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Capítulo V

Hoy presentamos...

"Habitación Nº373"


-Seth-

Ya habían pasado unas horas desde que no hablaba con Phoenix. Habían acordado en intentar algo. Eso no le molestaba demasiado a él, después de todo Hero y él ya no son nada. Pero igualmente sentía culpa, como si lo estuviera engañando.

—Dios, si estuvieras despierto, todo sería mucho más fácil...

Pero como si fuera obra del destino, Oliver traspasó la puerta.

—Me contaron que pronto despertará.

—Al fin volviste —Seth se levantó de la silla de un salto y lo abrazó—. Sé que no nos llevamos muy bien, pero en serio necesitaba una cara conocida.

—Yo necesitaba estar con él —sonrió Oliver—. ¿Estás bien? Estás demacrado.

—Dormí muy mal desde que te fuiste de cuidados intensivos... Y para colmo necesito un consejo y no tengo a quien pedírselo.

Oliver asintió y se sentó al frente de Seth, pero del otro lado de la camilla.

—Pues por mi culpa estás así, así que creo que te debo una —Seth sonrió y se sentó en la misma butaca de siempre.

—Estoy conociendo a un chico de Denver. Cuestión que por un motivo u otro estamos intentando algo.

—Entiendo —Seth se sentía idiota hablando con él pero prosiguió.

—Pero siento que estoy engañando a Hero —Oliver suspiró.

—Ustedes...

—Terminaron —completó la oración Seth—. Lo sé, pero así me siento.

—Bueno, no puedes obligarte a sentir algo por uno o por otro...

—Lo sé, pero es que no sé qué siento por él. Desde que empezamos que no supe que sentía.

—Mientras no te dañes ni a ti ni al chico, por mi está bien —sonrió Oliver.

Oliver es de esas personas que con tan solo ver su sonrisa te tranquiliza. Ya sea por su tranquilidad o lo que sea, pero te calma de una manera inquietantemente satisfactoria.

De pronto Joanne aparece en la escena, entrando por la puerta.

—Seth... oh, hola —saludó al ver a Oliver.

—Hola, doctora O'Brien, ¿No?

—Joanne está bien —asintió ella.

—Él es Oliver —sonrió Seth—. ¿Qué necesitas?

—Ah cierto. Connors te necesita en urgencias— sonrió.

—Bien, ahora voy —Joanne asintió y se marchó.

—Bien, si me necesitas llámame. Y si Hero despierta me llamas. O si entra en paro, aprietas ese botón de ahí —sonrió.

—De acuerdo —dijo y acto seguido Seth imitó la acción de Joanne.

...

—¿Qué necesitabas Connors?

—Al fin un buen interno —dijo ella, sonando como si estuviera aliviada.

—¿Qué?

—Desde que desapareciste que tuve que estar con otro interno, y Dios, no sé cómo hizo para pasar la universidad, ¡No sabía diferenciar la arteria con la vena! —Dijo riendo con dolor.

—Vaya sufrimiento —rió él.

¿En qué momento comenzó a amigarse con Connors? Ella nunca lo llamaría, menos a un interno. Pero lo hizo.

—¿Cuándo nos comenzamos a llevar tan bien? —Preguntó el rubio.

—Buena pregunta —dijo dubitativa—. Dejando de lado las preguntas sin respuesta, te necesito —dijo suplicante.

Era la primera vez que un titular le pedía ayuda.

—¿Qué necesitas?

—Volvió Addyson y tiene veinte mil preguntas sobre el asma.

—¿Y por qué no le pediste ayuda a Collins?

—No quiero sonar idiota ante ella —dijo cabizbaja.

—No me digas, quieres que yo le pida ayuda a ella en tu lugar.

—¡Por favor!

—Me utilizas —bromeó.

—Prometo ser tu maestra.

—¿Qué tu qué? ¡Ahí te voy Collins! —Dijo, haciendo reír a Connors.

...

Cuando llegó a Neumología, entró en la oficina de Collins.

—¿Collins?

—Ya te dije que me llames por mi nombre —sonrió ella.

—Claro. Bethany, ¿Te acuerdas de la paciente de Connors que su hijo tenía asma?

—Sí.

—Bueno, volvió para más preguntas.

—No me digas, Connors no sabe cómo responder y te envió a ti porque le daba vergüenza pedirme ayuda.

—¿Dónde están las cámaras?

—Seth, conozco a Amelia hace años, sé cuándo no sabe pedir ayuda.

—Oh.

—Así que nada, ¿en dónde está la paciente?

—En... —y de pronto su localizador comenzó a sonar.

Al mirar vio un simple mensaje que lo hizo correr.

"Paciente en la °373 entró en paro"

Allí estaba Addyson.

—Mierda, ¡Addyson entró en paro!

—¿Qué? ¡Voy contigo!

