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«CAPÍTULO XIV»:

JungKook tuvo que recordarse a sí mismo cómo respirar, no había otra opción con semejante imagen. A su lado, TaeHyung parecía tener algún tipo de crisis nerviosa mientras miraba hacia la entrada, donde JiMin se pavoneaba entre la gente con una enorme sonrisa.

Los cuchicheos eran cada vez más fuertes. Por la diosa, TaeHyung incluso apretó el brazo de JungKook sin apartar la mirada de la entrada, en dos personas en específico.
JungKook alzó una ceja con curiosidad, algo sorprendido de ver que se trataban de los dos guardaespaldas masculinos de JiMin.

El primero, NamJoon; alto y robusto como no debería ser un omega. El chico iba de blanco, vistiendo una pantaloneta ancha que se apretaba en su cintura y muslos, junto a una camisa de cuello chino que no dejaba nada a la imaginación, marcando la zona de su pecho y abdomen, a juego con un par de botas estilo militar. A su lado, estaba el hombre pelirrojo de brillantes orbes azules, quien también vestía de blanco, tan ajustado que muchos debían estarse preguntando cómo podía siquiera caminar.

JungKook frunció el ceño al captar algo en el ambiente, un olor desconocido, uno que parecía provenir de su hermano menor; entremezclado con el natural que siempre había portado. JungKook no podía identificarlo.

⎯Príncipe JiMin, me alegra mucho tenerlo aquí... ¿No cree que su atuendo está algo fuera de lugar?

JungKook no escuchó lo siguiente que su padre tenía para decir. La voz del alfa era contenida, posiblemente encandilado y furioso. JungKook tampoco logró captar la respuesta de JiMin, pero entonces solo pudo verlo caminar al centro de la pista.

JiMin llevaba su cabello negro y largo completamente rizado, desde la raíz hasta las puntas y recogido en una coleta baja. El omega se había esmerado en su maquillaje: sus párpados tenían toques de sombra oscura, haciéndolos vistosos y profundos. Sus labios parecían haberle robado el color a las rosas y su sonrisa era simplemente hipnotizante.

Su cuerpo era abrazado por un juego de tela negruzca; tirantes gruesos con un escote en uve profundo que llegaba hasta debajo de sus pectorales, con aberturas completas desde el hueso de su cadera hasta el tobillo, unido por tiras que apretaba su carne. Sus pies eran resguardados por zapatos altos, de fino tacón que manejaba espectacularmente.

JungKook se vió a sí mismo dando el primer paso, sin siquiera pensarlo mucho se acercó y una vez llegó a él, extendió una mano.

JiMin había mirado a JungKook desde lejos, incluso si el rey parecía colérico no le importó lo suficiente, en lo absoluto. Levantó la vista e ignoró a HeSong. Alrededor, todos hablaban escandalizados. JiMin estaba seguro que más de un alfa estaba pensando en posibles castigos si les perteneciera, pero no era un jodida cosa, ni siquiera de quien sería en algún momento su alfa.

JiMin se desplazó hacía el centro, recibiendo en poco segundos la mano de JungKook.

Él observó al alfa. El hombre se veía bien, Igna en su interior parecía apreciar la visa; incluso ella ahora más calmada podía tomarse el tiempo. JiMin vio un destello de dorado en los ojos de JungKook, era su lobo. «Anubis», susurró Igna, y ni siquiera supo cómo podía tener esa información, se supone que las conexiones a tal nivel solo son posibles en lobos que comparten algún tipo de lazo, sea por convivencia o algo más.

JiMin apartó cualquier pensamiento y aceptó la invitación. La sensación al contacto fue cálida y su conversación con TaeHyung en la tarde regresó a sí. JungKook parecía cansado y JiMin pensó por un segundo que quizás la situación sí lo había afectado.

⎯Los príncipes de las coronas de Craenia y Asmax, Jeon JungKook y Park JiMin.

El mutismo fue ensordecedor, nadie se atrevió a siquiera mover un músculo. La reina YooNa, aunque sorprendida y divertida, aplaudió, siendo seguida poco a poco por toda la habitación. JiMin y JungKook dieron una reverencia y una ligera melodía tomó la habitación, dando la señal de que debían abrir el baile.

⎯¿Me permite esta pieza, príncipe Park?⎯preguntó el alfa como todo un caballero.

