Antes.

Casi me desvanecí cuando apenas pude notar el rostro de esa persona.

Aaron estaba besando a Laurie.

Mi supuesta "amiga" aprovechó el tiempo demasiado bien. Y ni hablar de él. 

Ellos parecieron percatarse—aunque no sé de qué manera— y dejaron de besarse.

Aaron se giró a mí, con una sonrisa plasmada en el rostro. Podía jurar que su mirada me enfadaba completamente, de pies a cabeza. Laurie pareció invadirse de arrepentimiento, notando el enojo que me estaba causando en ese momento.

—Discúlpame, Allison...—Habló con algo de arrepentimiento.

—Perra—gruñí.

—¡Yo no quise hacerlo...!—comenzó, pero igualmente la interrumpí.

—Maldita perra traicionera.

Ella suspiró y ¡Paf! mágicamente perdió la paciencia, en lo que su actitud de "Yo soy la líder de las populares, tú obedeces" se hizo presente.

 —¿Estás segura de que yo soy la perra?—Asentí repetidas veces.

—Sí, muy segura—Afirmé con enojo—. Eres de las perras más grandes que haya existido.

—¿Estás segura?—Laurie se puso de pie y me confrontó—. Intenté pedirte disculpas, pero es imposible pedirle disculpas a una perra como tú.

Traté de quedarme en silencio, calmando el monstruo que estaba a punto de salir de mí. Ese monstruo podría ser capaz de darle el golpe de su vida a Laurie y también sería capaz de insultarla por años. Bueno, eso creo. Ese monstruo sabía que tiene que aguantar su paciencia y se limitó a observar a ella con el mayor odio del mundo. Digamos que si las miradas mataran, ella seguramente  estaría 3 metros bajo tierra.

—¿Te comió la lengua el gato?—Preguntó Laurie sacándome de mis pensamientos.

—¡¿Acaso no sabes callarte, maldita perra sarnosa?!—Grité frunciendo el ceño. 

Infortunadamente, me gané toda la mirada de los alumnos gracias a ese grito. Incluyendo la mirada de una profesora que estaba lejos. Le pedí a Dios que no viniera aquí, pero él no quiso escucharme.

La profesora comenzó a caminar hacia mí, mientras sacudía sus caderas exageradamente. Sin embargo, eso no fue lo que me hizo correr hacia la salida de emergencia.

La razón fue algo de lo que luego me arrepentiría.

O no.

Ahora.

Del auto sale el mismísimo Aaron. Él observa a los policías y luego a las ventanas de mi casa. Aprovecho el tiempo y me escondo antes de que me vea. Aunque parece que me escondí muy tarde ya que mi celular vibra en mi jean. Lo saco lentamente de mi jean y al sacarlo, noto que es una llamada. La atiendo.

—¿Hola?—susurro.

—Sé que estas en casa. Estás escondida, Allison—La voz ronca de Aaron me hace suspirar.

—¿Qué diablos quieres?—Escucho el timbre de mi casa sonar varias veces—. ¡Deja de tocar el timbre!—Exclamo en voz baja.

—No estoy tocando el timbre—responde inmediatamente.

—Sí, claro.

—Fíjate por la ventana si no me crees, Alli.

—No me llames Alli.

—¿Vas a fijarte?—El timbre vuelve a sonar repetidas veces. Me acerco a la ventana para seguramente ver a Aaron tocar el timbre, pero eso no sucedió. Sin embargo, el timbre sigue sonando varias veces. Me recorre un escalofrío en la espina dorsal.

¿Quién diablos está fuera de mi casa?

—Sorpresa—susurra alguien en mi oído. No me da el tiempo necesario para darme la vuelta, ya que me toma por la boca y me jala hacia atrás.

El timbre deja de sonar.

Antes.

—Él es mío, Alli—Habló Laurie, remarcando el "mío"—. ¿Lo entendiste, niña?

Mi furia sube rápidamente hasta mi puño. Y con ese puño golpeé a Laurie en el rostro. Ella pareció asombrarse cuando la golpeé. Pero luego, observé a la profesora y noté que estaba demasiado cerca.

Observé a los lados para ver los impresionados alumnos que me veían estupefactos por lo sucedido. Y también observé a Aaron. Digamos que no estaba muy contento por lo sucedido. Mejor dicho, él se estaba poniendo de pie.

Asustada, me largué a correr lejos de allí. ¿A dónde? A la salida de emergencia, ubicada al otro lado del comedor. Si tenía demasiada suerte, la profesora no me habrá visto detalladamente y podría pasar desapercibida. Además, podría cambiarme con la ropa que tenía en mi bolso. Infortunadamente, pude oír que unos pasos me seguían. Dí la vuelta unos segundos, y juré que me iba a arrepentir de eso.

 Aunque parezca muy gracioso para ustedes, para mí fue todo lo contrario. 

En esos segundos que dí la vuelta para fijarme quién me seguía, no me dí cuenta hacia donde me dirigía. Y tampoco pensé más porque mi cuerpo golpeó con algo duro, que logró desvanecerme por completo.

Lo último que recuerdo es a Trent correr hacia mí.

 n/a: En el próximo capítulo va a ser "Antes", ya que voy a seguir hasta que llegue al principio del "Ahora" que empezó el capítulo anterior.