió encima de mi para azotar mi cabeza contra el suelo pero no tenía la fuerza suficiente para lastimarme. No me quedó de otra que lastimarla para defenderme, invertí las cosas y como era característico de Hardy comencé a darle puñetazos a puño cerrado, no le saqué sangre pero la tranquilicé un poco, aún así estaba picada por haberme sacado la madre, MI madre, así que le seguí hasta que Joe me separó, había rastro de sangre en su nariz.
—¡Déjame que la termino! —me solté y corrí a ella para darle una patada, pero me jaló otra vez—. Esta bien... —me "relajé" y corrí a ella para darle un codazo.
—¡Violett! —me gritó fuerte.
—¿Qué? Ella empezó —la apunté—. Me merezco algo de respeto —corrí bien porfiada y esta vez le dí un machetazo de pierna en todo el cuello.
—¡Para o llamo a la policía! —me volvió a gritar y me agarró nuevamente—. Eres imparable —sobó su frente.
—Oye, nadie saca a mi madre y sigue caminando feliz de la vida —limpié mis nalgas—. Oye, están desapareciendo —me quejé.
—Violett, toma las cosas serias por favor.
—Pero si me importan mis nachas y me preocupa que ya no las vuelva a ver —traté de mirarme.
—Me refiero a esto, Hardy —apuntó a Galina, luego se acercó a ayudarla.
—Sabes muy bien que yo estaba dispuesta a charlar con ella y ser madura al respecto, pero ella no lo quiso así y las cosas sucedieron —me encogí de hombros—. Aparte, sabías como era mi actitud con las luchas. Debiste protegerla a ella, no a mi.
—¡Pero estas embarazada!
—No me hice daño —acaricié mi vientre—. El bebito de mami esta bien, ¿no mi amor? Si bebé, ella no te haría daño, ni con el pétalo de una delicada flor —le hablé a mi vida completa.
—Pero si puedes hacerle daño con la polla de Lopez ¿no?... —dijo en tono sarcástico y con un tono de voz muy bajo.
—¿Disculpa?
—Iré a curar a mi esposa, luego hablamos —la cargó en sus brazos—. Le diré a Joelle que venga a charlar contigo.
—Gracias —me senté como indio en el césped, cerca de mi celular, el que por cierto, tenía la pantalla rota—. Teléfono de porquería —bufé—. Aún te amo precioso —lo guardé y esperé a Joelle.
—¡Violett! —chilló. Extrañaba esa vocecilla.
—¡Princesa! —abrí los brazos, me abrazó rápidamente—. ¿Cómo está la niña más hermosa del mundo? ¿eh?
—Bien, Vi —se sentó a mi lado imitando mi acción—. ¿Y tú? Papi me dijo que estabas esperando un bebé del tío Seth.
—Así es, corazón —acaricié su mejilla.
—¿Puedo tocar?
—Claro —tomé su manito y la llevé a mi vientre por debajo del chaleco, esa zona estaba abrigada. La boca de la pequeña niña se abrió en una gigantesca "O" del asombro y luego sonrió con ternura.
—A papi no le gustó la idea, Violett —me miró asustada acariciando mi vientre de un lado al otro, era tan dulce—. Dice que es muy rápido.
—Yo pondré en su lugar a papi, lo haremos los tres, ¿si princesa? —llevé mi mano encima de la suya, ella observó y luego me sonrió asintiendo con la cabeza—. Y bueno, ¿cómo te ha ido en la escuela?
—¡Bien! ¡soy la primera en la clase!
—Oh —me sorprendí—. Eso se merece un premio —la jalé suavemente de los brazos y la pegué a mi para besar sus mejillas.
—¡Ya, Vi! —rió a más no poder—. ¡Me estás empapando la cara!
—Te mereces muchos más —besé su rostro casi por completo.
—No no no no —rió, podía ver las lágrimas por sus mejillas.
—De acuerdo —la solté y la senté en una de mis piernas—. ¿O quieres más?
—Ya no me tendré que bañar —rió—. Gracias.
—Estamos para servir, señorita —besé su frente.
—Joelle —escuché la voz de Joe.
—¿Si? —respondió mirandolo, al igual que yo.
—Entra a casa cariño, mamá te necesita.
—Bueno —me miró—. Nos vemos, Violett.
—Cuídate, bebé —la abracé y luego se bajó de mis brazos para caminar a casa.
—El Imperio Romano caerá —dramatizó dándole un golpecito a Joe en la pierna y luego entró.
—Es una chica adorable, ¿no crees? —suspiré, él sonrió de lado mientras se acercaba a mi.
—¿Quieres caminar? —tendió su mano a mi.
—Claro —la tomé y me levanté, eso me cansó y Joe lo notó acariciando mi espalda dulcemente.
—¿Quieres que te cargue mejor?
—No... estoy bien —llevé mis manos a mis riñones—. ¿Cómo quedó Galina?
—No me dejó ayudar, pero aún así lo hice.
—Bien —me incorporé.
—Te pasaste, Violett.
—Lo sé Joe, pero como dije antes... nadie me saca la madre.
—...Y vive para contarlo —terminó mi frase.
—Las cosas son así y si me irrespetas, esas son las consecuencias —oculté mis manos en los bolsillos.
—¿Cómo esta el bebé? —sacó la pregunta de la nada misma sin mirarme a los ojos. En cambio, tomé sus dedos y sin esperarlo, llevé su palma a mi vientre.
—Adivina —susurré acariciando su mano, Joe no dejaba de mirarme a los ojos esta vez.
—Un mes —susurró de igual forma. Con una sonrisa de lado, asentí—. Felicidades.
—No necesitas ser sarcástico, Joe.
—No lo soy, Violett.
—Sé que te molesta —quité su mano de mi vientre y traté de soltar sus dedos, pero él apretó uno de los mios e impidió que lo soltara.
—Pero eso no es motivo para perder los modales —sonrió de lado mientras llegabamos al parque cercano.
—No decías eso la semana pasada, cuando irrumpiste en mi camerino pidiendo una explicación... no, no... —me corregí—. Exigiendo una explicación.
—¿Cómo esperabas que me comportara? Si fue como si yo te dijera que... muero mañana, por ejemplo —hizo un gesto con las manos mientras me invitaba a sentarme en el césped.
—Haría una fiesta —bromeé.
—¿Es en serio? —se sorprendió, reí.
—No, claro que no —me acomodé—. Tienes razón, en ese momento... me molestaría bastante, porque no me lo habías dicho antes —bajé la mirada—. Si, tienes razón. Siempre la tienes.
—Gracias.
—No fue un cumplido —corregí.
—Pero yo quiero tomarlo como uno —se acercó a mi, dejé descansar mi cabeza sobre su hombro por un largo rato y Joe pasó una mano por mi espalda. Su tacto era agradable, hasta que se dio cuenta que podía sentir mi columna vertebral—. Violett...
—Si, lo sé.
—No sigas haciendo esto, porque las consecuencias las pagará el bebé cuando nazca —besó mi frente.
—¿Qué quieres que haga?
—Aliméntate mejor, no hagas que los demás se preocupen.
—Pero si solo tú te preocupas —reí con ironía.
—Aún peor entonces, Violett —levantó mi rostro—. Si no quieres comer, no lo hagas por ti... Hazlo por el bebé.
—Tienes... tienes razón —bajé mi mirada, mi mandíbula seguía sostenida por sus dedos.
—Si eso te cuesta, te compraré suplementos alimenticios todas las veces que sea necesario.
—No debes hacerlo, no eres el padre.
—Pero yo quiero hacerlo —sonrió de lado al momento que levanté la mirada—. Si ni siquiera te quieres un poquito, yo te querré y eso contará por ambos. ¿Vale?
—Joe... acabo de darle una paliza a tu esposa, no deberías estar acá. ¿Tienes problemas mentales verdad? —pregunté. Yo podía ser inestable pero no necesitaba que alguien más lo estuviera. Estamos haciéndole daño a las personas que queremos y nos quieren.
—¿Vale? —insistió amenazante.
—Joe...
—¿Vale? —insistió otra vez.
—Ugh, vale.
—Te quise, te quiero y siempre te querré, aunque sea el único que llegue a hacerlo en tus días de estado suicida.
Suspiré.
—Siempre fuiste tú quien me conoció más a profundidad —puse mis piernas encima de las suyas.
—Y me alegro por eso.
—Yo no —suspiré una vez más.
Levanté mi rostro y la mirada de Joe era de pregunta—. Tal vez no me creas, pero lograste provocar un grave impacto en mi que... —me costaba decir eso porque no era lo correcto—. Me convertí completamente dependiente de tu persona, ¿qué esperas que haga ahora? Ya nada es lo mismo y no me siento igual, ya no puedo.
—Bebita —rió suave mientras acariciaba mi mandíbula. Eso siempre fue lo que quiso—. Mírame —pidió.
—No lo hagas, por favor...
—Mírame —insistió con un tono más gracioso, pero dulce—. Eso... —sonrió al ver que lo hacia—. Aunque no me encuentre a tu lado porque tengo familia... —bajé la mirada, ya sabía a donde iba—. Lo haces otra vez y te besaré —advirtió.
—No me amenaces así —respondí débilmente levantando la mirada.
—Bueno, lo diré mejor. Aunque no me encuentre a tu lado por obvias razones, eso no quiere decir que dejaré de quererte o dejarás de importarme, desde el primer momento me importaste Violett y eso no lo podrá cambiar nadie —besó mi nariz.
—¿Por qué terminamos? —bromee, él rió. Me acomodé en su pecho mientras él acariciaba mis piernas, estaba segura que no dejaba de ver mi pantalón.
—¿Evelyn?
—¿Mm? —lo miré, Joe estaba mirando lo que pensaba—. Oh, si.
—Debia de suponerse —rió.
—Agradece que es negro, porque me estaba mostrando otro con el emoji del extraterrestre por todos lados.
—Claro, porque tus piernas nena... son de otro mundo.
—¿Qué? Joe, no pudiste decir eso —reí con vergüenza, después de varios segundos él también comenzó a reirse.
No recordaba que charlar con él fuera tan divertido, tal vez teníamos nuestras diferencias pero las arreglábamos como se debe, aunque no todas las veces fuese así y termináramos de la peor manera. Pero en lo general, los mejores momentos son los que guardo en mi cerebro, los otros se borran solos.
—Oh nena, aún así no hubieras sido mi pesadilla —rió, le había contado mi plan después de haberme enojado por molestar a Colby en sus combates en la WWE—. Eres tan adorable.
—¡Hey! —me quejé.
—Si lo eres —tiró de mi nariz.
—Ya, vale —le seguí el juego, cuando me dí cuenta que ya se hacía tarde—. Tengo que irme.
—Te voy a dejar.
—Mm... mejor que no —hice una mueca—. En casa esta mi suegro y a Colby no le gustaría verme contigo... ya sabes.
—No lo culpo —se levantó del césped conmigo encima, pero al estar de pie me bajó—. Pero te dejo a una cuadra de tu casa.
—Joe...
—Por favor —juntó sus manos en súplica.
—De acuerdo —cedí. Él sonrió y nos pusimos a caminar, Joe no estaba preocupado y eso me asombraba. De verdad que lo hacía.
Al llegar a una cuadra antes de casa, besó mi mejilla seguido de un recordatorio de que me cuidara y comencé a caminar a casa. Sabía que él no se iría hasta verme en la puerta de mi domicilio, y así fue.
Le hice una seña con mi mano al llegar y Joe se fue, ambos estábamos tranquilos... diría que fue una buena mañana para ambos, sin contar aquel "pequeño" disturbio con Galina. Él sabía que no había sido mi intención y eso me tranquilizaba.
—¿Cómo te fue, nena? —Colby se levantó del sofá al verme cruzar la puerta.
—Bien, todo esta arreglado —sonreí de lado—. Pero no me prestes mucha atención, sigue jugando.
—No, vamos a comer algo —me besó—. Te estaba esperando para comer juntos.
—¿Y tu padre?
—Se tuvo que ir, mamá quería que le comprara leche cuando volviera.
—Entiendo —asentí—. ¿Qué has cocinado amor?
—Toma asiento, yo te serviré —me abrazó fuerte, pero no mucho.
—Gracias —reí haciéndole caso, tomé uno de los controles y seguí jugando su partida. Al volver, traía dos platos, me entregó uno y se sentó a mi lado—. Está rico —comí.
—Gracias —tomó el control del televisor y cambió el canal a uno que disfrutaramos ambos—. Pero lo hice pensando en ti, en nuestro bebé.
—¿En serio? —lo miré.
—Claro mi amor, si no puedes alimentarte como se debe, yo lo haré por ti —me abrazó recostándonos en el sofá—. Eres lo más importante para mi, aunque tenga que repetirlo miles de veces.
—Te amo.
—Yo te amo más, no lo dudes —me besó. Colb era maravilloso.
[...]
—¿Ya te vas? —hice puchero, la tarde se había pasado bastante rápido.
—No quiero hacerlo —hizo un berrinche.
—Te esperaré despierta.
—Perfecto —se calmó y besó mis labios para luego irse.
Al cerrar la puerta, me quedé pensando un par de segundos apoyada en ella, no sabía que hacer ahora. Pero de repente la puerta me sobresaltó al ser tocada, me giré y la abrí pensando que era Colby, pero no lo era.
—¿Violett Hardy? —preguntó un hombre con un paquete.
—Si.
—Firme aquí, por favor —me mostró unas hojas para firmar, le hice caso y cuando acabé se lo entregué de vuelta—. Muchas gracias —me entregó el paquete.
—No, gracias a usted —miré la pequeña caja confundida mientras cerraba la puerta detrás de mi. Miré de que se trataba, pero por fuera no tenía nada pegado, hasta que lo abrí y ahí estaba la nota encima.
"Sé que me dirás que no es necesario, pero soy un hombre detallista y pude ver que tu celular se rompió al caer sobre el césped.
Espero te guste y no me reclames por ello."
Con amor.
—Joe.
—No era necesario —sonreí al ver que se trataba del Iphone 6s. Lo encendí y lo primero que pude ver en la pantalla fue una foto de él, mi risa resonó por toda la casa.
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¿Pueden creer que en el momento que escribí el libro estaba de moda el iPhone 6s? Ahora van en el 15 si no me equivoco.
Como pasa el tiempo.
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