Cállate y escúchame, idiota.
Capitulo 10.
Primera vez que no sabía que hacer en un momento así, sus labios se movían contra los mios pero yo no reaccionaba, en ese momento todo estaba en silencio para mi; no habían gritos, no habían luces que segaran mis ojos, no había absolutamente nada, ni siquiera el dolor que Roman infringia sobre mis muñecas.
Pero todo cambió al momento de escuchar un ruido espantoso con mucha lentitud, la voz de Mauro se escuchaba como si estuviera en cámara lenta y Roman de repente me soltó cayendo de rodillas al frente de mi.
Levanté mi vista y atrás de él se encontraba Seth con una silla, su mirada era fría y muy dura, lo peor de todo es que iba dirigida a mi, su respiración estaba agitada, aquellas manos que sostenían la silla estaban blancas por toda la fuerza que ejercía, pero no me miró por mucho. Él quería terminar lo que había comenzado.
—No... Seth... —mi voz salía como un susurro, como si me estuvieran cubriendo la boca para no hablar. Roman se arrastraba por la lona, tratando de alejarse de mi para que esos golpes no me alcanzaran.
Seth con toda la ira no dejaba que se pusiera de pie, incluso ya lo había golpeado tantas veces que la silla ya no tenia forma. Intenté pedir ayuda pero era inútil, algunos gritaban en contra y otros a favor.
—¡Dean! —grité con fuerza en dirección a backstage, nadie me escuchó pero luego de un rato apareció él con Los Usos.
—¡Ya basta, Seth! —se paró al frente de él, Dean sabía que él no lo golpearía y así fue. Pero no soltó la silla, empujó a Dean y le dio un golpe más—. ¡Por favor, hermano! —lo sujetó de los brazos mientras que Jimmy y Jey levantaban a Roman de la lona.
Todo se estaba tranquilizando, pero Roman era el tipo orgulloso que jamás se mostraba débil ante una situación como esta, se soltó y le aplicó una lanza a Seth para luego seguir golpeándole el rostro a puño cerrado. Yo como típica idiota, sólo me quedé mirando, no sabía que hacer, ahora todos sujetaban a Roman para alejarlo o no pararía.
Me había bloqueado debido a lo que había pasado la última vez.
—¡Ella es mía, imbécil! ¡y no puedes hacer nada al respecto! —le gritó Seth mientras trataba de levantarse, pero eso enfureció a Roman y trató de safarse, por suerte no lo logró.
Lo sacaron del ring, Roman se soltó de ellos y comenzó a caminar solo. Pero Seth quería tirarse por la tercera cuerda y golpearlo, lo sujeté por la cintura desde su espalda y pegué mi rostro ahí. Sabía que estaba molesto y la única razón, como todas las veces, sería yo.
Puso sus manos sobre las mías, en ese momento el temor desapareció, pero solo las tomó para soltarse y girarse hacia mi.
—No quiero hablar contigo en estos momentos, Violett —susurró mirándome a los ojos y bajó del ring dejándome sola. Había dolor, había decepción, había ira, habían muchas cosas en su mirada.
Suspiré frustrada y como no me quedó de otra, bajé de allí con la cabeza bien en alto y caminé en dirección a backstage, varios me insultaban a lo que respondí levantando mi dedo medio, pero otros me daban el apoyo, que les devolvía con una media sonrisa.
—¿Y Seth? —le pregunté a Dean al verlo en backstage esperándome.
—Tomó sus cosas y desapareció por el estacionamiento.
—¿Me llevas a casa? —pasé una mano por mi cabello.
—No tienes porque preguntarlo —me abrazó con cariño mientras acariciaba mi espalda—. Yo seré tu trasporte todas las noches que sean necesarias —besó mi mejilla.
—Gracias —acaricié su rostro, unos tacones a mi espalda hicieron que dejara de hacerlo.
—Dean, ¿nos vamos? —aquella voz chillona era de Renee.
—Tomaré un taxi —me solté de sus brazos—. Que tengan linda noche —los miré a ambos con una sonrisa.
—Gracias —respondió la rubia.
—No es nada —dije inmediatamente y caminé lejos en dirección a mi camerino.
Dean tomó mi mano.
—Vamos Violett, puedo dejarte en tu casa —acarició mi mano.
—No, estoy bien. —le sonreí y seguí mi camino, iba a caminar si era necesario—. Tómate la noche libre, ya has hecho mucho por mi hoy. Estoy muy agradecida.
Tomé mis cosas al llegar a mi camerino —no me cambiaría de ropa— y salí del Coliseo, como era de esperarse no estaba su auto y estaba oscuro.
—¿Violett? —una voz me asustó.
—¿Quién pregunta? —me giré a buscar de donde provenía esa voz.
—Soy Matt —apareció de la oscuridad.
—¿Y tú dónde estabas? —me crucé de brazos.
—Estaba con Triple H, estaba entrenando con él —subió el cierre de su sudadera—. ¿Y Colby?
—Se marchó, pero ahora no caminaré sola a casa —sonreí buscándole el lado positivo.
—Vamos al paradero —me abrazó por los hombros y caminamos fuera del estacionamiento—. ¿Qué le sucedió para irse tan rápido?
—Lo averiguarás en Internet —me senté a esperar un vehículo, Matt imitó mi acción y sacó su celular para ver YouTube.
—¿Qué autobús tenemos que tomar? —me preguntó apoyándose en mi hombro.
—Veamos lo que pasé primero, si es un taxi, nos vamos en taxi. Si es un autobús, nos vamos en autobús.
—Que agresiva —se quejó, pero luego rió—. Ven aquí, hace frío —me abrazó, sus brazos me cubrieron por completo, levanté mis piernas y las puse sobre las suyas.
Comienzamos a ver el vídeo que había subido la pagina de la WWE y ahí estaba todo, incluso lo relatado por Mauro que mis oídos se negaron a escuchar.
Traté de no mirar lo ocurrido y mirar si venía algún vehículo, pero la calle estaba más que desierta, ni siquiera un vagabundo se encontraba pidiendo monedas en este momento.
—Oh, vaya... —susurró y guardó su celular—. ¿Qué fue eso?
—Sólo quería interrumpir a Roman y darle un poco de su propia medicina para defender a Colby, quería hacer algo bueno... pero jamás hago algo bueno.
—Ese hombre siempre estará un paso más adelante que todos, es imposible dejarlo mal parado —dijo refiriéndose a Joe.
—Bueno, quería intentarlo —me encogí de hombros—. Pero terminé haciendo que la persona equivocada se enojara, ¿qué es lo que debo hacer entonces? —miré el suelo.
—Comenzar a caminar porque este no es un buen lugar —tomó mi mano y se levantó de su puesto, se acercaban varias damas nocturnas—. Deberías hablar con Colby y decirle que no fue tu intención, tú solo querías ayudarlo... no lo sé, darle tu razón para haber hecho esa locura.
—No me escuchará —rodé los ojos.
—Pero tú sabes como hacer que te preste atención —me miró pícaro.
—Hombres. Bueno, lo tendré en cuenta.
Seguimos caminando, entre charla y charla logramos llegar más rápido a casa, pero su auto no se encontraba allí y eso me alertó.
—Debe estar en el bar, iré allá —besó mi mejilla y se fue corriendo.
Sin otra opción, busqué las llaves y abrí la puerta, las luces estaban apagadas. Solo una estaba encendida, era la de la cocina.
—¿Colby? —pregunté con temor, pero nadie respondió. Camine con lentitud hacía la luz y él estaba allí, tomando de la boquilla de una botella—. ¿Qué haces?
—¿Cuál es el afán de preguntar lo que está claro con solo mirar? —preguntó irónico.
—Te hice una pregunta.
—Violett, por favor —dejó la botella sobre la mesa—. Estoy tomando, ¿sabes lo que es eso no? O ¿prefieres caras y gestos?
—Me refería a la razón del por qué lo estás haciendo —pasé una mano por mis ojos cansada, nunca antes había actuado así. O al menos, tan así.
—Porque se me antoja —extendió los brazos como diciendo "esta es mi casa y yo hago lo que quiero".
—Vamos, Colby no seas tan inmaduro —saqué el celular de mi bolsillo—. ¿Dónde has dejado el auto? —le marqué a Matt.
—Por ahí —siguió con la botella.
—Está aquí —le hablé al instante que él decía "¿aló?" Y colgué—. Tómate las cosas en serio Lopez, te lo preguntaré una vez más. ¿dónde has dejado el auto?
—Por ahí —me respondió tratando de pronunciar las palabras a la perfección, ya estaba intoxicado y el lenguaje era su punto débil.
—Odio cuando te comportas como un imbécil —suspiré y me giré para subir al cuarto.
—¿Crees que lo hago para fastidiarte? —me preguntó con cierta rapidez—. ¡Te gusta tener conflicto con Anoa'i! Me dices que él no te importa y aún así haces cosas que nadie te pide sabiendo que él siempre te dominará. Acéptalo Violett.
No quise decir nada.
Cuando estaba así le gustaba tener la razón siempre.
