2. Que alguien me mate
Un mes.
Un maldito mes había pasado y yo ya quería pegarme un tiro. Convivir con Aaron era una maldita tortura.
Era un maldito mandón que quería tener el control de todo, era como si estuviera viviendo en una prisión de alta seguridad y era algo que odiaba demasiado, porque ni siquiera podía salir siempre que quisiera y tenía que decirle todo.
Por no decir que a veces él era el que me llevaba a los sitios, y se quedaba ahí hasta que terminara y de esa forma fuéramos a casa juntos.
Ahora me encontraba en mi habitación escuchando música porque hoy no tenía ganas de salir, ni mucho menos salir de mi habitación, así que me quedaría encerrada hasta que me diera la gana y ni él podría mandarme.
Estaba harta de él y solo quería que llegara el día en el que se fuera de una vez por todas. Aunque agradecía que hubiera salido, según lo poco que me había dicho, es que se había ido a comprar algunas cosas, por lo que tendría la casa sola para mí.
Así que salí de mi habitación con mi teléfono porque desde ahí estaba escuchando la música. Una vez que llegué a la cocina decidí cocinar algo para mí. Aaron podría cocinarse algo él solo.
Estuve pensando en algo que cocinar y me decidí por unas pastas. Algo que sabía hacer a la perfección.
Así que puse a Taylor Swift y empecé a cocinar mientras cantaba. La verdad es que me encantaba cocinar, era algo demasiado satisfactorio.
Estuve casi toda la tarde cocinando e incluso preparé de más para el idiota que convivía conmigo, porque lo estuve pensando por mucho tiempo y bueno, él también me hacía la comida, así que era lo menos. Aunque eso no significaba que no lo odiara, al contrario, le seguía odiando, pero ese era otro tema aparte.
Cuando terminé sonreí demasiado satisfecha de lo que había hecho, así que fui a preparar la mesa, esperaba que le gustara porque si no mañana le pondría un laxante en el café como castigo.
Una vez todo listo, volví a la cocina para limpiar todo y una vez listo subí a mi habitación para darme una ducha y poder cambiarme de ropa.
Cuando terminé, bajé a la sala y me quedé viendo un rato la televisión en lo que el idiota llegaba.
Paso una hora y él todavía no llegaba, incluso me preguntaba del porqué, donde se había metido. Además, la tienda más cercana y a la que iba él siempre estaba a quince minutos de casa, por lo que tenía que estar en casa hace bastante rato.
Solté un suspiro y caminé a la cocina para empezar a comer, aunque sea un poco, quise esperarlo, pero tenía hambre y dudaba que él llegara temprano. Así que una vez que terminé, limpié todo y volví a la sala para ver alguna serie, el problema es que no duré mucho porque me quedé profundamente dormida.
Me desperté porque escuché como un coche se acercaba y pensé que era él. Me acomodé y efectivamente era él porque lo vi abrir la puerta y entrar con una expresión cansada en el rostro.
Dejé de mirarlo para ver la televisión y pude verlo de reojo acercándose a mí.
—¿No estás dormida? —volteé los ojos viéndolo.
—Es evidente que no, pero si me disculpas iré a dormir a mi cuarto —apagué la televisión y me levanté del sofá para subir las escaleras sin dejarlo decir nada.
Esperarlo había sido una idea estúpida, pero bueno. La comida estaba en la cocina, si quería comer podría hacerlo y si no, pues era su problema.
Al entrar a mi habitación, cerré la puerta y me tiré a la cama, cerrando los ojos e intentando dormir, aunque era algo imposible, había dormido algunas horas, así que ahora me era imposible dormir algo, al menos no en estos momentos.
Me levanté y miré por mi habitación pensando en que podría hacer, así que me decidí por ver una serie porque no tenía ganas de otra cosa, aunque también podría escribir o dibujar que eran dos de mis cosas favoritas y no sé, me daban nada mal.
Agarré mi portátil y me senté en la cama apoyando mi espalda en el respaldo y colocando mi portátil en mis piernas para encenderlo y ponerme a hacer algo productivo.
Justo cuando quise ponerme a escribir, alguien abrió la puerta.
Enfadada, levanté la mirada para encontrarme a Aaron viéndome mientras se apoyaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
—¿Sabes llamar a la puerta? —le espeté un poco molesta levantándome con mi portátil para dejarlo en mi escritorio y acercándome a él para sacarlo fuera de mi habitación.
—Lo siento —le miré.
—¿Por qué? —necesitaba saber que era por lo que se estaba disculpando exactamente.
—Por lo que veo en la cocina hiciste la cena para los dos, te juro que de haberlo sabido... —le interrumpí.
—Tampoco estaba en mis planes, pero ya que estás aquí y la mayoría de veces eres tú el que cocina, quería hacerlo esta vez yo. Que conste eso no significaba que dejara de odiarte, al contrario, te sigo odiando.
—Entiendo, si te sirve de algo, tú tampoco me agradas —volteé los ojos.
—No necesito agradarte capullo —él soltó una pequeña risa acercándose a mí.
—¿Capullo? Bueno, para ser un capullo te estoy tratando como una princesa —esta vez fui yo la que soltó una carcajada.
—No necesito que me trates como una princesa, no necesito... —él me interrumpió acercándose a un más hasta que pude notar como su respiración chocaba con la mía, poniéndome nerviosa demasiado rápido.
¿Qué estaba haciendo?
¿Por qué no estaba haciendo nada al respecto?
—¿Y cómo quieres que te trate? —susurró él acariciándome delicadamente la mejilla.
—Aaron... —susurré.
¿Por qué no podía decirle que parara?
Tal vez quisiera que me besara... ¿Pero qué estaba diciendo? ¿Acaso la comida me produjo intoxicación?
Necesitaba que se apartara, pero mi cuerpo no reaccionaba.
—¿Quieres que me aparte? —susurró dejándome un delicado beso en el cuello que hizo que me pusiera todavía más nerviosa y todo mi cuerpo comenzara a calentarse.
Y todo solo por un maldito beso en el cuello, ¿tan fácil era?
—Dime Diane, ¿cómo quieres que te trate? —mi parte menos racional quería callarlo, estampando mis labios contra los suyos, pero mi parte racional me decía que no hiciera nada, pero era demasiado difícil.
—Vete al diablo —susurré como pude viéndole a los ojos, pude verlo sonreír burlonamente mientras bajaba su mano lentamente por mi cuerpo.
—Mejor podría ir al paraíso y más si es contigo claro —susurró él dejándome besos en el cuello logrando que soltara algún que otro jadeo, cerrando los ojos, disfrutándolo.
Lo estaba necesitando demasiado y él solo disfrutaba de mi sufrimiento, estaba demasiado segura de eso.
De pronto él me acostó en la cama con cuidado, quitándome los pantalones y haciendo que me sonrojara demasiado. Hice lo mismo con mi camiseta y agradecía tener el sujetador puesto, aunque eso a él no le importó porque empezó a bajar los besos lentamente desde mi cuello hasta que llegó a mi vientre.
Yo en estos momentos estaba demasiado desesperada para seguir con esto y eso él lo notó, pero siguió torturándome bajando los besos, esta vez por mis muslos.
Cuando iba a bajar mi ropa interior sonó su teléfono haciendo que soltara unas maldiciones mientras se apartaba de mí, y solo pensé en que quería que alguien me matara de una vez por dejar que esto pasara.
Solté un suspiro de indignación, sentándome en la cama y viendo como él salía de la habitación, dejándome demasiado excitada.
Maldito Aaron.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el capítulo?
Estoy tan emocionada por esta historia, espero que os guste tanto como a mí escribirla.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #breakmyheartwattpad ❤
Os amo❤
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