Capítulo 5
Jongho odiaba que su cabello fuera difícil de manejar.
Suspiró pesadamente y volvió a cepillarlo hacia atrás, pero la parte del lado derecho se deslizó hacia el frente dejándole con medio flequillo cubriéndole el parpado.
Bien, al carajo. Sería Viktor Nikiforov por esa noche. Jongho lo superaría en algún momento.
Aplicó un poco de perfume en su cuello y dobló las mangas de su chaqueta de mezclilla para darle un aspecto más fresco. Se miró por última vez al espejo decidiendo que estaba lo suficientemente bien para una fiesta que no le interesaba y salió del baño.
—Listo. —Wooyoung regresó a mirarle desde su lugar en la cama, juzgándole como una señora casual en el transporte público—. ¿Qué pasa con esa cara?
—Pensé que te vestirías con algo más atrevido. Es una fiesta universitaria, no una comida familiar con tus padres.
Jongho frunció el ceño.
—Estoy más que satisfecho con cómo me veo, déjame en paz. —Jongho le señaló con el dedo antes de que Wooyoung pudiera abrir la boca—. Y no vuelvas a discutir sobre el atuendo que elegiste para mí porque está descartado. ¡Sobre mi cadáver vestiré una camiseta transparente!
Wooyoung arrugó la nariz.
—Eres un aguafiestas, Jjong. Tienes un cuerpo construido como un tanque y no lo estás aprovechando.
Jongho se cubrió el pecho con las manos como si tuviera algo que proteger.
— ¿Qué haces mirándome, depravado? Ya no quiero compartir habitación contigo, le diré a Hongjoong.
A Wooyoung poco (más bien nada) le importó su amenaza, solo se levantó de la cama y se estiró para alejar la pereza, lo que provocó que la camiseta que traía se le levantara sobre el estómago. Claro que no desaprovecharía la oportunidad de mostrar piel. Wooyoung era reconocido por ser un provocador, incluso si no estaba interesado en nadie en esa fiesta se encargaría de enamorar al que le mirara.
Ugh. Jongho no salvaría su trasero si se metía en problemas. De hecho, su plan era tomar unas cuantas bebidas y regresar a su habitación para descansar hasta tarde, no le importaba si sus amigos querían quedarse. No era un fanático de las fiestas, solo le gustaba el alcohol.
Esa fue su motivación para aceptar la invitación de Yeosang. No había ninguna otra, eso estaba más que claro. Simplemente no. Nada. No existía.
—Vamos, pequeño punk. —Wooyoung se acercó y le dio una palmadita en la espalda—. Intentemos divertirnos un poco mientras evitamos que Hongjoong haga alguna tontería.
Jongho dudaba de todo en esa frase. Primero, dudaba divertirse. Las personas que asistirían eran la crema y nata de su universidad, gente popular que ya tenía un renombre en los círculos sociales y que probablemente ya les habían tachado de salvajes antes. Segundo, dudaba que Hongjoong hiciera una tontería. Su capitán comenzó a cambiar su comportamiento desde la "pelea" que tuvo con Seonghwa, recientemente solo se quedaba callado y evitaba mirar al otro capitán, lo que disminuyó sus problemas de cien a uno.
El único problema que le quedaba a Jongho tenía nombre y apellido, pero no estaba hablando sobre él porque no permitiría que se metiera por debajo de su piel. Se negaba a caer así de bajo.
A pesar de eso siguió a Wooyoung fuera de la habitación. Al salir del edificio, el aire fresco de la noche le golpeó la cara, despejando sus pensamientos y haciéndole sentir un poco más preparado para lo que venía.
El camino hacia la casa de Yunho estaba iluminado por las farolas y Jongho se encontró (incluso si no lo quería así) pensando en la última conversación que tuvo con Yeosang en la cafetería. Fue la última interacción real que tuvieron. Después de eso, Yeosang dejó de pedirle demasiadas cosas y solo se conformó con ordenarle el almuerzo.
La forma en que Yeosang actuaba le ponía los pelos de punta. Para ese punto, ya no sabía qué debía esperar del aclamado príncipe del hielo. Jongho odiaba ser tan consciente con cada cosa que Yeosang hacía o no hacía, se suponía que debería estar contento por ser libre de su trato, pero no podía evitar sentir que algo estaba mal.
— ¿Estás pensando en Yeosang? —Wooyoung rompió el silencio, mirándolo de reojo.
Jongho se sintió al descubierto, permitiendo que la vergüenza le cubriera las mejillas.
— ¿Qué? No, claro que no.
—Ajá, claro. —Wooyoung sonrió maliciosamente, inclinándose un poco para codearle las costillas—. Vamos, admítelo. Te gusta, ¿verdad?
Jongho tragó, desviando rápidamente la mirada porque parecía que Wooyoung intentaba ver a través de él.
—No seas ridículo, hyung. Si me relacioné con él fue porque tratábamos de mantener una tregua, nada más.
— ¿Seguro? Creo que es la única persona que ha conseguido ponerte de los nervios.
— ¿Ah? Claro que no lo hace.
O claro que sí lo hacía.
Yeosang era demasiado enigmático como para pasar por alto. A Jongho todavía le enfadaba no poder entenderlo por completo, pero no pensaba tomar esa curiosidad para acercarse a él.
Venían de mundos diferentes que no debieron colisionar (y como no eran Hannah Montana para tener lo Best Of Two Worlds lo mejor era alejarse).
—Sí, sí. Lo que tú digas. —Wooyoung se río y siguió caminando, pero Jongho no pudo evitar quedarse de pie un momento.
¿Acaso Wooyoung estaba viendo algo que Jongho no?
Sacudió su cabeza para alejar esas ideas y se apresuró para alcanzarle el paso. Jongho no debía gastar su mente pensando demasiado en eso. Yeosang era solo un chico rico, popular, talentoso, inteligente, lindo, malcriado y completamente alucinante en el cual no debería gastar su tiempo.
Oh...
¡Ajá, Jongho iba a detenerse ahora!
Al llegar a la casa de Yunho la música ya estaba retumbando en las paredes y las risas y conversaciones de los invitados se oían claramente. Jongho tomó una respiración profunda antes de entrar, preparándose para lo que prometía ser una noche larga.
— ¡Jongho, Wooyoung! Por acá. —El llamado se escuchó desde uno de los rincones de la casa. Era Yunho llamándolos junto a Mingi.
Ambos jugadores de hockey tuvieron que abrirse paso a través de la multitud para llegar hasta ellos. Cuando finalmente lo lograron, Jongho no pudo evitar notar la escena frente a él: Hongjoong parecía haber bebido de más y estaba en un estado bastante lamentable, a su lado en el sofá, Seonghwa se hizo bolita y se negaba a moverse.
Mingi no paraba de reírse.
— ¿Qué sucedió aquí?
—Antes de que todos llegaran, Hongjoong y Seonghwa terminaron en una competencia de Beer Pong. Los dos se emborracharon antes de determinar un ganador. —Mingi hizo una mueca al notar las caras preocupadas de sus amigos—. No me miren así, estaba demasiado ocupado colgando luces de colores y para cuando me di cuenta, nuestro capitán estaba en el suelo.
—Eres un terrible cuidador.
—Y un excelente colocador de luces. ¿Puedo postularme para capitán?
—No. —Wooyoung y Jongho contestaron al mismo tiempo, Mingi les hizo un puchero.
—Lo que importa aquí es, no estaban peleando en serio, ¿verdad? —Wooyoung preguntó hacia Yunho, seguramente preguntándose si debían tomar a su desastroso capitán y dejar a su princesa en compensación.
No, Mingi todavía no sabía que lo tenían como ofrenda de paz en caso de emergencia.
—Nop. Nada de peleas. Ambos se han comportado como buenos amigos a mi parecer. —Yunho sonrió alegremente, aunque Jongho dudaba que "amigos" fuera un buen término para sus capitanes—. Estuvimos esperando a que se recuperen, pero dudo que eso suceda pronto, así que pensaba dejarlos dormir en las habitaciones de invitados. ¿Creen que a Hongjoong hyung le importe?
Hongjoong, al escuchar su nombre, levantó la cabeza y trató de enfocarse en su equipo.
— ¡Par de traidores! ¿Dónde estaban? —exclamó con una voz arrastrada—. Tienen que ayudarme a ganar la próxima vez. Seonghwa hace trampa.
—No estoy seguro de que se pueda hacer trampa en Beer Pong. —Jongho le dijo lo obvio, ganándose una patada por parte de su capitán—. ¡Ah! Me pateó, todos lo vieron.
— ¿Y qué harás? ¿Denunciarlo?
—Sí, lo uniré a mi denuncia en tu contra por mirarme lascivamente, depravado.
— ¿Qué? ¡Solo te estaba halagando!
— ¿Por qué mirabas lascivamente a Jongho? Le conocemos desde que era una pulga y lo único que le hemos visto son codos y rodillas. —Mingi cuestionó haciendo mal uso de su ingenio de nuevo.
— ¿Acabas de decirme pulga?
— ¿Por qué ustedes siempre terminan con la discusión más surrealista posible?
Jongho se tensó al escuchar esa nueva voz. San les estaba cuestionando con los ojos entrecerrados, brazos cruzados por sobre su amplio pecho y una postura tensa. Él se veía bastante serio al respecto, pero la atención de Jongho se desvió hacia el costado de San, donde Yeosang le veía con una bonita mueca en los labios.
Oh.
—Nuestras conversaciones pueden ser surrealistas, pero creo que deberías saludar primero antes de interrumpir, independiente de la tontería que estemos hablando. —Wooyoung reprochó a San con un gesto despreocupado, pero el patinador apenas se molestó en alzar una ceja—. ¿Oh? ¿Te estoy molestando? ¿Vas a subirme a tu hombro para que cierre la boca de nuevo?
—No estoy de humor para hacer de niñero.
— ¡¿Te pedí ser mi niñero?! ¿Quién eres? ¿Harry Styles?
—No entiendo la referencia que estás haciendo.
— ¡Porque eres un aburrido!
Jongho sabía que algo importante estaba pasando a su alrededor, pero sin quererlo su atención se centró en el fastidioso príncipe del hielo. Esa noche su cabello lucía esponjoso y había algo de sombra rojiza bajo sus ojos, pequeños detalles que resultaron aún más su cara bonita. La ropa también era llamativa, un par de pantalones entallados acompañados de una camisa de malla que no cubría nada, eso junto a una chaquetilla corta que llevaba sin cerrar.
¿Estaba intentando cubrirse o no? Sería mucho más practico si decidía mostrar mucho o no mostrar nada, pero estaba allí jugando a provocar.
—No discutiré contigo esta noche, vine porque mi capitán se hizo bolita y estoy preocupado.
—Sí es así entonces no necesitas hablarnos, solo llévate a tu capitán y nosotros nos enfocamos en el nuestro.
¿Por qué estaba haciendo eso? Para hacer juegos mentales obviamente. Lo que no debía ser necesariamente con la mente de Jongho. Yeosang de seguro estaba más interesado en abrumar a una persona mucho más increíble que él, Jongho solo fue una víctima colateral.
¿Eso le daba derecho a admitir que tenía un pecho bonito?
—...ho... ¡Choi Jongho!
Jongho salió de sus pensamientos, regresando a mirar a Wooyoung justo como haría un ciervo encandilado por los faros en una autopista: aterrado hasta los huesos.
¿Cuánto tiempo estuvo ahogándose en su propia cabeza? Jongho no quería ni mirar al equipo de patinaje y mucho menos a Yeosang. ¡Fue cero prudente con su estudio sobre su patinador estrella!
— ¿Qué pasó? —Quiso sonar casual, pero su voz sonó un poco chillona.
Oh, carajo.
Jongho se esforzó por apenas parpadear y fingir que solo se distrajo para no aceptar la verdad, y eso fue bastante bien hasta que Wooyoung abrió la boca.
— ¿Te acabas de comer con los ojos al príncipe del hielo?
¡Maldito traidor!
—Ejem. —Yunho fingió aclararse la garganta para llamar la atención, una vez la obtuvo sonrió como si no estuviera en la situación más incomoda desde la mordida de pectoral—. Olvidándonos de cosas sin importancia. ¿Qué les parece si nos encargamos de nuestros capitanes?
Un profundo silencio se formó entre ellos, ni siquiera la música y el ruido de las conversaciones pudo llenar el espacio. Era demasiado obvio que Yunho decidió ser su santa salvación y librarlo del asuntito.
¿Estaba juntando puntos con Jongho también? Bueno, si lo cubría de nuevo de seguro le entregaba a Mingi sin titubear.
—Creo que eso estaría bien, me preocupa Seonghwa hyung. —Yeosang concordó con un tono conciliador, pero al mirarlo se dio cuenta de que no había nada de empatía en su cara. Yeosang le estaba sonriendo casi burlonamente, podía notarlo incluso en la poca luz.
Maldito pastelito también. ¿Qué se creía? Jongho no iba a permitir que se burlara de él.
—Genial. Nosotros nos encargaremos de subirlos a una de las habitaciones. —Yunho tomó a Mingi por el brazo antes de que pudiera escaparse, obligándolo a ser parte de la buena acción de la noche—. Ustedes consigan una jarra de agua, si despiertan tendrán demasiada sed.
San iba a protestar cuando Yunho le señaló, pero no pudo hacerlo porque Wooyoung le dio un empujón con el que casi le sacó el alma.
— ¡Andando, Sen! Vamos por esa maldita jarra para que pueda beber.
— ¡Es San!
— ¡Lo que digas, solo camina!
San claro que le contestó algo, pero Wooyoung siguió hablando por encima mientras le obligaba a llevarlo hacia la cocina.
Momento. ¿Qué estaba ocurriendo?
—Jongho, Yeosang. ¿Pueden buscar unas aspirinas en el cuarto del segundo piso? —Yunho preguntó, pero antes de que Jongho pudiera abrir la boca para decirle que no y que perdió todos sus malditos Mingipuntos, continuó—: Sabía que podía contar contigo, Jongho. Muchas gracias.
Luego el muy maldito lo empujó hacia Yeosang.
— ¡Ah!
Jongho tambaleó un poco por el empujón, pero rápidamente recuperó el equilibrio. Se encontró cara a cara con Yeosang, quien le sonrió de una manera que parecía mezclar diversión y algo más que Jongho no podía identificar.
—Supongo que es nuestro turno de ser útiles —Yeosang dijo con una leve inclinación de la cabeza hacia las escaleras, su cabello moviéndose suavemente hacia el costado mientras sonreía.
—Sí, supongo que sí. —Jongho respondió más por inercia que por decisión propia.
¡Ah, demonios! Necesitaba crear resistencia, jamás tuvo la necesidad de alabar a alguien solo porque era lindo, le importaba el carácter y las habilidades, no la belleza.
Momento. ¡Ese debía ser su problema con Yeosang! Su personalidad errática le llamaba la atención y su habilidad para el patinaje era admirable, eso sumado a su apariencia agraciada debían provocar todos esos sentimientos confusos en Jongho...
¡No, basta! ¡Eso se escuchaba peor!
Los dos comenzaron a subir las escaleras en silencio. El ruido de la fiesta se desvanecía lentamente detrás de ellos, dejando una atmósfera más tranquila y tensa. Jongho intentó concentrarse en la tarea, pero la presencia de Yeosang a su lado hacía que sus pensamientos se dispersaran.
Yeosang parecía conocer el camino, así que Jongho lo siguió de cerca confiando en su orientación. Al llegar al segundo piso, Yeosang giró a la derecha y abrió la primera puerta después de la escalera. Jongho lo siguió y se encontró con una habitación matrimonial grande, todo el lujo que esperaría de una casa de gente rica.
No pudo evitar rodar los ojos internamente. Claro que los amigos de Yeosang también eran ricos. Todo a su alrededor era opulencia y resplandor, para ese punto si se impresionaba de que no fuera tan engreído como parecía creer en un principio.
Solo era malcriado.
Lo que realmente llamó su atención para mala manera fue la decoración de la cama matrimonial. Había pétalos de rosa formando un gran corazón y un par de toallas estaban dobladas como cisnes besándose, solo faltaba una cubeta con champaña en hielo para completar el cuadro.
— ¿Qué demonios significa esto? —Jongho preguntó haciendo lo posible por no tartamudear. Yeosang abrió una segunda puerta revelando un gran cuarto de baño. El patinador ni se dignó a responderle mientras entraba y rebuscaba en los cajones—. ¿Me estás ignorando? No importa, quiero que sepas que no vas a conseguir nada de mí, incluso si parezco tonto por estar rechazando a una persona como tú. Eres lindo, no puedo negarlo y te odio por eso, pero creo que soy heterosexual. ¡Es decir! No solamente por eso te rechazaría, es que tampoco siento que seas mi tipo.
Yeosang detuvo su intento de alcanzar la parte alta de los cajones y dejó recargarse en el mesón del lavadero, regresando a verle como si Jongho fuera un rarito.
— ¿De qué se supone que estás...? Oh. —Los ojos de Yeosang se iluminaron al percatarse del gran elefante en la habitación (es decir, de la gran cama romanticona)—. ¿Te asustó la decoración?
Yeosang preguntó con mucha inocencia, pero Jongho sabía que detrás de esa carita de ángel estaba burlándose de lo tonto que era.
Jongho inhaló profundamente.
— ¡¿Entonces qué...?!
—Los padres de Yunho se quieren mucho y hacen gestos así el uno por el otro. No creo que deba darte más motivos que esos. —Jongho se relajó un poco al ver la actitud despreocupada de Yeosang, al menos hasta que se acercó—. ¿Puedes repetirme lo que estabas diciendo?
Jongho enrojeció.
— ¡No dije nada!
—Estoy seguro de que hablabas sobre que no conseguiría nada de ti porque crees ser heterosexual.
— ¡Ese ni siquiera era el punto!
Yeosang le miró con grandes ojos curiosos.
— ¿Entonces es porque no soy tu tipo?
— ¿Por qué me pedías repetir algo tan vergonzoso cuando escuchaste todo? Olvídalo ya. —Jongho intentó pasar de Yeosang para dirigirse al cuarto de baño, pero apenas alcanzó a moverse antes de que le tomara el brazo, impidiendo que diera un paso más—. ¿Qué haces? Voy por las aspirinas.
—Aquí están. —Yeosang alzó el frasco, luego le frunció el ceño—. Y creo que estábamos teniendo una conversación.
—Claro que no. Estabas burlándote de mí por confundir las cosas y yo estoy intentando salvar mi propia dignidad.
— ¿Cuál?
Auch.
—Sinceramente, eso no te incumbe, pastelito.
Yeosang alzó una ceja, cruzando los brazos por sobre su pecho y viéndole con cierto aire de superioridad que le puso nervioso. Uy. No lo había notado porque Yeosang solía evadirle la mirada, pero él tenía unos ojos bastante filosos.
— ¿Ahora estás rompiendo la regla de San? ¿Volverás a ofrecerte a hacer lo que quiera para que no hable sobre eso?
Jongho levantó la barbilla.
—No, no lo haré. Dudo bastante que romper una regla por una vez signifique demasiado ahora. Nuestros capitanes están haciendo lo posible por mantener la tregua, el papel de mediadores ya no nos corresponde a nosotros.
La fiereza y valentía de Yeosang se desvaneció poco a poco después de lo que dijo, regresando a bajar la cabeza y pareciendo bastante deprimido.
—Entiendo... —Incluso si lo decía, no se sentía como que Yeosang lo entendiera en realidad—. Por eso no quisiste tomar un café conmigo, ¿verdad? Ya no tienes motivos para estar cerca de mí.
Jongho comenzó a mirar las paredes y los muebles de la habitación, buscando donde estaba el punto rojo que delataría a la cámara que estaba grabando esa broma pesada. No había forma en el universo en que Kang Yeosang, príncipe del hielo y el chico más popular de su universidad estuviera haciéndole un berrinche porque no quería estar cerca de él.
Esas cosas no pasaban, y si lo hacía sería en esos extraños libros adolescentes de Mingi sobre la nerd y el guapo.
—Oye... no te tomes todo tan apecho. ¿Recuerdas que no nos llevamos bien?
—Jamás he dicho algo intencionalmente malo sobre ustedes, mucho menos sobre ti. —Yeosang parecía bastante serio al respecto. Jongho no pudo evitar preguntarse si todas esas veces en las que fue un dolor en el zapato intentaba ser gracioso con él y no lo entendió—. Si no te importa conocerme entonces agradecería que me lo dijeras.
"No sé por qué te molestas tanto. Si te sigue pidiendo cosas, es porque le gustas."
"Deberías pararte y ponerte decente, Jongho. El príncipe del hielo llegará pronto y no puede verte así."
"Agradezco que hayas venido."
Joder.
¿Estaba recibiendo señales ahí? ¿Y si eran equivocadas? Yeosang era casi irreal, totalmente alejado de la mano de Jongho y de cualquier tonto que quisiera tocarle. ¿Qué le hacía pensar que pondría sus ojos justo en él? ¡Ni siquiera sabía su nombre en primer lugar!
"¿Por qué no? Es una tregua, el café sabe bien y las galletas son buenas... aunque no te guste comer cosas dulces."
No sabía su nombre... pero sabía un detalle de él que solo conocían sus amigos. Eso no tenía ningún sentido.
A menos que Yeosang fuera demasiado sutil a su alrededor, tanto que Jongho solo conseguía deslumbrarse cada vez que le veía y no pensaba en por qué había tantas coincidencias entre ellos.
Tantas coincidencias como Mingi tenía con Yunho. Esas de las que Mingi no tenía ni idea que eran coincidencias.
Jongho inhaló.
—Espera un momento.... ¡hyung! —Jongho no alcanzó a detenerle antes de que Yeosang empujara el frasco de aspirinas en sus manos y se fuera de ahí. El condenado fue demasiado rápido, sin importar que Jongho se apresurara ya no había rastro del príncipe del hielo en el pasillo.
