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🔸Único🔸


Cuando conoció a Yoongi, el mayor tocaba sus canciones en un bar por las afueras de la ciudad. Por casualidades del destino había terminado yendo al bar exactamente la última noche en que Yoongi se presentaría ahí, puesto que pronto comenzaría su primera mini gira por varios estados.

Esa noche, intercambiaron números, después de que Yoongi le diera un aventón hasta su casa y se despidiera con un beso en la mejilla, junto a esa sonrisa que prometía que volvería a verle.

Y aunque no pudieron tener una cita, ni verse en esos meses. A los dos meses Jimin ya era novio de Min Yoongi.

Incluso aunque no podía verle y abrazarle como quisiera, Jimin permanecía aguardando por su regreso, con la esperanza de que este chico tan dulce, de verdad era el indicado.

Yoongi apenas empezaba a ser reconocido, pero una empresa se había visto interesada en él y comenzarían esa mini gira como una prueba, para saber si sería del agrado de más gente.

Fue algo que Yoongi le contó después, cuando estaba en un autobús al otro lado de la ciudad. El rubio jamás creyó que tendría una relación a distancia, ni siquiera creía que esas cosas funcionaran. Pero de alguna forma, quería que con Yoongi lo hiciera.

Porque con escucharlo una vez, Jimin cayó. No sabe qué fue, su voz profunda, la pasión con la que rapeaba o tal vez esa sonrisa que le dió durante toda la noche. Se sintió como un hechizo del que no pudo escapar.

Y luego fue peor, escuchando su voz ronca por recién haber despertado decirle buenos días en una llamada o esas fotos graciosas que le compartía para hacerlo sonreír cuando sabía que tenía un mal día.

Jimin no pudo escapar de los brazos cálidos que lo envolvieron con tanto anhelo, como si no haberle visto todo ese tiempo hubiera sido una tortura. No pudo huir de esa sonrisa brillante y labios cálidos que lo atraparon en un huracán de emociones y latidos desbocados.

No pudo dejar las sonrisas, los mimos y preciosos recuerdos que crearon en esos tres años de noviazgo. Y no quería hacerlo, quería quedarse con Yoongi por siempre si era posible.

Habían sido el apoyo del otro, habían estado en la felicidad y tristeza, pasaron muchos problemas y soportaron la distancia lo mejor que podían, incluso si Jimin no podía acompañar al ahora famoso Agust D a sus giras. Yoongi, ese del que estaba tan enamorado, él sabía que Jimin siempre le estaría esperando cuando volviera a casa.

A veces se pregunta si hubiera llegado a conocer a su novio si no fuera porque su auto se averió justo cuando venía de regreso de visitar a su mejor amigo y aquel bar fue el único lugar al que pudo llegar antes de que este dejara de funcionar.

Jimin creía que había sido muy afortunado.

Creía...

Hace algunas semanas que las cosas se habían puesto complicadas. Mucho más que otras veces, Yoongi había estado de gira mucho más tiempo que lo acostumbrado. Apenas podían hablar y cuando lo hacían, la mayoría del tiempo peleaban sin razón. Era agotador, siempre supo que una relación a distancia lo sería. Pero una con un artista que tenía que hacer giras alrededor del mundo y apenas tenía tiempo para hablarle algunos minutos, lo era mucho más. Creía que ya habían superado eso, aprendiendo a estar pendientes del otro y felices como nunca cuando podían verse, pero últimamente Yoongi no parecía querer esforzarse como antes.

Sumándole a ello, su mal humor sin explicación y sus acciones recientes que le dejaban con un doloroso hueco en el pecho.

Jimin no había querido presionarle, así que había dejado las cosas estar, suponiendo que era la presión de su trabajo como artista. Pero esto que hizo fue el colmo para su paciencia.

— ¿¡Y qué quieres que haga!? — Exclama el joven a través de la pantalla, con el ceño fruncido y la clara molestia en su tono.

Jimin suspira, intentando ser el maduro. Si se ponía a gritar, no llegarían a nada, lo sabía. Yoongi seguiría gritando, él también y luego estarían dos semanas peleados, hasta que Yoongi enviara a casa un ramo de flores y Jimin simplemente hiciera como que nada había pasado.

