Mis ojos se desplazaron incómodamente por el comedor, sintiendo un dolor extraño en el estómago. Estaba segura de que esa comida me había hecho mal.

–Y claro, está bien que quiera tomar un examen, pero estando en el primer mes es una locu...

—Trent—lo interrumpí en un hilo de voz—Debo irme... No me siento muy bien—Me levanté de mi silla con esfuerzo, sintiendo la bilis en mi garganta. Agarré mi mochila.

—Cuidate, Ali. Avísame cuando llegues—Su voz preocupada y la sonrisita dulce que me dedicó me estremeció el corazón. Y, mientras me iba, él no fue capaz de salir de mi mente.

💕

Salí del Instituto, sintiéndome aún fatal. Mi cabeza estaba en llamas, tenía unas fuertes ganas de vomitar y apenas me mantenía de pie. Caminaba a pasos torpes del Instituto habiendo encontrado afortunadamente los escalones para apoyar mi mareado cuerpo. Estaba a punto de explotar. Trataba de respirar un poco, pero nada sucedía. Seguía mareada.

Me levanté rápidamente al sentir que estaba a punto de vomitar. Desgraciadamente no llegué, y fui dejando un camino de vómito que empezaba desde los escalones del Instituto hasta a lo que antes se podría llamar jardín. Me sentía un asco por fuera y dentro. Y, para empeorarlo, miré el reloj. Sólo quedaba segundos para el final de las clases, y para también mi humillación extrema. Entonces, empecé a acelerar el paso con miedo. Varias punzadas pinchaban mi cuerpo, debilitándome.

Diablos.

Empecé a caminar como pude, escuchando el timbre detrás mío.

MIerda...

Oí varios pasos y voces de alumnos detrás mío.

MIErda.

Y, al correr con más rapidez, tropecé con una baldosa mal instalada.

¡MIERDA!

Al tratar de levantarme, todo el Instituto salió. Instantaneámente, n par me vio, observó el caminito de vómito que justo llegaba a donde me encontraba y se largaron a reír. Gran parte de los hombres reían, mientras las mujeres hacían muecas de asco y cuchicheaban obviamente de mí; pero alguien no se reía, sólo me miraba seriamente.

Se encontraba a metros de mí, y sólo con verlo no lo pude creer. Empezó a caminar en rumbo a donde me encontraba con pasos firmes y el ceño fruncido. ¿Qué hace viniendo hacia aquí? ¿Por qué me estaba mirando?

Me levanté velozmente y empezé a correr. No lo quería cerca. Mientras corría, trataba de ser cuidadosa ante cualquier detalle que pudiera hacerme caer. Mi estómago seguía torturándome, pero me sentía obligada a correr. A escapar de él y sus mosqueteros.

Di la vuelta, percatándome de que estaba cada vez más cerca de mí. Entonces, empecé a correr lo más rápido que podía, lo que logró como resultado que él empezara a correr.

No sabía si lo estaba logrando, si él estaba detras mío burlandose de mi manera de correr tan lenta pero seguí hasta que simplemente ya no podía, estaba totalmente sudada. Y en ese momento, me agarraron de la muñeca y me llevaron bruscamente para un estacionamiento.

—¡¿Qué quieres, Cleveland?!—grité con las lágrimas amenazando por salir.

—Vendrás conmigo—respondió.

—¡NO!—Comencé a retorcerme, intentando soltarme de su agarre—. ¡¡Suéltame!!

—No te pedí opinión.

—¡NO ME IMPORTA!—Me solté de su agarre y empecé a correr, deseando escapar de esta extraña versión de Cleveland.

Finalmente, cuando ya no sentía pasos detras de mí, volví al paso normal. Sin embargo, apenas 5 segundos después sentí que alguien se lanzaba encima mío, haciendo que casi impactara contra el cemento. Si es que no hubiera puesto su mano.

Él me agarró, haciendo que no pueda reaccionar ni decir nada. Me cargó, llevándome hacia un Fluence* negro que estaba a pocos metros de donde nos encontrabamos.

(...)

No quería hacer el mínimo movimiento, él me daba miedo. Estaba atrapada, ya no tenía salida. Él solo miraba por el espejo retrovisor por si trataba de escapar pero no, no lo haría. Tambien estabamos en el medio de la nada. No sabía donde estaba ni cómo volver, solo creía saber a dónde nos dirigíamos. 

Este tipo era un enfermo.

Iba a la máxima velocidad, ese viaje era muy largo y en lugares como este, es mejor ir a esa velocidad.

(...) 

Frenó frente a ese lugar donde yacían tantos recuerdos. Estaba en el medio de la nada, solo vivían personas a más de 100 km de aquí. Todo lo que estaba alrededor eran árboles. 

Abrió la puerta de atrás, me cargó y fue en camino a ese lugar. 

Ya había anochecido, solo se escuchaba el ruido de los peces de un lago que se encontraba a unos metros de allí. Fuí llevada a ese lugar, a nuestro antiguo lugar.

Subió y me dejó sobre la madera. El lugar tenía imágenes de nosotros, de nuestra infancia. Seguían estando los mismos juguetes por los que peleabamos cuando éramos niños, los que alguna vez fueron nuevos y coloridos. Cerró la puerta y me miró, tenía ojeras y una cicatriz en el rostro.

—¿P-para qué me traes aquí?—pregunté entre sollozos. Nuestro refugio solo tenía miles de recuerdos, los juguetes estaban destrozados, todo lo del pasado estaba hecho cenizas.

—Tengo que hablar contigo—respondió mirándome fijamente.

—D-decides desaparecer y ahora...—traté de parar de llorar, pero no lo logré—y a-ahora vienes para hablar conmigo—miré a la madera. Estaba húmeda por mis lágrimas, todavía estaba un tablón de madera salido por un juego de la infancia.

—Es importante, y tú—me señaló—, no querías volver a verme, lo dijiste en el funeral—subí la mirada y vi sus ojos brillosos, estaba aguantando no llorar. Tenía razón, luego del accidente nunca quise volver a verlo. Solo dije que era su culpa y que nunca más apareciera en mi vida.

—¿Qué q-quieres?—pregunté, así no admitir nada.

—Te traje aquí para pedirte disculpas—respondió levantando suavemente mi rostro. Al sentir su tacto, una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo. Todo los años que me han costado olvidarme de él y, en segundos, no valieron la pena.

—¿Y e-en qué te beneficia e-eso a ti?

—En una sola cosa—respondió algo inseguro.

—¿E-en qué?

—En volver contigo.

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HOLI! Perdón por tardar tanto , tenía flojera. Pero aquí está! Escribí todo el cápitulo hoy por mi desesperada inspiración que apareció como una ráfaga.

Me encantó su refugio (multimedia) 

* Fluence : Un auto marca Renault, en venta desde el año 2012.