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último

Tiene la respiración lenta, su rostro luce relajado. Las palmas de sus manos están unidas debajo de su mejilla. Harry le observa dormir, le gusta ver a Louis así, es el único momento donde se ve sereno. Está cansado, Louis también lo está. Son las 3am, acepta que está emocionado. A las 8 irían por Alex, al fin regresaría con ellos. Ya todo estaba arreglado, el trabajo que tenía Louis ahora les ayudó, además de que Harry confirmó que estaban en una relación, eso hacía al castaño parecer más "estable" ante la juez. Porque tiene el apoyo de una pareja para el cuidado del niño. Harry aún no le ha pedido a Louis que sea su novio oficial, y no sabe si es necesario. Porque él y Louis hacen todo lo que una pareja, incluso duermen juntos. Lo que sí, está planeando decirle al ojiazul que se mudara con él de manera definitiva. No sabe si es muy pronto o no, realmente no le importa. Sabe que quiere a Louis a su lado a todo momento. Quiere despertar y tenerlo ahí, desearle buenos días con un beso. A la hora de dormir también, quiere que sea la última cosa que vea antes de caer profundamente dormido.

—¿No crees que es raro que me veas dormir? —Louis pregunta, con los ojos cerrados. Está copiando la pregunta que Harry le hizo días atrás.

—No. A menos que quiera asesinarte o sea un pervertido —le sigue el juego.

—Mmm, lo de asesino no, pero pervertido...

—Idiota —susurra divertido.

Louis abre sus ojos. Sus orbes azules resplandecen y parecen iluminar toda la habitación. Da un bostezo largo, tapando sus labios con la mano. Rasca su nariz y sonríe.

—¿Por qué no duermes? ¿No estás cansado?

Harry mueve su cabeza un poco, luego sonríe divertido.

—Al parecer tú si estás cansando.

—Te contestaria pero eso sólo elevaría más tu ego, si es posible.

—¿Estás feliz de tener a Alex de vuelta?

La sonrisa de Louis se agranda, haciendo sus ojos pequeños, reluciendo sus dientes enfilados.

—Mucho. Extraño dormir con mi lorito. Estoy muy feliz. Tanta emoción me dio sueño —dice. Abraza la almohada y se acomoda para retomar su sueño.

—Eres un flojo.

Abre un ojo y mira a Harry.

—Me dejaste cansado.

Lo último que escucha antes de dormir es la ronca risa de Harry, con sus brazos rodeándolo y sus labios besando su tibia frente.

×××

Han pasado cuatro meses ya. Louis ha estado en casa de Harry durante ese tiempo. Nunca han acordado vivir juntos, pero no hace falta. Harry nunca le pidió que se quedara un tiempo ahí, se suponía que iba a ser un semana nada más después de que Alex volviera, y de esa semana se iba alargado a otra y otra, hasta llegar a hoy.

Alexander y Nicolás están sentados en el piso, con almohadas debajo de sus traseros. El niño mayor le explica su tarea a Alex para ver si le podía ayudar en algo, está a punto de terminar el curso escolar y pronto vendrán las vacaciones. Harry está planeando llevarlos a California, para disfrutar del sol y la playa. Aunque para eso tendrían que hacer varios trámites para sacar los pasaportes, ya después verían por eso.

Louis sigue "trabajando" con Harry. En realidad sólo va ahí, pasan dos horas, se besan un poco y Harry dice que en realidad no lo necesitaba ahí por trabajo, pero si quería se podía quedar. Louis rodaba los ojos, se sentía mal porque le pagaban por nada. Se encogía de hombros, a veces volvía a casa y le enseñaba unas lecciones a Alex u otras era muy perezoso para volver y practicaba con su hijo ahí mismo.

Están esperando a Harry para cenar, pero se está tardando bastante. Dijo que pasaría a casa de su madre porque tenía semanas sin verla. Pasa la mano por su vientre y tuerce la boca. Aún no le han dicho nada a Anne por miedo a como reaccionaría. Des tampoco ha aparecido, no saben nada de él.

—Papá, me siento mal —Alex habla, interrumpiendo sus pensamientos. Se está tocando la frente, comprobando por él mismo su alta temperatura.

Lleva días algo enfermo, el clima ha estado como loco y eso afecta al niño. Alex se sorbe los mocos, después estornuda. Sus ojos están rojos y llorosos.

—Sube a la cama, lorito. Te llevaré el jarabe.

Alex se para lentamente, pidiéndole perdón a Nic por no poder ayudarle. El de rizos dice que no importa, para la próxima será. Alexander besa su mejilla y corre a la habitación que a veces comparte con él.

