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Number 4

>>Alastor me sorprende cada vez más, tanto en su descarada forma de ser como en las cosas que le salen de la boca; y para lo último no requiere ni una gota de alcohol<<

Hizo que el lápiz diese un par de vueltas en su dedo índice, para luego volverlo a unir a la suficiente del papel, dispuesto a seguir anotando. Aún recordaba lo transcurrido tras haber discutido con él sobre aquella vez en las escaleras, el día anterior

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—¿Y qué tiene que baje con ella por las escaleras, mi albino amigo? —comentó con el usual tono de voz que tenía.

—Pasa que puedo ver que tienes negras intenciones para dichas acciones —contestó molesto.

—Uy, eso suena racista.

—¡Ese no es el punto! —agitó sus brazos con un gesto de enojo— Tú te traes algo entre cuernos, y quiero confirmarlo por tus propios labios. Así que, dime —acercó su rostro al del venado, intentando verse amenazante—, ¿qué tienes en mente hacer con ella? ¿Cuál es tu meta?

Un silencio se instaló en aquella habitación, uno denso. Pasaban los segundos, unos cuantos minutos, y Angel no obtenía la anhelada respuesta. Eso le empezaba a desesperar, quería saberlo de una vez.

Y luego, una risita. La expresión que el arácnido había mantenido se desechó y una de confusión tomó su lugar. Alastor estiró la mano derecha y apartó la cara de Angel, para luego acomodar su monóculo.

—Quisiera admitir que tengo un plan, sin embargo, me temo que ese asunto no me es claro —dijo.

—... ¿Qué?

—Es decir, quisiera creer que hay un plan detrás de todo mi actuar —empezó a explicar moviendo sus brazos, manteniendo esa sonrisa-, porque... Me es raro estar cerca de ella sin haber planeado algo con antelación. Yo no me considero el tipo de persona que socializa sólo porque sí, debe haber algo detrás —los ademanes que realiza con las manos dan a entender su propia confusión, y Angel lo ve más curioso que nada—. Porque, si no hay meta... ¿Cuál es el sentido de relacionarme con otros? Pero con Charlie es... Diferente. Siento como si no necesitara de un plan para estar a su lado, un mero anhelo de hacerle compañía me empuja a ello. No sé, es... Extraño.

En ese punto, su sonrisa se deshizo y expresó una mueca de notoria confusión, delante de los ojos del arácnido. Este se dio cuenta de lo que le estaba pasando enseguida, y una sonrisa burlona se presentó en su cara.

—Vaya vaya, malvado cucarachón se nos puso sentimental.

Por esas palabras, el cabello de Alastor se erizó como su hubiese visto al terror absoluto en las profundidades infernales. Giró su cabeza hacia donde se hallaba Angel, quién aprovechó para dedicarle un gesto burlesco, aderezado con la lengua afuera. El cornudo, lejos de ofenderse externamente, prefirió renovar su cínica sonrisa y actuar como si nada, esperando que aquello funcionara.

—¿Y qué te hace pensar en eso?

—Ay por favor, no creerás que no sé notarlo, ¿o sí? Tengo experiencia en el rubro, soy más que un simple prostituto —se le acercó de manera seductora, hasta ya estar a su lado derecho— Cuéntame más, que nada de esto saldrá se estas cuatro paredes -añadió en un susurro.

No sabía si confiar en sus palabras o no, realmente quería creer que no había necesidad de revelarle algo tan "trivial" a un don nadie. Sí, eso pensaba él, pero lo que salió de sus propios labios lo tomó por sorpresa.

—De acuerdo, te lo diré —sin seguir sabiendo por qué, alzó el dedo índice y añadió—. Con la condición de que dejes de pedir mi miembro viril en tu boca, ¿entendido?

—No digas eso, por favor —expresó en forma de puchero, poniendo ojitos tristes. Luego de eso volvió a como antes—. De acuerdo, pero eso sí: te mantendré vigilado —le hizo la clásica seña de los dos dedos señalando al ciervo.

—Como quieras —alzó sus hombros en forma de indiferencia—. Bueno, ¿te gustaría hablar de algo más? Como tus experiencias sentimentales, por ejemplo.

—¿Eh?

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>>Hablarle sobre mis enamoramientos pasados con él me dejó con una rara sensación. Es como si, detrás de esa fachada malévola y hasta ridícula que presenta hubiera algo más, hubiera una persona, alguien que podría ser... mi amigo. Es extraño, la idea no me molesta, así como tampoco me molestaría que revelara a los demás sobre lo que me pasó en dichas etapas sentimentales.

Eso me recuerda a algo: últimamente mi comportamiento con Vaggie se ha vuelto más... suave. Es decir, ya no soy tan sarcástico con ella, le doy la razón más veces de las que quisiera y por encima de todo, me alegra verla feliz en ocasiones. Eso... me tiene extrañado. La considero mi amiga, pero no creí que me hiciera satisfacción con cosas como esas; y tomando en cuenta lo que he vivido anteriormente...<<

Detuvo su lápiz abruptamente. Su mente de repente empezaba a concentrarse en esa idea, que aunque ilógica para él iba teniendo cabida en su cerebro. No debía permitirse eso, no podía dejar que eso pasara, y sabía cómo evitar que eso ocurriera. Cerró rápidamente su libreta, para acto seguido bajar a la sala principal del hotel con destino a la barra de bebidas, su lugar predilecto y más en esas situaciones; no obstante hubieron dos detalles que lo sacaron de onda.

