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Honey Moon


La verdadera luna de miel llegó cuando Bruce preparó su mansión en la playa, después de dar unas cuantas indicaciones a Dick y discutir divertidamente con su esposo acerca de apodos cursis.

Clark quería que su viaje post matrimonio fuera a un lugar simple, turístico y donde se pudieran mezclar con las personas. Pero de nuevo Bruce dio un "no" rotundo diciendo que donde quiera que fuera reconocerían al magnate Bruce Wayne y no los dejarían en paz. Clark agradeció eso mucho después cuando Bruce inició una excitante sesión de sexo en la playa.

Sentados a la orilla de la playa, sobre unas toallas, Bruce comenzó a besar a su esposo, primero suavemente en los labios, luego pasando a su cuello, bajando por el pecho, hasta el perfecto abdomen. Clark se limitaba a disfrutar, porque sabía que sí hacía algo que molestara a Bruce, esa aventurilla terminaría tan espontanea como empezó. Así que aferrándose con puños cerrados a la toalla bajo su cuerpo se dejó hacer completamente por la experta boca de su esposo, que sabía perfectamente que lugares tocar para dejarlo totalmente a su merced. Bruce pasó de jugar con su boca sobre el cuerpo de Clark y de forma un poco más atrevida se despojó del bañador que llevaba puesto, se sentó a horcajadas sobre Clark y así dejó sin palabras a su esposo mientras comenzaba un suave vaivén, sujetado con fuerza al cuerpo de su súper hombre y este a su vez se aferraba a las caderas de Bruce, con la fuerza suficiente para dejar sus dedos marcados en la zona. El sonido de besos húmedos, gemidos, gruñidos y jadeos eran acompañados por el apacible sonido de las olas del mar, hasta juntos alcanzar el orgasmo una y otra vez hasta quedar demasiado cansados con el cuerpo lánguido sobre la arena, abrazados y hablando de una y mil trivialidades.

Era el paraíso en la tierra.

Clark entonces pensó que eso sería lo mas intrépido que vería de Bruce en esas dos semanas que duraría el viaje.

Se equivocó.

Hicieron castillos de arena como niños pequeños, tuvieron tanto sexo como una pareja de adolescentes y pasearon por la orilla de la playa tomados de la mano como una pareja de ancianos. Así Clark vio su vida hecha junto a ese hombre, su felicidad estaba completa. Bruce parecía querer demostrar todos y cada uno de sus sentimientos en ese viaje y Clark se inundó tanto de ese amor que sintió ya nada más le haría falta en la vida. Amaba demasiado a Bruce y se sabía correspondido. Eso era lo más maravilloso de todo.

Recostados sobre el colchón de la lujosa cama Clark abrazó a su esposo por la cintura, susurrándole al oído lo mucho que lo amaba, delineó con sus dedos cada una de las cicatrices en la tosca piel de Bruce y disfrutó una y otra vez de los amaneces junto a él. Deseaba en lo más profundo de su ser que esa luna de miel no terminara nunca. Sin embargo ese era el ultimo día de su estancia en el paraíso con Bruce.

Clark quería decir que se olvidaran de todo, que dejaran sus vidas como Superman y Batman y se dedicaran a amarse el resto de sus vidas. Pero, sabiendo lo que pasaría si ese pensamiento llegaba a oídos de Bruce, prefirió callarse y dejar toda idea egoísta, porque a final de cuentas sus poderes, la inteligencia y determinación de Bruce eran los que hacían la diferencia cada vez que el mundo los necesitaba.

Fue así como terminaron, media hora después de su regreso de la luna de miel, en una feroz batalla contra los enemigos de siempre.

Nuevamente y como siempre, algunos salieron heridos, aunque esta vez Batman resultó ileso, no se salvó del sermón y regaño que recibió por parte de Clark.

-¡Corriste riesgos innecesarios!- Superman alzaba su voz, viendo fijamente al murciélago que parecía completamente impasible aunque su esposo estuviera cerrando sus puños con tal fuerza que sus manos temblaban.

-Escucha Kal, no fue un riesgo, sabía... Sé lo que hago, este es mi trabajo y el tuyo también, lo ha sido durante varios años ya, no entiendo porque ahora me gritas y tratas como a un novato, cálmate- A pesar de las palabras de Batman, Clark seguía sin relajarse, su cuerpo se tensaba cada vez más y se podía apreciar en su rostro siempre alegre un enojo que lo consumía.

-No Bruce, no entiendes, ese rayo iba hacia mi, no podía hacerme daño, en cambio a ti pudo haberte matado sin siquiera darte cuenta, de no haber sido por Flash...-

-Todo estaba planeado. Yo le dije a Flash lo que tenía que hacer y cuando hacerlo. Kal, entiende...- Ese fue el momento idóneo para que Batman dejara de existir y diera paso a Bruce, si máscara, sin esconder sus sentimientos. Se acercó a Kal-El y con sus manos tomó ambas mejillas -Ese no era un simple rayo, como los que enfrentamos casi a diario, era diferente, escondía kriptonita que ni siquiera tú detectaste, pudo haberte matado a ti, no a mi. No podía permitir que algo te pasara ¿Comprendes? Si te pierdo... No podría...-

No fueron necesarias más palabras Clark besó, frenéticamente y con toda dulzura de la que fue capaz, los labios de ese perfecto hombre que tenía frente a él.

Sí, estaban perdidos en el amor.

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