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No cómo lo esperaba...



La suite matrimonial que los esperaba abarcaba todo un piso del gran hotel donde pasarían la noche y no era de extrañarse que Bruce reservara exactamente esa habitación. Además de que disfrutaba de privacidad tenía todo el lujo al que Wayne estaba acostumbrado.

Bruce no quería llevar las cosas con calma esa noche, después de todo estaban ahí para reconciliarse y volver a estar juntos.

Ni bien habían entrado al cuarto cuando Clark ya devoraba con pasión nada reprimida los labios de Bruce, lo extrañaba tanto que su cuerpo se crispaba con tan solo ese contacto. Las manos de Bruce buscaban desesperadas poder quitar lo antes posible el traje que llevaba puesto su esposo, jalaba la chaqueta y Clark cooperaba poco por estar más pendiente de tocar todo el cuerpo que tenía a su alcance de el niño consentido de Gótica.

—Clark... Clark ¿Éste es tú único traje? — Preguntó Bruce agitado y con dificultad entre beso y beso en sus labios y con las enormes manos del kriptoniano tocándolo sin pudor.

—No.

Clark apenas respondió y escuchó la tela de su mejor traje romperse bajo las manos de Bruce. De cualquier forma, estaba seguro que sería él mismo el que se encargaría de comprarle ropa nueva.

A tropezones y uno que otro mueble volcado llegaron hasta el colchón de la enorme cama matrimonial que chilló bajo el peso de ambos héroes. Clark arrojó a un lado todas las costosas almohadas de plumas y acomodó sin ningún esfuerzo el cuerpo de su esposo justo en medio de la cama. Bruce estaba seguro que llevaba puestos los zapatos hacía unos segundos atrás. No tuvo ni idea de cuando su chaqueta de diseñador quedó tirada en el suelo, su camisa estaba sin ningún botón y dejando su perfecto abdomen al descubierto y sus pantalones ya estaban desabrochados con su erección completa aún cubierta por su ropa interior asomándose entre la abertura del cierre. Se preguntó, entonces, en qué momento Clark lo había prácticamente desnudado.

Quizás ese era otro súper poder de Superman que aún no habían descubierto.

Alzó su vista y se encontró con el perfecto cuerpo de Clark encima de él justo entre sus piernas viéndolo desde arriba con una lujuria que no trataba de esconder. Bruce abrió su boca para decir lo que fuera que su mente procesara en ese momento, pero a cambio solo escuchó su propio gemido cuando Clark bajó de un solo tirón sus pantalones junto a la ropa interior, dejando así, expuesta su erección que rebotó un poco sobre su propio vientre.

Superman sonrió altanero y en seguida tomó entre su mano el miembro de su esposo para comenzar a masturbarlo. Bruce gruñó y se estiró sobre la cama para abrir una puertecita de la mesita de noche a su lado izquierdo. Clark entendió sin siquiera palabras de por medio, se estiró también y antes de que Bruce pudiera sacar el lubricante lo tomó él.

—Tenías todo muy bien preparado— Le dijo con un toque de burla y Bruce frunció el ceño al saberse descubierto.

El kriptoniano se apresuró a quitarse toda la ropa que aún conservaba, que no era más que su pantalón y su bóxer. Quedando por fin desnudos los dos, Clark echó una buena cantidad de lubricante sobre su mano y tomando ambas erecciones con esa misma mano comenzó a masturbarlos. Bruce gimió mucho más agudo de lo que habría deseado, pero no se reprimió al hacerlo. Clark estaba fascinado con todo sonido de placer que saliera de la boca del caballero oscuro y tampoco pasó por alto las palpitaciones alteradas y el pulso acelerado, todo eso provocado sólo por él.

Rozaba desmedidamente su cuerpo contra el de su esposo y no se detenía ni un poco con todos los besos que daba en los lugares exactos para darle aún más placer a su amado Bruce.

—A pasado un tiempo ¿Cómo quieres que lo haga? — Le habló Clark al oído, Batman comprendió de inmediato a que se refería.

—Primero con los dedos Kal. — No lo quería admitir, pero si le permitía entrar de una sola vez sería muy doloroso y esa noche no quería eso. Cómo Clark decía, esa noche harían el amor.

Sabía que la idea de Superman de hacer el amor era ir despacio, deleitándose con cada sensación de ambos cuerpos. Muy diferente a todas las veces que solo tenían sexo en cualquier parte. Bruce no entendía la diferencia, para él el dolor y el placer se mezclaban haciendo una combinación perfecta, hasta que una noche Clark le enseño que ir despacio y tomarse su tiempo podía ser algo mucho más intenso si se hacía con la persona correcta. Quería volver a experimentarlo y se dio cuenta que Clark también lo deseaba así cuando le sonrió mostrándole todos sus perfectos dientes.

—¿No lo has hecho tú sólo? — La pregunta del kriptoniano lo desencajó. No estaba dispuesto a contestar semejante tontería. Entonces Clark metió su primer dedo en el interior de Bruce y este suspiró complacido. —¿Imaginabas que era yo el que te lo hacía? — Las estúpidas e innecesarias preguntas siguieron y su piel fue estirada un poco para abrir espacio a un segundo dedo. Bruce volvió a gemir sin poder controlarlo.