Oh mierda. ¿Qué hizo?
El director de deportes lo iba a demandar por arruinar el ánimo de su patinador estrella. No, olviden eso. Seonghwa le iba a cortar las pelotas por deprimir a al patinador que todos trataban con amor y mano de seda.
No, peor. ¿Qué se supone que iba a hacer?
Jongho sí estaba interesado en Yeosang, pero no de esa manera... ¿cierto?
Se dio dos palmadas en la cara porque se estaba sonrojando sin su consentimiento.
Ay no.
Regresó al primer piso encontrándose con Wooyoung. Hongjoong y Seonghwa estaban fuera de escena, juró ver a Mingi y Yunho jugando Beer Pong en la cocina y claro que no había rastro de Yeosang.
— ¿Te vas a quedar ahí? —Wooyoung le molestó desde su lugar en el sofá, alcanzándole un vaso plástico de Dios sabe qué alcohol.
— ¿Viste a Yeosang?
—Bajó como una bala y se llevó a San con él. —Wooyoung le sonrió burlonamente, o eso alcanzó a ver en la poca luz—. Te quitaron a tu pastelito.
—No estoy de humor para esas cosas. —Jongho lo miró por un largo rato, notando que Wooyoung estaba callado cuando usualmente estaría bailando con todos los borrachos como la mariposa social que era—. ¿Estás enojado porque se llevó a San?
Wooyoung resopló, le dio un sorbo a la bebida que le estaba ofreciendo y rodó los ojos.
—Por favor, sabes que no me interesa involucrarme con el club de patinaje, mucho menos con alguien como él. Es demasiado aburrido. —Wooyoung se levantó con gracia, le entregó el vaso y le dio dos palmaditas en la espalda—. Si no vienes a bailar conmigo entonces busca algo para hacer. ¡Nos vemos!
Claro que Wooyoung le besó la mejilla y salió corriendo antes de que Jongho pudiera detenerlo. Fantástico, era la segunda vez que se le escapaba una persona esa noche y la segunda vez que fracasaba en alcanzarlo.
— ¡No quiero tu vaso con babas!
Wooyoung no volteó ni le respondió.
Jongho masculló una grosería y dejó el vaso abandonado. Sería mejor que buscara algo qué hacer mientras organizaba su cabeza antes de buscar a Yeosang. No podría regresar a casa si no aclaraba las cosas con él.
No ayudaba que no se entendiera a sí mismo tampoco.
Jamás se interesó por alguien que no estuviera usando un uniforme de hockey, y ni siquiera de una forma romántica, fue meramente competitiva. Las personas con las que salió fueron por mero compromiso y estaba lejos de ser un playboy. Le gustaba jugar hockey, estar en casa y acostarse tarde jugando en la computadora.
Oh, mierda. Sí era de los nerds de los libros de Mingi esperaba ser de esos que se quitaban la camisa y tenían buen cuerpo o no quería nada.
— ¡Jongho, ven acá y ayúdame a vencer a Yunho! —Mingi le gritó desde la cocina, dándole algo qué hacer.
Estuvo alrededor de dos horas alrededor del Beer Pong, apenas jugando un par de rondas y sublevando a Mingi en otras. Al menos estaba cumpliendo con su promesa interna de quedarse para beber, pero no demasiado, solo lo suficiente para sentirse chispeante y algo tonto.
Más tonto, quería aclarar.
Mingi borracho era un desastre y Yunho parecía ser el mismo de siempre, pero con más tendencia a reírse fuerte. La estaba pasando bien con ellos mientras evitaba entablar conversaciones con el resto, pero en algún punto sintió como una mano se envolvía alrededor de su bíceps y lo arrastraba hacia atrás.
Jongho no consiguió reaccionar rápido al empujón, solo percatándose de lo que ocurría cuando ya estaba en el jardín trasero. Había varios chicos borrachos bailando o fumando, pero solo pudo enfocarse en la chica que lo arrastró.
Su cara se le hacía familiar, seguramente era una compañera de clases, pero Jongho no recordaba cuál.
Ella le frunció el ceño y preguntó:
— ¿Qué relación tienes con el príncipe del hielo?
Jongho parpadeó, aún desorientado. ¡Él quería saber lo mismo!
— ¿Perdón?
—Kang Yeosang. ¿Qué relación tienes con él? —La chica cruzó los brazos, impaciente.
Jongho frunció el ceño, tratando de comprender la situación. No tenía ni idea de por qué alguien estaría interesado en su relación con Yeosang, pero decidió que no tenía nada que perder siendo honesto.
Debía ser solo otra fan descarriada.
—Solo... somos conocidos.
La chica levantó una ceja, no satisfecha con la respuesta.
— ¿Es en serio? ¡Él jamás se acerca a simples mortales como tú! Solamente hace amistad con parte de su equipo de patinaje y no mira a gente de deportes feos como el tuyo.
Jongho abrió la boca por la ofensa.
— ¡Oye, es un deporte bastante digno!
— ¿Y eso qué? No entiendo por qué Yeosang gastaría su tiempo con un bruto como tú.
Jongho sintió un calor creciente de indignación. Había soportado muchos comentarios despectivos sobre el hockey, pero algo en la forma en que esta chica lo dijo le molestó más de lo habitual.
—¿Sabes qué? No tengo que explicarte nada —dijo alzando la voz un poco—. No sé qué crees saber sobre Yeosang y yo, pero no es asunto tuyo.
La chica lo miró con desdén antes de darle la espalda.
—El club de admiradores sabrá si le haces algo.
— ¿De qué estás hablando? —gritó Jongho, pero ella ya se alejaba dejándolo en el jardín trasero con un nudo de frustración en el estómago.
Jongho respiró hondo, tratando de calmarse.
Él no necesitaba nada de eso.
¿Por qué Yeosang parecía traer tanto drama consigo? Jongho entendía tooodo el asunto sobre ser un chico increíble al que no tenía permitido tocar, pero no era como para ser tratado así.
Él no estaba interesado en Yeosang en primer lugar. Mentira.
A él no le importaba que Yeosang pudiera elegir entre muchas personas porque no le incumbía. Mentira.
A él no le afectaba que Yeosang pareciera tan inalcanzable que dolía...
Mentira.
— ¡Jongho!
Apenas levantó la cabeza y vio a Yeosang apresurarse hacia él. Tenía la cara roja y el cabello desordenado. Fuera donde fuera que estuvo las últimas horas, bebió demasiado.
— ¿Qué te sucedió? —Jongho se tensó al verlo.
Yeosang se tambaleó un poco.
—Me enojé.
— ¿Con quién?
—Contigo. —Yeosang respondió sin titubear, su voz cargada de frustración—. No voy a escapar de nuevo hasta que tenga una respuesta digna de tu parte.
—No sé qué quieres de mí...
— ¡Pues yo tampoco! —Esa debió ser la primera vez que le escuchó alzar la voz—. Y estoy cansado de eso, fui a buscar ayuda porque no consigo entender absolutamente nada y me recomendaron hablar contigo.
—Está bien por mí... pero no deberíamos discutir ahora.
— ¡¿Qué dices?!
— ¡Hyung!
Jongho intentó tomarle la mano porque Yeosang comenzó a moverse de forma exagerada —y borracha—, y estaba llamando la atención de todos a su alrededor. Temía que la chica loca regresara de nuevo y lo apuñalara con su tacón por dignarse a dirigirle la palabra a Yeosang.
Sin embargo, Yeosang se movió de nuevo, alejándose de su agarre.
—No quiero esperar más ni pensar en nada. Tengo suficiente de esto. —Yeosang arrastró sus palabras. Jongho ladeó su cabeza, jurando escuchar un ceceo en su forma de hablar, uno lindo y gracioso—. Te dejé pensarlo un largo rato, ahora quiero... necesito respuestas... no puedo seguir así.
—Me refería a que no discutiéramos aquí, podemos hacerlo en otro lado. Es solo que temo que tus admiradores quieran rebanarme el cuello por intentar tomarte la mano.
Yeosang abrió los ojos con sorpresa, luego la bajó para darse cuenta de que Jongho tenía la mano estirada desde su intento por agarrarlo antes.
Se sonrojó.
—Oh...
Jongho se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar lo que Yeosang acababa de decir. El patinador se veía tan vulnerable y sincero, algo que Jongho no vio antes.
Mirando a su alrededor, notó que la multitud comenzaba a murmurar y a observarlos con curiosidad. No quería hacer de esto un espectáculo.
—Vamos, busquemos un lugar más privado.
Ugh. Eso no debió sonar tan mal como lo hizo.
Jongho no esperó a que Yeosang dijera nada más. Tomó su brazo con firmeza y suavidad, comenzando a caminar de vuelta a la casa.
Notó que las miradas curiosas seguían sobre ellos, incluyendo la de la chica que le habló antes. Jongho no pudo evitar sacarle la lengua en señal de burla cuando cruzaron miradas. La chica se veía indignada, pero no hizo ningún intento por detenerlos.
Subieron las escaleras rápidamente con el ruido de la fiesta disminuyendo a medida que se alejaban del bullicio del primer piso. Jongho abrió la primera puerta que encontraron y los condujo al interior de una habitación amplia y lujosa, decorada con el mismo estilo elegante que vio antes.
Al menos en esa no había pétalos de rosa ni cisnes besucones.
Yeosang, todavía tambaleándose un poco, se dejó caer en la cama mientras Jongho cerraba la puerta tras ellos. Se giró y se apoyó contra ella, observando cómo Yeosang intentaba recobrar la compostura haciendo pucheros.
Fantástico.
—Aquí estaremos más tranquilos. —Jongho avanzó hacia Yeosang lo mejor que pudo, el alcohol también le estaba pegando duro—. ¿Podemos hablar ahora?
Yeosang le miró con su expresión aún un poco borrosa por el alcohol, pero más concentrada que antes.
—Sí, podemos hablar. —Yeosang hizo lo posible por impulsarse hacia el frente y sentarse en el borde de la cama. Él empuñó sus manos en sus rodillas y se acomodó como un niño bueno—. Me... me puse un poco dramático cuando te quedaste callado después de que te pregunté... si no estabas interesado en conocerme. Lo siento por eso, pero sí me dolió.
Jongho tragó con dificultad. Se sentía mal ser cruel con Yeosang, sobre todo cuando parecía realmente afectado con sus negativas.
Si no le gustaba sentirse de esa forma, ¿entonces qué sentido tenía ser deshonesto?
—Si te soy sincero... sí quiero hacerlo. Creo que eres una persona difícil de leer y totalmente inalcanzable para mí, por eso me molestaba cuando actuabas como si no existiera. —Jongho se sinceró, sintiéndose avergonzado al encontrarse con la profunda mirada de Yeosang—, pero eso no quita que sienta demasiada curiosidad por ti. Todo este asunto me hizo percatarme de algunos detalles que no puedo pasar por alto y... creo que es mejor que me detenga ahora o me avergonzaré hasta los huesos.
Yeosang separó sus labios al inhalar profundamente, luego sonrió.
—Yo también quiero conocerte. Al igual que tú, siento que eres demasiado difícil de leer y no logro entenderte tampoco. —Yeosang habló con rapidez, sus palabras seguían sonando arrastradas y el bonito ceceo seguía ahí. Sin embargo, su carita poco a poco perdió el buen ánimo, volviendo a mirarle feo—. Espera... ¿entonces no soy tu tipo?
—Hablas de...
—Románticamente.
Jongho finalmente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Yeosang estaba interesado en él. Un torrente de pensamientos inundó su mente mientras procesaba esta revelación.
—¿Románticamente? —repitió, la palabra resonando en su mente como un eco—. ¿De verdad?
Yeosang asintió con sus ojos fijos en Jongho, repletos de una intensidad que le hizo temblar. Jongho se dejó caer en la silla más cercana, tratando de ordenar sus pensamientos. ¿Cómo sucedió eso? Solo veía a Yeosang en clases o cuando intercambiaban los turnos del uso de la pista de hielo. Apenas cruzaban palabra antes. Jongho era bastante bajo perfil, más allá de su pequeña popularidad como el novato dorado del equipo de hockey no llamaba la atención.
Yeosang, en cambio, era todo lo contrario. Hijo de un político, inteligente, patinador estrella e increíblemente lindo. Jongho recordaba las veces que veía a Yeosang deslizándose con gracia en la pista de hielo, rodeado de admiradores. Siempre parecía tan seguro de sí mismo, tan inalcanzable.
¿Cómo podía alguien como Yeosang estar interesado en alguien como él?
—No lo entiendo... —murmuró más para sí mismo que para Yeosang—. Tú eres... tú. Eres increíblemente popular, talentoso, inteligente. ¿Por qué te interesarías en alguien como yo?
Yeosang frunció el ceño, como si la pregunta le doliera.
—Porque no eres solo alguien. Eres Jongho. —Yeosang se levantó y se acercó a él, sus movimientos aún un poco tambaleantes por el alcohol, pero sus ojos claros y sinceros—. Eres talentoso, amable y tienes una pasión por el hockey que es admirable. Eres increíble, muy guapo y atento. Aunque no lo creas, me he dado cuenta de muchas cosas sobre ti.
— ¿Cómo cuales...?
—Te gusta ayudar a tus compañeros de equipo incluso cuando no te lo piden. Te esfuerzas más que nadie en tus entrenamientos, eres aficionado a tu propia pasión. No te gusta que invadan tu espacio y me pareces bastante genial por eso. Eres un chico increíble, Jongho... y dudo que existan más chicos como tú.
Jongho sintió un nudo en la garganta. No estaba acostumbrado a recibir tantos elogios, mucho menos de alguien como Yeosang. Sin embargo, sus palabras eran sinceras y llenas de sentimiento. Jongho se permitió creer que tal vez, solo tal vez, él podría ser digno del interés de Yeosang.
—Nunca pensé que te darías cuenta de mí...
Yeosang asintió firmemente.
—Claro que lo hago, así que es una pena que no estés interesado en mí... —Yeosang se vio bastante herido por eso, Jongho temió que comenzara a llorar—. Quiero decir, creí que estabas coqueteando conmigo, pero solo malinterpreté tus bromas.
Uuuuh. Jongho sí se sentía como un gran patán en ese momento, recordando cada vez que Yeosang se avergonzó por su coqueteo bromista y la forma en que se encogía sobre sí mismo en un intento de esconderse. No estaba avergonzado por sentirse insultado, sino porque no sabía cómo reaccionar ante eso.
—Yeosang, escucha... yo...
— ¿Esto tiene que ver con el tamaño del culo?
— ¿Qué? —Jongho balbuceó torpemente, sintiéndose aterrado al notar la completa seriedad en el rostro de Yeosang—. ¿De qué estás hablando?
—Los patinadores tendemos a ser más esbeltos...
— ¿Hyung? No estoy entendiendo.
Yeosang frunció sus labios.
—Es que a mí nunca me has dado palmadas.
— ¡Claro que no!
— ¿Entonces no soy interés de análisis tampoco?
— ¡Que yo no hago eso!
Yeosang enrojeció graciosamente.
—Me siento poco atractivo.
— ¿Ah?
—Por tu culpa. ¿Por qué no te gusto? ¿Qué está mal conmigo?
— ¿Q-Qué? —Jongho balbuceó sin saber qué hacer con sus propias manos, así que las juntó en su regazo como si estuviera pasando por una interrogación—. Hyung, con todo respeto, eres la persona más atractiva que he conocido. Mi opinión ni siquiera debería importarte porque tienes a toda la universidad besando el suelo por el que pisas.
— ¿Y a mí qué me importan ellos? —Yeosang preguntó hostilmente, matando todo el discurso de Jongho—. Te dije que era tu culpa. No estoy involucrando otras personas.
—Hyung.
—No, mira. —Yeosang se giró sobre sus propios pies y antes de que Jongho pudiera preguntar qué demonios estaba haciendo, él literalmente se palmeó las caderas—. ¡Bam! ¿Ves? ¿Qué piensas de mi cuerpo inferior?
—Qué-
— ¿Me ves los glúteos? Y no es gracias a la ropa, es solamente mis piernas y glúteos. —Yeosang se palmeó de nuevo, esta vez sobre los glúteos. Jongho no debió quedarse mirando tanto tiempo ahí, pero era la primera vez que podía mirar sin sentirse al descubierto y claro que lo aprovecharía—. ¿Si viste?
Yeosang volvió a voltearse para mirarle a la cara, esperando por una respuesta.
Jongho abrió y cerró la boca sin encontrar palabras para decir.
Yeosang sollozó.
—Te odio tanto.
—No, no, no. Espera, hyung. —Jongho se levantó de la silla para alcanzar a Yeosang, quien ya se estaba cubriendo la cara por la vergüenza que sentía—. Oye, ¿puedes mirarme solo un segundo?
—No. —Yeosang contestó a través de la presión de sus manos en su cara—. No te quiero ver, vete.
—Hyung.
—No.
—Pastelito.
Yeosang se quitó las manos para mirarle con total repulsión.
—Te odio.
—Son medidas desesperadas, ¿sí? Ni siquiera me dejaste responder. —Jongho hizo un esfuerzo por hablar dulcemente, intentando convencer a Yeosang de hablarle—. Viendo que necesitas tanto una confirmación de mí parte: sí, tienes un gran cuerpo. ¿Podemos dejar esta conversación antes de volverme irremediablemente gay?
— ¿Puedo volverte gay?
Uh. ¡Sí! Carajo, claro que sí. Jongho probablemente se hizo gay desde que Yeosang batió sus pestañas hacia él, pero no quería hablar de eso ahora.
—Hyung, creo que es mejor-
Antes de que pudiera decir algo más, Yeosang tomó su rostro entre sus manos, acercándose hasta que sus labios se encontraron en un beso suave y dulce. Jongho se quedó paralizado al principio, sus pensamientos corriendo en todas direcciones, pero pronto sus manos encontraron el camino hacia la cintura de Yeosang, sosteniéndolo con suavidad mientras respondía al beso.
Se sintió como presionar los labios en malvavisco.
Yeosang se apartó ligeramente, manteniendo sus frentes juntas mientras ambos recuperaban el aliento.
—Lo siento, solo quería...
—No... descuida... —Jongho le interrumpió suavemente, acariciando la mejilla de Yeosang con su pulgar—. Está bien.
¿Estaba bien? ¿Lo estaba?
Era la primera vez que besaba un chico, y ese chico era Yeosang. Solo por ser él se sintió muy bien, tanto que juró ver estrellas detrás de sus ojos.
Yeosang pareció tan encantado como se sentía, así que no lo cuestionó. ¿Qué importaba? Jongho se lo debía, fue un patán durante mucho tiempo, así que Yeosang podía robarle todos los besos que quisiera.
Eso era bastante justo.
Yeosang sonrió tímidamente. Jongho sintió una oleada de ternura al verlo así, tan diferente al distante y reservado príncipe del hielo que conocía. Se dio cuenta de que, detrás de toda esa fachada, había una persona real que sentía tanto como él.
Y que también era bastante torpe.
Sin decir una palabra, Jongho se inclinó hacia adelante y volvió a besar a Yeosang. Esta vez, el beso fue más seguro, más firme. Jongho dejó que sus emociones fluyeran a través de sus acciones, queriendo transmitir todo lo que no podía expresar con palabras. Sus labios se movieron lentamente, explorando y conociendo los de Yeosang, disfrutando del calor y el ligero sabor a alcohol.
Yeosang respondió al beso con la misma ternura, sus manos se deslizaron desde las mejillas de Jongho hasta su cuello, acercándolo más. Jongho sintió un calor reconfortante extendiéndose por todo su cuerpo, satisfaciendo un hambre que no sabía que tenía.
Bien. Jongho era gay... como bastante gay.
Se sintió más que satisfecho con la resolución que le permitió devorarle la boca a Yeosang por lo que parecieron horas, tanto que los labios le hormigueaban y era difícil respirar. En algún momento, Yeosang le mordió el labio inferior en un intento por quitarse a Jongho de encima solo un segundo.
Arrugó la nariz de puro disgusto.
¿Por qué lo hacía gay si no se haría responsable?
—Tacaño.
—Me ahogas.
—No te estabas quejando.
—No.
Yeosang tomó sus manos para obligarlo a caminar cerca de la cama, Jongho se volteó en un intento de darle cara, pero todo lo que recibió fue un fuerte empujón que le hizo caer contra el lujoso colchón.
Jongho tragó cuando Yeosang se inclinó sobre su cuerpo, volviendo a besarlo y distraer su mente de todas las cosas importantes que estaban pasando.
Solo fue consciente al sentir a Yeosang acomodándose sobre su regazo, sus muslos ajustándose alrededor de las caderas de Jongho y la bonita curvatura de su culo aplastando el bulto en sus pantalones. Jongho ahogó un gemido en sus labios, apretando la cintura de Yeosang entre sus manos para evitar que se moviera de nuevo.
— ¿Qué sucede? —preguntó con fingida inocencia, sonriendo como una pequeña criatura diabólica que estaba por comerse sus huesos—. ¿No quieres que me siga moviendo?
Él balanceó un poquito sus caderas, apenas presionado hacia abajo y haciéndole ver estrellas detrás de los párpados. Oh, eso se sintió tan bien. Definitivamente quería que lo hiciera de nuevo, pero sabía que una vez aceptara no había vuelta atrás.
Jongho tragó.
—No es eso, pero...
—Entonces no pongas resistencia. Aquí. —Yeosang acomodó las manos de Jongho en sus caderas, instándole a sostenerlo mientras se balanceaba lenta y tortuosamente—. Puedes... puedes dirigirme.