No quería eso, necesitaban aprender a resolver los problemas hablando, no ignorarlos y ya.

— Respetarme. — Murmuró apenas, con su mano cubriendo sus ojos, en un intento de usas las palabras correctas. — ¿Es eso mucho pedir? — Por fin alza su mirada, mirando la mueca cínica en el rostro de su novio.

— ¿Respetarte dices? — Bufa con ironía. — ¿Y por qué tú no me respetas a mí? Creo que estás siendo muy hipócrita, apenas hice algo a comparación de ti.

El rubio le ve con confusión. No tiene la menor idea de a qué se refiere su pareja.

— ¿De que hablas? — Jimin puede ver como el mayor ríe burlesco a través de la pantalla de la computadora, dónde mantienen una vídeo llamada por Skype desde hace tan solo diez minutos y en la cual ha decidido hablar sobre ese asunto que lo ha estado molestando desde ayer.

Aún parece como un sueño, pero sucedió. Lo vió con sus propios ojos y dolió muchísimo. Tanto que el solo recuerdo le aprieta el corazón y le hace sentir tan... Inseguro.

— Ah, parece que se te olvidó. — Yoongi revuelve con molestia sus ahora naranjas cabellos y una vez más, le da una de esas ahora habituales miradas a las que el rubio no está acostumbrado. Su lengua empuja su mejilla, en sus ojos hay tanto enojo. Nada parecido a las dulces miradas y sonrisas que siempre le da. — ¿No te suena el nombre Sangwoo?

— Es mi compañero de danza. — Jimin asiente de inmediato. Era simplemente un chico que había entrado a clases hace unas semanas y le había pedido algunos consejos porque un paso no le salía. Era buena persona y Jimin lo consideraba un buen amigo. No entendía por qué lo metía en la conversación. Seguro estaba tratando de esquivar lo que hizo y eso lo hacía enojar. — ¿Qué tiene que ver con el hecho de que coqueteaste con una tipa en televisión nacional? — Exclamó por fin, ya empezando a enojarse enserio.

Yoongi siempre trataba de salir de los problemas que tenían, hablando o reclamando sobre alguna cosa que no tenía que ver y eso era algo que Jimin odiaba. Si bien, amaba todo de él, habían cosas que lo sacaban de quicio.

— Sé que has estado coqueteando con él. — Habla con enojo, dejando pasmado al menor. — ¡Te vieron muchas tardes con ese tal Sangwoo! — Sus manos permanecen hechas puños y el ceño en su frente se arruga más si es posible. — Yo estoy como un idiota aquí, mientras tú pasas semanas paseando con ese imbécil.

Jimin no cabe en sorpresa ante lo que escucha.

Bueno, ahí estaba. Sus celos era una de las cosas que menos le gustaban, le hacía sentir como si Yoongi no le tuviera confianza, como si realmente pensara que él podía engañarlo. Sabía que el mayor constantemente los sentía, porque era inseguro y la distancia lo volvía susceptible, pero ya habían hablado de eso. Muchas veces.

— Yo no he coqueteado con nadie, no sé de qué estás–

Comienza a negar lo que es obviamente falso, pero no puede ni terminar de defenderse. Yoongi se levanta de su lugar en la silla en la que estaba y tapa su rostro, respirando con fuerza. Cuando le vuelve a ver, hay rabia en su mirada. Planta sus manos contra la mesa, haciendo un estruendo que hace saltar al rubio ante lo repentino de la acción.

— ¡No mientas! Los vieron. ¡Te vieron! — Lo apunta con su dedo, la vena en su cuello se marca ante el tono de voz que utiliza. Jimin no quiere, pero se hace chiquito en su lugar, algo intimidado ante el tono de su novio. Aunque lo olvida cuando termina de escuchar lo que dice el mayor. — Mina me dijo que han estado yéndose juntos todas las tardes. ¿Acaso creías que no me iba a enterar? ¿Creías que podías hacerme tonto y yo haría como que no pasa nada?

