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Number 9

Despertó sintiendo algo peculiar: unos brazos rodeando su cuerpo. No sentía aquella sensación desde hacía tiempo, no al menos en la cama, por lo que cuidadosamente giró su cabeza para ver de quién se trataba, topándose con una Vaggie dormida plácidamente y pegada a él, con su cabeza en su pecho. Angel sonrió ante ello, acariciando su cabeza y acomodándose para volver a dormir, disfrutando de su estadía; un bostezo lo paralizó, dirigiendo su mirada al origen. Vaggie se hallaba despertando de su placentero sueño y su ojo bueno se iba abriendo y sacudía un poco su cuerpo para acomodarse mejor. Alzando un poco la cara, la salvadoreña se topó con la del italiano e hizo contacto visual con este, bastando aquello para que ambos cuerpos quedasen completamente quietos y casi con la totalidad del sueño desvanecido.

Con la vergüenza al aire, ninguno de los dos se animaba a moverse siquiera un centímetro de ahí. Sus rostros adquirieron un tono leve carmín y pronto el calor se sentía más intenso de lo acostumbrado. Pese a que no habían hecho nada indebido por la noche, el que estuvieran tan cómodos durmiendo juntos era algo nuevo para sus personas, más considerando lo dispares que resultaban el uno al otro. ¿Así de cercana se había vuelto su amistad? era la pregunta silenciosa mutua. Pregunta para la cual había una respuestas clara, una afirmativa. Demasiado afirmativa.

Para no extender el momento incómodo, Vaggie se acomodó su cabello para poder admirar mejor los rasgos de un Angel recién despierto como ella, y el arácnido pudo sentir que aquella sonrisa gentil (y para su mente, angelical) era dirigida a él y exclusivamente a él, lo que provocó que se la devolviera de la misma manera. La polilla no dijo ni pío, y siguieron así un ratito más, hasta que se rompió el silencio de forma amena.

–Buenos día, Vags –dijo por fin Angel, con una calma tal.

–Buenos días, tonto –le respondió la peliblanca en un tono que se distanciaba mucho de su usual enojo, lo que hizo que el corazoncito del ex prostituto latiera bastante.

–¿Te sientes cómoda?

–Mmmm, en realidad hay mejores almohadas.

–Ja ja, no mientas enana. Yo sé que te gusta.

Vaggie simplemente soltó un bufido y negó con la cabeza, antes de sonreír y abrazarle un poco más.

–Me descubriste. Eres la mejor almohada que jamás probé.

–Aaaaww, gracias linda –aprovechando el momento, el arácnido pasó a corresponderle el gesto con una cálida sonrisa, y también acariciando suavemente el pelo de la chica. Ambas acciones le llenaron de alegría y satisfacción.

Vaggie sencillamente se limitó a reírse un poco y quedarse recargada en Angel. Con esa quietud serena, ambos se vieron directamente una vez más, antes de dirigir sus vistas a la ventana de la habitación. Pese a que la hora ya era muy tardía y debían tomar sus labores hoteleras inmediatamente, por esa ocasión, Vaggie decidió que se quedaría en la cama un poco más; decisión que discretamente aceptó el peliblanco. De esa manera pasaron buena parte de la mañana infernal juntos, en la cama, sin ninguna plática de por medio. Solamente disfrutando de sus mutuas presencias, con sonrisas sinceras en sus caras y, poco a poco, entrelazando sus manos bajo las sábanas que aún seguían protegiendo sus cuerpos. Gestos que a este punto ya eran inconscientes, pero que igualmente les daba una agradable sensación compartida; especialmente a Angel, quien sentía que aquello era definitivamente mucho mejor que cualquier acto lascivo pasado.

Internamente, tenían el mismo deseo, uno que compartían sin que se dieran cuenta: que ese momento jamás llegase al final.

Desafortunadamente tuvo que acabar. Fat Nuggets comenzó a moverse por la cama y saltó de la misma, para posteriormente acercar su plato de comida al pie del mueble y, con su pezuña, golpear el recipiente en un intento de captar la atención de su amo. Cosa que consiguió, por lo menos de parte de la polilla, la cual se separó del chico araña y se sentó en la cama, sacando del trance a Angel y causando que se incorporara también con extrañeza.

–Angel, me temo que Fat Nuggets tiene hambre –sus palabras fueron respaldadas por un chillido del cerdito infernal. Angel soltó un quejido y se puso de pie.

–Oh vamos, Fatty. Vags y yo estábamos en un muy buen momento –le dijo una vez que tomó el tazón de su mascota y le sirvió su comida, dejándolo donde estaba y admirando el cómo Fat se lanzaba y devoraba su desayuno ruidosamente feliz.

Las mejillas grisáceas de la fémina se tornaron en un leve color carmesí tras oír la oración del arácnido. Se puso de pie y rascó su nuca con una sonrisa y algo de pena.

–Bueno, Angel. Tengo que volver a, ya sabes... Mi habitación –señaló a su derecha y se dirigió a la puerta de la recámara, sin darle la espalda a Angel.

Este asintió con una sonrisa pequeña.

–Te veré allá abajo, señora –el saludo militar hizo que Vaggie riera ligeramente.

–Más te vale, soldado. Espero que vayas bien uniformado, ¿entendido? –le fue inevitable seguir el juego, fingiendo la seriedad de un general experimentado.

–Descuida, señora. Iré como siempre: DI-VI-NO –y obviamente su personalidad altanera debió salir en la última palabra, acompañada de su usual lenguaje corporal que lo reafirmaba como toda una diva.

Suaves carcajadas se escucharon de ambas partes, sin arruinar para nada el ambiente gentil que los envolvía indiscriminadamente. La puerta se abrió y cerró, Vaggie por fin se había ido a su habitación. Angel simplemente suspiró enamorado y se agachó hacia Fat Nuggets, quien apenas estaba terminando de comer su aperitivo. Acarició su cabecita con una dulce sonrisa, provocando que el cerdito alzara la mirada a este.

–Vaggie es una chica increíble, en serio.

El animalito movió su cabeza arriba abajo, en señal de que coincidía con las palabras del cuatro brazos.

.....

>>Ya pasó una semana desde ese vergonzoso incidente del hotel. Alastor no le quedó de otra más que agachar la cabeza ante el muy razonable (y para nada escalofriante) regaño de la señorita Magne, lo cual debo admitir que fue todo un espectáculo; al día siguiente llegó el dichoso plomero y como si fuera un rompecabezas de dos piezas arregló todo el desastre del cornudo en una hora. Fue chistoso ver la cantidad de dinero que le sacó de los bolsillos a Alastor, y a este más impotente que nunca. Ese momento vive gratis en mi cabeza.

Fuera de eso, nada extraordinario ha pasado desde entonces. Podría decirse que las cosas ahora están más... Tranquilas.

Sin embargo, sucedió algo bastante inesperado. Y es que el hotel de pronto empezó a subir un poco más de gente entrando al hotel. Es curioso, porque precisamente hace una semana seguíamos sin mucho que hacer, y ahora de manera milagrosa casi todos los pecadores que se acomodan aquí desean buscar la redención. No todos, eso es evidente, algunos simplemente lo ven como un escape de la realidad, o como un motel cualquiera. En serio, más de una vez he tenido que echar a patadas a ruidosos con Vaggie.

Hablando de ella, la veo más... Tranquila. Por lo menos por estos días. Si bien va al bar con algo más de frecuencia, el aura que pareciera proyectar es menos hostil y más amigable con los de su alrededor, especialmente conmigo. Ahora que lo pienso, cada que estoy en la barra del gatito ella también está, antes o después de sentarme. Muy curioso, pero prefiero no echarle más vueltas.

Como se ha hecho usual, solemos pasar más tiempo charlando de nuestras cosas que bebiendo de forma deprimente (y bebiendo en general, Husk pasa más tiempo con Niffty que en su barra de alcohol barato), lo que honestamente podría llamar un enorme avance. Y cada vez la he podido abrazar, tomar de la mano, jugar con su cabello, esperonosonarcomounmalditoobsesionadoconsupersonaDiossimeescuchaslíbramedelairadeesachicaqueamosiseenteraporfavor...

En fin, que he disfrutado su compañía más que nunca. Y eso... Eso me preocupa. Porque su relación con Charlie sigue en una cuerda floja muy delicada. Al parecer la llama entre ambas se está apagando, y en este punto Alastor ya no tiene nada que ver. Por lo que me ha comentado Vags, están llegando a un punto en el que no saben si... vale la pena seguir con eso; al menos eso piensa ella, y ello le causa cierta incertidumbre sobre su futuro. Y tengo miedo de que... de que su bonita relación acabe así, sin más. Yo... quiero protegerla, pero si sucede... Temo que la lastimaré si confieso mi sentir por ella.<<

Se detuvo un instante, separando su vista de la hoja y viendo la mano superior que sostenía el lápiz. Leyó por un momento lo que llevaba anotado, poniendo especial énfasis en lo último. Cerró los ojos y suspiró por un instante, prosiguiendo con la redacción de sus pensamientos.

>>Me niego a sentirlo. Pero de vez en cuando las he visto juntas y, aunque no se vean tan cariñosas la una con la otra como antes, todavía se mantienen como una pareja feliz. Se ve que tienen todo un futuro por delante, que son tal para cual y nada ni nadie las hará separarse. Y yo... Yo siento celos. Siento celos de Charlie porque ella puede... puede estar junto a Vagatha, mientras yo debo reprimirlo.

Y me odio por eso. Me odio porque sé que no es lo correcto de ninguna manera. Y no soy la mejor persona del maldito mundo para sentirlo. No soy digno de Vaggie, Charlie sí, no debería envidiarle pero aún así... Agh, ¡me odio tanto por esto! ¡Ojalá poder gritarle a Vags mi amor por ella, abrazarla y besarla, ignorando todo y a todos! Pero... Sencillamente no puedo hacerlo. La dañaría y... No me lo perdonaría.<<

Notó que una gota cristalina iba saliendo de su cuenca grande izquierda. Antes de darse cuenta, ya estaba lagrimeando de forma silenciosa, notando su pelaje facial empapado de a poco; cerró su cuaderno y alzó su mirada al espejo, admirando cómo es que su maquillaje de pronto se había convertido en delgados ríos oscuros que aún seguían descendiendo hasta el final de su camino. Soltando ligeros sollozos que no tardó en callar, se limpió la cara tratando de detener ello; resultando en embarrarse el rímel mojado por sus mejillas y aún llorando, la impotencia le invadió muy dentro de su ser en lo que seguía intentando quitarse todo ello de encima. Intentando borrar sus lágrimas. Intentando encerrar esa emoción en su mente.

Tuvo que limpiarse por completo minutos más tarde, cuando finalmente se calmó. Más relajado, vio el reloj colgado en su pared y se percató de que ya era muy de noche. Suspirando desganado, no le quedó de otra más que cambiarse la ropa por la pijama, acomodar a Fat Nuggets en su camita e irse a dormir. Ya estaba acostándose cuando alguien tocó la puerta, a lo cual no tuvo de otra más que acudir a ella. La abrió, y para su sorpresa era Vaggie, quien se veía algo... apenada.

Aquello preocupó a la araña, pero antes de que pudiera decir algo las palabras de su crush le tomaron por sorpresa.

–Antes de que digas algo, yo... quisiera saber si... Te gustaría salir conmigo mañana –giró su cabeza a otro lado, sintiendo la vergüenza envolverla más de lo deseado–. N-no hay favor ahora, solo... Quiero pasar tiempo con... Mi amigo.

Una salida. Amistosa, pero... una salida al fin y al cabo. Ahora una verdadera salida, sin motivo alguno detrás. Solo... Una salida amistosa. Los dos solos...

Fue suficiente para mantener a Angel completamente rígido en ese instante que Vaggie terminó de hablar, asemejándose más a una estatua que a su propia persona. La polilla seguía frente suyo, esperando con los labios algo fruncidos de la pena que tenía por su petición inesperada. Al no ver movimiento alguno suyo, bajó un poco su mirada y se estaba preparando para irse.

–Puedes no aceptar si no quieres, yo...

–¿A qué hora?

Atónita, giró su cabeza para verlo. Ya no estaba petrificado, y de hecho le dedicaba una dulce y pequeña sonrisa. No evitó hacer lo mismo, aliviada de que sí fue oída por el chico.

–A las 7 pm.

–Anotado. Te veré mañana a esa hora, enana.

–... Gracias...

Antes de que pudiera hacer nada, Vaggie se fue corriendo aprisa de ahí, delatando una alegría que parecía estar contenida en todo ese tiempo. Angel cerró la puerta y suspiró feliz, se lanzó a la cama y abrazó una almohada embobado. Toda esa dicha, son embargo, se fue desvaneciendo en lo que el ex actor iba cayendo en cuenta de todo lo que aquello implicaba, lo que bastó para aumentar aún más sus temores. Se levantó de su cama, sintiendo cómo es que el sueño se había ido de su cuerpo, y cuando volvió a ver la puerta notó algo tirado en el suelo.

Una nota.

Se levantó y la recogió. Identificando de quién sería esa letra, procedió a leer el contenido que le provocó un leve escalofrío.

Hablemos mañana en mi habitación.
Alastor.

–...

Sin más, volvió a la cama, más preocupado que antes. Lento fue el tiempo que le tomó sentir verdadero descanso, pudiendo dormir por fin pasadas las 2 de la mañana.

No obstante, estuvo lejos de sentirse como un buen descanso. Algo que notaría a la mañana siguiente.

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Yyyyyyy al fin. Un capítulo más de este buen fic.

Lamento la demora en esta ocasión. Entre cosas y cosas no se me ocurría una manera de volver a este sitio. Pero ahora que lo he resuelto, ya tengo más ganas de continuar esta historia.

Muchas gracias a todos aquellos que pasaron a dejar un comentario y les ha gustado este fic. Prometo tardar mucho menos de ahora en adelante, más porque faltan unos seis capítulos para concluir esta travesía.

Sin más que decir, Matanga dijo la changa.

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