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Parte 25: El ascensor.


Él arqueó una ceja al oír mis palabras. Comenzó a acercarse a mí y, en un instante, pude oír la voz del profesor; que les preguntaba a todos los alumnos dónde nos encontrábamos. Él también pareció escucharlo y se alejó de mí. Se dirigió hacia la botonera y tocó uno de los interruptores. El ascensor siguió subiendo.

(...)

-De seguro ya nos avisará el profesor-decía Laurie, una chica que había conocido hace unos minutos. Ella estaba en mi clase, y realmente era agradable.

-Eso espero-le respondí.

Ella me observó con algo de inseguridad.

-Hey, Allison, ¿Puedo preguntarte algo?-Asentí.

-Sí, dime.

Su mirada se desvió un par de segundos, pareciendo insegura ante lo que iba a decir. Estaba algo impaciente para que me dijera lo que me iba a preguntar, así que abrí la boca para producir alguna pregunta, pero ella se adelantó:

-¿Tú y él son pareja?-Sus mejillas se ponían de un tono carmesí.

Intenté poner expresión confundida.

-¿A quién te refieres con "él"?-cuestioné, aunque ya me imaginaba de quién hablaba.

Ella comenzó a moverse nerviosa.

-Me refiero a él-señaló a un grupo de hombres. En ese grupo estaba Aaron-. El de ojos azules.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente, como lo hacía al escuchar su nombre.

-¿A...Aaron?-tartamudeé.

Asintió repetidas veces.

-¿Son pareja?-volvió a preguntar.

Ni yo sabía la respuesta a esa pregunta, sinceramente.

-Yo...eh...

-¿Son pareja o no?-insistió.

-N-no.

Y supuse que esa era la verdad, porque si él habría sido mi pareja en ese momento, no se encontraría con sus amigos, en cambio, estaría a mi lado, en vez de que estuviera una chusma que parecía querer sacarme información.

-¿Tú lo deseas?-la observé algo sorprendida.

¿Este tipo de preguntas quería hacerme?

-Oh...uhm... ¿sí?-admití algo confundida.

Ella abrió los ojos como platos.

-¡Sabía que lo deseabas!-exclamó. Un par de personas nos observaron.

Intenté no prestarle atención. Como primer pensamiento, me despedí de ella y me alejé. En mi cabeza se había prendido la lamparita.

Me dirigí hacia un lugar que estaba cerca del grupo de hombres, que se encontraban charlando sobre algo que captaba mi atención. Me acerqué disimuladamente y me escondí detrás de una columna, intentando escuchar.

-¿Y que harás con ella?-fue lo primero que escuché. Me asomé para ver a los demás, y al instante volví a esconderme. Por suerte, nadie me había visto.

-Allison no es muy fácil de caer-cuando escuché mi nombre, me asomé para ver quién había dicho eso. No llegué a ver quién era, ya que todos estaban algo atentos sobre la gente a su alrededor.

Me volví a asomar, intentando ver algo, pero me volví a esconder cuando vi que uno de ellos subió la mirada.

Malditos idiotas.

-Tú no la conoces-respondió una voz ronca y muy familiar. Estaba segura que era la voz de Aaron.

Escuché algunas risas como respuesta.

-Tú estás más que enamorado de ella-se burló otro.

No hubo respuesta, y lo único que pude sentir ante esas palabras fue el fuerte latido de mi corazón.

-Ahora hay que tener cuidado, ¿bien?-oí que todos respondían "de acuerdo".

Me maldije mentalmente por haber llegado tarde para escuchar toda la charla, que al parecer era sobre mí.

Me asomé por última vez para ver a Aaron, pero, de repente, una mano comenzó a sacudir mi hombro.

-¡Allison!-gritó alguien detrás mío. Estaba segura que esa era la voz de Laurie pero, cuando dí la vuelta, no había nadie allí.

Dirigí lentamente mi mirada nuevamente a Aaron y me percaté de que me observaba fijamente. Su ceño estaba fruncido. Con el corazón latiendo a mil por segundo, me alejé de allí antes que los demás me observaran.

Genial, ahora me habían descubierto gracias a Laurie.


Comencé a removerme incómoda, mientras ella charlaba conmigo. Ya se había disculpado por lo que había hecho.

-Creo que estás en problemas, Allison-dijo, observando por encima de mi hombro.

-¿Por qué?-Me observó.

-Tu amigo no te quita la mirada de encima-Ella volvió a dirigir su mirada a el grupo del que estaba hablando. Le seguí la mirada y me encontré con el grupo de hombres, en el que solo me observaba Aaron.