Ambos corrieron tan rápido como pudieron. Subieron las escaleras y al llegar al cuarto, estaba Connors dando RCP y unas enfermeras y residentes ayudando con el desfibrilador.

—¿¡Qué pasó!?

—¡No lo sé! Estábamos hablando y de la nada comenzó a sentir dolor en el pecho y dificultad para respirar y de la nada se desmayó.

—Diablos, no te mueras Addyson, no aún —dijo Seth sin apartar la vista del electrocardiograma.

Al pasar unos minutos, reanimó.

—Gracias a Dios —dijo Collins.

—Hay que llamar a la familia —sentenció Seth.

—De acuerdo, ¿Puedes hacerlo tu Seth?

—Claro —sonrió y fue a la recepción.

Al llegar a la recepción tomó su teléfono y marcó el número de Phoenix.

Luego de unos segundos atendió.

—No sabía que ya habíamos empezado con las llamadas —se escuchó una risa del otro lado.

—Sí, no te llamo por eso...

—No esperaba que tuvieras una voz tan linda.

Eso hizo sonrojar al rubio.

—Phoenix, no te llamo por placer... Es tu mamá... tuvo un ataque cardíaco.

—Yo... ¿Cuándo?

—Hace un rato. La doctora Connors logró reanimarla así que ahora está despierta pero supuse que te gustaría estar con ella.

—Supusiste bien. Le diré a mi papá ya mismo, gracias Seth.

—No hay de qué.

Y acto seguido cortó.

Volvió a la habitación y vio a Addyson ya despierta.

—Oh, hola Seth —sonrió ella.

—Hola— sonrió esta vez él.

—¿Vienen en camino? —Preguntó Collins.

—Lo acabo de llamar y Phoenix vendrá en unas horas.

—Okey. Si necesitan algo, estaré en mi oficina —sonrió Connors y Bethany la siguió.

—¿Cómo se encuentra?

—Bien, ya estoy mejor.

—Phoenix me contó sobre lo de ustedes.

—¿E-en serio? —eso hizo ponerse nervioso y rojo.

—¿Cuántos años tienes?

—V-veintitrés.

—Oh, se llevan cuatro años. Nada mal.

—L-lo nuestro n-no es cien por ciento o-oficial, ¿sabes? Solo lo estamos intentando.

—Lo sé... espero seas el indicado —sonrió—. Él tuvo varias parejas desde los quince años... ninguna terminó bien. Por ello tuvo varios problemas escolares y personales. Recuerdo cuando tenía diecisiete años, nunca lloró tanto por otro chico.

—Oh, no lo sabía.

—Y tu Seth, ¿Tienes algún ex?

—Sí, solo uno. Lo ingresaron por intento de suicidio —sonrió con tristeza—. Por suerte ya despertará dentro de poco.

—Espero lo haga.

—Sí... yo igual.

Luego de unas horas largas él llegó.

—¿¡Mamá, estas bien!? —dijo, entrando desesperado. Tras él entró su padre.

—Tranquilo, estoy bien, solo fue un ataque cardíaco.

—Gracias a Dios estas bien.

—Te dije que no debíamos estar en diferentes estados, Addyson —dijo el padre.

—Abraham, no el mejor momento...

—No lo digo para pelear... lo digo porque cuando recibió Phoenix la llamada un poco más y corrió hasta aquí. Casi nos quedamos sin gasolina.

—Sí, la verdad es que mudarme a Norak no fue de mis mejores ideas.

—Dentro de unos minutos vendrá la doctora Connors para explicarles que pasó —sonrió Seth—, que por cierto, es la jefa de Cardiología, de las mejores de Cardio —dijo—. Si me disculpan, me iré.

Cuando salió, Phoenix lo siguió.

—Gracias... gracias por avisarme.

—Si mi madre estuviera ahí... yo querría que me avisaran —le sonrió.

—Cambiando de tema... Sobre lo nuestro...

—Oh cierto.

—Posiblemente me quede por unos días aquí en Norak así que nada, podríamos tener una cita o algo así.

—De acuerdo, me parece bien.

—¿Esta noche?

—Phoenix, ya es de noche.

—Cierto, diablos, debo mirar más mi entorno. ¿Mañana en la noche?

—Mañana estaré de guardia todo el día... pero si es un día tranquilo, podríamos tener la cita en la cafetería —sonrió.

—¿Una cita en la cafetería del hospital donde muchas personas sufren y mueren?... Me parece bien —sonrió.

—Genial.

—Eh...

—Y el momento incómodo llegó —rió Seth.

—Sí, volveré con mis padres.

—Yo iré con un paciente.

Y ambos se fueron.

...

Cuando llegó a la habitación de Hero, se sentó y procedió a tomar un respiro.

Hoy tuvo un día muy movido.

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