Capítulo 05
El viento es fuerte y hace un ruido afuera. El cielo está encapotado por nubes grises, al parecer llovería. Todos usan grandes suéteres para cubrirse del clima bajo, guardar un poco de calor y sentirse cómodos mientras realizan sus actividades diarias. De todas formas, eso no impedía a la gente sentirse contenta y serena. Bocinas de autos suenan al exterior de la casa, indicando que a ellos no les importaba el frío viento que hacía y seguían con sus vidas normales.
No hay nada mejor que tomar un chocolate caliente cuando hace frío en un día como hoy.
Lisa da un sorbo a la taza y suspira, cerrando sus ojos. El sabor parece rozar todas y cada una de sus papilas gustativas, sabía delicioso aunque quemaba ligeramente. Lleva un buen tiempo sin tomar algo así. Jennie está preparando los waffles para el desayuno y Wooyoung no puede esperar más. Su pancita suena fuerte. Tiene hambre. Lo único que cenó la noche pasada fue un vaso de leche blanca.
La castaña pasó por ellos para ir a desayunar a su casa. Jennie había ido temprano a su oficina, atendió todos sus mandados, hizo un par de llamadas a proveedores y de ahí fue por Wooyoung y Lisa. Es un poco tarde para un desayuno pero está bien para los tres, ya que ninguno ha comido nada.
—¿Quieres ponerle algo especial, Woo? —Kim pone el plato con dos waffles frente al niño y él pide leche condensada.
La mayor baña un waffle de la leche y en el otro simplemente escribe el nombre del niño. El ríe encantado por eso. Sirve otros dos a Lisa y ella se pone tres en plato. La rubia come demasiado lento a comparación de su hijo y Jennie. Pareciera que alguien se los iba a quitar o era el fin del mundo. Wooyoung termina de comer y Lisa le dice que puede ver la televisión pero que antes se lavara las manos y la boca.
Jennie ha terminado de comer y ella apenas va por el segundo. Corta lentamente cada pedazo con sus cubiertos, se los lleva a la boca y mastica calmadamente. Estaban muy buenos, la coreana le había puesto un montón de cosas como leche condensada, nutella, chocolate amargo, hasta fresas. Jennie si que sabía cocinar, pero aún con todo y el sabor buenísimo, no podía comer, no sentía tanta hambre.
—Estás preocupada. ¿Pasa algo con Wooyoung?
Lisa trata de sonreír para ella y niega con la cabeza.
—Todo está bien, sólo no tengo mucha hambre —miente.
Lo de Jisoo no deja de girarle por la cabeza. No sabe que pensar o esperar. No sabía si esa mujer hablaba en serio sobre la visita que seguridad infantil, tal vez era una mentira para que se mantuviera lejos de Jennie.
—Puedes decirme lo que sea.
Vuelve a sonreír, cansada. Aleja su plato a medio comer y bebe su vaso de agua. No quería atormentar a Jennie con sus problemas pero necesitaba hablar con alguien. Aún así, niega con la cabeza y dice que está bien.
—El lunes hay visitas en el colegio de Jeongin. O sea, niños van un día para ver como se trabaja y ver si la escuela les agrada. Tal vez Wooyoung podría ir.
—Jennie, es un colegio privado. No tengo para comprar una cajita feliz a mi hijo. ¿Cómo piensas que pagaré eso?
—Yo podría hacerlo. No me molesta. Además dijiste que él quiere ir a la escuela. Tiene 6 y sabe lo que un niño de su edad debe saber. Así que posiblemente lo acepten en segundo año éste curso que viene.
—No, Jennie. Déjalo así. El día que decidas irte, ¿qué va a pasar? Wooyoung llorará porque tendrá que dejar la escuela y yo no podré pagarla nunca.
—¿Por qué razón me iría? —achica los ojos, inspeccionando a Lisa.
Se encoge de hombros.
—¿Por qué razón te quedarías?
Jennie ríe y niega la cabeza sin poder creerlo. ¿En serio estaban teniendo ésta platica?
—Joder, Lisa. Me quedaría por la misma razón por la que estoy ahora contigo. Porque me gustas y quiero estar contigo. Me gusta ayudarte y a Woo también.
La menor restriega sus ojos y guarda su cara en sus manos. Está sonriendo como una idiota. Su mente le decía que no se ilusionara, que nadie se quiere quedar con ella. Y su corazón se emocionaba y bailaba de emoción.
Jennie la abraza, pegándola a su pecho y le besa la cabeza repetidas veces.
—No me voy a ir, Lisa. Aquí estoy y aquí estaré —su tono de voz es grave y suave a la vez.
[...]
Wooyoung asiste a la visita el lunes. Estaba emocionado de ir, pero aún así Lisa le advirtió que nada era seguro. Eso no bajó el ánimo del niño. Estaba vestido con un pantalón de mezclilla oscura, camisa a cuadros y unas botitas. Su cabello está amarrado en una pequeña cola a lo alto de su cabeza. Lisa chilla cuando ve a su bebé, está guapísimo.
Toma un par de fotos en su celular viejo y él se queja diciendo que ha tomado suficientes. Recordándole que sólo está yendo de visita, que no es su primer día formal.
—Que amargado —dijo Lisa—. Estoy practicando para ese posible día.
La rubia se cambia rápido la ropa y se peina un poco. Acepta que siente nervios. No se imagina a su pequeño hijo yendo a la escuela, separándose de ella tanto tiempo. El máximo tiempo que han estado alejados fue la vez que salió a su cita con Jennie. Toda la vida han estado juntos, sabe que en algún momento se tendrán que alejar y dejar a Wooyoung ser independiente, pero ahora no quiere, es su bebé y lo tiene que proteger contra todo.
Jennie llega después vestida con ropa elegante de trabajo, viéndose muy apuesta. Parecía ser hecho a su medida, le ajustaba bien y el largo era perfecto. Sus tacones estaban pulidos y relucientes. El cabello lo tiene suelto. Saluda a la extranjera con un pequeño beso en los labios y Wooyoung se tapa los ojos, haciendo una mueca de asco con la lengua afuera.
Cuando llegan al colegio hay una fila de niños con sus padres. Woooyoung no puede dejar a sonreír, ignorando las miradas que la gente le daba a su madre por la ropa totalmente informal que trae.
Una señora amable se acerca a Jennie y le pregunta el nombre del niño para hacerle un gafét y lo pudieran reconocer. Minutos después ella vuelve con una pegatina que dice "Hola mi nombre es: Wooyoung Kim". La reja se abre y todos comienza a pasar. Woo toma la mano de Jennie porque va al frente y conoce la escuela, Lisa se queda un poco atrás, caminando lento y viendo todo a su alrededor.
Una mano en su pecho hace que pare y frunza en ceño.
—Lo siento, señorita. Ésta visita es sólo para los niños y sus padres. Las nanas o personas del servicio pueden esperar fuera. Lo sentimos.
—¿Qué? —pregunta en un susurro más para ella misma que para la mujer.
—Lo siento, señorita, ahora ¿se puede hacer a un lado? Está tapando el paso. Gracias.
No dice nada y sale. Se sienta en las escaleras del colegio a esperar y efectivamente, ahí están algunas nanas de los niños.
Tardaron dos horas y Jennie sale preocupada con Wooyoung en sus brazos, llorando. Lisa se para rápido para ver que es lo que tiene su lorito.
—Empezó a llorar cuando notó que no estabas ahí. ¿Qué pasó? ¿Por qué no entraste?
Lisa toma en brazos a su hijo, el niño rápidamente se comienza a calmar, colgándose fuerte del cuello de su mamá.
—No me dejaron pasar. Una señorita pensó que era del servicio, pensó que era niñera de alguien.
Jennie se voltea y suspira. Cuando logra controlar su ira, vuelve a Lisa y le sonríe para darle tranquilidad. Acorta la distancia y la abraza junto con Wooyoung.
—No dejes que nadie te hagan sentir menos. Nunca.
No podía creer que tan jodida era la gente con los demás solo por cómo vestían.
—Está bien, digo, no tengo ropa para éstos eventos a comparación de los demás.
—No está bien, Lisa. Nunca va a estar bien. Debiste decirle que eras la mamá de un niño y que venías conmigo.
Negó con la cabeza, sonriente.
—No quería hacer problemas. Además no estuvo tan mal, no me aburrí... tanto.
Dejan el tema hasta ahí y Jennie cambia de plática.
—Queda poco para que Jeongin salga. Podemos esperarlo y después ir por helados. ¿Quieres un helado, enano? —vuelve a tomar a Wooyoung y lo pone sobre su cadera. El restriega sus ojos y sonríe. Dice que si con la cabeza y Lisa se siente mejor.
Su lorito siempre le hace sentir mejor.
Se quedan ahí sentados, esperando. Lisa fuma y Jennie habla por teléfono. El pequeño está saltando en las escaleras, su mamá le dice que después le dolerán las piernas pero no hace caso, sigue jugando.
Una hora después están los cuatro andando por el mall. Los dos niños caminan frente a ellas y platican sobre la escuela. Jennie tiene tomada la mano de Lisa entre la suya, con sus dedos entrelazados.
La menor para frente a una tienda de maquillaje y sonríe, nostálgica.
—¿Te gusta el maquillaje? —le pregunta la castaña desde atrás, pasando un brazo por su cintura. Los niños están entretenidos con la tienda de alado, es de videojuegos.
—Algo así. Me gusta maquillar a la gente. A veces maquillaba a las chicas donde, ya sabes, trabajaba. Cuando mamá murió... yo la maquillé el día de su entierro. Se veía muy bonita —pega su cabeza al hombro de Jennie, recordando.
—Ya lo creo, amor.
La rubia vuelve a caminar y los niños les siguen. Llegan a la heladería y todos piden sus conos, menos Woo. El de él fue en vaso porque no sabía como comerlo.
[...]
Lisa llega apurada a casa. Jennie le dijo que iría por ellos ya que la madrastra de Jeongin llevará a los niños al cine a ver la película de estreno. Tiene que bañar a Wooyoung y vestirlo bien. Hay una hoja pegada a su puerta, la toma sin saber que es y entra. El niño corre al baño mientras se va desvistiendo. Lisa le dice que hoy le toca bañarse solo para que pudiera buscarle la ropa.
Oye el agua correr y lee el papel. Es de seguridad infantil. Dice que el jueves pasarán a hacer un chequeo, y que era mejor que esté presente o será peor. Faltan dos días para eso y no está preparada. Guarda la hoja en el cajón y comienza a buscar la ropa de Wooyoung.
El niño sale del baño envuelto totalmente con una toalla. Se sube a la cama y se empieza a vestirse mientras su mamá entra para ducharse igual.
Tiempo después, están sentados en el sillón sin decir nada, esperando a Jennie. Tiene unos minutos de retraso pero Lisa no le dice al lorito para no preocuparle. Wooyoung bosteza y se frota los ojos.
—¿Mamá? —pregunta después de un rato en silencio.
—Dime, corazón.
—¿Por qué tú te das besitos con mi hermana Jennie y no con mamá? —voltea a ver a su madre, con mirada curiosa.
La pregunta le asusta a Lisa y en verdad no sabe como contestar. No sabe de donde vino eso y como reaccionar.
—Bueno... ¿Tú quieres que le de besitos a tu mamá?
Niega con la nariz arrugada y hace una mueca de asco.
—No se los merece porque es mala. Sólo la gente buena puede tener besitos.
—Bueno, pues por eso no lo hago. Jennie es buena, ¿no? —él asiente—. Por eso se los doy a ella.
No vuelve a preguntar más. 5 minutos después la puerta es tocada por Jennie. Salen y se dirigen al cine.
Hay bastante gente porque es película de estreno. Jeongin llega con la mujer y se saludan entre sí. Es bastante agradable y muy sonriente. Jennie dice que es su trabajo ser así, porque trabaja en la política.
Dejan a Wooyoung en el cine y ellas se van. Jennie le pregunta a Lisa si quiere ir a algún lugar en especial y dice que su casa está bien.
Piden la cena y optan por hamburguesas. Cuando llegan, Lisa abre su paquete y son grasosas y un poco de aceite sale de la carne. Las papas son gordas, grandes, algo picosas. En serio está amando ésta cena. Da la primera mordida, con lo ojos cerrados y gime, está buenísima. Jennie se ríe a sus anchas, le pone bien saber que Lisa disfruta de su comida. Cuando terminan, la mayor dice que se bañará porque no lo ha hecho. Tenía aún ropa de ejercicio pero no olía a sudor.
La castaña se encierra en el baño y la otra se acuesta en la cama. Es cómoda y espaciosa, desearía quedarse ahí para siempre.
Entonces iba en serio, piensa cuando recuerda la hoja que guardó en su cajón.
Se quita los tenis, tapa su cuerpo con las mantas y abraza la almohada de Jennie. Ella sale del baño con una toalla bajo los hombros, ve a Lisa envuelta como un un bebé y sonríe. Va al tocador para buscar desodorante. Se lo echa por todo el cuerpo y busca su ropa. Un simple pantalón de buzo y un suéter ligero.
Lisa tiene los ojos cerrados y las pestañas húmedas. Jennie entra en las sábanas, acostándose frente a la rubia y pasando un brazo por su cintura, besa sus párpados.
—¿Qué está mal, Lili? —acaricia su cabello que cae por la frente.
—Se-seguridad infantil irá el jueves a casa a dar un vistazo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Jisoo los mandó —solloza—. No puedo, Jen, esto es mucho para mi. ¿Qué voy a hacer sin mi bebé?
—Tranquila. Nadie te va a quitar nada y a Wooyoung menos, ¿me oyes? Y si lo llegan a hacer yo misma me encargaré de regresarlo contigo.
—Gracias. No sé porque eres tan buena conmigo —toma entre sus puños su suéter y besa su pecho.
—Te lo mereces, además te quiero —aprieta más a Lisa contra si. La siente temblar pero no dice nada.
Lisa nunca contesta y se duerme.
[...]
Es jueves y Jennie le ha mandado bastante mensajes a Lisa dándole apoyo y pidiendo perdón por no estar ahí. Ningún mensaje es respondido y ella entiende. La tailandesa no ha de tener tiempo para contestar mensajes.
Son apenas las 10 am y está viajando de regreso a Seúl. Ayer por la tarde tuvo que viajar a un pueblo donde su padre quiere abrir el nuevo restaurante. Así que hace poco menos de 24 horas que no ve a la de ojos grandes y sus nervios se están alterando.
1 pm y abre la puerta de su casa. El viaje duró al menos hora y media pero de ahí tuvo que pasar a la oficina para revisar y entregar unos documentos. Ahora está quitándose los tacones y desabotonando su camisa, el abrigo se lo quitó desde que subió al auto de camino a Seúl.
Se tira a la cama con el pantalón y cinturón desabrochados. Siento que algo vibra en su pierna. Es su celular. Debe ser alguien del trabajo. Contesta sin ver quien es y cierra sus ojos.
—¡Se lo llevaron, Jennie! —grita Lisa del otro lado—. ¡Se llevaron a mi lorito, mi bebé!
Llora y la línea se corta rápido.
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