-¿Allison?-oí la voz de Laurie.

La observé.

-¿Sí?

-¿Tú y él han tenido s...?-Sabía a dónde se dirigía esa pregunta. Mis mejillas comenzaron a arder. Sinceramente, no quería responder esa pregunta. Aunque la respuesta era no.

Afortunadamente, pude oír la voz del profesor a través de un micrófono, pidiendo que bajemos al salón principal. Me puse feliz en mi interior.

-Después charlamos-le dije algo nerviosa. No esperé a que respondiera, y me dirigí al ascensor.

Entré con rapidez, sintiendo pasos detrás de mí. Cuando las puertas estaban por cerrarse, Aaron entró. Él no se dirigió a la botonera, sólo me observó fijamente. Mi corazón empezó a latir rápidamente.

Comenzó a dar pasos hacia mí, mientras yo retrocedía. Sentí que chocaba contra la pared del ascensor. Mi respiración estaba acelerada, y mi alborotada mente se había quedado en 0.

Él se acercó a mí, y posó sus manos en mi espalda baja.

-Estabas escuchando-susurró.

-S-sí. T-tú me has visto-Él acarició mi espalda. Pude sentir un hormigueo en esa zona.

-Amo verte de esa manera...-Acercó su rostro al mío.

Tragué saliva dificultosamente, sin despegar los ojos de los suyos.

-¿D..de qué m-manera?

-Nerviosa-rozó sus labios por mi mandíbula. Cerré lentamente los ojos, sintiendo el hormigueo por todo mi cuerpo-, sonrojada-empecé a sentir su aliento en mi cuello, mordiendo lentamente mi piel erizada-, asustada...-subió a mi oreja y mordió el lóbulo. Jadeé en voz baja. Esperaba con ansias que me besara-, y por último...-Abrí los ojos. El azul de sus ojos había oscurecido demasiado, y la cercanía de su cuerpo era peligrosa-. Excitada.

Las puertas del ascensor se cerraron. Pude notar que los ojos de Aaron estaban llenos de deseo, pero también de algo más que no podía descifrar. En ese momento, él se separó de mí y tocó el botón "STOP" del ascensor. El ascensor frenó de repente, dejándonos solos, donde nadie podía encontrarnos por ahora.

Lo observé intimidada, intentando controlar mis desenfrenados nervios. Él se acercó nuevamente a mí y me tomó de la cintura, impidiendo alejarme de su cuerpo. Rápidamente, nos observamos fijamente. El deseo estaba en sus ojos. Sin pensarlo, abrí los labios instintivamente. Él agachó la mirada y, de un instante a otro, me besó.

Él me besaba desesperadamente, con intensidad y velocidad. No me importaba si alguien se percataba de que el ascensor no funcionaba; solo quería estar más cerca de él. Sus labios se movían con tal pasión que me volvían loca. Coloqué mis manos en su cuello, para estar más cerca de él. Sentí como sus manos se movían dentro de mi blusa, rozando por mi espalda y abdomen.

Segundos después, se separó de mis labios. Podía sentir que su respiración estaba agitada, al igual que la mía. En un momento, sentí su respiración en mi cuello. Sus labios comenzaron a succionar en esa zona, mientras sus manos acariciaban mi piel. No tuve tiempo de ahogar un gemido, lo que provocó que sus movimientos sean aún más rápido.

Mis hormonas en ese momento estaban descontroladas a niveles increíbles. De un segundo a otro, lo tomé de las mejillas. Sus ojos oscurecidos me miraron entrecerrados, mientras intentaba controlar su respiración agitada. Yo me encontraba, afortunadamente, decidida por lo que iba a hacer. Me lancé a sus labios sin esperar que él hablara. Le mordí suavemente el labio, notando al instante como un gruñido salía de su garganta.

Sin siquiera separarse de mis labios, comenzó a subir mi blusa de manera desesperada, queriendo deshacerse de todo obstáculo que nos separara. Cuando mi blusa estaba casi por encima de mi sostén, él presionó su cuerpo duro contra mi busto, y acto seguido introdució su lengua en mi boca. Gemí contra sus labios, aferrando mis manos contra su cuello. Él se estaba encargando de tocar cada parte de mi cuerpo.

Algo en mí decía que lo detuviera, pero mis fuerzas eran tan bajas que no podía ni siquiera detenerlo. Aunque en realidad, yo misma no quería detener sus movimientos.

