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Amo esta familia.

Capitulo 24.

Violett Hardy.

«Sunshine...»
Me repetía una y otra vez mientras tomaba una ducha, el agua estaba templada y mi cuerpo disfrutaba de esa cálida sensación. Era como si me dejaran miles de besos en todo el cuerpo y me abrazaran, pero aquella sensación la había hecho real Colby al unirse a mi en la ducha.

—Creí que iba a estar sola... —susurré con una sonrisa en mis labios, pero él solo empezó a pasar sus suaves manos por mi espalda.

—Creí que eramos un "nosotros" —susurró de igual forma mientras llegaba a mi cintura y la acariciaba.

—Al parecer te tomas muy a pecho las cosas.

—Por supuesto —me giró suavemente, al hacerlo mis ojos bajaron hasta su intimidad. No pude evitar reír al ver que traía boxer—. ¿Qué? Necesito evitar la tentación —explicó con una sonrisa en sus labios.

—Buen punto —llevé mis manos a sus caderas mientras él llevaba las suyas a mi cuello para besarme.

—¿Vas conmigo al trabajo? —susurró al soltar lentamente mis labios.

—¿Para qué otra mujer este afuera haciendo un escándalo de mi vida sexual? —abrí los ojos lentamente para mirar los suyos. Sus labios se curvaron hasta dejar ver una hermosa sonrisa—. No gracias, ya recibí una dosis de esa deliciosa medicina y realmente quede satisfecha, mírame —apunté mi estómago, Colb rió y se agachó delante de mi. Me miró con una sonrisa cálida y con sumo cuidado dejó un beso en aquella zona, la acarició un par de veces y luego volvió a levantarse—. ¿Puedes dejar de ser tan dulce? Porque realmente me dará diabetes y todo será culpa tuy... —no me dejó acabar y utilizó mis labios para otra cosa. Bien, no diría nada más.

—Cariño, recordé que tenía que llamar a mi madre para que viniera a vernos —comentó de repente.

—¿Quieres que sea hoy? —le pregunté tomando el jabón entre mis manos, pero él me lo quitó y tomó uno de mis brazos para lavarlo.

—Seria lo ideal —miró mis tatuajes uno por uno—. Así no te dejaré sola en casa sabiendo que a unos centímetros se encuentra un psicópata llamado Matt que sería capaz de golpearte otra vez.

—En cierto modo... —lo pensé mirando lo que él hacia—. Tienes razón, pero aún así me sentiría incómoda el quedarme con tu madre todo un día.

—No es tan malo, créeme —tomó el otro brazo y esta vez lo recargó sobre su hombro para así poder pasar el jabón por los lugares que no pudo alcanzar con el otro—. De todos modos puede que llegue mañana, no te estreses corazón.

—Bueno —lo miré. Cada vez que miraba sus facciones sin que él lo notara me divertia.

—Si sigues mirándome así, sabes exactamente lo que pasará —sonrió sin levantar la vista.

—¿Ah si? ¿y qué pasará? Creo que lo olvidé... —hablé con cierta inocencia, obligándolo a mirarme sin siquiera tocarlo.

—¿No lo sabes? —dejó de hacer lo que hacía y miró mis labios.

Noup —mordí mi labio inferior provocativa. Colb llevó una de sus manos a su boxer y con rapidez salió de la ducha.

—No caeré en tus trucos esta vez —humedeció su rostro en el lavamanos. No podía dejar de reír.

—Bueno —me encogí de hombros y seguí pasando el jabón por mi cuerpo.

—Ya verás cuando pasen los nueve meses —advirtió de una manera divertida y muy poco natural de su persona. Lo ignoré y procedí a pararme debajo del agua para quitar todo rastro de jabón de mi cuerpo, sin dejar de reír de Colb. Me impresionaba la manera en que su cuerpo reaccionaba al estar junto a mi, sin duda su cuerpo me pertenecía—. ¿Aún quieres que te acompañe a la WWE?

—Claro. Mi madre llegaría mañana y hoy estarías sola en casa, sería lo ideal —se sentó en el wc.

—¿Nadie me estará esperando afuera?

—Good asegurará el perímetro, no deberías preocuparte por eso. Además, Anoa'i no estará en la empresa hasta dos días antes de Battleground, me he de imaginar que esta arreglando las cosas con su esposa —se encogió de hombros—. Tienen mucho que arreglar esos dos.

—Si, tienes razón —extendí mi mano para que me pasara la toalla, pero entrelazó sus dedos con los mios y trató de sacarme de ahí. Le hice caso, y al estar fuera de la ducha, me envolvió con la toalla—. Pero yo... aún quiero ser transparente contigo y contarte todo lo que no me dejaste hacer aquel día en backstage —lo miré a los ojos, pero su mirada se encontraba en todas partes menos en la mía. Levanté su mandíbula y a duras penas me miró con determinación, me asustaba cuando su aura cambiaba de esta manera pero me tranquilizó cuando comenzó a asentir débilmente.