—Nic, se está haciendo tarde. ¿Por qué no tomas una ducha? O te resfriarás como Alex.

—Sí, voy -cierra su libreta y corre escaleras arriba.

Harry llega una hora después con una bolsa de super colgando entre sus dedos, compró un poco de leche de sabores para los niños. Todo estaba callado, sólo la televisión sonaba y su hijo la miraba.

—Hola, pa.

—Hola, cariño. ¿Y Louis? —camina a su hijo y besa su rizos frescos.

—Está con Alex, se siente mal. Creo que tiene temperatura.

—Oh, dejémoslos entonces. Ven, te daré de cenar.

Van a la cocina, Harry le sirve un plato de cereal con leche a su hijo y él se prepara un sándwich.

—Papá.

—Dime, Nic.

Se rasca detrás de la oreja, antes de preguntar:

—¿Vas a tener un bebé con Louis?

Harry frunce el ceño y asiente.

—¿Eso lo convierte en mi otro papá?

—¿Quieres que sea tu papá?

Nic abre los ojos, asintiendo feliz con la boca manchada.

—Ahora, ¿me ayudas con mi tarea? —Harry le dice que si- tengo que escribir un poco sobre mi vida, pero no sé como poner que tengo tres papás y una mamá. ¿Eso es raro?

Harry niega divertido. Le dice que traiga sus cosas para empezar pronto, porque se hace tarde y había clases al día siguiente. Ayuda a su hijo con todo, era hacer una pequeña autobiografía, lo más resumida posible. Cuando terminan la tarea, también han terminado de cenar. Nic se despide de su papá con un beso en la mejilla. Harry se queda ahí, necesita revisar unos papeles. Ya faltaba poco para abrir uno de los nuevos restaurantes y no niega que está emocionado.

Oye unos pasos acercarse, alza la vista y Louis entra por el umbral. En su mano lleva un bote de jarabe y en la otranun vaso vacío. En esos meses ha ganado un poco de peso, la dieta ha servido bastante. Sus piernas lucen llenas, al igual que sus mejilas. Incluso su abdomen ha empezado a incharse, y no precisamente por el bebé.

—¿Cómo sigue Alex? —Harry pregunta, palmeando su regazo. Louis se sienta ahí, meciendo sus pies que apenas y rozan el suelo.

—Tiene calentura, le di el jarabe y le puse paños de agua fría en la frente, parece que le está bajando.

—Espero que así sea —besa la sien de Louis.

Louis se recarga en Harry, apoyando su cabeza en el hueco entre su cuello y hombro, gracias a Dios no hay cabellos que le estorben ya que Harry lo tiene atado a un chongo alto.

—¿Cómo te fue con tu mamá? —su voz suena calmada, algo cansada. Harry se remueve un poco nervioso debajo de él.

—Gemma estaba ahí. Intenté hacer las paces con ella, me dijo que no volvería a hablarme hasta que te dejara. Mamá la regañó diciendo que estaba mal, que debía aceptar que yo te quiero y que estoy contigo, así como ella lo ha hecho. Después le gritó a mamá y se fue. En fin. Estuvo bien, creo.

—Lamento que tu hermana no te hable por mi culpa.

—No es tu culpa. Es ella quien no acepta y supera.

—Harry... ¿Cuándo será el día que me digas que hacer en la oficina? Me siento inútil y me aburro.

Harry rueda los ojos. Si a él le dijeran que le pagarían y no tendría que hacer nada sería feliz, el trabajo perfecto.

—Si quieres desde mañana empiezo. No quería darte órdenes, pensé que te ofenderías.

—Me ofende más estar sentado haciendo nada. Además, se supone que es mi trabajo.

Al día siguiente, todos se levantan temprano, incluído Alex quien parece estar mejor. Durante el desayuno no dejó de parlotear sobre cosas sin sentido, como un verdadero lorito. Dejaron a Nic en la escuela, se despidió de todos con un beso en la mejilla. Harry condujo hasta el edificio de su oficina, ahí los tres bajaron.

—Dijiste que hoy me pondrías a hacer algo —se queja Louis, jugando con el borrador de colores de Alex.

—Bueno, si quieres puedes... ir por café de... la cafetería más lejana que conozcas.

—¿Tan lejos? Eso es abuso de poder —se para, tomando el dinero que Harry le ofrece.

—No te lleves a Alex.

Le mira con el ceño fruncido y ojos entrecerrados, termina por encogerse de hombros.

—No tardo, lorito, volveré pronto —besa la cabeza de su hijo que está acostando de panza en el sillón, jugando algo en el celular de Harry.

—Okay, papá.

Louis camina a la puerta y la abre.

—¿Para mi no hay beso? —Harry pregunta desde su silla, con una sonrisa pícara.