JiMin quiso reír. Por la diosa, ¿ese era el mismo hombre que le decía insolente hace apenas un día atrás? El omega tomó su mano por segunda vez esta noche.

⎯Es todo un honor, príncipe JungKook.

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A lo lejos el rey HeSong sentía las habladurías a su alrededor.

⎯Esto es una completa falta de respeto. Primero hace semejante escena en la presentación del pueblo, ¿y ahora esto?⎯gruñó uno de los cancilleres.

HeSong apretó ambas manos en puño y colocó detrás de su espalda. Le dolía la cabeza y su lobo estaba inquieto mientras veía a su hijo y al omega bailar en la pista. Se movían sincronizados, se veían bien y no sabe qué tanto malestar le causaba tal cosa eso.

⎯Espero que ese omega sea debidamente corregido una vez tome el apellido Jeon.

⎯Es cierto mi rey, no podemos permitir tales comportamientos.

HeSong asintió como si no pudiera sentir la lujuria emanar de sus asquerosos cuerpos mientras miraban al omega con interés.

Por otro lado, TaeHyung no podía encontrar paz, mordiéndose los labios al ver a NamJoon y al hombre pelirrojo, Evanik, moverse por la habitación. Omega y gamma, junto a una muy hermosa alfa; se mantenían lo suficiente lejos para no parecer una amenaza, pero lo suficiente cerca en caso de que fuera necesario.

TaeHyung miró con detenimiento cada parte de ambos hombres. El beta se removió incómodo y una corriente extraña lo recorrió de arriba hacia abajo; por todo su cuerpo dándole ligero mareo, teniendo que tomar un trago. Alzó la vista hacia aquellos hombres, quienes también lo miraban. TaeHyung no supo qué hacer, les sostuvo la mirada y apretó los muslos, antes de verlos mirarse entre ellos y sonreír.

¿Qué había sido eso?

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⎯Te ves bien⎯susurró JungKook al oído de JiMin. El omega dio una vuelta, dejando a ver el enorme escote en su espalda y sonrió con malicia.

⎯¿Solo bien? Esperaba más de mi futuro esposo.

JungKook pestañeó dos veces seguidas antes de asentir. No estaban realmente bailando, solo se movían de un lado al otro. Alrededor y hermosamente. El alfa lo acercó, tanto que no quedó espacio entre ambos, con JiMin a la altura de su pecho. Los aromas en la habitación eran insoportables desde que el omega real había entrado.

JungKook dejó que el aroma del omega llegara a él. Era controlado, nada forzado, como si simplemente fueran retazos de sí que salían con cuidado, «miel, chocolate y rosas». Juntos, embriagante y sutil, pero también había algo más, «canela». Casi imperceptible, aunque no para un alfa.

Anubis rasguñó en su pecho y un gruñido involuntario salió de sus labios. JiMin lo miró alzando una ceja.

⎯¿Problemas con tu lobo?

⎯Creo que por una vez estamos de acuerdo en algo. Podría considerarse todo un acontecimiento ⎯dijo, haciéndolo dar una vuelta para que esta vez la espalda del omega quedara pegada a su pecho, bajando las manos hacia sus caderas.⎯  Hueles a canela, y si no me equivoco, ese olor pertenece a alguien de tu séquito ⎯gruñó bajo, todos alrededor atentos incluso si no sabían qué pasaba⎯. A ese tal NamJoon.

⎯Sé que NamJoon es realmente apuesto, pero no sabía que lo suficiente para que guardaras su aroma en tu memoria ⎯JiMin volvió a girar, ahora ambos de frente. En un abrir y cerrar de ojos la tonada cambio, era dura, fuerte y exótica.

JiMin sonrió y caminó alrededor de JungKook, pasando una mano con la palma abierta desde su nuca hasta su espalda, antes de alejarse par de pasos y ser jalado vuelta con maestría, comenzando a moverse por la habitación. El alfa bufó molesto.

⎯No estoy jugando, JiMin.

⎯Yo tampoco JungKook. ¿Qué importa con quién gasto mi tiempo o si realmente pasó algo? ⎯ambos pechos chocaron.

JiMin enganchó el muslo derecho en la cadera de JungKook mientras este se echaba ligeramente hacia atrás. Las tiras del vestido de JiMin maltrataron su piel, abrazándola con fuerza. Se alejaron, tomaron las manos y miraron a los ojos; dando vueltas alrededor del otro.

⎯Creo que has tenido tu propia cuota de diversión ⎯JiMin sonrió.— Además, aún no estamos casados, sigo siendo un hombre libre. No puedo reclamarte y tú tampoco. Cuando nos casemos, si es que pasa, ya veremos —JungKook parecía realmente molesto⎯. Hasta entonces, mantente bonito y en línea, no queremos que el rey se enoje.

—¿Te parezco gracioso?

⎯¿Debería? ⎯contraatacó incluso si el alfa ahora respiraba con ligera dificultad. JiMin sonrió.

JungKook era voluble, podría decirte que no le importas, pero como todo alfa, era territorial, y no era como si a JiMin le importara lo suficiente. Mientras no tomara el apellido Jeon, sus leyes no tendrían peso sobre él.

⎯No me provoques, JiMin ⎯la burla brilló en los ojos del omega⎯. Quizás aún no puedo castigarte bajo mis leyes, pero no significa que lo dejaré pasar. Puedo denunciarlos a ambos ante el rey.

⎯Quien se reirá en tu cara, porque a sus ojos quedarás como un alfa incompetente que no puede controlar a un omega. Tan poco apetecible que su futuro esposo prefiere acostarse con otro de su propia casta.

⎯¿Y ahora me dirás que estás perdido e irremediablemente enamorado de él? ⎯la pregunta fue instantánea, sorprendiendo a asombró a ambos. JungKook parecía avergonzado⎯. Mejor no contestes.

⎯Lo amo ⎯dijo JiMin.⎯. Después de mi familia, NamJoon es posiblemente una de las pocas personas que no dudaría en morir en mi nombre. Es un omega que me brindaría más protección que cualquier alfa ⎯susurró ahora de nuevo en la misma posición, en los brazos del otro moviéndose alrededor.

⎯Él nunca podría darte descendencia ⎯concluyó JungKook. JiMin asintió.

⎯ No me interesa de esa forma. Además, no todos los omegas morimos por tener cinco cachorros y un alfa ⎯suspiró.⎯ Si las almas gemelas existieran, NamJoon sería la mía. Pero sé qué es lo que se espera de mí y qué deseo. Te lo dije Jeon, mi futuro alfa debe tratarme como un Dios en la tierra⎯se separó mirando el alfa a los ojos⎯. No puedo creer que esta sea la conversación más civilizada que hemos tenido.

JungKook asintió y levantó la vista. Todos los miraban. A los lejos TaeHyung parecía apartado y solitario, apretó los labios ante la imagen.

⎯Lo siento, realmente no sabía acerca de la aldea.

JiMin no dijo nada.

⎯No me gustan los omegas insolentes y altaneros, pero nunca los trataría así. Si algún día llego a ser rey, no permitiré tales cosas⎯y no mentía. JungKook no había dejado de pensar en ello una y otra vez. Si eso era lo que debían enfrentar los omegas cada día, JungKook entendía un poco mejor el comportamiento de JiMin.

⎯Quizás para cuando seas rey, no habrán omegas y betas a quienes cuidar. Los cambios deben hacerse mientras aún hay tiempo.

Finalmente la música cesó, varios asistentes aplaudieron y ellos dieron una reverencia.

⎯¡Por un próspero matrimonio !⎯gritó un hombre de cabello blanco y porte elegante. Un joven de la servidumbre les entregó una copa a cada uno.

JungKook tomó a JiMin de la cintura, ambos se tensaron antes de finalmente relajarse. Anubis estaba inquieto, mientras que Igna alzaría una ceja si pudiera al alfa que parecía un cachorro.

Todos gritaron buenos deseos a la par y HeSong alzó la copa hacia ellos en acuerdo con una mirada dura y sumamente penetrante.

JungKook se lamió los labios y miró a JiMin quien sonreía y tomaba un sorbo de vino. El alfa lo observó detenidamente, los gestos desinteresados y la aparente tranquilidad, los labios al filo de la copa y la sonrisa poco sincera. El cuerpo del omega se mantenía contra el suyo, su aroma y calidez. Era extraño.