— ¿Mina? ¿Sigues hablando con Mina? — Jimin le mira como si fuera de otro platena. Por el amor de Dios, Mina era la jodida acosadora de su novio. Había odiado a Jimin desde el primer día que se conocieron porque según ella "Me robaste al amor de mi vida". La chica estaba loca y jodidamente enamorada de Yoongi. No podía entender por qué le hablaba y cómo siquiera le creyó. — Yoongi, sabes que ella me odia y está enamorada de ti, es absurdo lo que me dices. Si no le pones un alto, ella va a continuar y–

— ¡No cambies el tema! ¡No me lo diría si no fuera cierto! — El rubio de verdad que quiere rodar los ojos ante la seguridad del pelinaranja. Yoongi no parece dudar ni un poco. — Incluso me mandó una foto donde estás todo sonrisitas con ese idiota y luego lo estás abrazando como noviecitos.

Pronto le muestra las pruebas en su celular. Y Jimin simplemente quiere rodar los ojos infinitamente. Es obvio que las fotos fueron tomadas de un ángulo específico para hacerlas ver más comprometedoras de lo que fue en realidad. Jimin apenas y le había palmeado la espalda a Sangwoo. Las risas eran porque Jimin había contando un pésimo chiste que le había enseñado el propio Yoongi. Solo estaba tratando de ayudar a su amigo...

— ¿Ahora no puedo sonreír con alguien para ser amable? — Alza una ceja a la vez que cruza sus brazos sobre su pecho. No le está gustando para nada para donde va todo esto. — Ese día... Él había tenido un mal día, así que le di un abrazo, fue todo. Se hizo mi amigo y simplemente le di apoyo. Es amabilidad.

Suspira, tratando de permanecer firme ante el mayor, que de nuevo ríe de esa forma que ya empieza a odiar.

— ¿Amabilidad? Que adorable, que lindo. — El sarcasmo en su tono de voz es obvio. — Seguro un poco más y serías tan amable que le dejarías entrar a casa y dormir contigo ¿No? Para que no se sienta solo el pobre. — La dulzura en su voz es mordaz. — ¡No me quieras hacer quedar como un idiota!

Jimin no puede creer lo que está escuchando.

Se sienta derecho en su lugar y observa fijamente al mayor, quien no parece nada arrepentido. — ¿Qué estás insinuando, Yoongi?

— ¡No sé! ¡Dime tú! ¿¡Ya lo hiciste!?

Para este punto, Yoongi ya no luce como su yo de siempre y Jimin tampoco de siente como él mismo cuando empieza a alzar la voz.

— ¡Por supuesto que no! ¡Tú eres el que estaba coqueteando con esa tipa! ¡Yo no hice nada! — Se para de su lugar, ofendido. No puede creer que Yoongi lo esté acusando siendo que fue él quien le coqueteo de esa forma a esa mujer. — ¡Tú fuiste el único que hizo algo! ¡Esas fotos son una tontería, tú literalmente coqueteaste con una mujer frente a mi! ¡Sabías que vería ese programa, te lo dije!

"¡El único que está quedando como un idiota soy yo, Yoongi!

Jimin apenas puede contener las ganas de llorar.

Porque Yoongi fue el que le murmuraba en el oído a esa mujer. Yoongi fue el que le dijo que podían intercambiar números, Yoongi fue el que dejó que ella tomara su mano y fue él quien no le quitó la vista de encima durante toda la entrevista.

Yoongi le rompió el corazón a Jimin, no al revés.

El pelinaranja está tan enojado, sabe que Jimin tiene razón. Que está siendo un idiota, incluso se sintió como el mayor de los estúpidos después de terminar aquella entrevista. Fue tan difícil explicarle a la chica que no quería nada con ella, porque él tenía pareja... Después de ese coqueteo descarado.

Sabe que no debería sentir celos, porque su novio jamás le dió razones para desconfiar.