—Espérame en el cuarto, tomaré una ducha —besó mi frente. Le hice caso y salí del baño. El cuarto estaba frío, miré de donde provenía, la puerta estaba cerrada y lo único que faltaba era la ventana pero ésta estaba cerrada también. Fruncí el ceño y aún así me acerqué a la ventana, despejé la cortina y en efecto, ésta estaba abierta.

—Colb, ¿tú abriste la ventana? —le pregunté levantando la voz para que me escuchara.

—No amor —me respondió cerrando la llave del agua—. ¿Por?

—Nada —cerré la ventana y me reincorporé al cuarto antes de que Colby saliera del baño.

Me acerqué al closet apretando la toalla para que no se resbalara de mi cuerpo y lo abrí tomando algo de ropa interior, rebusqué en los cajones de abajo y tomé algunas prendas que me había regalado Evelyn para toda esta etapa. Realmente había dado en el clavo, por asi decir.

Me vestí con paciencia mientras Colby se duchaba y cuando acabé, me dejé caer sobre la cama.

—¿Qué pasó? —preguntó al salir.

—Me cansé —reí, él sonrió y dejó caer la toalla de sus caderas para comenzar a vestirse—. ¿Quieres platicar ahora?

—Claro nena, te escucho.

—Bien —me acomodé tomando su almohada favorita, la más suave y esponjosa. —¿Por dónde te gustaría que comenzara?

—Lo ideal sería comenzar por la vez en que saliste a "conversar con Anoa'i" —hizo las comillas con sus dedos.

—¿Seguro?

Ajam —se subió los pantalones.

—Bien, aquel día... —traté de recordar—. Llegué a su casa y justo Joe se encontraba saliendo. Él me dijo que no debería estar ahí mientras miraba con temor hacia dentro, le seguí insistiendo por varios minutos hasta que una desenfrenada Galina se abrió paso sobre Joe y trató de agredirme —tragué.

—¿Es en serio? —se recostó a mi lado al haber terminado de vestirse—. ¿Por qué no me llamaste?

—Déjame continuar —acaricié su mejilla, Colby sonrió e imitó a un gato. Era tan adorable—. Bueno... —traté de no desviarme del tema—. Galina logró librarse de los brazos de Joe y comenzamos a pelear, tenía fuerza tengo que añadir, pero no la suficiente como para dejarme tirada en el suelo como yo lo hice.

—¡Así se hace! —me abrazó—. ¿No la dejaste inconsciente?

—No, claro que no. No soy tan agresiva.... aunque de hecho, sacó a mi madre —me encogí de hombros—. Pero en fin, Joe me amenazó de que si no paraba iba a llamar a la policía así que me detuve. Luego cargó a Galina a casa y yo me quedé esperando afuera junto a Joelle —humedecí mis labios—. Ese mismo día nos juntamos para charlar las cosas, las cuales yo creí que habían quedado bien, que todo estaba bien...

—Pero te llegó el paquete que traía el celular dentro —terminó de narrar él.

—Exacto. Ahora, ¿qué opinas al respecto? —lo miré.

—Tú sabes lo que yo he pensado acerca de la actitud de Joe desde que lo suyo terminó —se acercó más a mi—. Es algo irritante y más ahora que estamos comenzando a formar una familia.

—Ya no tenemos nada, él ahora esta disfrutando con su familia y tú y yo estamos juntos —me acerqué a él.

—¿Y qué pasará cuando vuelva? —llevó su mano lentamente a mi cuerpo.

—Nada, ¿qué va a pasar? Somos amigos, al igual que lo somos Jon y yo —besé su mandíbula, pero él seguía tenso—. No me digas que Jon te intimida ahora... —reí.

—No, claro que no —sonrió y me cubrió con sus brazos.

—Entonces no sientas inseguridad, hemos pasado por cosas peores y las hemos superado.

—Lo s... ¡auch! —chilló y rápidamente miró a su espalda—. Me mordió el trasero —hizo puchero tomando a Kevin y dejándolo entre medio de nosotros.

—¿Puede ser Kevin tu próximo rival? —lo acaricié, el pequeño animal se recostó en la cama y dejó que le acariciara el estómago—. Si, tú eres él más hermoso de todos ¿no es así? —hice que ladrara juguetón. Pero un maullido a los pies de la cama provocó que mirara. Colb lo tomó y Darrell se acobijó en su pecho.

—Al menos él me quiere —le presumió a Kevin, pero éste lo ignoró al jugar con mis dedos.

—Amo esta familia —reí.







Eran las siete de la tarde y Colby ya quería irse, el crossfit lo había tenido algo obsesionado. He tratado de quitarle eso pero han sido esfuerzos en vano y simplemente me he acostumbrado a él.

—¿Crees que me veo gorda? —bromeé con lo obvio.