—Sé que me dirás "no fue tu intención", ¿por qué mejor no lo tomas como una ayudadita el que esté bebiendo? Así te evito una explicación cliché.
—¡Siempre te niegas a escucharme porque te molesta que siempre tenga la razón! —le grité y seguí caminando, Colby me gritó un par de cosas pero al no hacerle caso y levantarle mi dedo medio éste gritó más fuerte he hizo un berrinche—. Tranquilo bebito, todo estará bien —le hablé a mi vientre, tenía que mantenerme relajada y aunque fuese un feto, quería hablar con él hasta los nueve meses—. Mami esta algo cansada, ¿quieres dormir? —llevé dos de mis dedos a mis labios, los bese y luego los deposité en mi vientre—. Si, vamos a dormir juntos mi amor —sonreí, parecía loca.
Entré al cuarto, cerré la puerta y procedí a cambiarme de ropa, estaba muy cansada y muy molesta a la vez, si esto iba a ser el comienzo de una relación complicada, tenía que estar preparada para todo lo que en algún momento se vendría.
Era como el final de los tiempos, esto sólo era el comienzo.
Antes de meterme bajo las mantas, me aseguré y le puse pestillo a la puerta así Colby no entraría molesto y me obligaría a seguir discutiendo.
Volví a la cama y tomé mi celular para escuchar algo de musica suave, así poco a poco me dormiría y no despertaría enojada.
Desperté con el suave sonido de mi celular pidiendo a gritos conectar el cargador, bostecé y el aliento era a descomposición, incluso a mi me dio asco.
Conecté el cargador y rápidamente fui al baño a tomar una ducha, miré mi estómago y a pesar de haber pasado solo una semana, ya se me estaban borrando lentamente las marcas de mi ejercitado cuerpo, pero si aún no se notaba no me preocupaba.
Salí de allí sintiéndome limpia y renovada, tomé algo de ropa interior del cajón y algo abrigado para aquella rara pero fría mañana que se asomaba por la ventana.
Bajé las escaleras sin hacer ruido, sobre el sofá reposaba el intoxicado cuerpo de Colby, de una manera poco natural.
Suspiré mientras negaba con la cabeza y seguí mi camino a la cocina, preparé mi desayuno habitual y me senté a comerlo, debía aprender a comer por dos desde ahora en adelante, al igual que aprender a ser fuerte y no dejar que las palabras de Colby me derrumbaran.
Sabía que esto era nuevo para ambos, pero no era necesario tener que discutir por cualquier cosa... tal vez me estaba equivocando con lo que decía, pero no había sido yo quien se había enojado por algo que en cierto punto tenía razón.
—¿No me despertaste? —apareció el alcohólico por el umbral, su voz estaba ronca.
—No lo creí necesario —respondí cortante sin mirarlo a la cara—. No esperes que te haga un favor después de como te comportaste anoche.
—¿Cómo me comporté yo? —rió sarcástico y tomó un vaso con agua, se lo bebió en cuestión de segundos—. No me hubiera comportado así, si tú no te hubieras metido con Anoa'i la noche anterior.
—¿Vas a comenzar de nuevo? —me levanté de mi puesto— Porque si es así no estoy de ánimos para escuchar toda la mierda que sale de tu boca, que es mucha más de la que de donde de verdad debería salir —caminé fuera de la sala.
—Si, eso, lárgate —habló con rapidez—. Ve a buscar a Anoa'i otra vez con la excusa de vengarte y terminen besándose. Colby Lopez ha cerrado los ojos —gritó. Mis ojos tenían rabia, y la rabia cuando llegaba a su limite tendían a desahogarse en un mar de lágrimas.
—Cállate y escúchame, idiota —limpié mi mejilla—. Si yo hubiera querido estar con Joe te lo hubiera dicho directo a la cara, sin más rodeos ni preámbulos, pero no lo hice, ¿y sabes por qué? Porque te elegí a ti por sobre todas las cosas, por sobre todas las personas que me decían que no lo hiciera, por encima de mis malditas inseguridades. Te elegí a ti, como estúpida, porque tenía la esperanza que tú me salvarías de aquel infierno que sufría cada día, que me rescatarías de mis demonios y me enseñarías a vivir, a creer en algo mejor —limpié mis ojos—. ¿Pero qué me he ganado? Un embarazo y un hombre con dos caras —miré el suelo, los segundos pasaron y Colby se acercó a mi cubriéndome en sus brazos, con la misma protección que el primer día—. ¡No! ¡Suéltame! —lloriqueé y caminé lejos, ya había encontrado mi Talón de Aquiles.
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