Pero los constantes mensajes de Mina diciéndole lo muy cercano que Jimin se estaba volviendo de ese tal Sangwoo, las fotografías de ellos dos en el estudio de danza, el hecho de que Jimin no le comentó ni una vez del chico... Había hecho algo en Yoongi. Creció poco a poco con los días, primero se sintió como un doloroso hueco en el pecho y luego el enojo se fue abriendo paso en el camino, llenando aquel hueco de dudas, temores y malos pensamientos. Se había distanciado más de Jimin de lo que la distancia podía hacerlo, y Jimin ni siquiera había preguntado el por qué de su actitud, así que las dudas crecieron cada vez más.

Cuando Mina le envío esas fotografías dónde ellos reían juntos y se abrazaban, Yoongi estaba a punto de entrar a la dichosa entrevista y simplemente lo hizo. No pensó en las consecuencias, simplemente quería demostrarle a Jimin que él no era el único que podía hacerlo.

No pensó, no pensó en nada más que en la imagen de su novio en brazos de alguien más. No pensó.

No pensó, así como en ese momento no estaba pensando las cosas que salían de su boca.

— ¿Sabes cuántas personas matarían por estar conmigo? Yo podría simplemente ir y tirarme un polvo con cada persona que se me antoje, nadie me diría que no. — Sonríe con arrogancia, sin prestarle atención a la mirada vidriosa del menor o el como muerde su labio intentando retener un sollozo. — ¡Pero en cambio tengo que soportar los reclamos de un novio que coquetea con quién sea en cuanto me voy! — Alza sus manos y suelta una carcajada burlesca. Se lleva otro pedacito del corazón de Jimin. — No deberías enojarte porque simplemente coquetee con una chica, una desconocida que jamás voy a volver a ver. En cambio tú, coqueteando con ese tipo que ves a diario. — Se mantiene caminando frente a la pantalla, ajeno a las acciones del rubio. Jimin se sienta lentamente en la silla, asimilando las palabras crueles del que creyó el chico más dulce del mundo. — ¿Sabes qué? Yo debería ir y coquetear con todos también, eso no le hace daño a nadie ¿No? También debería acostarme con algún fan, cumplirles el sueño y no pasaría nada. ¿Cierto? Porque yo-

— Puedes hacer lo que quieras, Yoongi. — Jimin tuvo suficiente.

Fue todo lo que soporto, porque el dolor incesante en su pecho le está notificando que ha llegado al límite. Que es todo lo que puede soportar antes de romperse y no poder volver a repararse.

— ¡Seguro! Para que al volver tenga que escuchar tus reclamos.

Yoongi ni siquiera puede darse cuenta de lo difícil que se vuelve respirar para el menor.

— No lo harás. — Niega, con su vista en su regazo y sus manos hechas puños, reuniendo valor.

— Eso dices ahora pero-

— No quiero que vuelvas, por lo menos, no aquí.

— ¿Qué? — Yoongi por fin gira la mirada a la pantalla, observando a su novio que no se ha movido un milímetro. No le deja ver su rostro y eso le comienza a poner nervioso. — ¿De qué hablas?

El silencio sepulcral de Jimin solo es la antesala del destino que el propio Yoongi acaba de regalarse.

— Que llegué a mi límite, Yoongi. — Jimin al fin levanta su mirada, dejando ver sus ojos cristalinos y las cejas fruncidas, en un intento por no soltarse a llorar. — Ya no necesitas preocuparte, puedes coquetear con quién quieras o acostarte con quién quieras, que yo no diré nada. — Suspira una vez y entonces lo dice. — Porque ya no somos novios.

Yoongi que se ha quedado mudo, empieza a reír con nerviosismo. De repente el enojo se ha ido y todo lo que puede sentir es un sudor frío recorrerlo entero. Con prisa se acerca a la mesa y se sienta en la silla, observando al menor como si le hubiera contado un chiste muy malo.

— Deja de bromear, Jimin, no es divertido.

Jimin niega, volviendo a bajar la vista. Negándose el verle, porque está tan cerca, pero tan lejos. Siempre se ha sentido un poco así, pero ahora se siente mucho más. Verle es doloroso. — No es una broma, así que adelanté y disfruta tu vida llena de fama, diviértete con toda esa gente que está esperando por ti, ya no seré un estorbo.

— Jiminnie...

— Fue b-bueno mientras duró, pero t-todo tiene un final ¿no? — Su voz sale temblorosa debido al llanto que ya emerge, pero que intenta disimular con todas sus fuerzas.

— Minmin... — Yoongi se acerca a la pantalla, maldiciendo su suerte por estar tan cerca pero tan lejos, por no poder tomar su rostro entre sus manos y secar las lágrimas que él mismo causó.

— Adiós, Yoongi.

Jimin corta antes de que los sollozos escapen de su boca, ya se siente lo suficiente humillado.

Yoongi solo necesita un minuto observando la pantalla negra para entender que la cagó en grande.

°°°

Son las 6:45 AM cuando incesantes golpes en la puerta le despiertan. Jimin suspira frustrado, apenas hace dos horas que ha podido parar de llorar y dejarse ir en el mundo de los sueños, quién quiera que sea la persona que llama con tanta insistencia, no tiene ni ganas de verle. Pero con todo el pesar del mundo, se encamina hasta la puerta.

Por supuesto, el mundo lo odia. Eso piensa cuando nota que el que toca la puerta es su ahora ex novio, Min Yoongi.

Agust D para el público internacional.

— ¿Qué haces aquí? — Jimin suspira frustrado.

No puede ser que Yoongi este ahí, sabía que en algún momento él vendría para hablar del problema y terminar de una forma más formal, no a través de una pantalla. Sabe que no fue la mejor manera de solucionar los problemas.

¿Pero qué se hace cuando parece no haber solución?

Ahora Yoongi está aquí, luciendo tan hermoso como siempre y Jimin simplemente no está listo, necesita llorar por lo menos dos semanas.

Luego podrá asimilar que al parecer, el amor de su vida... No lo es.

— Necesitamos h-hablar, amor — Yoongi intenta acercarse, pero Jimin le detiene poniendo una mano al medio de los dos para guardar la distancia.

No puede evitar que el apodo le ablande las piernas, pero necesita mantenerse firme en sus decisiones y la cercanía de Yoongi jamás se lo permitiría.

— Has bebido. — El rubio niega, sosteniéndose en un abrazo, tratando de que el frío del invierno no lo congele.

— Sí, perdón. — Yoongi parece un niño perdido. Ya no se ve como el tipo atemorizante de hace un rato, luce nervioso y... luce tan él. Luce como el Yoongi que extraño durante esa semanas. — Estaba algo inquieto y me ofrecieron una copa en el avión y bueno. — Rasca su nuca, con una de sus manos en el bolsillo.

— Yoongi, simplemente vuelve al auto y dile a tu manager que te lleve a casa. — Jimin intenta entrar de nuevo y cerrar la puerta, pero en un rápido movimiento, Yoongi se abre paso, cerrando detrás suyo.

— Estoy en casa. — Se planta frente suyo, con esa mirada que siempre logra desarmarlo y diciendo esa frase que siempre le hace sentir tan cálido.

Aunque ellos aún no viven juntos, prácticamente la mitad de las cosas de Yoongi están en su casa, la otra mitad se van de gira con él. Siempre es tan hermoso verlo llegar de una gira con una sonrisa emocionada, a la vez que dice con felicidad que por fin está en casa.

"Amor, dónde sea que tú estés, esa es mi casa. Tú eres mi hogar, Jimin."

Recuerdos tan preciosos que parecen tan lejanos ya. Tiene que morder su labio para no sollozar.

¿Por qué no puede controlar esas intensas ganas de acurrucarse con Yoongi y llorar hasta el cansancio?

— Necesitas ir a dormir, estás ebrio. — Insiste, tratando de esquivar al pelinaranja para abrir la puerta y pedirle a su manager Namjoon, el cual sabe está en el auto, se lo lleve.

— Necesito esto, Jimin. — Yoongi se interpone en su camino, sosteniendo su mano aunque el menor está renuente. Lo acerca un poco más, intentando que le vea y pueda ver en sus ojos lo mucho que necesita arreglar sus errores. Lo mucho que lo ama. — Minmin, amor, no podemos terminar.

— Sí podemos, ya lo hicimos. — Habla con firmeza, ya dejando de luchar por liberar su mano. Pero sin el valor para verlo a los ojos. De nuevo siente los ojos pesados, con el llanto que nace desde lo profundo de su corazón. — Tú necesitas enfocarte en tu carrera y c-conecer a alguien más, a-alguien en quien puedas confiar y a quien ames lo suficiente. Un chico menos dramático y que te cause menos problemas que yo.

Yoongi puede ver la primer lágrima caer hasta el piso y sin esperar aprobación, acerca a Jimin hasta rodearlo con sus brazos, en un intento desesperado por unir las piezas que él mismo rompió.

— Lo único que necesito es a un chico como tú, Jimin. — Sus labios pegados al sedoso cabello de su chico, una de sus manos apresando su cintura y la otra rodeándole los hombros para mantenerlo pegado a su pecho. — Es por eso que estoy aquí, a las seis de la mañana, medio ebrio. Por eso tome un maldito avión en la madrugada, para venir a ti. Porque eres todo lo que quiero.

Jimin intenta separarse, pero le es imposible. Simplemente acepta el abrazo, dispuesto a escuchar.

De nuevo, cae ante el hechizo de Min Yoongi.

Yoongi lo sostiene contra él, deseando que le escuche, que entienda que lo ama de esa manera en que se ama una sola vez en la vida.

Que le ama con toda el alma y que incluso si ha fallado, está dispuesto a enmendar sus errores y ser alguien mejor, ser mejor para él.

— Te amo, te amo. Te amo, Park Jimin y siento mucho ser un idiota insensible, siento ser un maldito celoso que cree en rumores de gente estúpida y hace venganzas estúpidas, siento mucho ser hiriente contigo, tú no mereces eso. — Aleja un poco al menor de su pecho, simplemente para sostener sus mejillas y hacer que le vea a los ojos. — No eres ningún obstáculo, tú eres la razón por la que tengo una sonrisa cada mañana y sin ti, la fama, el dinero, se reducen a nada. Sin ti nada tiene sentido. —Acaricia sus mejillas, aún viendo sus ojos y sintiendo como los propios comienzan a humedecerse. — Lo entendí en el momento en que me dejaste, porque soy un idiota, el peor de todos. Coquetee con esa mujer por el simple hecho de que estaba jodidamente celoso, porque aquel chico estaba junto a ti y yo no. Quería demostrar que no eras el único que podía conseguir a alguien más y... — Niega, ahora cayendo en cuenta de lo ridículo que suena. — Fui un estúpido. Porque tú eres increíble y nunca hubieron razones para que no me dejes. Siempre pudiste hacerlo, porque eres maravilloso y yo soy este chico inmaduro que se cree cualquier chisme tonto, a pesar de que te conozco, que conozco tu corazón y lo entendí hasta que te perdí. Pero... — Sus lágrimas mojan sus mejillas y sus manos siguen sosteniendo la cara de Jimin, quien le observa en silencio. Observando con asombro como Yoongi parece desesperado por hacerle entender lo que dice. — Te amo, quiero estar contigo Jimin, no con alguien más. Tú eres el amor de mi vida.

Lo siguiente es puro silencio, con Yoongi cerrando sus ojos con fuerza y llorando, esperando el rechazo del menor. Porque sabe que es lo más probable, porque lo merece. Su corazón salta con prisa, asustado del futuro sin Jimin ahí.

Sin embargo, lo que recibe son unas tiernas manos que limpian sus mejillas con cariño.

Al instante abre sus ojos, observando la sonrisa dulce y la mirada cálida que le regala el rubio. Su corazón de nuevo salta, pero de felicidad.

— Tú también eres el amor de mi vida. — Jimin deja un ligero beso en sus labios, un beso que sabe a vida, amor, esperanza. — Pero eres un idiota.

Yoongi ríe ante sus palabras, asintiendo pues está de acuerdo.

— Lo sé, lo sé. — Deja otro pequeño beso sobre sus labios, siempre sintiéndose adicto a ellos. Porque son tan suaves y siempre saben a sandía. — Soy un inepto, un tarado, tonto e idiota.

