Parte 21: Castigo y viaje.
La persona que menos quería que apareciera estaba frente a mí.
La maldita directora.
Intenté ponerme de pie pero, al intentarlo, caí nuevamente. Me había olvidado que Aaron me tomaba de la cintura. No me soltaba.
—Guárdense sus hormonas para luego de clases—dijo la directora, frunciendo levemente el ceño—. No es necesario que hagan una escena romántica en el comedor.
Él soltó mi cintura y yo me corrí para terminar sentada en el suelo, al igual que él.
—Pónganse de pie—ordenó la directora.
Los dos nos pusimos de pie. La directora nos observó por varios segundos, como si estuviera pensando qué decirnos. Cuando por fin nos dejó de observar, mientras acomodaba sus gafas, susurró:
—Será mejor que no vuelva a ver una escena de este tipo o los castigaré luego del viaje—avisó, mientras se acercaba hacia nosotros—. Será mejor que no le digan a mi esposo que los he dejado sin castigo.
Mi boca se abrió en forma de ¨O¨.
—¿El director es su esposo?—pregunté incrédula.
—¿Nunca te preguntaste por qué hay dos directores?—respondió con tono de pregunta.
Asentí.
—Bien, será mejor que no le digan—se acomodó las gafas y se alejó de nosotros, aclarando su garganta—. Los quiero ahora en el bus, al igual que todos.
Todos los que teníamos alrededor se dirigieron a la puerta de la salida del comedor, mientras charlaban sin parar. Un suspiro salió de mi boca y, sin esperar más tiempo, caminé detrás de los demás.
(...)
Luego de muchas horas aburridas, todos nos bajamos del bus. Por fin habíamos llegado, luego de tanto viaje. El lugar en el que nos encontrábamos eran unas cabañas en la playa. Desgraciadamente, la directora nos había dicho con quién compartiríamos la cabaña. Las compartía con Aaron, Cloe y Trent, que pensaba que ellos no concordaban en estar juntos.
Por la noche caminé hacia el lago, para luego sentarme. Estaba disfrutando la vista, mientras pensaba sobre cada detalle de mi vida. Aquí se podía pensar con tranquilidad y, además, el ruido de las olas me tranquilizaba aún más.
—Hola—susurró una voz masculina, mientras veía que se sentaba al lado mío.
Lo observé con detenimiento. La luz de la luna lo convertía en un chico irresistible, aunque ya lo fuera. Una versión muy sexy de Trent.
—Hola...—repetí, agregando mi toque de nerviosismo.
Ahora no sabía que decirle. Los siguientes minutos fueron demasiado incómodos. Desgraciadamente, se notaba que él tampoco sabía de que hablar. Le sonreí tímidamente.
—¿Cómo has estado?—preguntó, rompiendo el muy incómodo silencio.
—Tengo que ser sincera—tragué saliva y agregué—: Demasiado mal.
—¿Tan mal?—asentí—. ¿Problemas de familia?
—Sí, demasiados problemas.
—Si es que tus padres se separaron, no olvides que estaré aquí—sonrió—-. Igual he oído que tienes una hermana gemela, puedes hablar con ella.
Negué con la cabeza, sintiendo el nudo en mi garganta.
—No puedo pedirles ayuda, Trent.
—¿Por qué?—preguntó, con cierto toque de interés.
—Mi madre y mi hermana fallecieron—tragué saliva, intentando quitar el nudo de mi garganta—. No se puede resolver.
—No debí preguntar, lo siento—susurró arrepentido.
Asentí.
—No hay problema...—sentía que una lágrima rodaba en mi mejilla—. E-ellas nunca v-volveran y no p-podré...
El nudo de mi garganta subió, impidiéndome que siga la oración. Las lágrimas comenzaron a caer en mis mejillas. Sin esperar un segundo más, él me abrazó. Acurruqué mi cabeza en su cuello, abrazándolo con demasiada intensidad. Sollozaba sin parar, acurrucándome más en su cuello. Él dejó de abrazarme. Lo observé, alejándome de él. Sus ojos estaban brillantes, observándome con intensidad. Se acercó a mí y, de un segundo a otro, me besó.
No fue el típico beso duradero pero, sinceramente, amé cada detalle del beso. Sus labios se movían al compás de los míos, pero con suavidad. Fue lento y dulce, como si estuviéramos saboreando los labios del otro. Él se separó de mí, sonriéndome de una manera tierna. Sentía que mi corazón se salía de mi cuerpo. Me puse de pie, al igual que él. Crucé mis brazos y moví mis manos lentamente, demostrando que tenía algo de frío. Él se acercó a mí, como si fuera a besarme nuevamente.
—Es muy tarde—interrumpí, evitando que me besara—. Debemos volver a la cabaña.
Él asintió y empezó a caminar por delante mío, sin esperar que lo alcanzara. Al instante, pude ver que alguien nos observaba desde cerca. Estaba escondido y, según lo que podía ver, era una silueta masculina. Al percatarse de que lo observaba, desapareció en las oscuridad. Él se dirigía a las cabañas. Volví mi vista al frente y ví que Trent ya se había sido. Observé a los lados y la sombra que hace segundos se dirigía a las cabañas, además de que nos había estado espiando, se dirigía a mí.
**************
Perdón por el atraso. Cuando pueda, haré lo posible para recompensarlas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro