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Parte 27: Maquillaje.

—Yo...yo...—Dí una bocanada de aire y hablé—: Deberías irte, no es el momento adecuado.

Él frunció el ceño, y luego se alejó de mí.

—¿Y cuándo es el momento adecuado para ti?—inquirió, con algo de furia.

—No lo sé—admití. Lo que él no sabía era que, en mi caso, no me gustaría la idea de tener mi primera vez normalmente. Debería de ser especial, demasiado especial.

—Bien—respondió, haciéndome volver a la realidad. 

Se dió la vuelta, aún con el ceño fruncido, y se dirigió a la puerta principal. Pude notar que estaba demasiado enfadado por esto, y que no me lo perdonaría tan rápido. Cuando estaba a escasos centímetros de la puerta, tomé su brazo para que deje de caminar. Sin embargo, su reacción no era la que esperaba.

Su mirada se dirigió a mi mano que tomaba su brazo, y luego a mí. Quitó su brazo bruscamente, alejándose de mí de la misma manera.

—Mira, Allison. Si tú piensas que esperaré hasta que estés decidida a hacerlo, sin dudas te estás equivocando. Viven bastantes mujeres ardientes en esta ciudad, por si no sabías—Definitivamente, eso me enfadó. 

—Mira, Aaron. Si tú piensas que esperaré hasta que dejes de ser un idiota de primera, sin dudas te estas equivocando. Viven bastantes hombres ardientes en esta ciudad, por si no sabías—Lo imité, cambiando las palabras. Noté que su cuerpo se tensaba.

—¡Eres una maldita cobarde! ¡¿No entiendes?!—exclamó con furia. 

—¡¿Y tú?! ¡Tú eres un idiota, un estúpido...! ¡Un mentiroso!—Discutí. Arañé mi rostro, intentando disminuir la furia. No funcionó—. ¡AGHHH! 

—¡INMADURA! 

—¡TE ODIO!—Grité con el mayor desprecio que había logrado. Él sonrió amargamente.

—¡¿QUIÉN ES LA MENTIROSA AHORA, GREEN?! ¡TÚ ME AMAS!

—¡YO NO AMO A LOS TRAIDORES!—solté. Al instante me arrepentí de haber dicho eso. Noté que sus puños se cerraban, y que una vena se marcaba en su cuello.

—¡¿NUNCA VAS A ENTENDER QUE YO NO TE TRAICIONÉ?!—Negué varias veces.

—¡NO! ¡TÚ ERES UN MALDITO TRAIDOR, HIJO DE PERRA! ¡TE ODIO!—Y de la nada, sentí su puño golpear fuerte y bruscamente contra mi mejilla. Al instante, un dolor se expandió por toda mi mejilla. Un par de lágrimas se escaparon de mis párpados.

—Yo no he querido...—Escuché su voz, y al instante me tensé. Comencé a negar repentinas veces, mientras sentía que la furia me embargaba. 

Su mano tocaba mi hombro. Sin embargo, ni siquiera se apoyó dos segundos en mi hombro que ya la había quitado.

—Vete de mi casa—susurré, intentando controlar mis emociones.

—Alli...

—¡VETE!

(...)

Observé mi reflejo, pensando en lo que me esperaba hoy en el Instituto. Apenas pasó 1 semana desde ese día y aún tenía la mejilla morada. Sin embargo, y como ustedes deben pensar, he tratado bastantes veces de cubrirme esa marca con maquillaje. Y no funcionó. 

Seguía sola en casa, ya que mi padre seguía en su viaje de negocios. Todo esto de su trabajo me sacaba de mis casillas. ¡Ni siquiera podíamos charlar! ¡Absolutamente nada! 

En mi reflejo podía ver que habían demasiadas lágrimas a punto de escapar. Pero, cuando apenas se escapó una, la corrí con brusquedad.

Me maquillé ligeramente los pómulos y, con los ojos algo vidriosos, me dirigí hacia la puerta principal. Afortunadamente, hoy era viernes.

El bus no tardó en llegar al Instituto, y yo no tardé en salir de él. Como me imaginaba, todos me observaban y cuchicheaban entre ellos. Claro, ya que ese rumor había sido el chisme de todos los tiempos y el más famoso en toda la semana. Qusiera que algún día termine, pero creo que será bastante difícil. 

 —¡Allison!—exclamó una chica frente a mí. Subí la mirada y, al instante, pude reconocerla.

—Hola, Laurie—saludé de mala gana. Si no recuerdan, ella era la chica del viaje al edificio. La que no sabía callarse.

—¿Cómo has estado? He oído que mucha gente habla de ti y... ¿Qué te ha pasado? Al principio creí que...

La interrumpí.

—Estuve normal. Y no, no me ha pasado nada digno de hablar—Ella me observó incrédula.

—¿Segura? Todos dicen que tu ex novio te ha golpeado—habló, observando a los lados. 

—¿Quién inventó ese chisme?—inquirí con interés.

—Todo comenzó cuando uno de los de primer año escuchó a uno de los del grupo de hombres (el grupo de Aaron) charlando con uno que decía haberte golpeado suavemente y que tú lo exageraste colocándote maquillaje para que pareciera un real golpe.

La dejé de escuchar. 

Era hora de confrontarlo.

n/a: Perdón x la tardanza.

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