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Ambrose.

Capítulo 13.

—¿Por qué viajar contigo siempre se torna raro? —miré a Matt, éste se encogió de hombros con una sonrisa.

—Sólo soy espontáneo.

—¿Acaso te gustaría que yo te dijera sobre todas las noches ruidosas que tuviste con tu ex novia al siguiente día? Como "¿ayer hubo temblor o solo era Matt dándole duro a su novia?"

—Estás en tu derecho —se acomodó en el asiento trasero—. Yo no te negaré nada.

—Vete a la mierda, Matt.

—Págame el viaje —sonrió por el espejo, mis manos se apretarón pero Colby las tomó.

—Déjalo, mi amor —me besó—. Solo quiere hacerte rabiar y eso no es bueno para el bebé —llevó su mano a mi vientre esta vez.

—Tienes razón —le sonreí, me gustaba su preocupación.

—Yo más, mi nena preciosa —respondió bien a acaramelado. Me sorprendía como había pasado de ser un rudo sin sentimiento a un sentimental.

—Ow, momento familiar —interrumpió Matt.
Se acercó a nosotros dispuesto a abrazarnos. Le levanté mi dedo medio hasta ponerlo al frente de su nariz y él captó la indirecta asintiendo y volviendo a tirarse atrás en su asiento.
Acto seguido, miró por la ventana como todo un niño correcto. Por lo menos ya se distraía con otras cosas y no pensaba en su ex novia.

Al llegar, como era costumbre Matt se bajó primero y tomó sus cosas, ya podía irse solo a buscar a H.
Colby se bajó y abrió mi puerta, le dí las gracias y bajé con mi bolso. Tomé su mano y Colby entrelazó nuestros dedos con dulzura.

—Recuerda no esforzar a tu cuerpo más de la cuenta —me dijo antes de entrar.

—Lo sé, es lo primordial.

—Gracias.
Dejó descansar su mano en mi cintura mientras caminábamos.

—¿Me amarás aunque este gorda? —le pregunté a escasos pasos de la entrada. Su mano apretó mi cintura un poco y sonrió.

—Cuando estés gorda y llena de estrías te amaré el doble —respondió. Besó mi frente y entramos.

Me acompañó hasta mi camerino, me ayudó a dejar mis cosas aunque no era necesario y luego salió de allí cuando se aseguró de que todo estaba bien.
Apreté mis labios con diversión y decidida abrí mi bolso para cambiarme de ropa, pero un estruendoso ruido hizo que mi puerta se abriera de golpe.

—¿No pudiste tocar? ¡troglodita! —grité al ver que era Roman.

—¿Cuando me ibas a decir que estabas embarazada? —ignoró mi pregunta y se acercó a mi, su rostro era solo disgusto.

—Ambrose —maldije bajito sin dejar de mirar a Roman.

—¡Respóndeme! ¡¿cuándo mierda lo harías?! —volvió a gritar.

—¡Estás loco! ¡¿me oyes?! ¿Primero irrumpes en mi camerino como "Pedro por su casa" y más encima me exiges que te responda a una pregunta que no debería importarte? ¡El mundo está en decadencia! —lo empujé, pero su cuerpo ni se inmutó.

—¡Casi haces que te golpee la noche pasada y no pensabas decírmelo! —pasó sus manos por su cabello enojado.

—¿Qué querías que te dijera? "Oh Joe, estoy embarazada, que feliz estoy" cuando tú estabas en contra de eso —le grité más fuerte, mi garganta se desgarró.

—¡Mínimo, Violett!

—Estás demente —traté de gritarle pero ya estaba afónica—. ¡Te odio! ¡ahora sal de aquí! —lo empujé.

—No hasta que arreglemos esto.

—¿"Arreglemos esto"? ¿no crees que ya has hecho suficiente imbécil? ¡por una vez en tu vida escúchate! —me dolía cada palabra, literalmente.

—Aunque me saques de aquí, piensa que en algún momento tenemos que hablar, Violett.

—Si, como sea. Ahora largo —seguí empujándolo hasta que salió—. ¡Demonios! —golpeé lo que tuve a mano. Ahora tenía una gran rabia y la garganta desgarrada.

Sea como sea, eso no me impediría luchar esta noche y agendarle una lucha perdida a ese imbécil. Esta noche si o si perdía a manos mías.

Me cambié de ropa y salí de allí, esta vez solo trotaría en la caminadora. Mi vientre se estaba comenzando a hinchar lentamente, era un proceso lento pero notorio y comenzaba a sospechar que tenía más de una semana de embarazo.

—Hola, Vi —la voz de Jon se hizo presente.

—Nada de "hola", Ambrose —me bajé de la caminadora.

—Que vozarrón —se asustó.

—¿Por qué le contaste a Joe que estaba embarazada? —le grité. O eso intenté.

—No lo hice.

—¿Entonces como se enteró?

—Fue cuando estaba durmiendo, sabes como soy... —se cubrió los labios—. Hablo dormido y no puedo evitarlo.

¡Aghhhh! —me jalé del cabello—. ¡Ahora será mi pesadilla!

—Lo siento Violett, lo siento mucho.

—El daño está hecho, sólo espero que esta vez no le cuentes a Colby que tengo un conflicto con Joe porque se desesperará muchísimo.

—Mis labios están cerrados —respondió imitando un cierre en sus labios.

—Gracias —volví a subir a la caminadora pero Jon subió detrás de mi, fue divertido correr juntos. No entendía como no se caía.







Me preparé para mi lucha contra Natalya, de alguna manera poco a poco todos se iban enterando. Ella no quería lastimarme ya que decía que si me veía delicada cuando luchaba, más me vería ahora que estaba embarazada, era tan dulce ella y la admiraba muchísimo.

—¿Segura de esto? —me preguntó cuando la campanilla sonó.

—Jamás he estado segura de algo —bromeé, ella pudo escucharme y sonrió, luego me abrazó para dejarme atacar primero.

Le dí un golpe ligero en el pecho y el público gritó con euforia, le tomé el brazo y la tiré contra las cuerdas para efectuarle un lazo al cuello de vuelta, ella cayó a la lona.

Estado allí tomé su cuello y le hice unas tijeretas, le costó para zafarse pero lo hizo y se incorporó con rapidez, me ayudó a sentarme, se tiró contra las cuerdas y de vuelta me pisó la espalda para luego darme un golpe de patadas en el pecho, estaba golpeándome suave y eso lo apreciaba más que nunca.

Subió encima de mi y trató de hacerme la cuenta, estaba tan indecisa que no sabía si rendirme o no, así que no lo hice y levanté mi hombro justo cuando me quedaban pocos segundos de fallar.

Se levantó con velocidad y pillándome de sorpresa me hizo su francotirador, me quejé como si no hubiera un mañana, mi vientre se estaba destrozando y eso que solo debería afectar a mis piernas, pero era mucho peor. Así que me rendí con desespero.

—Violett, ¿estás bien? —me preguntó Natty al soltarme.

—No lo creo —jadeé y me tomé el vientre—. Duele... mucho —mordí mi labio inferior.

—-No te duermas Vi, no lo hagas —me cargó, no creí que podía hacerlo.

—Trataré... de no... hacerlo —mis ojos no se podían abrir y no era agradable.

—¡Vi! ¡Violett! —me ayudaba a mantenerme despierta mientras corría por la rampa pero no era un gran día el que estaba pasando. Tal vez no debí salir de cama desde un principio.

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