Capitulo 29.5
ADAM.
—¡Nani, no sabes lo que acabo de ver en...! —la voz agitada de Francis se cortó de golpe cuando nuestros ojos se encontraron. Eleve una ceja, esperando que siguiera pero solo se limito a sonreir—. ¡Jefe!
Deslizandose en la silla frente a mi, el rubio me dio su mejor sonrisa, remarcando el pequeño hoyuelo que se marcaba en su mejilla derecha. Lo miré con curiosidad, notando -porque habia escuchado sus pasos acelerados- que habia corrido todo el camino hasta la cocina desde dios sabe donde.
—¿Que fue eso tan interesante que viste? —pregunté luego de unos minutos, dandole un sorbo a mi café.
—Ehm... —apretó sus labios juntos antes de fruncirlos creando una extraña mueca—. ¿Ver? ¿Yo? Yo no vi nada, ¿de que habla? Deberia ir a dormir, se ve cansado ¿porque no va a su habitación y me deja arroparlo? ¿Arroparlo? Quise decir, arrojarlo. ¿Eh? Eso no tuvo sentido pero usted entiende, ¿quiere?
—Francis —dije suavemente, dejando la taza sobre la mesa frente a mi y cruzandome de brazos—. ¿Que fue lo que viste?
—¿Me esta interrogando? Me esta interrogando —afirmó, poniendo cara de sufrimiento—. Usted no me paga lo suficiente como para soportar este tipo de tratos, estoy totalmente indignado.
—Ahí va. —susurró Nani mientras tomaba un canasto de ropa y se dirigia a la lavanderia—. Avisenme cuando termine el show de dramatismo.
—¡No te vayas, Nanita mía, no me dejes solo con el insensible que tenemos por jefe! —Nani ni siquiera miro sobre su hombro mientras salia de la cocina. Todos estabamos acostumbrados a los despliegues de dramatismo de Francis por lo que solo esperabamos hasta que terminaban—. ¡Oh dios! ¡Traicionera! ¡Creo que me da, creo que me da!
Agarrandose el pecho, el rubio se dejo caer en la silla, en lo que supuse, su mejor imitación de un infarto. Hasta agrego el detalle de dejar caer la lengua fuera de su boca, algo realmente innecesario pero vamos, era Francis de quien hablabamos. Los nervios llevaban al chico a hacer cosas realmente tontas, algo que me parecia adorable en su propio estilo.
Tomando mi taza nuevamente, giré el oscuro liquido creando un pequeño remolino mientras esperaba por el rubio frente a mi. No pasó mucho tiempo antes de que uno de los oscuros ojos de Francis se abriera. Habia descubierto hacia algun tiempo que sus ojos no eran negros en su totalidad, nunca habia visto unos ojos como los de Francis. Habia brillos dorados y verdosos dentro de sus orbes cuando el sol los golpeaba, la forma en que habia descubierto esto no era algo que quisiera discutir, simplemente lo sabia y ya.
—¿Terminaste? —intenté detener el filo de diversión que enredo mis palabras pero me fue imposible. Era demasiado gracioso ver como sus pestañas oscuras revoloteaban, abriendose unos milimetros antes de cerrarse.
—Ya que estamos manteniendo esta simpatica conversación —el rubio se irguió sobre la silla como si tuviese un resorte en el trasero. Volvió a sonreirme y no pude evitar devolver el gesto—, queria tratar un tema muy delicado con usted.
—Habla. —pedi, rezando interiormente para que Francis no tocara el tema del beso. Habia sido un error besarlo, aunque habia sido uno de los mejores besos de mi vida, seguia siendo un error. No deberia haber sucedido, yo era el jefe y él mi empleado, el chico hasta podia denunciarme por acoso pero es que cuando suelta su maldita lengua temo que se muera asfixiado por hablar tanto sin respirar, besarlo fue lo unico que se me ocurrio para callarlo. Además de que lo deseaba, un poquito.
—...¿que dice?
—¿Eh? —sacudí la cabeza intentando alejar mis pensamientos para poder escuchar lo que Francis parloteaba.
—Le estaba diciendo... —su ceño se fruncio antes de que inclinara la cabeza a un lado, su flequillo cayo sobre sus ojos mientras me miraba—. ¿Que estaba pensando?
—Nada.
—Oh vamos, se nota que estaba perdido en sus pensamientos —insistio, sonriendo como el gato que se comió al ratón—. ¿En que pensaba, jefe?
—No estaba pensando en nada, Francis. —aseguré—. ¿De que querias hablarme?
Levantando mi taza nuevamente, probe un trago de mi café haciendo una mueca cuando el liquido casi frío toco mi lengua con su amargura.
—Estaba pensando en el beso que me robo, ¿verdad? —el café se fue por el lado equivocado y comencé a tocer, manchando mi camiseta blanca.
—¿De que hablas? —tocí, arrancando un par de servilletas y limpiando el café de mi camiseta y rostro.
—Vamos, Ady, admitelo —el rubio trepo sobre la mesa con gracia felina, apoyando sus codos frente a mi antes de descanzar sus mejillas en sus manos. Movio los labios de forma graciosa hacia mi—. ¿A que soy apetecible? Admitalo, quiere volver a besarme, sé que lo desea.
Movio sus pestañas coquetamente en mi dirección y tuve que tragarme un gemido. Dios, se veia jodidamente precioso haciendo eso y no estaba ayudando para nada en mi deseo de esconder la reacción de mi cuerpo a su cercania. Los labios de Francis eran gruesos y tenian una perfecta forma de corazón que combinaba con su afilada mandibula y nariz recta.
El aroma de su colonia se coló en mis pulmones, rodeandome por completo y logrando que me sintiera mareado. Una sonrisita de satisfacción alzó sus labios y me di cuenta de que Francis sabia exactamente la reacción que causaba en mi y que seguramente, estaba esperando que saliera huyendo asustado para librarse de contestar mi pregunta. Francis se habia olvidado de un pequeño detalle.
Era un Malik, terco por naturaleza.
Moviendome rapidamente hacia adelante, choqué nuestros labios juntos, tragandome el jadeo sorprendido que Francis dejó salir. Moviendo mis labios suavemente sobre los suyos intenté mantener el beso en una simple caricia, picando el borde de los mismo con mi lengua pero retrocediendo cuando el rubio intentaba profundizar el beso.
Un sonido de frustración escapó de su boca cuando retrocedí por tercera vez, dejandolo con las ganas. Su labio inferior se deslizo fuera mientras se aferraba al borde de la mesa intentando llegar a mi. Jugueteando suavemente unos segundos más, forcé mi lengua más allá de sus labios siendo bienvenido con un profundo gemido. El rubio era un amante dominante y dedicado, podia decirlo con solo besarlo. Francis podía estar dandome la libertad de explorar su boca pero aun así, él era quien dirigia.
Una de sus manos se enredo en el frente de mi camisa y me jaló hasta el borde de la silla, tomando la dirección del beso totalmente. Nunca habia sido de tomar la iniciativa con nadie, Francis era la primer persona que lograba sacarme de mi zona de comodidad y lograba que tomara lo que quería. No sabia como sentirme exactamente por eso.
Las risas tontas que se escucharon, bajando por las escaleras, lograron que me echará hacia atrás antes de deslizarme fuera de la silla. La taza blanca que tenia en mi mano, tocó el fondo del fregadero en el mismo momento en que Liam y Zayn entraron en la cocina.
—¿Que rayos haces sobre la mesa, Francis? —interrogó Liam.
Pude ver a Francis mirarme por el rabillo del ojo pero no me atrevia a voltearme, mis labios aun estaban hinchados y sabia por experiencia que mi rostro estaba sonrojado, no era una imagen que quisiera darle a mi sobrino. El rubio por su parte, sonrio brillantemente antes de bajar de la mesa y volver a su silla.
—Pensé que ya te habias ido a casa. —siguió el castaño, sin darse cuenta de nada.
—Estaba a punto de salir. —aseguró—. Me distraje hablando con el jefe.
—¿Hablando? —el borde divertido en la voz de mi sobrino me dijo que se habia dado cuenta de lo que sucedia.
Sirviendome otra taza de café, tomé un trago y me voltee para enfrentarlos. Zayn estaba mirandome con diversión, como si mi situación le pareciera realmente graciosa mientras que Liam solo se veia confundido como el infierno de pie a su lado. Intentando cambiar de tema, observe su desalineado estado con una ceja alzada. Zayn tuvo la decencia de sonrojarse al darse cuenta de lo que estaba mirando.
Liam avanzó un par de pasos hacia mi gracias a un sutil golpecito por parte de mi sobrino, como si quisiera despabilarlo para que comenzara a hablar. El castaño lo miró con el ceño fruncido antes de, al parecer, recordar lo que se suponia que tenia que hacer.
—Oh claro —susurró antes de voltearse hacia mi—. Señor Adam sé que esto es repentino y tal vez le vaya a sonar anticuado pero siento que debo hacerlo de esta manera —el castaño dudo un segundo, logrando que me parara más erguido mientras esperaba—. Me gustaria pedirle la mano de su sobrino.
Parpadee sorprendido—. Oh —fue todo lo que salió de mi boca antes de encontrarme con la mirada fulminante de Zayn. Ouh mierda. Me aclaré la garganta—. Aprecio que me hayas tomado en cuenta, Liam, muchas gracias, pero creo que esa es una decisión de Zayn, si él acepta tienen toda mi aprobación. —dejando la taza sobre el mostrado le sonreí al castaño—. Tu me has devuelto lo que más quiero en el mundo, me has dado de vuelta a mi sobrino —aseguré—. Jamás voy a oponerme a ustedes, será un honor agregarte a nuestra pequeña familia.
—Gracias, señor Adam. —Liam sonrió brillantemente antes de dar un paso atras y tirar de mi sobrino a sus brazos. Zayn estaba radiante, el orgullo hizo cosquillas en mi pecho al mirarlo. Zayn era mi hijo, tal vez no de biologicamente pero lo habia criado y lo amaba como tal, estaba orgulloso de ver sus endereza y detenerminación al luchar contra su adicción.
—Dime Adam, Liam. —pedi suavemente—. Despues de todo seremos familia.
—Gracias, Adam. —susurró.
No pude evitar sonreir al ver el amor de esos dos. Era como si saliera por sus poros y rodeara a todas las personas cercanas. La adoración y entrega total entre ambos era increible y unica, algo que habia estado buscando sentir desde mi juventud y que jamás habia encontrado. Con un suspiro, le di un vistazo a Francis pero el ni siquiera me estaba mirando sino que tenia la vista fija en la parejita.
—Se lo dijiste, ¿verdad? —interrogo luego de unos minutos. Liam lo miró sobre su hombro, su rostro cambiando a una mascara de panico lo que me hizo fruncir el ceño. Francis suspiró—. Debes decirselo, Liam, una relación se basa en la verdad no puedes esconder cosas como esta.
—¿De que habla? —Zayn miró a Liam con el ceño fruncido.
—De nada.
—No digas que no te lo adverti. —Francis se encogio de hombros.
Liam apreto nuevamente a mi sobrino contra su cuerpo antes de dejar salir un pequeño suspiro, derrotado—. Recibi una llamada esta mañana.
—¿De quien?
—El profesor Patrick Mason. —contestó. Mis ojos se abrieron como platos cuando reconocí el nombre, al parecer Zayn tambien lo conocia porque tuvo la misma reacción—. Él me acepto como su aprendiz por un año.
—Eso es un gran honor, Liam —interrumpi—. Felicitaciones.
Liam me dedico una sonrisa debil—. Gracias pero voy a rechazarla.
—¿Que? —saltó Zayn—. Tu no puedes hacer eso, es una gran oportunidad no puedes...
—Si acepto debo mudarme a New York, Zayn.
El aire dentro de la cocina bajo uno diez grados mientras todos nos congelabamos. Esto no se veia nada bien.
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