- ¿Y bien? - me pregunta la cotilla de mi mejor amiga con su cabeza en mis piernas, acostada en el césped del campus universitario.

- ¿Y bien qué? - paro mi lectura para mirarle.

- Dime quién te trajo - vuelvo a rodar los ojos de manera cansina.

- Mi nuevo padrastro - me limito a decir.

- ¿Desde cuándo te traen a la universidad las conquistas de doña bruja? - río por lo bajo al escucharla decir ese apodo.

- Desde nunca, pero sabes que odio las tormentas eléctricas y no tuve de otra que aceptar que me trajera.

- ¡Ah! - alarga la vocal como si hubiese acabo de resolver un enigma.

- Sabes, el cerebro humano es completamente fascinante, aveces la lógica se va de vacaciones y deja al mando a su prima la locura y eso es lo que me pasó a mí.

Ella me mira con un aura de cotilleo intensa.

- ¿Y cómo es?

- Es chino y parece tener bastante dinero - suspiro.

- Desde luego, su auto - silva entornando los ojos jugando con un mechón de sus cabellos cobrizos.

- Es de su hijo - se sienta de golpe - es decir..el auto.

- ¿Y la bruja cómo lleva eso de estar saliendo con un millonario?

- Muy bien, raramente hoy no me ha insultado - levanto los hombros restándole importancia y ella enarca sus cejas.

- Es tan agradable cuando la gente tóxica se aleja - asiento a su comentario - Es como si la basura se recogiera sola.

- Estás muy chistosa hoy.

- Yo siempre soy chistosa - rebate juguetona - Tú eres la que tiene un carácter del demonio.

- Gracias por recordármelo - digo de mala gana.

- Oye..Any..no..no - las palabras las dice atropelladamente - No fue mi intención.

Ahora me siento culpable, es cierto, tengo muy mala leche y sé que no quiso decir demonio porque sí y tampoco es su culpa que Lilith me haya nombrado así. ¿Quién en ésta vida le llama a un bebé demonio que recide en el infierno? Pues mi madre, es que ella tiene muy buenos sentimientos la pobre.

Lo gracioso es que su nombre sí que lo lleva bien puesto. En la mitología judía se dice que Lilith es el nombre de la primera esposa de Adán y que al irse de allí logró convertirse en la amante de Satanás, así como de otros demonios. Después pasaría a convertirse en un demonio con el poder de raptar niños y también capaz de convertirse en un súcubo para seducir a los hombres. Por norma general, ésta se representa en forma de mujer muy hermosa con un gran poder de seducción. Ya digo yo, vamos que lo lleva como anillo al dedo.

A éstas alturas no sé quién es peor persona si mi madre o mi abuela la cuál ni conozco, porque así es mi linda familia, nadie se conoce, nadie se quiere y nadie se preocupa por nadie. Solo puedo hacerme la pregunta de quién es mi padre...

- No seas tonta..

Me interrumpo a mí misma pues me acaban de arrebatar el libro que antes tenía en mis manos por el ligero golpe de un balón de basket.

Busco con la mirada al culpable y distingo a un chico como de un metro ochenta aproximadamente que viene acercándose al trote.

Su cabello abundante y oscuro se pega a su rostro debido al sudor que baja por su frente. Lleva una camiseta azul, que reconozco claramente como la del equipo de baloncesto de la escuela. Tiene muy pálida piel, ojos grandes pero rasgados.

- Hablando de chinos - Anna me saca del trance visual que he tenido.

- Disculpa - recoge su balón y me mira ésta vez a los ojos, su boca se deforma en una mueca de disgusto que no me esperaba para nada porque no le conozco - Olvídalo no me apetece disculparme y mucho menos contigo - escupe cada una de sus palabras.

- ¿¡Eh!? - me he quedado en Babilonia.

- Oye tú - le grita mi amiga mientras se pone de pie colocando sus brazos en forma de jarra, es por gusto ya se ha ido corriendo - Mira a ver cómo le hablas a mí amiga - espeta nuevamente.

- Ya déjalo.

El mundo está lleno de idiotas distribuidos estratégicamente para que te encuentres al menos, uno al día.

- ¿Le conoces? - niego con la cabeza y vuelve a sentarse a mi lado - No sabía que los sementales podían ser así.

¿Sementales?

- ¿Sementales? - cuestiono ésta vez en voz alta, ella solo hace un sonido de afirmación señalando con su barbilla hacia la cancha.

- Están guapísimos - veo como muerde su labio inferior, está loca - Aquel es al único que conozco.

Señala a un chico enorme que sonríe maravillosamente hermoso y tiene un pelazo de muerte. Parece un árbol de bambú.

- Que no, no parece bambú.

- Ah, y tú desde cuándo escuchas mis pensamientos.

- Estabas pensando en voz alta listilla - chasqueo la lengua - Y todo eso del pelazo de muerte y lo de su sonrisa - agrega y yo prefiero ya cambiar de conversación.

- ¿Qué sucedió con Matt?

Hablo de su exnovio, le engañó pero ella babea todavía por él.

- Pues nos acostamos - estiro tanto mis párpados al escucharla que mis ojos parece que van a salir saltando de sus cuencas. - ¿Qué?

- ¿Por qué hiciste eso?

- ¡Me dijiste que hiciera lo que sintiera! ¡Pues yo hice lo que sentí! - ésta tía tiene que estar de coña.

- No, espera. ¿Desde cuándo "has lo que sientas" significa "deja que Matt te la meta"?

- ¿Me estás diciendo que he hecho mal?

- ¿Tú sientes que has hecho mal?

- No. Bueno, a medias. No me arrepiento, pero parece qué él sí, porque cuando me he despertado ya había desaparecido. Ha salido huyendo.

- Ya ves. Los errores son para aprender, no para repetir - tiro de su cabello por ser tan cabeza hueca.

- Ya no sé si es mejor enamorarse y sentir mariposas o drogarse y ver unicornios - maldigo internamente, su ánimo ha caído en picada, tenía que haberme mordido la lengua antes de hablar.

- Anna, hay personas por las que vale la pena cruzar un océano, pero hay otras por las que no vale la pena ni mojarse un dedo.

- ¿Desde cuándo tan romántica? - ya sabía yo, es bipolar también la muy hija de su madre.

- Anda, vamos que se nos va a hacer tarde - ignoro su comentario para poder irme de una vez.