ℂ𝕙𝕒𝕡𝕥𝕖𝕣 𝕋𝕨𝕠
Ayato me aprisionó contra la encimera de la casa y me tapó la boca con la mano.
-No hagas ruido- me dijo al oído.
Su erección se clavaba contra mi espalda baja y ya no sabía si el casi ahogamiento de Yui se lo había provocado o mi mirada de deseo por su muerte.
Me agarré fuerte de los bordes de la encimera cuando Ayato deslizó a un lado la parte baja del bikini y entró en mi sin delicadeza alguna. Mordí mi brazo para no gritar.
Odiaba que fuera tan brusco.
Sus caderas chocaban con fuerza contra mí y yo clavaba en mi estómago la fría esquina de la encimera de la cocina mientras mordía mi brazo con fuerza.
-Levanta- jadeó y agarró mi cuello para pegar mi cabeza a su hombro, apartó mi pelo mientras todavía mordía mi mano y clavó sus colmillos en mi yugular.
Gemí mientras los movimientos de Ayato se volvían más bruscos. Lo odié, el placer se volvió en dolor y lloré. Deseé que acabara ya, y al parecer, mis súplicas fueron escuchadas.
Oí el gemido de alivio de Ayato cuando acabó en mi interior y se despegó de mí lamiendo la herida de mi cuello.
-Perfecta cómo siempre- dijo, yo me apoyé en la encimera y fruncí mi ceño sintiéndome enfadada y asqueada por dejarme utilizar de esa manera.-¿En qué piensas?- abrió la nevera que estaba a un lado nuestro y cogió los takoyakis que hice el otro día.
Me giré para encararle y me di cuenta de que Yui nos miraba con una mano en la boca, sorprendida por lo que acababa de ver, sonreí y me acerqué a Ayato.
-Rompe con tu novia.
Os contaré una historia. Hace un tiempo, una chica llegó a una mansión con siete vampiros y dos humanas, la chica fue enviada porque su madrastra la había vendido a un hombre, aparentemente, el padre de los siete vampiros, y ella tenía la misión de casarse con uno de los vampiros. No había una razón aparente, es sólo que ese vampiro en especial era muy caprichoso, y al igal que sus hermanos, quería a una prometida.
Ambos pasaron momentos juntos, pero una de las humanas siempre iba pegada a ese vampiro, y al vampiro no le importaba, porque claro, esa era una novia de sacrificio para que sus seis hermanos y él la compartiesen, el vampiro, pensando que sería divertido, quiso ver a las dos humanas, a quién seria su prometida y a la novia de sacrificio, enfrentadas por su amor.
-Ella es mi novia- le dijo a su prometida en el oído.
-Ella no es nadie- le dijo a la novia de sacrificio.
Él pensó que si su prometida pensaba que tenía una novia, competiría, y que si la novia de sacrificio pensaba que no tenía nada con la otra, lucharía por él.
Fin.
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