Al no recibir ninguna respuesta Clark decidió ir más lejos, presionó con las yemas de sus dedos justo en la próstata. Bruce apretó las sábanas entre sus puños y arqueó la espalda buscando ser tocado en ese punto exacto otra vez.

—¿No lo dirás? — Superman sentía ese increíble y excitante morbo de tener de esa forma al temible Batman, gimiendo de placer bajo su toque. En cierta forma se sentía superior y eso le encantaba. Presionando un poco más y buscando la respuesta a su pregunta se acercó al miembro de Bruce y de una sola vez lo engulló completo sin dejar de mover sus dedos en su interior.

No quería decirlo, era humillante y sabía que Clark lo único que buscaba era exactamente eso.

—Sí, sí Kal, pensaba en ti cuando me masturbaba. — Bruce pensó que Clark se merecía al menos eso después de todas las demás cosas nada agradables que él alguna vez le había dicho.

Escuchó la suave risita de su esposo y en seguida los dedos en su interior fueron reemplazados por el gran miembro de Clark.

Bruce gimió y se retorció bajo el norme cuerpo kriptoniano. Sus labios fueron invadidos por los de Clark, y su legua se deleitaba jugueteando con la contraria.

Los gruñidos casi bestiales y el sonido de cuerpos chocando constantemente inundó la habitación. Clark penetraba a su aún esposo con la fuerza necesaria para hacerlo disfrutar y con la velocidad suficiente para sentirse pleno él mismo.

Varios minutos después ambos lograban el magnífico orgasmo del que se habían estado privando tanto tiempo.

Tendidos en la cama, Bruce con la respiración agitada casi a punto de regularse y Clark totalmente impasible, se abrazaban con cariño, piel contra piel, dejando que Bruce acomodara su rostro entre el pecho de Clark. Tal como deberían haber estado desde hace mucho.

—Te extrañe tanto, Bruce— Superman abrazó con un poco más de fuerza a Bruce, éste se acomodó entre esos fuerte brazos y correspondió rodeándole por la cintura. —No sé cómo pude estar tanto tiempo sin ti— Confesó dándole un besó en la frente a Bruce.

—Bueno, supongo que es tiempo de decirle a Alfred que acomode de nuevo el closet con espacio para tu ropa— En ese momento Superman se separó de Bruce casi como si se hubiera asustado con esas palabras.

—¿Que te hizo pensar que voy a desistir de la demanda de divorcio? — Vio al millonario con extrañeza y como si hubiera dicho un disparate.

Bruce sintió como si el mundo que se había creado alrededor de Clark se terminara de romper. Se sentía humillado, estúpido y avergonzado por ser tan iluso que pensó que Clark regresaría así de fácil con él.

Se levantó de la cama y con fingida calma comenzó a recoger su ropa, sin siquiera preocuparse de lo sucio que podría estar, se vistió con rapidez, abrió una gaveta de un mueble ubicado cerca de la cama y sacó una carpeta con papeles y una pequeña cajita, todo mientras Clark lo observaba atentamente en silencio y sentado al borde de la cama. Los arrojó sin mucho cuidado sobre el colchón a un lado del kriptoniano.

—Ya tienen mi firma, solo falta la tuya y esto se acaba oficialmente. No abras esa caja hasta que firmes el divorcio.

Dicho eso y dadas las instrucciones, Bruce salió de la habitación dando un tremendo portazo al cerrar.

Clark se quedó inmóvil hasta que escuchó los latidos de Bruce lo suficientemente lejos. Intentó usar su vista de rayos X para ver el interior de la caja, pero esta estaba forrada de plomo, algo que sus poderes no podían atravesar. Suspiró y tomó en sus manos los papeles. Efectivamente todo estaba en orden, solo faltaba su firma en un espacio en blanco.

Sin aguantarse más, la curiosidad le superó y abrió la caja que Bruce había dejado.

Se quedó asustado, admirado y sintiéndose un completo imbécil cuándo vio lo que guardaba la caja.

El par de sortijas que antes ellos mismos habían usado como anillos de compromiso, esos con los que él mismo se apareció un día en la mansión Wayne pidiéndole a Bruce que los usaran antes de casarse.

Esos que Bruce se había negado a usar porque decía que no le veía la utilidad, pues al casarse usarían el juego de alianzas que sellarían sus votos y diciendo "No soy una mujer, no tienes por qué darme un anillo de compromiso". Pero que al final usaron.

Ese que él dejó en la mansión el día que se fue y abandonó a su esposo. Sin embargo, aún sin poder romper sus lazos conservaba el anillo que selló su matrimonio. Pero no el de su previo compromiso.

No habría sido tan doloroso de no ser porque en un pequeño papel pegado en la tapa de la caja había una inscripción: "¿Te casarías conmigo?"

Bruce estaba a punto de pedirle matrimonio otra vez, incluso aunque ni siquiera se habían divorciado. Seguramente el acto más romántico, cursi y dramático que Bruce jamás volvería a hacer nunca en su vida y él la desperdicio por completo.

Era oficial era el ser más idiota de la galaxia. O al menos así se sintió en ese momento.

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