— Y me dolió mucho lo que hiciste. — Un puchero nace en los bonitos labios, el cual es instantáneamente besado por el pelinaranja.

Porque si algo ama Min Yoongi, es besar a Park Jimin. Se tenía que decir y se dijo.

— Perdóname, amor, perdóname. — Lo aprieta una vez más contra su pecho, dejando múltiples besos sobre su cabello rubio.

— Sabes que no soy ese tipo de persona. — Jimin murmura, con su mejilla aplastada contra el rincón en el cuello del mayor. Su lugar seguro. — Yo nunca te engañaría, Min.

— Lo sé, cielo. — Habla, realmente arrepentido. Claro que lo sabe, lo sabía, simplemente su estúpido cerebro decidió olvidarlo y la cagó. — Voy a recompensarte, lo prometo.

Jimin ríe, contento. Por fin hay algo de paz en su corazón.

Tomará trabajo, lo sabe. Reparar las grietas en su corazón llevará tiempo y está consiente de que no volverá a permitir que esto suceda, pero sabe que mañana se arrepentiría de no dar esta última oportunidad, porque Yoongi se ha disculpado, ha tomado un avión hasta él y aunque está seguro de que le hará pagar con creces esos malos ratos, imaginar la vida sin él... Parece terriblemente deprimente.

Ya ha llorado lo suficiente durante esas horas y perdonar a Yoongi no parece tan difícil como llegar a superarlo algún día. Lo intetará una última vez, porque Yoongi es el amor de su vida.

Y porque tiene algo pendiente que reclamar.

— Y vas a tener que pagarme mi boleto.

— ¿Ah? — Yoongi deja de dar mimos en sus mejillas para observarlo con confusión.

Jimin se aleja unos pasos, acercándose a la mesita de centro en la sala, toma un sobre.

— Compré mi boleto hace dos semanas, quería terminar mis últimas clases y entonces te alcanzaría hasta el concierto de ayer, pero miré la entrevista y bueno, puedes ver que no fui. — Le pasa el sobre al mayor y con una sonrisa observa como sus ojos se abren a más no poder. — ¿Sabes lo costoso que es ir a Miami? Así de mucho. — Jimin abre sus brazos a los lados, con las cejas arqueadas y esa expresión que siempre le causa tanto ternura como gracia a su novio. — Y ni siquiera pude ir, por tu culpa. Tonto.

Yoongi ríe contento, acercándose para darle un beso entre risas. Mientras Jimin envuelve sus brazos alrededor de su cuello, todo lo que puede hacer es agradecer el haberle conocido.

— Te amo.

— Obviamente yo también te amo. — Susurra sobre los labios ajenos, con la misma felicidad que el contrario. — Pero no creas que estás completamente perdonado.

— Voy a esforzarme por tu perdón.— Sus manos se deslizan por la cintura del más joven, con una sonrisa como la que le dió la primera vez que se conocieron.

— Bien, porque lo primero que quiero hacer es dormir un buen tiempo, luego puedes pedirme disculpas de nuevo y luego darme muchos mimos hasta que me sienta mejor. Ya después te disculpas de nuevo.

— Lo que mi príncipe desee. — Yoongi pronto lo levanta en el aire y lo sostiene al estilo nupcial, causando risas en el menor.

Se encaminan a la habitación, olvidando al pobre manager que espera fuera de la casa, porque ahora están en su mundo. Ese dónde no hay fama, no hay Agust D o terceros que trate de arruinar la relación que han construido con esfuerzo.

Son solo Yoongi y Jimin, un par de novios completamente enamorados.

Así se siente el amor, feliz, cálido y a veces doloroso. Pero está bien, porque vale cada lágrima a cambio de todas las risas.

Ambos corazones estaban lastimados, sí... Pero con algunas charlas más, besitos y un montón de nueva confianza, estarían bien.


Lo volví a subir x las yoonminas funadas, pero esto ya no iba a ver la luz del día ☝️😭

Aquí me dicen si está bien o la cagué como siempre jsjs

— Namchos. 🎤

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