Louis le sonríe sarcástico y le saca el dedo del medio. Cierra la puerta y se va, oyendo como Harry se suelta a reír, él también lo hace mientras se dirige al elevador.

—Hey, Alex. Psst, ven aquí.

Alexander corre a donde Harry está, se sube a sus piernas sin pedir permiso, pero al mayor no le molesta.

—Tenemos que hablar de algo.

Ser acerca al oído del niño y le habla en susurros, él abre la boca en grande y se tapa los labios con sus manitas.

—¿Vas a ser mi otro papá?

—Puede ser. Pero necesito que me ayudes con algo.

Alex asiente y escucha atentamente lo que Harry le dice.

×××

Arregla su camisa recién planchada, es la primera vez en semanas que está en su departamento. Alexander está en casa de la madre de Harry. Le dijo que hoy pasaría por él e irían a cenar a un lugar especial.

Se mira al espejo, arreglando su cabello y la curiosidad le mata. Alza su camisa, parandose de perfil. Observa su estómago que está apenas hinchando, según el doctor tiene poco más de tres meses. Acaricia su vientre y sonríe. Admira un poco más desde diferentes ángulos hasta que recuerda que pronto Harry llegará. Justo cuando terminó de cepillarse los dientes el claxón ya conocido por Louis sonó.

Bajó a trotes las escaleras. Harry le esperaba con la espalda contra su auto, mirando algo en sus uñas y tarareándo alguna canción.

—¡Ahhh! —grita Louis al verlo y Harry se asusta.

—¡¿Estás bien?! ¿¡Es el bebé?! —él de igual manera grita.

Louis niega con la cabeza. Acerca una mano a la cabeza de Harry y le acaricia el cabello.

—¿Cómo pasó esto?

—Oh, ¿te gusta? Me hace lucir sexy, ¿no crees? —dice con coquetería, codeando un costado de Louis.

—Mierda, si. Pero... tu cabello se ha ido, ¿Qué jalaré ahora cuando tenga un orgasmo? —hace un puchero falso.

Harry patea el suelo y truena los dedos, negando con la cabeza. —¿Cómo no pensé eso antes?, pero no te preocupes, todavía arriba es más largo, mira —tira de su cabello.

Louis ríe y se acerca a Harry para besarlo. El mayor enrrosca sus brazos alredor de Louis, lo acerca y siente su pequeño vientre chocar contra el suyo. Sonríe entre el beso y pasa una mano por ahí.

—Vamos, te llevaré a que veas algo.

Apenas son las 6 pm, el cielo es naranja, salpicado con manchones morados y el sol comienza a desperdirse, dándole la bienvenida bienvenida la Luna. Suben al auto, Harry conduce hasta una de las salidas de Londres. El viaje tarda a lo mucho media hora. No fue nada aburrido, durante ese tiempo habló con Harry de diversas cosas y sobre su próxima visita para ver al bebé. Harry quería un niño, otro. En cambio Louis prefería una niña, decía que niños ya habían muchos -el realidad sólo dos pero según el son suficientes.

Harry estaciona frente a un lugar que está todo apagado. Louis no dice nada, aún así baja del auto lentamente. De su bolsillo, el rizado saca unas llaves y las mete dentro de la cerradura. Abre y camina dentro, con su celular ilumina su camino, llega al interruptor de las luces y las prende.

El lugar se ilumina, revelando varias mesas escoradas de manera estratégica y ordenada. Todo se ve muy elegante, el piso es de madera oscura y suena debajo de las botas de Harry.

—¿Te gusta? —el rizado tiene los brazos extendidos.

—Joder, sí. Es increíble. ¿Es el restaurante nuevo en el que estabas trabajando?

—Correcto, y adivina qué...

Louis se encoge de hombros sin saber qué.

—Es tuyo —le tendió las llaves.

Lo miró con los ojos llorosos y negó la cabeza.

—Harry... yo-no...

—Vamos, es todo tuyo —meneó las llaves entre sus dedos, sonriendo.

Corrió hasta el y le abrazo. Apretó sus cuerpos juntos hasta que sintió que no podían respirar. Llenó su rostro de besos fugaces. Harry le tomó la mano, guiándolo a la mesa del centro. Era la única arreglada con un vela en el centro y los platos de cerámica ahí, vacíos.

Corrió una silla para atrás, ofreciéndole asiento a Louis. Un poco conmocionado y lagrimeante, se sentó. Harry tomó asiento justo frente a él.

—Buenas noches, mi nombre es Mark y seré su mesero ésta noche.

Habló alguien a su costado. Louis tapó su cara y sollozó inaudible. Podría reconocer esa voz donde sea.

—Papá —susurró, parándose para abrazarlo.

El hombre le abrazó fuerte, arrullándolo entre sus brazos.

—¿Cuándo saliste?

—Ayer —contestó Harry—. Yo fui por él. Tu celular sonaba pero estabas dormido, así que contesté y me avisaron que tu padre estaba libre. Le ofrecí trabajo -se encogió de hombros, simple.

—Gracias —dice Louis entre lágrimas y sonrisas hacia Harry.

—Un placer, bebé. Ahora, siéntate, tenemos que cenar.

El padre de Louis vuelve a la cocina, sale de ella con un carrito donde lleva todas las cosas que servirá. Sirve vino en la copa de Harry y jugo de uva en la de Louis, rueda los ojos pero no se queja, sabe que no puede beber. Mark pone en sus platos un poco de pollo a la plancha, y pasta con crema, elotes y brócoli, acompañado de pequeños panecitos de ajo. Cuando su papá se va, levanta las esquinas de sus labios en una sonrisa.

—Harry... ¿era necesario lo del restaurant, no crees que es como, mucho?

El rizado niega, confiado.

—Está bien, vas a tener a un bebé mío, yo también te quiero dar algo.

—¿Estás comparando a nuestro hijo? —alza una ceja, divertido. Ama ver a Harry nervioso, enrrendándose con su propia lengua para darle una explicación.

—¡No, eso jamás! Sólo...

—Está bien, Harry. Lo entiendo y te lo agradezco pero, siento que es mucho. Además no sé como manejarlo.

—Aprenderás. Además, es de mala educación no aceptar los regalos de los demás.

Comen entre risas y bromas estúpidas de parte de Louis hacia Harry con respecto a su cabello.

Harry toma su copa de vino de un trago entero, mientras Louis le observa. Necesito un poco de valor, se dice él mismo.

—Louis... —comienza y el castaño pone toda su atención en él— no sé como empezar esto. Creo que por cómo me siento. Desde que te conocí supe que serías especial y diferente. Derrochabas alegría y bondad a pesar de tener bastantes problemas, eras-eres amable con la gente que incluso no lo merece, eso te hace increíble. Me encanta que seas así, amo que brindes apoyo a los demás y entiendes demasiado bien los problemas. Te preocupas por alguien antes que por ti, por ejemplo Alex, incluso Nic. Tú si aprendes de tus errores y es maravilloso.

》Louis, si me pusiera a enumerar las mil y un cosas que me hicieron enamorar de ti, jamás terminaría. Te amo con todo y tus defectos porque ellos te hacen único e inigualable. Quiero que siempre estés comigo y que nunca cambies. Que pasen los años y que sigas siendo el mismo Louis que conocí en el parque con su lorito, el mismo al que amo. Por eso...

—No —dijo inaudible, Louis, sabiendo lo que vendría.

Harry se paró de la silla, caminó hasta alado de Louis y se arrodilló, sacando una caja negra aterciopelada un poco más grande de lo común.

—Tal vez pienses que es muy rápido, que necesitamos más tiempo pero ¿para que esperar más sin ya te tengo conmigo? Por favor, Louis. ¿Me harías en gran honor de casarte conmigo, ser mi esposo, y compartir una vida a mi lado y al de nuestros hijos? ¿de despertar conmigo todas las mañanas y dormirte a mi lado cada noche?

Abre la cajita y dentro descansa una pulsera de color blanco, gruesa, trenzada a la perfección con unas cuentas plateadas de cristal brillantes. Los labios de Louis se abren grandemente y sin evitarlo, jadea.

—Alex me ayudó a hacerla —revela Harry, con las mejillas rojas.

Se pone de pie, al igual que Louis, quien no se cree esto todavía.

Abre su boca, mueve los labios pero no sale nada de ellos. Sólo reacciona a abrazarse del gran cuerpo de Harry. Cuando se aleja, extiende su brazo.

Entre lágrimas, Harry ata la pulsera en su delgada muñeca, la cual está llena de unas cuantas más, pero la blancura de ésta resalta. Al terminar de ajustarla bien, besa los labios de Louis. Sintiendo el sabor de sus saladas lágrimas.

—No me contestaste —hace un puchero, Louis lo muerde y ríe.

—Acepto —toma sus labios en un beso, colando su lengua.

—No creas que me olvidé del anillo —rebusca entre sus bolsillos y lo saca.

Es delgado, de color plata y totalmente liso. Sabe que a Louis le gustan las cosas sencillas. Lo pone en el dedo indicado y le sonríe.

—Te amo —sueltan al mismo tiempo, ríen un poco, rozando sus narices levemente y se besan.

Fin.






me las imagino como:

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