Golpe, golpe y otro golpe con el martillo. La sangre dispersándose por todos lados, manchando las paredes, su ropa y su rostro junto a sus manos. 

El cuerpo del castaño teñido, ahora sin vida, yacía al final de aquel callejón sin salida al que Jimin y Taehyung lo habían convencido de ir en busca de un supuesto gato desamparado. Pobre e iluso Jungwoo. 

— Jiminnie, está muerto. Ya vámonos, tengo hambre. 

Jimin frunció el ceño, se volteó y pisoteó como un niño malcriado con un leve puchero. 

— ¡Pero si lo mataste tú solo y no me dejaste nada a mí! 

Taehyung rodó los ojos al escuchar a Jimin nuevamente quejarse sobre no dejarlo darle el golpe final. 

— Da igual quién lo haya matado, ya está hecho. Ahora vámonos. 

Jimin negó con la cabeza y se volteó para seguir golpeando el cuerpo ya sin vida. 

— No, ahora te esperas a que yo lo golpee un poco. 

— Ahg, te prometo que para la próxima te lo dejo a ti solo ¿vale? Pero ahora vámonos, por favor. 

Jimin se volteó y miró al menor por unos segundos, para luego encogerse de hombros y alejarse del cuerpo. Se acercó a Taehyung, quién le sonrió con gratitud, pues su estomago estaba pidiendo comida después del ejercicio que había hecho.

Taehyung guardó su celular en su bolsillo trasero, agarró su morral que yacía en el suelo, sacó una bolsa de plástico y le indicó a Jimin para que le diese el martillo y los guantes. 

Sin protestar, Jimin se los dio y luego agarró su bolso para buscar su muda de ropa extra. La sacó, se la dio a Taehyung para que la sostuviera ya que él estaba impecable, y luego comenzó a desvestirse rápidamente con sus ojos siempre mirando hacia el inicio del callejón en caso de que llegase alguien. 

Limpió sus brazos y manos con una pequeña toalla, se puso su otro uniforme escolar, se acomodó el cabello y entonces sonrió satisfecho al ya no sentir la sangre de una de sus ex amenazas en su piel. 

Jimin metió todas sus pertenencias en su morral, lo cerró y se lo colocó en la espalda, para luego, después de mirar a Taehyung y asentirle para hacerle saber que ya estaba listo, mirar de nuevo el cuerpo de Jungwoo tendido en un charco inmenso de sangre, su rostro desfigurado y su pecho adornado por un gran agujero. 

— Que lastima. — dijo Jimin. 

Taehyung se acercó a él y dejó caer la cabeza en su hombro mientras miraba el cuerpo de Jungwoo. 

— Sí, era un buen chico. — respondió Taehyung. 

— ¿Qué? No, es una lastima que no esté vivo para decirle que se ve fenomenal de rojo. 

Taehyung aparta su cabeza del hombro de Jimin y lo mira con los ojos ampliamente abiertos por unos segundos, para luego estallar en carcajadas y darle una palmada en el hombro. 

— ¡Eres tan cruel, minnie! 

Jimin solo atinó a sonreír levemente.