Jongho sabía que tenía la oportunidad de detenerse y pedirle un momento. Había demasiadas palabras no dichas entre ellos y lo mejor era tomarse el tiempo de conocerse sin prejuicios de por medio. Podrían tener una linda cita en un café para compensar el fiasco de la última vez, hablar mucho sobre sus vidas y decir cada cosa que les gustaba del otro, incluso podrían besarse un poco antes de irse y acordar otra cita más.
Luego otra más. Y otra más.
Jongho terminaría pidiéndole ser novios en la quinta cita con una propuesta ensayada para ser perfecta y un ramo de flores tan bonito como Yeosang. Probablemente se sonrojaría, aceptando su propuesta con vergüenza. Luego se besarían durante días mientras se adoraban mutuamente.
Un tiempo después, comenzarían a follar como una pareja estable y funcional.
Eso sonaba bien, pero no pudo detenerse al sostener las caderas de Yeosang con un agarre de hierro, obligándolo a balancearse sobre su regazo, frotando su polla vestida contra su trasero. El peso de Yeosang era tan fácil de manejar y Jongho no era el mejor teniendo autocontrol, así que Yeosang tuvo que hacer un esfuerzo por seguirle el ritmo.
Era sucio y poco convencional. Frotándose como un par de adolescentes cachondos después de un par de besos.
— ¿Te gusta?
Jongho quiso gruñir. La vergonzosa tienda de campaña en sus pantalones debía ser una respuesta obvia.
—Sí.
Yeosang tarareó como si pensara, aun sacudiendo las caderas al ritmo que Jongho le pedía.
—Podríamos hacer más.
— ¿Más?
Su pregunta no debió sonar tan esperanzada como lo hizo, pero Jongho no tuvo tiempo de avergonzarse porque Yeosang estaba mucho más cohibido que él, podía notarlo por el fuego en sus mejillas. Pero eso no evitó que siguiera actuando como si tuviera todo el control allí.
Era lindo.
Yeosang le besó la mejilla, un contacto que usualmente rechazaría, pero fue muy dulce y no pudo reclamarle por eso.
—Déjamelo a mí.
Sus dedos se metieron por debajo de su chaqueta, empujándola lo suficiente para deslizarla por sus hombros. Jongho debió levantarse para ayudarle con la tarea. Jamás le gustó mostrarse demasiado, pero había cierta satisfacción en los ojos de Yeosang mientras descubría más de su piel.
Al quitarle la camisa, se inclinó y mordisqueó suavemente la unión entre su cuello y hombro.
—Tienes un lunar. —Yeosang habló dejando que su cálido aliento le rozara el cuello. Jongho se estremeció—. ¿Tienes más?
Se encogió de hombros.
—Descúbrelo si quieres.
Jongho debió pensarlo dos veces antes de decirlo, pero fue demasiado tarde. Yeosang puso una mano en su vientre desnudo y le empujó contra el colchón, manteniéndolo ahí mientras desabrochaba la hebilla de su cinturón.
Ah, mierda. Yeosang era realmente fuerte debajo de su aura de niño bonito y eso no debió gustarle tanto como lo hizo.
Los dedos de Yeosang se engancharon en la cintura de su ropa interior, jalándola hacia abajo y liberando su dura erección. Jongho suspiró de puro alivio, deleitándose con la mirada sorprendida de Yeosang. Las pocas personas que le vieron en el pasado mencionaron que tenía una buena polla, lo que no le importó demasiado hasta esa noche.
Yeosang no dudó al tomar la base y poner sus labios alrededor de la punta. Jongho soltó un quejido y dejó caer la cabeza contra la almohada, parpadeando de pura estupefacción. El calor y la humedad se sintieron increíbles a su alrededor, y estaba seguro de que caería en la locura cuando chupó hasta acomodarse la mitad.
Su mano se mantuvo fija en su nuca, debatiéndose entre sostenerlo ahí o impulsarlo para que tragara mucho más de adentro. Yeosang pareció tomar su propia decisión, sosteniendo la base de su polla con ambas manos y balanceando suavemente su boca por todo lo que pudo tomar.
Jongho nunca recibió una mamada antes, y era tan extraño como alucinante. Solo estaba seguro de que Yeosang era bastante desordenado, masajeando y tragando sin ningún ritmo fijo. Juró que se correría vergonzosamente rápido al recibir un apretón descarado y una succión particularmente buena justo en la punta.
Todo su cuerpo se tensó en represalia, pero Yeosang fue lo suficientemente amable como para soltarle y deslizarlo fuera de su boca. Jongho jadeó intentando recuperar su respiración, perdiendo la fuerza con la que sostenía la nuca de su chico.
Yeosang sonrió casi con orgullo, optando por levantarse para quitarse su ropa. Jongho solo pudo tragarse la visión lujuriosa de sus bonitas manos tirando de su apretado pantalón negro, dejando ver unos jugosos muslos blancos que desearía morder en cuanto tuviera la oportunidad.
Yeosang volvió a acomodarse sobre su regazo, dejando que sus pieles desnudas entraran en contacto mientras se quitaba la chaqueta. Jongho tragó su asombro, sintiéndose en completa desventaja a comparación de semejante aparición divina. Tendría que buscar a su club de fans y despedirlos, solo Jongho se quedaría con el título de admirador porque fue el único bendecido en verlo encima de él.
Todos los puntos se conectaron en su cabeza. Por supuesto que estaría obsesionado con Yeosang, devorando su silueta en cada uno de sus vestuarios diarios. No era curiosidad por detalles tontos, Jongho solo quería una excusa para mirarlo.
Justo cuando iba a quitarse la apretada camisa de malla, Jongho le detuvo.
—Esta se queda. Me gusta como se ve.
Yeosang le miró a través de sus ojos nublados.
—Siempre me miras mucho.
—Es que me gustas mucho.
Yeosang se derritió en su elogio, recostándose sobre el pecho de Jongho y mirándolo a través de sus pesadas pestañas.
—No tuviste sexo con hombres antes, ¿verdad? —Jongho negó rápidamente, era bastante torpe y no quería avergonzarse por eso, pero lo hizo. A Yeosang le pareció una ternura y le picoteó los labios—. Entonces me encargaré de todo por ambos. Sostenme así.
Jongho entendió al momento que Yeosang acomodó sus manos sobre las mejillas de su trasero, pidiéndole silenciosamente que le ayudara a mantenerlas separadas. Obvio no protestó, en su lugar presionó sus dedos con suavidad y masajeó.
Yeosang arrugó la nariz casi diciéndole pervertido con su mirada. Sin embargo, se preocupó más por humedecer sus dedos con un sobrecito de lo que parecía ser lubricante.
¿Estaba preparado para eso?
Jongho hizo lo posible por no pensar demasiado en ese detalle, simplemente optando por relajarse con la atención fija en Yeosang. Le vio dirigir su mano hacia atrás y apretar sus labios mientras metía sus dedos en su interior. Para Jongho fue la vista más excitante y devastadora de la historia. Era abrumador tener que mirar mientras la polla le dolía, desesperado por algo de la atención de Yeosang.
El príncipe del hielo cerró sus ojos mientras se abría espacio en su interior, moviendo las caderas apenas un poco y dejando que sus pechos se apretaran juntos. La sensación de la malla contra su piel fue excitante, casi tanto como el roce caliente de sus muslos juntos.
Jongho no pudo evitar besar su cara bonita, murmurando pequeños elogios para Yeosang, repitiendo lo lindo que era y lo mucho que adoraba cada cosa que hacía.
Yeosang le miró con ojos entrecerrados.
—Me... me estás avergonzando. —Reprochó con sus labios juntos en un puchero, Jongho lo tomó como una invitación para morderle el labio inferior y empujar su cuerpo hacia abajo, acomodando su dura polla sobre su agujero—. ¡Ahm...! ¿E-Estás impaciente?
Jongho asintió, sin importarle parecer un adolescente desesperado.
—Sí, sí lo estoy. Déjame follarte por favor.
Yeosang le sonrió con ternura.
—Claro que puedes. ¿Te gustaría tomar el control?
Eso se escuchó como un permiso. Jongho no lo desaprovechó, agarrando la cintura de Yeosang y volteándolo sobre la cama. Su cabello castaño se desparramó en la almohada blanca y le hizo parecer un ángel.
Uno caliente.
—Permiso.
Era estúpido pedirlo, pero Jongho sintió que lo necesitaba. Era indigno en todo sentido, pero todavía quería follarlo.
—Qué bobo.
—Déjame en paz.
Yeosang iba a bromear de nuevo, pero se calló en cuanto Jongho presionó sus cuerpos juntos, acomodando su pene en su agujero.
Oh, bueno. Podía callarlo de esa manera también.
Jongho bromeó durante un par de minutos, deslizando solo la punta dentro y retirándose apenas entraba. Yeosang estaba haciendo toda clase de quejiditos y jadeos mientras Jongho se burlaba de él, haciéndole creer que entraría todo y quitándolo apenas lo presionaba. Era una tortura para ambos, pero Jongho disfrutaba de ver a Yeosang fruncir el ceño y balbucear, debatiéndose entre rogar por su polla o mantener su orgullo.
Jongho sonrió y le besó la punta de la nariz.
— ¿Quieres decir algo? —Yeosang negó. Jongho se arrastró todo el camino fuera—. ¿Seguro?
—Ngh... hazlo por favor.
Jongho dejó que su vocecita quejumbrosa se le subiera a la cabeza, empujándose completamente hacia adentro. Yeosang gimió y balbuceó unas palabras sin sentido que no pudo descifrar.
Era increíble.
Yeosang tenía un cuerpo excepcional, olía delicioso y mantenía su polla cálida y apretada. Era un sueño. Jongho tendría que ser un tonto para dejarlo ir.
—Hyung.
—Vamos... fóllame.
Uff. Finalmente estaba recibiendo una orden que podía obedecer más que gustoso.
Jongho abrazó su cintura para acomodarlo más arriba, consiguiendo que recibiera sus embestidas en un mejor ángulo. El ritmo fue duro y rápido desde el inicio, y Yeosang se vio obligado a tomarlo hasta que sus bolas se presionaron contra sus nalgas. El ruido de sus cuerpos sumado a los gemidos rotos de Yeosang y el rechinar de la cama era más que obsceno, Jongho solo podía agradecer que la música de la fiesta siguiera igual de fuerte y nadie pudiera escuchar el desastre que estaban haciendo.
— ¡Mgh... Jongho... Jongho! —Su nombre en la voz quejumbrosa de Yeosang se escuchó como una maravilla. Jongho le miró sin detenerse, amando como sus labios se separaban al balbucear.
No pudo soportarlo.
Jongho le sostuvo el mentón con una mano, ayudándolo a mantener la boca abierta para besarlo con lengua y mordidas incluidas.
Simplemente no podía tener suficiente de ese chico bonito.
— ¿Cómo me sientes?
— ¡Bien... ah... m-muy bien!
—Perfecto.
Jongho soltó sus caderas y salió de él de golpe. Yeosang le miró con sus grandes ojos ansiosos y preocupados, al menos hasta que Jongho lo agarró y obligó a recostarse boca abajo en la cama.
— ¿Q-Qué estás...? ¡Mgh!
Volvió a meterse en su interior, empujándose un par de veces hasta solo mantener la punta dentro.
—Demuéstrame cuánto te gusta.
— ¿P-Por qué...?
Jongho le dio una nalgada con la mano abierta. El sonido fue tan fuerte que hasta a él le dolió. Yeosang, por el contrario, debió tomarlo como un reto porque se acomodó temblorosamente sobre sus manos y rodillas, asegurándose de mantener la polla de Jongho dentro para comenzar a moverse, tomando todo por sí mismo.
Jongho no lo tocó, solo disfrutó de la vista que se le ofrecía. Admirando como su pene desaparecía entre las mejillas de su bonito culo.
Oh, joder. Quería correrse, pero sobre su cadáver lo haría antes de Yeosang.
Con esa idea en mente, agarró las caderas de Yeosang hasta mantenerlo en su regazo, la posición perfecta para follarlo tontamente. Envolvió una de sus manos alrededor de la erección de Yeosang, bombeando al ritmo de sus embestidas.
—Córrete, pastelito.
Yeosang soltó un gemido estrangulado, temblando sin poder sostener su propio cuerpo y corriéndose al instante.
El apretón fue tan maravilloso que Jongho tuvo que enterarse dentro de su agujero, presionando y derramando todo dentro. Yeosang se removió de incomodidad, pero hizo lo que pudo para mantenerse en su lugar mientras Jongho bajaba de su orgasmo.
Juró que su visión se nubló un par de segundos, sosteniendo con tanta fuerza a Yeosang que comenzó a quejarse con ruiditos exagerados.
Jongho se había recostado sobre su espalda, aplastándolo con su peso y manteniéndolo abrazado en un intento desesperado por no dejarlo ir.
—No te muevas.
— ¡Pesas! —Yeosang se quejó como el niño de oro que era, pataleando debajo de él y frotando la cara en las almohadas—. Abrázame apropiadamente.
Jongho hizo lo posible por no rodar los ojos, acomodándose sobre su costado sin dejar de tocar a Yeosang, abrazándolo como la cucharita pequeña.
Eso le dio la libertad de besarle la nuca y acariciarle el vientre bajo, consiguiendo que Yeosang se derritiera bajo su toque.
Jongho estaba demasiado distraído en su propio mundo, concentrado en tocar a Yeosang en todo lo que su somnolencia borracha le permitía.
Juró escuchar que Yeosang dijo algo, pero no lo entendió del todo.
Sería un problema para mañana.
BAD GYAAAAaAaaAaaAL
HE VUELTO ZORRAS
Hola. ¿Cómo están? ¿Me extrañaron?
He pasado algunos días debatiendome mi asunto con la escritura y lo que espero de mí misma, sin embargo, me ayudaría bastante si me tratan bonito porque como ya vieron, soy sensible y me desarmo como mazapán.
Agradezco mucho a quienes se preocuparon por mí, sobre todo a los que suelen ser fantasmas y aparecieron solo para darme apoyo, los reales que aparecían en el momento justo y desaparecían de nuevo.
Bueno, volveré lentamente. Quiero terminar los dos capítulos faltantes de Sweet Obsession antes de regresar a mi ritmo de escritura actual (tengo casi dos capítulos escritos), así que me tomaré mi tiempo antes de tomar Enamorate de Mí y Boys Like You con la misma fuerza de antes.
Muchos abrazos para todos los que me apoyan. <3
Les recuerdo que tengo un Buy Me A Coffe por si quieren cooperarme con mi ahorro para la nueva laptop, escribir smut desde la laptop del trabajo es totalmente incómodo, ah.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro