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Number 6

Semanas habían pasado desde el incidente con Alastor. Si bien ya se le había curado parcialmente el ojo, Angel aún tenía un tono lila en los párpados al momento de cerrarlo, cosa que no le dificultaba esconder con un buen maquillaje. De todas maneras no le daba tanta importancia a ese asunto, hasta creía que lo hacía ver más lindo de cierta manera; no obstante, una preocupación distinta pero de mucha mayor relevancia llegó a su mente, una que involucraba un sentimiento que hacía tiempo no sentía y recientemente había aceptado. No sabía qué hacer al respecto, se sentía sumamente confundido y no tenía ni idea de lo que haría después; de lo que sí estaba seguro es que debía reprimir ese sentimiento y guardarlo como un secreto.

Uno que se llevaría a la tumba en caso de morir.

Por otro lado, momentáneamente recordó lo que pasó tras el golpe que le devolvió el venado.

+++

-Aagh, ¿no lo podías haber hecho con más cuidado? Ahora mi rostro no será tan bello para las películas en las que planeaba actuar -se quejó Angel con su típica arrogancia.

-Hm, agradece de que así sea. Tú me golpeas, yo te golpeo, un pago justo -contestó Alastor con serenidad chistosa-. Además, hace tiempo que ya no sales en producciones así, y con esa marca estará más que seguro que no pisaras un estudio de baja calaña en un largo rato -añadió con sorna.

Angel alcanzó a soltar un bufido de molestia contra el overlord que estaba con él. El silencio se adueñó del recinto, siendo irónicamente lo más agradable que el peliblanco escuchaba, o así era hasta que se rompió con unas palabras.

-Y hablando de eso... Gracias -dichas palabras hicieron que el arácnido voltease hacia él repentinamente, con un gesto de desconcierto-. Digamos que me estaba acercando peligrosamente a Charlie, y para mí eso sería desastroso. Soy alguien caótico, pero no me conocen por destruir relaciones -movió su cabello con una actitud más relajada, manteniendo una sonrisa más sincera de lo usual en su rostro-. Tu intervención fue oportuna, y estoy feliz de ello.

No sabía qué responder a eso. Pensaba que dentro de él habría puro resentimiento en su contra por frustrar un posible plan, pero al parecer realmente se le veía agradecido por su acción. Eso era muy raro, quizás hasta perturbador, pero aún así le seguiría la corriente.

-Bueno, de nada -mostró una sonrisa ladina-. Si me necesitas te golpearé las veces que lo quieras, $15 por cada puñetazo.

-¡Ja! Eso es chistoso. Pero no gracias, con uno me basta -sacudió ligeramente su saco con un son de diversión-. A cambio, te puedo otorgar ciertos favores cuando lo necesites.

La sorpresa de nuevo fue un poco alta en Angel. No esperaba que Alastor dijera eso, ni en un millón de años, pero era mejor aceptarlo que cualquier otra cosa; de todas maneras sabía dentro de sí la otra razón por ese puñetazo, una que consideraba innecesario explicarle.

-De nada. Pero -se acercó al venado rápidamente, quedando cara a cara con él-, no bastará con que te quedes así. Debemos hacer algo para que evites tener cercanías de ese tipo con ella.

-Hm, ¿qué propones?

-Una apuesta. Si logras aguantar algo sentimental con la princesa del infierno, te pondré en contacto con diversos clientes que deseen hacer tratos contigo. Uno por cada día que resistas -propuso con una sonrisa.

-¿Y si no lo consigo? ¿Habrá un límite de veces, para empezar?

-Obvio, mi cornudo amigo. Tres veces, si te acercas a Charlie con esas intenciones u otras de índole maligna tres veces, me cederás tu puesto de Overlord. Y para asegurarme -sacó de su pelusa un muñeco vudú que tenía la apariencia de Alastor, algo que en cierta medida le causa a cosa.

-Ja, ¿crees que eso me hará cosquil-? ¡Auch! ¿Pero qué...? -sintió una punzada en su nalga derecha, palpando ese lugar para de inmediato ver a Angel molesto. Este usó un alfiler con el cual le picó el lugar ya determinado.

-¿Piensas que todas las sesiones son cobradas solo con dinero? Claro que no, tesoro -dijo con orgullo y su usual tono de voz, acompañada de su habitual postura.

-Arsh... De acuerdo, es una apuesta -extendió la mano con fastidio, a la cual el arácnido estrechó con una amplia sonrisa.

-Seré compasivo contigo, cuernitos -comentó-. La única relación que tendrás con Charlie será una meramente profesional, confío en que podrás con eso.

Una discreta línea curvada para abajo se presentó en la cara del Overlord, sirviendo como confirmación física de que aquellas palabras le sentaron bien. O que al menos, aquello le traía calma.

-Créeme, así será.

+++

>>Tras eso, Alastor no ha vuelto a acercase a Charlie por su cuenta. La mayoría de las veces que he visto que se cruzan pasa de ella y la evade, apenas la obedece cuando lo llama para ver algo (ir chismoseando de cuarto en cuarto ha dado sus frutos). Eso es un avance, y he visto a Vaggie más relajada gracias a que pasa más tiempo con su novia (lo sé porque aún sigue yendo a la barra de bebidas, parece que ya se le hizo costumbre); al menos hasta hace unos tres días. De nuevo noté que andaba un poco distraída, o mejor dicho dudosa de algo. Quiero creer que es alguna trivialidad dentro de la relación. Lo averiguaré cuando la vea en la barra, si es que está ahí en primer lugar<<

Cerró el cuaderno tan pronto como terminó de escribir. Respiró hondo y soltó un suspiro lentamente, frotando sus dos ojos con la mano izquierda superior en una clara señal de cansancio mental. Sabía que lidiar con ello no sería para nada fácil, pero vaya que le estaba tomando más trabajo del que imaginaba. Sintió un leve tirón de su pie derecho, bajando la vista y topándose con su querido Fat Nuggets, el cual estaba agitando la extremidad de su amo con mucha inquietud; Angel sonrió enternecido ante ello.

-Aaaw, ven aquí mi chiquito -lo tomó y lo cargó cual se tratase de un bebé-. Dime pequeñín, ¿quieres comer? ¿Sí? ¡Papi ya te da de comer!

Con una expresión de cariño en su rostro, procedió a servirle en su tazón el alimento que el puerquito ansiaba. Una vez hecho eso y tras colocarlo en el piso, Fat Nuggets se precipitó a degustar fervientemente, causando tal ternura en su dueño que sentía que sufriría un subidón de diabetes. Ese momento le ayudó a calmar su cerebro y distraerlo con algo más que no fuera su reciente situación sentimental, aquella era la función de Fat Nuggets de todas formas: servir como apoyo emocional para su dueño. Aunque era claro que para Angel era algo más que eso. Lo vio comer por unos minutos hasta que el cerdito se acabó la comida y se echó boca arriba en la cama, señal de que estaba satisfecho.

-Jeje, eres una ternura cuando te pones así bebé -sus palabras cariñosas fueron acompañadas de cosquillas en la barriga a su amiguito- Cuchicuchicu.

La máquina de chillidos adorable reaccionó al actuar de su amo de forma positiva y linda, cosa que enterneció más el corazón del arácnido. Tras eso, Fat Nuggets bostezó y se acomodó bien en su camita para tomar un descanso, haciendo que Angel lo dejaste dormir plácidamente.

-Ay Fat Nuggets... Me ayudas de una forma que no logro entender del todo... Muchas gracias -aunque sabía que su mascota no le escucharía por estar dormido, decir eso se sintió liberador para él, y fue una manera inconsciente de terminar con algo que dentro de sí consideraba terapéutico.

Tras dejarlo ya en paz, su mente volvió a lo de sus emociones por Vaggie, pero esa vez ya podía organizarlo mejor; tenía ya fijo que bajaría a la barra para ver si ahí estaba, o si no tomaría una cerveza. No era algo fuera de su costumbre de todas maneras.

-Aquí voy.

.....

No se atrevía a avanzar más allá del último escalón y simplemente estaba parado ahí, estático. ¿La razón? Simple: Husk y Niffty se hallaban dormidos y abrazados juntos, lo que daba lugar a una imagen sumamente adorable. Y eso era a la vista pública, pues estaban sentados en un par de bancas y la espalda del felino estaba recargada en la mesa (al parecer se habían quedado dormidos en ese lugar), lo que para Angel era una situación chistosa, pero mayormente tierna.

-Mmmmm, fotito -sacó su celular, apuntó con la cámara y les tomo varias fotos desde su lugar gracias al zoom de su cámara-. Listo, para la posteridad -lo guardó con notable orgullo.

-Oye, ¿qué haces?

Dando la vuelta para saber quién dijo eso, se topó sorpresivamente con Vaggie. Su corazón de repente se aceleró y un tenue sonroje pintó su rostro, a la vez que se quedaba paralizado por unos escasos segundos. No le tomó mucho tiempo reponerse, aunque el corazón seguía bombeando ligeramente rápido.

-Enana, que buenos que estás aquí, mira -la tomó de los hombros con sus manos superiores y señalando a la pareja con el brazo izquierdo inferior.

La polilla no tardó en enternecerse con lo que estaba viendo, y al igual que Angel les tomó una foto con el zoom de la cámara del celular.

-Aaaww, son tan tiernos -dijo ella sintiendo que la dulzura que emanaban esos dos le haría tener diabetes, igual que a Angel.

-¿Verdad? Son tan adorables -su gesto de ternura cambió a uno de malicia, sacando un para de globos con agua de quién sabe dónde-. ¿Quieres seguirme en una travesura? -le ofreció un globo de agua.

En un principio Vaggie lo dudó, pero para la sorpresa del arácnido dijo lo que no esperaba que dijera.

-De acuerdo. Te acompaño -respondió también con un gesto de malicia en su cara.

Eso no se lo esperaba, en definitiva. Pensaba que le impediría hacer esa broma, así que su asombro estaba justificado, y su corazón también latía un poco más rápido con ello; sin embargo la pregunta estaba sobre él, por lo que puso un gesto de duda.

-¿Y por qué quieres acompañarme? ¿No deberías, no sé, evitar que pase? Después de todo, eres la de mejor actitud en todo el hotel.

-Bueeeno, la verdad es que quiero librarme de eso por al menos una vez en la vida -le soltó relajada- ¿Y bien? ¿Me aceptas?

Aún sorprendido y con un leve sonrojo en sus mejillas, Angel lo meditó por unos minutos. Tras pensarlo, sonrió con malicia y finalmente le dio un globo a Vaggie.

-Te harás responsable de lo que te pase, ¿de acuerdo? -le dijo de forma retadora.

-¡Ja! Mira quién lo dice -contestó ella burlona.

Ambos rieron por lo último y se acercaron a sus objetivos, dispuestos a cumplir con su meta; al estar ya cerca de ellos, alzaron los brazos y la gravedad se encargó del resto.

.....

-¡Ojalá haber grabado ese momento!

-Sí, ¿verdad? Así podríamos tener un recuerdo para la posteridad.

El arácnido y la polilla se hallaban frente a la venta de la habitación, otro nuevo lugar predilecto para esos dos. Cada uno tenía una botella de cerveza, las únicas que pudieron conseguir antes de salir corriendo siendo perseguidos por la cíclope y el gato alado. Claro que mostraban algunas heridas por su travesura, pero no eran graves y no le daban importancia; después de todo, era el precio que debían pagar. Ahora miraban el exterior, detrás del cristal, con una calma que pocas veces podían sentir. Para Angel, eso era una experiencia inolvidable; para Vaggie, algo bastante extraño.

-Se sintió muy bien portar e mal por al menos una vez -soltó tras darle un trago a la botella.

-Je. Si gustas, podrías ir con Cherry y conmigo a destruir un par de edificios de un Overlord. Créeme, te dará una mejor sensación que esa pequeña broma.

-Gracias, pero no gracias. No soy una anarquista, y además me basta con tener esto como precio -señaló los rasguños que tenía en la cara.

-Dímelo a mí -el chico señaló el chichón que le había provocado la cíclope chaparrita.

Soltaron una corta risa y luego volvieron a ver por la ventana, relajándose y disfrutando de la calma. Sin embargo, Vaggie estaba un poco rara en esos momentos, y Angel Dust lo notó con prontitud.

-Oye.

-¿Eh?

-¿Qué ocurre? Te ves un poco... Distinta. Conmigo.

De repente un leve sonrojo manchó sus mejillas grises. Vaggie de inmediato giró su rostro a otro lado, no quería que el arácnido la viese de esa forma. Angel por su parte se confundió en principio, pero prefirió no fijarse en ello y optó por tocar su hombro para llamar la atención, algo que consiguió; notó algo diferente en su cara, pero no le dio importancia.

-¿Vaggie?

-... Sé por qué lo preguntas. Y yo misma lo hago, no sé cómo responder -le dirigió la mirada finalmente, extrañamente sintiendo algo de miedo por hacerlo-... Pero por alguna razón... Tú... Me agradas. De verdad.

Con solo oír eso, el pelo de Angel se erizó en todo su cuerpo. Vaggie pensaba que era por la sorpresa y en parte tenía razón, pero también era porque con esas palabras el peliblanco se sentía... mejor. Y feliz por ella.

-... ¿Sabes? Hace mucho nadie me decía eso -confesó esbozando una sonrisa-. Y Charlie no cuenta, ella es amable con todos -añadió antes de que ella le dijera precisamente eso.

La polilla soltó una pequeña risa y afirmó con la cabeza dándole la razón.

De nueva cuenta observaban el exterior con una calma apetecible para muchos en ese mundo, una serena y hasta linda. De pronto, Vaggie se arrimó a Angel hasta estar ya cerca de él, y se abrazó al brazo superior del arácnido. Este lo notó y la miró de reojo, apreciando su belleza silenciosa que generaba en ese momento, más con esa sonrisa que le iba de maravilla; ante eso su corazón se aceleró más y un tinte carmín se asomó en sus peludas mejillas, pero se hallaba tranquilo. Otra vez el silencio era algo muy cómodo para ambos, especialmente para Angel al disfrutar de ese pequeño contacto físico que le emocionaba por dentro, grabando cada bendito segundo de ese momento con una pequeña y tranquila sonrisa.

Tristemente Vaggie se percató de lo que hizo, e inmediatamente se separó de él con brusquedad. Angel volteó a verla extrañado, pero el rostro de la polilla comunicaba que aquello lo hizo inconscientemente, de ahí que se notase algo nerviosa.

-Lo siento... N-no pensaba hacerlo, yo... Me dejé llevar -intranquila, se iba acercando más a la puerta de la habitación-. No pienses que estuvo mal, sólo...

Angel se sintió mal por dentro tras oír eso, pero no quería que Vaggie pensara que se lo tomó así (porque realmente gustó de ello). Así que con una sonrisa, mostró su rostro sereno para calmarla.

-Descuida, no pasa nada.

La peliblanca se relajó un poco con ello, pero aún así ya debía irse. Algo pasaba entre los dos que no le gustaba mucho, y era un asunto que debía pensar bien.

-Nos vemos mañana... En la barra... Si quieres -le dijo con algo de timidez, aunque tratando de verse igual de siempre, dura.

-Por supuesto.

Un pequeño gesto de alegría se formó en el rostro de la pseudo cíclope, mismo que se fue agitando rápidamente su cabeza. Tras ello salió de la habitación finalmente, dejando solo al ex actor porno; este se acostó en su cama y suspiró con algo de melancolía. Poco a poco empezaba a aburrirse, y notando que una extraña sombra parecía haberlo estado vigilando todo ese tiempo, decidió tomar el muñeco vudú y hacerle un par de travesuras.

Sonrió con malicia al pensar en dónde podría picar.

.....

<<Es muy divertido picarle a Alastor en las bOlAs. Debería hacerlo más a menudo, pero no quiero que la suerte (o Dios) se vaya de mi lado, sería aterrador y excitante enfrentarlo a la vez.>>

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Finalmente, HABEMUS NUEVO CAPÍTULO.
Literalmente tres meses y 19 días después del quinto capítulo, llega este. De verdad me disculpo por la demora, pero espero poder subir el próximo con más prontitud, por ustedes.
Espero que les haya gustado, y si no ha sido así...

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