1. ¿Niñero?
Diane Alexiou
Sin duda alguna tener 18 años puede ser divertido, pero a la vez no tanto. Yo pensé que una vez que tuviera estos años ya podría ser libre, pero estaba demasiado equivocada.
Me encontraba en el despacho de mi padre, mis padres estaban enfrente mío y yo sentada observando con detenimiento todo lo que estaban diciendo.
No podía creerlo.
—¿Un niñero? —espeté molesta mientras me levantaba de la silla haciendo que se fuera un poco hacia atrás. Mis padres sin dejar su expresión de seriedad asintieron, mi madre estaba más relajada que mi padre y estaba alejada de nuestra pequeña disputa.
No creí que fuera cierto, pero ya veía que si, ¿cómo maldita sea iba a tener un niñero con dieciocho años?
Era una maldita locura y aún quería pensar que se trataba de una broma de mal gusto por parte de mi padre.
—Es una broma, ¿verdad? —vi como mi padre negaba— ¡No puedes hacer eso!
—Claro que puedo y está decidido. Estás en mi casa por lo que son mis reglas, si no te gusta puedes irte —le miré sin ninguna expresión en mi rostro.
¿Es que acaso no confiaba en mí?
—¿Es que no confías en mí? —mi padre se levantó apoyando sus manos en el escritorio mientras me veía.
—Confió en ti, pero prefiero que estés protegida, hay gente horrible por el mundo, así que por eso he decidido que lo mejor es que alguien esté contigo. Míralo como si fuera un guardaespaldas y no un niñero Diane. Los dos sabemos que nuestra familia corre peligro en estos momentos, así que debo protegerte.
—¿Por qué soy tu heredera? ¿Por eso mismo? Ya te dije que no pienso trabajar en tu maldita empresa, ni mucho menos voy a permitir que me pongas a un estúpido niñero, tengo dieciocho años y sé cuidarme perfectamente sin necesidad de un estúpido. Así que no pienso seguir hablando del tema.
—Me importa poco si no te gusta la idea, vas a tener a alguien que te cuide mientras nosotros no estamos, además, es un buen amigo de la familia. Es hijo de unos amigos muy cercanos, así que te pido por favor que te comportes Diane.
Solté un bufido mientras volvía a sentarme.
Ya no me hacía gracia tener dieciocho años, porque no me servía para nada.
—Diane, te lo digo muy en serio, quiero que te comportes. Además, estoy seguro de que lo conoces y os llevaréis muy bien —volteé los ojos.
—Lo dudo, después de esta bomba me cae mal todo el mundo.
Esta vez fue el turno de mi padre de voltear los ojos.
—Compórtate —iba a decir algo, pero de pronto alguien llamó a la puerta del despacho, seguramente se trataba del nuevo imbécil que me habían adjudicado como niñero—. Adelante.
De pronto la persona que estaba detrás de la puerta, la abrió y pude ver perfectamente de quien se trataba.
Aaron Smith.
Hijo de los mejores amigos de mis padres, y con el que no mantuve una conversación en siete años tal vez, ni idea.
No iba a negarlo se veía bastante bien, lo que si no me gustaba era ese bigote, pero tampoco estaba en mis manos que lo tuviera o no.
—Aaron, justo a tiempo, ¿el viaje estuvo bien? —Aaron asintió sin sonreír, ¿es que acaso no tenía sentimientos? Tampoco podía decirle así si apenas había convivido con él, así que me guarde mis comentarios y miré a otra parte.
—Estuvo bien, no sé preocupe —mi padre asintió.
—Me alegro entonces, ¿ya conoces a mi hija Diane? —él asintió sin verme.
Estaba evitando el hacer el contacto visual conmigo, algo que en parte le agradecía demasiado. Porque estaba segura de que me pondría todavía más nerviosa.
—Diane, necesito que nos dejes a solas —suspiré y me levanté sin decir ni una palabra.
Salí del despacho y fui a mi habitación.
Me encerré y me tiré boca abajo en la cama, agarré una almohada y me tapé la cara con ella para poder gritar y así intentar que no se escuchará muy fuerte mi grito.
Maldita sea, y malditos todos.
No estaba para nada contenta con la decisión de mi padre, me parecía algo injusto que yo tuviera que sufrir de esta manera.
¿Es que acaso creían que era tan tonta para poner mi vida en riesgo?
Sabía lo que estaba pasando y no necesitaba a un maldito idiota que me cuidara. Me levanté decidida a escaparme e ir con mi mejor amiga Megan. No iba a aguantar un día con el nuevo niñero, así que lo mejor sería que fuera con mi mejor amiga.
Abrí la ventana y empecé a bajar por una pequeña escalera, pero el problema es que no llegaba hasta abajo, así que tendría que soltarme y aterrizar ilesa en el suelo.
Así que una vez que llegué, me solté, pero no caí al suelo, sino a los brazos de Aaron que me miraba con una expresión seria en el rostro.
—¿Es que acaso no te puedes quedar quieta ni un segundo? —volteé los ojos.
—Es que me niego a convivir con un idiota como tú —esta vez fue su turno de voltear los ojos, intenté soltarme y alejarme de él, pero mantenía su agarre firme.
—Qué pena por ti, porque vamos a estar tres meses conviviendo juntos, te guste o no —abrí los ojos sorprendida por lo que había dicho.
Yo pensé que solo serían unos días, no tres meses.
—¿Perdona?
—Te perdono —le miré mal.
Me negaba a pasar tres meses con él, es que era una maldita locura. ¿Cómo es que mis padres confiaban tanto en él? Yo ni siquiera lo hacía.
¿Es que acaso mis padres no me amaban?
—Me gustaría que me bajaras, por favor.
—¿Vas a salir corriendo? —negué, ¿cómo lo sabía?
¿Es que acaso era tan evidente?
—No te creo nada.
—Qué poca fe hacia mi persona, ¿acaso no te enseñaron a confiar en la gente? —él me miró divertido.
—Si lo hicieron, pero esta vez haré una excepción contigo porque estoy realmente convencido de que empezarás a correr. Aunque no me molestaría dejarte salirte con la tuya, igualmente voy a atraparte.
—Engreído.
—Gracias —soltó divertido.
Cuanto lo detestaba y eso que no llevábamos ni una hora, dudaba que pudiera aguantarlo tanto tiempo. Era demasiado insportable.
Volteé los ojos, queriendo en estos momentos pegarme un tiro. No estaba con humor para soportar al idiota de Aaron.
Necesitaba planear demasiado bien mi plan de fuga, porque por lo que estaba viendo, sabía bastantes cosas y sería demasiado difícil poder engañarlo.
Pero no me iba a rendir tan fácilmente, sabía que podría conseguirlo. Aunque sería difícil, pero no imposible.
Aaron me bajó y sin decir nada más entré en casa, sabiendo que no me serviría de nada correr porque él era más rápido. Así que solo me quedaba encerrarme en mi habitación y llamar a Megan para ayudarme con el plan de huida.
Sabía que tarde o temprano lo conseguiría, no iba a permitir que nadie me cuidara, podía cuidarme yo solo perfectamente y les demostraría a todos que era capaz.
NOTA DE LA AUTORA
¿Qué os pareció el primer capítulo?
Estoy tan emocionada por esta historia, espero que os guste tanto como a mí escribirla.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #breakmyheartwattpad ❤
Os amo❤
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