
Recuerdos
Clark se preguntaba porqué las cosas no habían funcionado con Lois y cuando por fin tuvo la respuesta se asustó en sobremanera pues de todas las razones lógicas que se pudieron presentar jamás pensó que la que detonara su desinterés por esa mujer fuera: Enamorarse de Bruce Wayne.
Aceptaba que el hombre tenía un encanto natural tanto siendo Bruce Wayne cómo Batman. Sin embargo ese simple magnetismo atrayente no era lo suficientemente fuerte como para convencerlo de renunciar a Lane. El verdadero problema sobrevino cuando empezó a conocer todas las facetas de Bruce, no solo como el encantador magnate sino también en su papel de vigilante de Gotham.
Esa delgada linea que dividía esas dos personalidades era la que lo atrajo sin posibilidades de dar marcha atrás. La sensibilidad de ese hombre, la forma en que podía controlarse ante todas las adversidades, la manera que encontraba siempre la resolución a cualquier problema, lo apasionado que podía llegar a ser y finalmente, ese cuerpo... Ese endemoniado cuerpo que se marcaba músculo a músculo en el entallado traje negro del justiciero de Gotham. Así podía pasar horas enumerando todas y cada una de las cualidades por las que se encontró sumergido en Bruce.
Entonces conoció el balance perfecto entre Bruce y Batman y supo que estaba totalmente perdido en ese hombre.
Lo amaba.
Lo deseaba.
Lo idolatraba.
Cuando por fin se animó a confesarse nada salió como lo planeó. Pasó días y noches enteras pensando la manera de poder confesarle a Bruce todo lo que estaba ahogándolo desde adentro.
Pasó un día en la Atalaya luego de una batalla contra Luthor y sus nuevos secuaces terminando con Linterna verde con un brazo roto y Bruce inconsciente con una contusión en la cabeza y un par de costillas rotas. Clark en seguida dio el golpe final a Luthor lleno de rabia al creer lo peor para Bruce, dejando a cargo a la Mujer Maravilla pidió al comando de la Atalaya llevarlo en seguida al lugar. Tal vez si se hubiera detenido a pensarlo, una mejor opción hubiera sido llevarlo a la mansión Wayne y que Alfred se ocupara del asunto. A cambio Flash y Canario negro fueron los encargados de cuidar a Bruce, aunque Barry más preocupado por Hal decidió obedecer a la petición del linterna de atender primero a Bruce pues Superman estaba que no cabía en su preocupación y no le bastaba solo con Dinah para asistir al magnate.
Cuando Bruce despertó luego de tres horas y media de inconsciencia sin esperar nada se fue directo a los transportadores deseando regresar a su mansión y terminar con sus investigaciones además de salir a patrullar a Gotham por la noche.
Nadie se habría enterado de no ser por el súper oído de Clark que usando su súper velocidad lo alcanzó e interrumpió dos segundos antes de encender el transportador. Por supuesto no es que a Bruce le sorprendiera tener al súper hombre ahí con él preocupándose hasta por la más mínima tontería. Preocupaciones infundadas, según el caballero de la noche, que terminaban por colmarle la paciencia llegando a fuertes discusiones entre ambos, pero esa no fue la ocasión pues aprovechándose de su velocidad inhumana, otra vez, Clark llegó hasta quedar dos centímetros de distancia de Bruce, tomándolo de las manos y viéndolo fijamente sin darle oportunidad al otro de huir dijo las palabras que por tanto tiempo se había guardado.
-Bruce, te amo-
Batman en seguida reaccionó y golpeó a Clark en el rostro con todas sus fuerzas, las necesarias para que Superman girara su rostro levemente hacia un lado. Distrayéndolo el tiempo necesario para que Bruce pudiera activar el transportador y huir de ahí.
-Te salvaré Clark-
Dijo mientras se desvanecía frente al Kent dejándolo demasiado confundido cómo para procesar lo que acababa de pasar.
¿Salvarlo? ¿Pero de qué? Clark sabía que se enamoró de la persona más compleja que jamás iba a conocer.
En la mansión, Bruce giraba de un lado al otro caminando sin importarle el dolor en su costado o los mareos provocados por la reciente contusión, preguntándose una y otra vez que demonios le sucedía a Superman, llegó a sacar teorías desde que era una broma de mal gusto hasta que algún ser estaba controlando la mente de Clark. Fuera lo que fuese tenía que averiguarlo.
-...¿Y no cree que pueda ser verdad eso que Superman le confesó?-
Decía Pennyworth casualmente mientras le servía una taza de té a su amo. A lo cual Batman negó de la forma menos amable posible. Todavía se preguntaba cómo fue que se le ocurrió contarle a la familia los sucesos ocurridos esa tarde. Específicamente la confesión de Clark.
-Bruce, yo creo que Superman sí está enamorado de ti-
Otra aseveración más que falsa por parte de Richard.
-Clark siempre es muy honesto deberías creerle, Conner es igual-
Participaba Tim en esa charla que obviamente él no había pedido, en ningún momento, sostener con ninguno de sus hijos.
-Yo creo que está loco, padre, no debemos confiarnos de ese alíen-
Por fin alguien le daba la razón y quien otro sino su hijo biológico Damian. -Si el hijo de ese kriptoniano me dijera lo mismo que a ti, lo mataría sin ninguna contemplación-
Abonó a la conversación el joven Wayne.
-¿Estás seguro? Yo creo que Jon y tú se llevarían muy bien-
Dijo entre risas Dick que por supuesto solo intentaba burlarse de su hermanito. Logrando la reacción inmediata en el menor que prefirió guardar silencio pues no era ningún secreto para nadie que Damian estuviera muy al pendiente de Jon Kent aunque intentara por todos los medios negar la existencia de algún lazo entre mini kriptoniano y él.
Todas y cada una de las frases de esas conversaciones rondaban la cabeza de Bruce una y otra vez sin poder encajar la verdad de lo que el había denominado El curioso caso de Clark Kent.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro