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Capitulo 2.

Mirando nuevamente la dirección que Francis me habia dicho, la cual estaba anotada en la palma de mi mano, me asegure de estar en el lugar correcto. Efectivamente, la enorme casa blanca de tres pisos frente a mi, pertenecia a la familia Malik. Con techos empinados y grandes ventanales, el edificio daba la imagen de ser aun más grande de lo que era pero supuse que con el dinero que estas personas tenian seguro podían comprarse una casa del tamaño de la manzana. No me extrañaría que tuvieran una en uno de esos lugares turisticos y bonitos.

Con un suspiro de cansancio, acerque el auto lo más que pude a las enormes rejas negras que rodeaban la casa hasta que pude ver el portero electrico. No me emocionaba para nada la idea de tener que ser la niñera de un niñito rico, seguramente muy malcriado y berrinchudo, pero no tenía muchas opciones que digamos. Bajando el vidrio de mi ventana, saque el brazo y estiré hasta que pude alcanzar el pequeño botón.

—¿Hola? —una voz masculina estropeada por el sonido de interferencia salió desde el aparato.

—Er... Hola, soy Liam Payne —respondí rápidamente—, vengo de parte de Francis Reynard, por la entrevista de trabajo.

—Oh si, Francis me dijo que vendrías. Pasa, por favor.

Los portones se abrieron y oprimí el acelerador, dandome paso por el camino de grava hacia la casa. El lugar era mucho más bonito de cerca. Apagando el motor, guarde la llave y baje del auto. El patio frontal estaba inundado de bellos arboles con bonitas y coloridas flores en todas partes, simulaban una especie de pintura abstracta de hipnotizaba. Sonreí al pensar en mi mamá en un lugar como ese, seguramente la mujer se volvería loca, amaba las flores tanto o más que a mi.

El sonido de una puerta abriendose logró que sacara la mirada del patio y me girara para enfrentar la casa. Un hombre de contextura menuda y buen porte estaba de pie en la entrada. Llevaba una fina camiseta de un color verde oscuro que aun a la distancia resaltaba sus ojos del mismo color. Su cabello negro tenía pinceladas de blanco en algunos lugares, mirandolo desde unos metros de distancia supuse que el hombre debia estar cerca de los cuarenta años.

—Buenas tardes —sonrió y ese gesto ilumino totalmente su rostro. Caminé hacia él a paso ligero, devolviendo el saludo de forma automatica—. Francis me dijo que necesitabas un trabajo —comento cuando estuve a solo unos pasos, asentí. él hizo un gesto hacia la puerta abierta—. Ven, pasa y tal vez podamos hacer algo por ello.

—Gracias, Sr. Malik.

—Dime Adam. —pidio, cerrando la puerta antes de comenzar a caminar por el recibidor.

La casa era grande, muy grande. Decorada con tonos cremas y solo unos pocos colores oscuros, el lugar daba un aire a clasico demasiado fuerte para una casa. El clima hogareño parecia haberse pedido hacia unas cuantas remodelaciones o tal vez nunca habia existido. Siguiendo al señor Malik por un pasillo, pasamos al menos por unas cuatro puertas antes de llegar a un pequeño despacho.

—Toma asiento, Liam —dijo amablemente mientras rodeaba el bonito escritorio de madera oscura.

Hice lo que me pidio.

—Bien, supongo que Francis te explico lo que implica tu trabajo.

—Algo —hice una mueca—. La verdad solo me dijo que habia un puesto libre como guardaespaldas de su sobrino.

El señor Adam suspiró y cruzo las manos sobre el escritorio, mirandome directamente.— Es un poco más complicado que eso.

—Debo hacer de niñera, ¿verdad? —pregunte en tono cauteloso, logrando una risita por parte del mayor.

—Algo así —acepto—. Zayn es un chico algo... —vaciló unos segundos— complicado.

—Sé que no estoy en condiciones de exigir nada —admití—, pero me gustaría saber exactamente donde me estoy metiendo, si no le molesta.

—Lo sé. er... bien —suspiró—. Zayn a tenido algunos problemas de adicciones, necesito que te encargues de que no recaiga.

—¿Como podria hacer una cosa así? —la verdadera pregunta que queria hacer era "¿Porque rayos no lo envia a una clinica especializada?" pero ese no era mi problema, yo necesitaba un trabajo y si podía controlar al mocoso estaría bien por mi.

—Eso es donde el trabajo se complica —sonrió sin alegria esta vez—. Deberás ideartelas para evitarlo. Tienes permitido usar la fuerza, chantajes y sobornos, lo que sea menos violencia. Solo evita que él vuelva a consumir y tu trabajo estará hecho.

—Esto no era exactamente lo que esperaba —admití rascandome la nuca con nervios. No estaba muy seguro de poder hacer una cosa así, jamás habia tratado con un adicto antes y debía admitir que temía lo que podía llegar a suceder—. No sé si pueda...