Sentí sus manos tocar la abertura de mi jean, pero por instinto lo detuve instantáneamente. Me separé de sus labios, y sentí sus ojos mirarme fijamente.

-No podemos hacerlo en un ascensor-le susurré insegura.

Frunció el ceño.

-¿Quién prohíbe eso?-preguntó.

-Es algo básico, ¡y además nos van a castigar, idiota!-exclamé en voz baja.

-No me interesa...-Él intentó besarme de nuevo, pero yo corrí el rostro. Soltó un suspiro al instante, separándose de mí y cruzando los brazos-. Bien, pero será mejor que después de clases vengas a mi casa.

-¿P...por qué?-tartamudeé.

-Oh, será mejor que sea una sorpresa.

Sentía mi respiración aún más agitada. Nunca en mi vida nadie había sobrepasado el límite de los besos. Él había sido el primero en tocarme de esa manera tan... placentera, y ansiaba que lo volviera a hacer.

Aaron se dirigió a la botonera nuevamente. El ascensor volvió a moverse.

Cuando el ascensor llegó al salón principal, noté que toda la clase estaba buscándonos. Cuando el ruido del ascensor se oyó, todos dieron la vuelta. Por alguna razón, todos observaban mi blusa.

Esperen...

Observé mi blusa y me percaté de que estaba subida. Mis mejillas comenzaron a arder. No podía creer que no me había dado cuenta de ese detalle. Con las manos temblorosas, bajé rápidamente mi blusa. Sabía que todos tenían una conclusión de por qué habíamos desaparecido, aunque seguramente era más exagerada de lo que realmente habría pasado.

Vi que el profesor se acercaba a nosotros.

-¿Donde han estado en todo este tiempo?-preguntó.

En un ascensor, besándome con el chico a mi lado.

-Sólo... uhm.... estábamos charlando con las personas de aquí-mentí pésimamente. Sabía que el profesor no me había creído.

-¿En serio? Entonces cuéntenos de qué y con quién charlaba-Parecía que el profesor había olvidado a Aaron.

-Estabamos charlando de... uhm...

-Estábamos besándonos en el ascensor, ¿tiene algún problema?-me interrumpió Aaron. La naturalidad con la que dijo eso provocó que me sonrojara.

-Sé más educado...-le susurré a él.

-No parecía que solo se estaban besando-respondió el profesor.

-¿Qué quiere que le diga? ¿Quiere que admita que la hice mía en el puto ascensor?-dijo Aaron, subiendo el tono.

-No es necesario que me suba el tono, solo le he preguntado que han estado haciendo-contestó el profesor, haciendo oídos sordos a las palabras de Aaron que, obviamente, se las decía para molestarlo. Mentalmente, como toda pervertida, deseaba que eso que él dijo hubiera pasado, pero fui tan idiota de abrir la bocota para detener sus movimientos.

-¡Estábamos haciéndolo!-exclamó. Mis mejillas ardieron aún más-. ¿Contento?

-No se puede tener relaciones sexuales en cualquier lado, Cleveland- Y eso ya lo debe tener por sabido-avisó el profesor.

-¡¿Y quién mierda ha dicho que no puedo tener sexo con ella?! ¡¿Usted?!-explotó.

No exageres, Aaron, pensé.

-Mire... será mejor que esto no se repita nuevamente o habrá consecuencias-amenazó el profesor. Con eso, se dirigió a la puerta principal-. Al bus, clase.

-Hijo de perra-murmuró él, caminando detrás de la clase.

Lo seguí y, antes de que él se percatara de que lo seguía, le pregunté:

-¿Por qué has dicho eso?

Él se giró hacia mí, con el ceño fruncido.

-¿He dicho qué?-preguntó enfadado.

¿Y ahora que le pasaba?

-Has dicho que hemos tenido relaciones, cuando solo nos hemos besado...-hablé rápidamente. Él se dirigió hacia mí. Mi corazón volvió a acelerarse-. Yo...uhm...

-Shh-susurró cuando estaba lo suficiente cerca de mí. Su ceño seguía algo fruncido-. ¿Sabes lo que amo hacer?-Negué-. Amo anticipar los hechos, nena.

Mi boca se abrió en forma de ¨O¨.

Sin perder el tiempo, colocó una de sus manos sobre mi mejilla, acariciando ésta. No me dejó siquiera reaccionar, que me dio un beso lento en los labios, de esos que nunca me había dado. Me sentí en las nubes con sus labios junto a los míos, aunque sabía que más tarde iba a estar más que en las nubes, según lo que me había dicho.

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