JungKook apretó la mandíbula, su lobo estaba inquieto. Demasiado deseoso y lleno de energía. Los dedos del alfa subieron hacia la nuca de JiMin, lentamente como si quisiera repasar el camino y recordar cada detalle; dejando las llenas de sus dedos solo el tiempo suficiente antes de apretar la zona y voltear el rostro del omega en su dirección.

Los labios de JiMin eran cálidos, mullidos y suaves. JiMin giró el cuerpo hacia el alfa, JungKook lo dejó descansar entre sus brazos. Fue una danza de labios que le sacó un sonrojo a más de uno. JungKook chupaba los labios del omega suavemente, parecía de esos besos que te dejan atontados, sumidos en una espiral complaciente y seducción mutua. No se parecía en nada al beso que ya habían compartido. No había prisa alguna.

JiMin dejó caer sus brazos en la nuca de JungKook, participando en el juego. Engatusó los finos labios con aparente calma, sonriendo sin dejar su cometido. Divertido ante el gruñido que brotó desde lo profundo del pecho contrario, seguido de un ronroneo. JungKook parecía sorprendido.

Ambos se separaron lentamente.

⎯Omega⎯susurró JungKook. JiMin sonrió.

—Alfa

JiMin fue conducido hacia la mesa del banquete, donde ambos tomaron asiento uno al lado de otro; sumándose YooNa, TaeHyung y finalmente HeSong.

⎯¿Puedo pedirte un favor?

JiMin lo observó.

⎯Mi hermano dice que nunca me he preocupado por alguien más aparte de mí mismo. Mi padre, que soy un despistado que ni siquiera merece quejarse. No soy el mejor alfa, pero no pertenezco a la clase que hace lo que vimos hoy⎯miró al omega a su lado que parecía verdaderamente interesado⎯. Lamento mucho la situación en la que se encuentran esas personas. Pero no puedo hacer nada hoy, quizás algún día. Por ahora, llevemos la fiesta en paz entre nosotros.

JiMin mantuvo toda su atención en el alfa. Apretó los labios, sonriendo.

⎯Tus disculpas son horribles. Pero aprecio la intención ⎯JungKook no pudo evitar reír ante tal respuesta a todas sus palabras. JiMin parecía ligero, tranquilo—. Dejaré pasar tu pequeño desliz con esos omegas, pero te advierto que no seré indulgente una vez nos casemos.

⎯Por la diosa, ¿aún no eres mi omega y ya me amenazas? ⎯soltó JungKook, dejando ir una sonrisa⎯. Gocemos nuestra libertad por ahora. Estoy interesado en mantener mi anatomía en perfecto estado. Muchas gracias.

JiMin le brindó una sonrisa maliciosa, desviando la mirada alrededor, observando a todos los asistentes y finalmente al rey.

⎯¿Qué te hizo cambiar de opinión? ⎯preguntó hacia JungKook. El alfa miró hacia su padre, a su hermano, madre, y finalmente al omega.

⎯Descubrí algo, y es el tipo de hombre y alfa que no quiero ser.

JiMin asintió y tomó la respuesta. JiMin miró al gentío, encontrando a NamJoon, Evanik y Iliana, quienes alzaron la copa en su dirección con una sonrisa.

«⎯La única forma de destruir algo correctamente es desde los cimientos. Si no tienes al príncipe de tu lado, nunca podrás hacer nada por esas personas ⎯aclaró NamJoon mientras venían hacia el baile. JiMin asintió.

⎯El príncipe JungKook puede ser un idiota, pero no deja de ser el heredero ⎯dejó a ver Iliana⎯Tendrás que ceder.

⎯¿Jugar con él? ⎯preguntó JiMin con el ceño fruncido.

⎯Ya te gustaría ¿Eh? ⎯mordió Evanik.

⎯Puedes ayudarlo, demostrarle lo que puede llegar a conseguir con un omega como tú a su lado ⎯agregó NamJoon.

JiMin sonrió.»

JiMin podría hacerlo, claro que sí. Los alfas eran fáciles de manipular, dulces y predecibles. Con un empujoncito lo tendría dispuesto a él, JiMin estaba seguro de ello. Además, debía sobrevivir y rezar porque su padre pudiera prevenir cualquier mal.

Él tendría a JungKook y el primer paso para conseguirlo era mostrarle lo que podría conseguir con él. La forma más fácil de manipular un alfa es mediante la lujuria, y NamJoon lo ayudaría a conseguirlo.

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