En sus manos
Tim, uno de los hijos adoptivos de Bruce y el que actualmente, junto con Damian, vivia en la mansión Wayne intentaba entender dónde estaba la falla en el matrimonio de su padre con Superman. Trato de hablar con ambos por separado sin lograr una verdadera razón del por qué llegar al extremo del divorcio. Pensó en lo feliz que estaba hace dos semanas cuando Conner por fin había dado el primer y más importante paso en su relación: Tomarse de las manos.
Patético. Pensó cuando se sintió tan ridículamente feliz por ese simple roce de manos que se sentía flotar en una nube. Pensó, también en hablar con sus padres acerca de la relación que sostenía con su hermano adoptivo... Diciéndolo en voz alta ya no sonaba tan bien como en su mente. De cualquier forma se dirigía a la biblioteca de la mansión, cuando se detuvo a unos cuantos pasos de la puerta solo para escuchar la discusión que tenían ambos héroes.
Se divorciarían, después de tan solo dos años de matrimonio... Debía saber el por qué.
Pero ahí estaba, tres semanas después sin ninguna respuesta, buscando el apoyo de Conner que tampoco consiguió nada de Superman. Disculpándose una y otra vez con su novio por no serle de ayuda y al verlo tan desmejorado por la situación, aunque lo que más le dolía a Tim era ver a Bruce tan solitario y triste, con expresiones que nunca antes había visto en el justiciero, aún conociendo los constantes malos estados de humor de su padre y mentor.
Sin embargo la situación solo empeoraba a cada minuto que pasaba. Clark decidió mudarse definitivamente y de inmediato después de la aceptación del divorcio, llevándose consigo al más cercano para él de la familia Kent: Conner.
Tim no protestó ni se opuso a la decisión de Superboy de acompañar a Superman en esos momentos, porque antes de ser su novio era la familia mas inmediata del kriptoniano. Sin contar al pequeño Jon que vivía a tiempo completo con su madre Lois.
Sabiendo la ubicación del mayor y el mediano de los Kent, fue (sin permiso ni conocimiento de Bruce) hasta la fortaleza de la soledad, ahí se enteró por boca de Conner que su padre, Bruce, le había regalado un apartamento, el único inconveniente era que al contar solo con diecisiete años no podía ser legalmente suyo. A pesar de todo eso, podía disponer del lugar en cuanto se le antojara.
-Vámonos a vivir juntos- la propuesta hizo a Tim entrar en calor aún estando en uno de los lugares más frios del planeta.
-Sí... ¡Sí!- gritó emocionado el Red Robin abalanzándose en el acto sobre el fornido cuerpo de su novio.
Entonces, Clark, que decidió entrar en el momento más inoportuno, fue testigo del increíble beso que sucedió al abrazo. No es que no lo sospechara, luego de ver cómo su hijo no dejaba de ver al joven Wayne no pudo dejar de pensar en que esa era exactamente la misma mirada que él le lanzaba a Bruce todo el tiempo. Llegó a pensar que los Wayne tenían un especial encanto para enamorar a los Kent...
-Entonces... ¿Bruce ya sabe de esto?- preguntó Clark a ambos chicos después de salir del shock emocional del que fue victima al ver la lengua de Conner colarse sin piedad en la boca del ex Robin.
-Tomando en cuenta que Bruce le regaló un apartamento a Conner y no a mí, debo suponer que lo hizo con la intensión de que tú y Conner vivan juntos en el, en lugar de estar viviendo aquí y supongo que al pensar, obviamente, que te negarías, debió suponer que Conner me pediría vivir con él en el mismo apartamento, supongo que también pensó qué, siendo como eres, no permitirías que chicos cómo nosotros, jovenes e imprudentes, vivan solos sin supervisión adulta... Así que sí. Bruce ya sabe de nuestra relación.- Tim tenía uno, dos, tres... Todos los puntos a su favor. Además de tener la completa razón porque aunque respetaba la privacidad de su hijo y la de Tim el hecho de pensar que vivirían por su cuenta no era del todo aceptable.
-¡Bruce es un jodido genio!- Exclamó Conner luego de analizar toda la situación.
-No por nada es Batman- Tim rió ligeramente, pues él conocía varias de las mañas de Bruce.
-Te tiene en sus manos, Clark- A pesar de llamarlo padre en algunas ocasiones y de guardarle un profundo respeto, Kon se vio obligado a burlarse de Superman en esa ocasión y su mirada pícara lo delataba con facilidad.
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