—¡Adam! —una voz gruesa y juvenil rasgo el aire cuando la puerta a mi espalda fue azotada—. ¿¡Me puedes explicar que mierda es esa de que me pondras un guardaespaldas!?

—¡Cuida ese lenguaje, Zayn! —el hombre frente a mi se puso de pie, apoyando las palmas de sus manos en el escritorio mientras sus rasgos se endurecian.

—Oh claro, tu quieres poner a un imbecil a seguirme día y noche pero yo no tengo la libertad de hablar como quiero —replico—. Muy justo, Adam, realmente muy justo.

Volteandome sobre la silla, tuve que rendirme al impulso de ver al chico. No era el niño que esperaba ver. Con un aspecto desgarbado y dejado, el chico parecia tener unos dieciocho o diecinueve años. No muy alto, tal vez llegaba al metro setenta con suerte. Cabello largo y desordenado que parecia a punto de llegar a sus hombros. Podía decir que si le recortabas el cabello y le ponias ropa fina, sería un clon exacto del señor Adam. Tatuajes con distintos diseños se arrastraban por sus brazos hasta desaparecer detrás de la fina tela de su musculosa negra con una serpiente al frente. Ojos oscuros y actitud amenazante, toda una joya.

—Estoy ocupado ahora, Zayn, discutiremos esto luego. —determinó el mayor, al parecer recordando que me hallaba presente.

El chico bajo la mirada hacia donde estaba sentado y nuestros ojos se encontraron. Ambar. Sus ojos eran ambar, no negros como habia pensado en un principio. Con solo mirar su rostro podía decir que el niño no reía mucho, dudaba que sonriera. Su expresión iradiaba hostilidad y mi mente automaticamente comenzó a preguntarse que le habia sucedido al chico como para comportarse de ese modo.

No sé cuanto tiempo nos miramos pero sabia que Zayn me estaba midiendo, como si decidiera si dejarnos a solas valiera la pena o su asunto era más importante. Sus gruesos labios rosa oscuro se fruncieron por unos segundos antes de que sacudiera la cabeza y mirara a su tío.

—Hablaremos luego. —afirmo.

—Lo haremos. —aseguro Adam con voz más firme.

Los ojos ambar recayeron nuevamente en mi y pude ver algo brillar en su iris. No sabia que habia sido, fue una mirada demasiado rápida como para poder identificar el sentimiento pero, al menos, eso me dijo que no estaba frente a un alma rebelde. Ese chico podía comportarse de forma violenta pero esa mirada, esa sombra, me dijo que habia algo más.

Volteandose rápidamente, salió de la habitación y azoto la puerta a sus espaldas. Me quede mirando la madera por unos segundos, esperando que se volviera a abrir y el chico comenzara algún tipo de escena escandalosa. No sucedio.

—Siento eso —se disculpo el señor Adam, logrando que devolviera mi mirada a él. Tenia una expresión apenada en el rostro—. Zayn es...

—¿Complicado? —pregunté con una ligera sonrisa, utilizando la misma palabra que él habia empleado antes. Asintió—. ¿Siempre ha sido de ese modo?

Negó—. Siempre fue un niño dulce y simpatico —hizo un gesto con la mano al vacío—. Hace un par de años una de mis empresas en el exterior tuvo problemas de organización y me vi obligado a viajar a Estados Unidos por unas semanas. Recuerdo que ni siquiera fue un mes —me miró y pude ver el dolor que sentía por su sobrino en el verde de sus ojos—. Cuando volví me encontré con que algunas cosas habian cambiado. Zayn se habia vuelto hostil, contestando y replicando todas mis palabras. Se comportaba violento con los empleados —suspiro—. Al principio pensé que era una etapa, algo pasajero pero luego... llegaron las drogas.

—Y todo se complico aun más —asenti comprendiendo—. ¿Por que mantenerlo aquí? ¿Por que no enviarlo a alguna clinica de rehabilitación?

—Lo intenté pero la verdad, aun tengo la esperanza de que estando aquí, con mi apoyo, vuelva a ser el mismo.

Me mordí el labio observando mis dedos golpear el escritorio. Iba a meterme en un gran lío, lo sabia. Pero era muy bueno en ello. Mamá solía decir que mi personalidad era un iman para los problemas por lo que supuse que esto valía como parte de ello.

—Quiero el trabajo —acepte. El señor Adam me miró sorprendido—. Si aun quiere contratarme, claro.

—Eh...si, claro que... si —asintió—. Pero, Zayn él...

—¿Grito? ¿Hizo un escandalo? ¿Y dejo muy claro que no me quiere persiguiendo su trasero dia y noche? —asintió nuevamente. Sonreí—. Necesito el trabajo, señor Adam. Y estoy seguro de que su sobrino no es tan malo como quiere que el mundo crea —me encogí de hombros—. Quiero intentarlo.

Sonriendo con alegría, como cuando me recibio extendio la mano hacia mi y la estreche—. Creo que Francis tenía razón, eres exactamente lo que mi sobrino necesita. 

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