Primero: Husk no estaba tras la barra. Segundo: Vaggie se hallaba sentada ahí, con una cerveza a la mano. Eso último no le pareció raro, así que se acercó a ella con confianza.

—¿Qué pasa, chaparra? -observó el gesto que la polilla tenía en su rostro, notando que era por cansancio, aunque no uno físico.

—Un poco de todo —dijo un tanto apagada mientras le daba un sorbo a su botella—. Charlie por alguna razón ha estado bastante ocupada con cosas del hotel. Ya sabes, mantenimiento del lugar, atención al cliente, etcétera —giró su mano derecha.

—Bueno, ella es la dueña. Es obvio que tiene que revisar todos esos detalles... Por pocos clientes que hayan —opinó Angel, viéndola con preocupación.

—Lo sé, lo sé. Es solo que, bueno —apoyó sus brazos en la barra, con un gesto de agotamiento aderezado con un toque de tristeza que se hizo notoria en su voz—... gracias a eso no pasó mucho tiempo con Charlie. Y ella no deja de recibir críticas negativas y duras sobre este proyecto; me siento incapaz de ayudarle, y odio no poder hacer nada...

Frotó sus dedos en su cabeza, mostrando signos de estrés por todo lo que estaba pasando. Por alguna razón, a Angel le dolía verla así, sufriendo por problemas que no lo involucraban a él directamente, y aquello ya no l parecía normal. Pensó que podría tratarse de su sentir como amigo, sí, eso sería racional, pero lo dudaba; en eso, sintió que Vaggie colocaba su cabeza en su hombro, lo que lo sacó de sus pensamientos.

—Oye... ¿Qué haces? —preguntó con un dejo de nerviosismo.

—Sé que te parecerá extraño, pero... ¿Puedo recostar mi cabeza en tu pecho? Por favor. Me siento mal —expresó con un toque de cansancio en su voz.

La petición tomó por sorpresa a Angel. Vaggie y él no habían tenido un acercamiento tan íntimo como amigos y oír esas palabras le dieron una sensación de incomodidad. Un ardor peculiar hizo acto de presencia en sus mejillas, pintándolas de rojo de paso. Sin embargo, no rechazó la idea, incluso le era increíble pensar que le agradaría tener a la polilla pegado a él.

—D-de acuerdo.

La alejó de él para proceder a quitarse un par de botones de su camiseta, liberando así todo su suave pelo del pecho. Luego se acercó con su asiento y, finalmente, le tocó el hombro para indicarle que ya estaba listo. Vaggie asintió y se recargó de espaldas en el pecho de Angel, específicamente sus hombros y cabeza. El tacto que estaba teniendo con el pelo del arácnido le generaba una sensación de comodidad increíble, como si todo lo que la aquejaba se hubiera esfumado cual humo; Angel por su parte se sentía más nervioso que nunca, y sentía cómo su corazón latía con más fuerza de la usual al percibir el contacto físico con la chica, lo que lo ponía aún más nervioso. No obstante, una palabra logró darle la calma que no esperaba recibir por oírla.

—Gracias.

Toda sensación de temor se esfumó tras oírla decir esa sencilla palabra. Su sonroje no desapareció, pero ya no se sentía nervioso; más bien, se sentía... feliz. Una pequeña y dulce sonrisa hizo acto de presencia en su cara, mientras que su mirada se relajaba. Aquello había salido mejor de lo esperado.

—De nada.

.....


>>De no haber sido porque Niffty y Husk llegaron (ambos ebrios cabqe aclarar, y el gato alado tenía labial justo en sus labios), Vaggie y yo habríamos podido seguir así de juntos. Lo estaba disfrutando, juro que les haré algo a esos dos para que no interfieran más<<

Soltó una pequeña risa, con su mente centrada brevemente en la futura maldad que les podría hacer, quizás algo relacionado al sexo o un poco más leve. Eso ya le daba igual, les daría un escarmiento -si es que se acordaba-, pero por el momento tenía otra preocupación: sus sentimientos hacia Vaggie. Lo que vivió rato atrás le enseñó que algo volvía a crecer dentro de él, aquel sentimiento que ya creía muerto desde hacía mucho; el que llegase de nuevo justamente con la chaparra definitivamente no podía ser mera casualidad, pero tampoco lo podía aceptar tan fácilmente. Suspiró pesado, aquello le reventaría la cabeza.

>>Lo que estoy sintiendo por Vaggie ahora... ¿Será posible? No lo sé, pero de ser así... Debo prepararme. No es cualquier cosa<<

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UUUUUUUUUFFFFFF!!! Que bueno es volver de la muerte.

Finalmente, el cuarto episodio ya está publicado. Me disculpo de antemano por no haberlo antes, se suponía que debía salir a finales de octubre pero pasaron cosas (y aparte quería añadir esa escena de Angel y Vaggie sí o sí, por lo que también me tardé un poquito en hacer que se sintiera natural). Pero bueno, ojalá lo hayan disfrutado. Esperen con ansias el quinto capítulo.

Otra cosa, este fic ya va a cumplir un año de publicación, y apenas lleva cuatro capítulos. Fua señoras y señores, le hago competencia a Togashi.

Sayonara dijo el Ivan

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