—Estás hermosa —acarició mi mejilla—. Y no lo vuelvas a repetir, porque se me hace muy difícil hacerte creer eso.

—Lo mismo digo de tu obsesión por el CrossFit —tomé mi celular y lo guardé en mi bolsillo—. Eres un caso perdido.

—Lo sé —sonrió y salimos de casa.

—¿Me dejarías conducir? —hice una mueca al estar parados frente al vehículo.

—Estas embarazada, no correré el riesgo de que te suceda algo.

—Por favor.

—Mm... no lo sé, si te portas bien hasta el final del día puede ser que te lo ganes —me abrió la puerta del copiloto.

—Rayos.

—Sin quejas, señorita —me abrochó el cinturón de seguridad y besó mi frente, prosiguió cerrando la puerta y subiendo a mi lado.

—¡Hey! —reí sin ganas—. Eso fue lo que te dije cuando fuimos a casa de tus padres por primera vez, cuando tu rodilla aún estaba en tratamiento.

—Bingo —encendió el motor con una sonrisa.

Al salir de ahí, todo estaba más tranquilo que de costumbre, las calles estaban vacías y los auto transcurrían sin preocupación. Era algo agradable por primera vez, incluso me hacia recordar aquella vez en que estaba en un embotellamiento y las personas que se encontraban a mi alrededor decidieron verle el lado bueno a las cosas. Reí al recordar, Colb me miró con una sonrisa pero con una gran interrogancia en su mirada. Negué con la cabeza y seguí mirando por la ventana, ese día aparte de sentirme más relajada, me había salvado de discutir con H.

Llegamos sin preocupaciones, cruzamos la entrada y metafóricamente, Colby tenía espuma en la boca por querer comenzar a hacer CrossFit. Estaba algo ansioso.

—Ve, cielo. Iré a buscar a alguno de mis amigos —solté su mano, pero aún así no estaba seguro—. Te amo —lo besé.

—Y yo a ti —sonrió al fin—. Iré por ti cuando acabe.

—Bueno —le dí una nalgada y seguí mi camino. Me encontré con Zayn acomodando su típica gorrita, al verme me sonrió.

—¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú?

—Enterándome ahora de... —miró mi estómago y mis ojos varias veces, reí con ternura.

—No te culpo, casi nunca nos vemos.

—Es cierto y mucho menos ahora que estarás fuera de la empresa por nueve meses.

—Trataré de venir más seguido.

—Eso sería perfecto —sonrió—. ¿Ya se sabe lo que será?

—Si, es niña —me miré.

—Ow, una pequeña Violett andará muy pronto por aquí.

—Le diré que su tío Sami quiere verla y encantada vendrá —le saqué una risita a Zayn.

—¿Cómo se llamará?

Sunshine.

—Estoy seguro que lo elegiste tú.

—No, de hecho...

—No puede ser —se sorprendió, yo sólo asentí varias veces—. Déjame asimilar un poco la situación —cubrió sus ojos. No pude dejar de reír y Sami se me unió rápidamente, una voz a mi espalda comenzó a llamarlo insistentemente—. Tengo que salir... —tomó mis hombros y besó mi mejilla—. ¿Hablamos luego?

—Por supuesto, no te preocupes.

—Gracias —se fue corriendo. Seguí mi camino por backstage hasta encontrar a Evelyn, si es que había llegado al coliseo. Hace varios días que no sabia de ella y me preocupaba, no sabía si estaba bien o lo estaba pasando mal, Allen casi nunca me contaba nada y eso me molestaba.

Aleluya —levanté mis brazos al verla venir por el mismo pasillo.

—¿Dónde has estado todo este tiempo?

—En mi casa —respondí con obviedad, pero Eve me pegó suavemente en el hombro.

—¡Te estaba empezando a extrañar, mujer! —me abrazó—. ¿Cómo te sientes con la ropa? ¿pueden convivir juntas?

—Si, tenias razón —tragué mi orgullo con una sonrisa—. La adoro.

—¡Lo sabía! —rió—. Eres tan terca.

—Y tú tan insistente —jalé de su mejilla recibiendo a cambio varios quejidos de sus labios—. ¿Cómo has estado, por cierto?

—Algo nerviosa.

—¿Qué sucede?

—Ayer... —miró para ambos lados—. ¡Encontré una cajita pequeña en el abrigo de Allen!

—¿Qué? ¿tú crees que...?

—¡No lo sé! —no dejaba de mover sus dedos—. No sé cuando sucederá.

—Paciencia, tal vez espera el momento adecuado para hacerlo —me encogí de hombros.

—Puede ser —se tranquilizó un poco, pero el tema de Allen comenzó a inundar el coliseo—. ¿Quieres ir a verlo?

—Claro, ¿te gustaría sentarte en la mesa de transmisión en inglés?

—¿Qué? Estás loca.

—Era una broma —reí y caminamos de vuelta a backstage.

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