Capítulo 3
—La clave está en la rapidez y en el movimiento de muñeca —Jongho explicó mientras levantaba su stick y lo balanceaba con precisión—. No se trata solo de fuerza, sino de técnica. Mírenme.
Lanzó el puck con un movimiento fluido, logrando que se elevara y se incrustara en la esquina superior de la portería con un ruido fuerte.
— ¿Cómo se supone que haremos eso? —Uno de los chicos preguntó.
—Justo como lo hice.
—Qué pésimo profesor eres. —Jongho le lanzó el stick, el chico debió apresurarse en recibirlo y ponerse en posición para golpear el puck, pero cuando lo hizo fue sin fuerza y se deslizó lentamente lejos de la portería—. Mierda.
—Buen intento.
—Cállate, Choi.
Los chicos comenzaron a posicionarse para tomar turnos mientras intentaban imitar el tiro.
El ambiente en la pista de hielo era tenso, pero controlado. Los equipos de patinaje y hockey estaban haciendo lo posible por no pelear para mantener sus tiempos de entrenamiento desde que decidieron dividir los turnos equitativamente y además compartir ciertos horarios cuando no necesitaban usar demasiado espacio.
Sin embargo, siempre que eso ocurría debían estar presentes al menos dos personas que pactaron la tregua. Jongho se sorprendió cuando terminó emparejado con Yeosang para vigilar el comportamiento de sus respectivos equipos.
Hoy era uno de esos días.
Jongho estaba enseñando tiros a los más nuevos mientras que al otro lado de la pista, Yeosang estaba mostrando a su equipo una serie de giros complejos. Sus movimientos eran elegantes y precisos, cada giro y estiramiento realizado con una gracia que contrastaba con la fuerza bruta del hockey. Aunque Jongho intentaba no mirar, de vez en cuando sus ojos se desviaban hacia Yeosang y sus compañeros de equipo.
—Vamos, Heeseung. Inténtalo de nuevo —Jongho prefirió concentrarse en su propio equipo, centrándose en uno de los chicos con los que compartía la misma edad, pero no la experiencia—. Recuerda mantener el stick firme y tu muñeca suelta.
Heeseung asintió y volvió a intentar el tiro, esta vez logrando que el puck se elevara un poco más. Jongho le sonrió, sintiéndose orgulloso del progreso del chico.
— ¡Sí se pudo, ratas! —Heeseung celebró alzando los brazos por sobre su cabeza, el resto del equipo se quejó del favoritismo.
Jongho se giró para ver cómo estaban las cosas con el equipo de patinaje y fue entonces cuando notó algo que no esperaba. Yeosang se le acercaba con una expresión que Jongho no pudo descifrar del todo. La mirada de Yeosang era firme, pero sus pasos eran suaves, casi como si flotara sobre el hielo.
—Jongho.
—Yeosang.
No "pastelito" ni "hyung". Solo Yeosang.
Yeosang hizo una mueca.
— ¿Pueden intentar ser un poco más silenciosos? Los chicos no logran mantener la concentración cuando hay tanto ruido.
Jongho frunció el ceño, pero sonrió burlonamente.
— ¿No se pueden concentrar? ¿En serio?
—Sí.
Jongho se negó a rodar los ojos y regresó a su equipo.
— ¡Hey, dejen de ser tan ruidosos! —El equipo de hockey soltó un largo "Buuuuuu" en señal de protesta, pero luego se dieron palmadas mutuamente para cerrar la boca—. Listo, no era tan difícil. ¿Puedes dejar de mirarnos como si fuéramos a arruinar todo?
Yeosang levantó una mano en un gesto conciliador.
—No intentaba sonar así. Sí necesitas escucharlo, entonces te pido disculpas.
Jongho lo miró dudando por un momento. Finalmente asintió, entendiendo que por ahora debía enfocarse en mantener la tregua.
—Está bien, pero no te hagas el héroe. Solo mantén tus ojos en tu equipo y yo me encargaré del mío.
Dicho eso, Jongho volvió a deslizarse cerca de un puck para repetir el snapshot, demostrando con entusiasmo cómo realizarlo. Su equipo celebró vitoreando intencionalmente bajo para provocar a Yeosang.
La tensión entre los dos equipos seguía siendo palpable, pero al menos por ahora todos parecían estar en sus lugares, haciendo lo que debían hacer.
Jongho le sonrió después del tiro perfecto, Yeosang se tensó y regresó por donde vino sin darle una segunda mirada.
¿Era su idea o en realidad era un poco tímido?
Jongho no pudo evitar seguir a Yeosang con la mirada por un rato. El patinador estrella tenía una elegancia innata en cada movimiento, deslizándose por la pista con una precisión y fluidez que Jongho encontraba hipnóticas.
Por algún motivo había cambiado su ropa de entrenamiento hoy, ahora estaba usando un pantalón y camiseta ajustadas, resaltando su figura atlética. La luz de la pista se reflejaba en su cabello castaño dándole un brillo especial que acentuaba su atractivo natural.
De repente, un puck salió disparado a toda velocidad desde el otro extremo de la pista. Jongho apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ver cómo Yeosang se agachaba justo a tiempo para evitar el impacto. Si no se hubiera movido, el puck le habría golpeado la cabeza.
Jongho giró bruscamente hacia su equipo, viendo cómo todos comenzaban a culparse entre ellos. Sus rostros mostraban una mezcla de culpa y confusión, pero Jongho no se quedó a escuchar las excusas. Se deslizó rápidamente hacia Yeosang con el corazón acelerado.
— ¡Yeosang hyung! —gritó mientras llegaba a su lado, sosteniéndolo por los brazos para asegurarse de que estaba bien—. ¿Estás bien? ¿Te dieron en algún lado?
Yeosang lo miró, sorprendido por la cercanía y la preocupación en la voz de Jongho.
Jongho giró hacia su equipo sin soltar a Yeosang.
— ¡Al próximo tarado que arroje un puck al otro lado lo desnuco con el stick!
— ¡Perdón! —se oyó una voz apenada desde el grupo de jugadores de hockey.
Jongho soltó un suspiro, sintiendo la tensión abandonar un poco su cuerpo.
—Estoy bien —dijo Yeosang, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y agradecimiento—. Solo fue un susto.
—No volverá a pasar. No le digas a Seonghwa hyung, por favor. — Jongho se dedicó a arreglar la ropa y el cabello de Yeosang, sus manos trabajando rápidamente mientras murmuraba—. Si se entera nos matará.
Yeosang frunció sus labios.
—Me volaron un disco por la cabeza.
—Es un puck.
—Me da igual como se llame. ¿Por qué debería cubrirte?
Jongho ladeó la cabeza.
— ¿Por nuestra voluntad de mantener la paz dentro de nuestros equipos?
—Por poco perdí la cabeza.
—Exageras, estás en una pieza. —Yeosang le miró muy ofendido, se libró de sus manos y comenzó a deslizarse fuera de la pista, Jongho debió ser lo suficientemente rápido para alcanzarlo—. Hey, no. Lo siento. ¿Sí? Haré lo que quieras, pero no se lo digas a tu capitán.
— ¿Lo que quiera?
Jongho se mordió la lengua.
—Sí.
—Okay.
...
Jongho se acercó a la mesa del comedor universitario con una bandeja en las manos, cargada con un almuerzo ligero que había seleccionado cuidadosamente. Al llegar frente a Yeosang, depositó la bandeja en la mesa con más firmeza de la necesaria.
—Quiero que sepas que te odio con toda mi alma.
Yeosang levantó la mirada hacia Jongho, sorprendido por el comentario, pero no pareciendo demasiado afectado. Su rostro se iluminó con una sonrisa que Jongho hubiera preferido ignorar en ese momento.
—Gracias por traerme el almuerzo, Jongho. Aprecio el gesto.
Jongho se sintió incómodo por la respuesta tranquila de Yeosang. Sabía que todos a su alrededor estaban observando la escena con curiosidad, incluidos Seonghwa, Yunho y San, quienes compartían la mesa con Yeosang.
Jongho podía sentir las miradas y las preguntas silenciosas flotando en el aire.
— ¿Puedo preguntar por qué está aquí? —Seonghwa señaló a Jongho con curiosidad—. Pensé que se llevaban mal.
—Le debo algo. —Jongho explicó casi entre dientes, intentando evadir la pregunta para no confesar lo del puck.
— ¿Tu forma de pagarle es traerle el almuerzo? —Yunho frunció sus labios para no reírse, luego se fijó en Yeosang—. Eres cruel, amigo.
—No lo suficiente. —Yeosang sonrió bastante seguro de sí mismo, luego se movió a la otra silla para dejar la suya libre y le dio dos palmadas al acolchado—. Jongho, siéntate.
—Eso no era parte del trato.
Yeosang le miró con los ojos más grandes y curiosos que pudo poner.
— ¿No lo era? —La pregunta fue claramente una advertencia. Jongho ahogó una grosería y se sentó, luego Yeosang le entregó el pequeño platillo de uvas junto al tenedor de postre—. Ten.
— ¿Qué?
—Aliméntame.
La orden fue tan exacta como shockeante. Jongho no pudo evitar mirar al frente para fijarse en las caras perplejas de Seonghwa y San, el último viéndose más mortificado que nada.
Estaba seguro de que iban a patearle el trasero por meterse con el patinador estrella —y aparentemente novio de San—, pero no pudo discutir con Yeosang, quien le veía con la sonrisa más suave que pudo poner en sus labios.
—Joder. —Jongho tomó el tenedor de postre, pinchando una de las uvas mientras parecía replantearse todas las decisiones de su vida—. Abre.
—Dilo bonito.
Yeosang mantuvo su mirada fija en Jongho, una ceja ligeramente arqueada como si estuviera disfrutando del espectáculo. Era difícil discernir si realmente estaba siendo serio o simplemente estaba bromeando a expensas de Jongho.
Decidió mirar hacia el techo y cerró los ojos, preguntándose si eso era alguna clase de castigo divino. Luego regresó a Yeosang.
—Di aaah. —pronunció con un tono entre divertido y resignado, moviendo el tenedor hacia adelante como si estuviera alimentando a un niño pequeño.
Yeosang abrió la boca ligeramente y luego cerró los labios en una sonrisa que revelaba su entretenimiento por la situación. Aunque parecía en control de la situación, Jongho notó una chispa traviesa en sus ojos que indicaba que estaba disfrutando de la incomodidad de Jongho tanto como de la comida.
—Gracias, Jongho. Has cumplido con tu deber de caballero —comentó Yeosang con un brillo juguetón en los ojos, tomando una uva más con sus propias manos y comiéndola con una expresión de tranquilidad.
No necesitó del maldito tenedor.
Jongho había pasado los últimos días cumpliendo con cada petición de Yeosang, gracias al maldito incidente del puck.
Hacía todo. Desde cargar el bolso de patines de Yeosang en los días que tenía entrenamiento, hasta llevarle el almuerzo en la cafetería y comprarle snacks y bebidas a petición suya, Jongho se había convertido en una especie de asistente personal improvisado.
Cada vez que Yeosang levantaba la mano en la cafetería, Jongho se levantaba para seguir con las siguientes órdenes. Eso incluía desde una simple botella de agua hasta las preferencias más específicas de Yeosang, como galletas de chocolate y café late endulzado.
Jongho sabía que estaba haciéndolo a propósito, disfrutando de tenerlo a su disposición. De seguro hacía todo eso para vengarse por el pastelitogate, no podía encontrar otra respuesta.
Lo peor era que no podía negarse.
Al principio, sus amigos del equipo de hockey lo miraban con escepticismo cada vez que Jongho cumplía con otra tarea para Yeosang. Después de varios días parecieron aceptarlo como parte de un acuerdo temporal entre los equipos, aunque Hongjoong no estaba feliz de verlo dejarse mandonear.
Jongho se encontraba ahora en la posición incómoda de equilibrar su orgullo con la necesidad de mantener la paz entre los equipos.
Y todo porque Yeosang no podía dejarlo ir.
— ¿Cuánto tiempo más vas a tener al novato de hockey bajo tu mando? —preguntó San cuidadosamente.
A Jongho se le iluminaron los ojos. ¡Bingo! San podría montarse una escenita de celos que hiciera a Yeosang desistir de su tontería.
A pesar de eso, Yeosang se encogió de hombros.
—No.
— ¿No? ¿Qué clase de respuesta es esa? —San reclamó, pero Yeosang ni le miró.
En su lugar, Yeosang empujó una uva en los labios de Jongho, instándolo a comerla con un gesto despreocupado. Jongho hizo un pequeño cortocircuito mental al sentir el sabor de la uva en la lengua y el roce de los dedos en sus labios.
¿Qué demonios? ¡¿Qué hacía?!
Jongho jadeó.
—San hyung, por favor dile a tu novio que me deje en paz. Te prometo que no estoy aquí por gusto propio. Convéncelo de que me dé un calcetín y me compre la libertad, te lo ruego.
Seonghwa y Yunho estallaron en risas, mientras San se sonrojaba.
— ¡No salgo con Yeosang! ¿Qué clase de chisme te estás tragando?
Jongho parpadeó, procesando la respuesta de San y sintiéndose ligeramente aliviado, pero aún confundido por todo.
Yeosang simplemente sonrió como si disfrutara de la incomodidad de Jongho.
—Qué bobo.
— ¿Discúlpame? —Jongho le espetó—. ¡Estoy desesperado!
La tensión en la mesa se disipó un poco con las risas, pero Jongho seguía sintiéndose atrapado entre sus propios malentendidos y las actitudes desconcertantes de Yeosang.
—No pensé que los jugadores de hockey se tragaran los chismes también. —Seonghwa dijo entre risas. Él se veía realmente relajado cuando Kim Hongjoong no estaba cerca—. ¿Quién más está compartiendo esa teoría vergonzosa?
—No lo sé, simplemente lo escuché y me la creí. Dejen a mis cinco gramos de dignidad y a mí en paz.
Jongho se avergonzó lo suficiente como para bajar la mirada, pero su vergüenza se convirtió en enojo cuando Yeosang le empujó otra uva entre los labios.
— ¡Hey!
Yeosang sonrió, luego regresó a mirar a Seonghwa.
—No creo que sean tan malos como parecen, simplemente discutimos demasiado y no nos dimos el tiempo de conocernos. —Yeosang comentó con algo de vergüenza—. Siento que deberíamos darnos una oportunidad.
Oh, qué pacifista. ¿Entre sus tareas no estaba liberar a Jongho o qué?
—No lo sé... todavía me siento algo temeroso de todo. Sabes cómo es Hongjoong.
—Pero no todos somos Hongjoong, Seonghwa hyung. —Jongho murmuró—. La mayoría de los chicos son buenos, no comparto mucho con ellos, pero sé que tienen sus propios intereses y se esfuerzan por ellos. Por mí lado, Wooyoung es una mariposa social, no soporta que los demás se sientan solos y Mingi se ve rudo, pero es un blandengue, él mismo se llama princesa.
—Claro que lo es.
—Con todo respeto, Yunho hyung, pero qué gay. —Jongho dijo provocando que Yeosang resoplara una risa—. Incluso, entiendo que hay una enemistad muy grande entre Hongjoong y tú, pero él solo se preocupa por nosotros. Suele tomar ese rol de responsable, aunque nadie se lo pida. Se hace el duro con todos, pero es quien más se preocupa.
Seonghwa suspiró.
—Veo que tienes a tu equipo en alta estima.
—Me acostumbré a quererlos porque de otro modo ya habría abandonado el barco. —Jongho se encogió de hombros—. Siempre intentan besarme las mejillas. Me da asco.
— ¿No te ves como un niño muy maduro para tu edad? —San preguntó.
—Creo que solo nos llevamos por un año.
—Sigue siendo un año, por eso te pedí que dejaras de decirle pastelito a Yeosang.
Jongho resopló.
—Y no lo he hecho. ¿Cierto? —Jongho se giró hacia Yeosang, pero el príncipe del hielo solo hizo una mueca—. ¿Yeosang hyung...?
Yeosang pareció salir de su transe.
— ¿Uh?
— ¿Cómo que "uh"? Hemos estado hablando un largo tiempo.
—No te molestes con él, Jongho. No suele prestar atención demasiado seguido.
Ante lo que dijo Yunho, Yeosang se sonrojó.
—Oh, eso es lindo.
Y se sonrojó más.
Jongho sonrió para sus adentros. ¡Ajá! Le quitaron el pastelito, pero podía seguir buscando pequeñas frases coquetas para molestar a Yeosang.
Averiguaría cuánto tiempo más duraría mandoneándolo mientras que Jongho se encargaba de avergonzarlo hasta los huesos.
Qué genio.
...
Jongho estaba acostado sobre el hielo, respirando pesadamente después de un intenso partido de entrenamiento. La mayoría de los chicos se habían retirado a descansar y solo un par estaban practicando tiros al fondo de la pista. El frío del hielo bajo su espalda era refrescante, pero también agotador después de todo el esfuerzo físico.
—Si hubieras comido papitas estarías bien.
—Come tierra, Mingi —le replicó Wooyoung, lanzándole una mirada reprobatoria.
Hongjoong, quien también estaba echado en el hielo, levantó una mano en señal de súplica.
—Por favor, un poco de silencio. No he podido dormir en días —murmuró, cerrando los ojos como si intentara encontrar un breve momento de paz en medio del caos.
A pesar de la petición de Hongjoong, Wooyoung se sentó sobre sus rodillas y se inclinó hacia Jongho.
—Deberías pararte y ponerte decente, Jongho. El príncipe del hielo llegará pronto y no puede verte así.
Jongho abrió un ojo y miró a Wooyoung, sin ganas de moverse. La mención de Yeosang, sin embargo, le dio un pequeño impulso para levantarse incluso si el agotamiento pesaba sobre él.
—¿Por qué no puede verme así?
—Porque no quieres darle la satisfacción de verte derrotado —respondió Wooyoung, empujándolo ligeramente en el hombro—. Vamos, Jongho. No les des ese placer.
Jongho empezó a levantarse con un suspiro resignado, sintiendo cada músculo protestar ante el movimiento. Mingi seguía comiendo papas fritas (¿dónde las consiguió?) observando la escena con interés.
— ¿De verdad tienes que mencionarlo cada vez? —se quejó Jongho, finalmente sentándose y sacudiendo el hielo de sus rodillas.
—Bueno, parece ser tu persona favorita últimamente. Estás cumpliendo todos sus caprichos como un perrito faldero.
— ¡Ya te dije por qué fue!
—Sigue siendo tu culpa por no vigilar a los chicos mientras hacían los tiros. —Hongjoong se quejó desde su lugar en el suelo. Él fue el culpable de que Jongho tuviera que confesar su razón de seguir a Yeosang de arriba abajo, y así se lo pagaba—. ¿Cómo te distrajiste tanto?
Jongho sabía como se distrajo, pero jamás lo iba a admitir.
—Fue solo un mal momento.
—Seguro —respondió Wooyoung, sin dejar de sonreír—, pero en serio deberías arreglarte un poco antes de que llegue. Te ves como un desastre.
Jongho miró a Wooyoung con exasperación, pero hizo un esfuerzo por parecer más presentable. Mientras se aseguraba de que su equipo estaba en orden, no podía dejar de pensar en cómo Yeosang parecía tener un efecto extraño sobre él.
Era una mezcla de frustración y algo más que no podía identificar del todo.
—No sé por qué te molestas tanto —Mingi murmuró aun masticando papas fritas—. Si te sigue pidiendo cosas, es porque le gustas.
Un largo silencio se formó en la pista. El comentario de Mingi fue tan innecesario que hasta Hongjoong abrió los ojos.
— ¿Qué? —Jongho se giró para mirar a Mingi, quien se encogió de hombros.
—Es obvio, ¿no? Si no le gustaras, no se molestaría en hacerte su asistente personal. ¿A quién le gustaría tener a una persona que odia sirviéndole veinticuatro horas al día los siete días de la semana?
Jongho boqueó.
—Cállate, Mingi.
Jongho lo silenció sintiendo que sus mejillas se calentaban. La idea era ridícula, pero no podía evitar que una pequeña parte de él se preguntara si había algo de verdad en eso.
¿El príncipe del hielo interesado en él? Nu-uh. ¡Esas eran solo tonterías!
Antes de que pudiera seguir pensando en ello, la puerta de la pista de hielo se abrió y Yeosang entró con su usual gracia. Jongho se enderezó automáticamente, tratando de parecer tranquilo y en control.
Notó que el resto del equipo de patinaje ya se estaba acomodando los patines para continuar con su turno, así como vio a Seonghwa y San entrar en la pista detrás de su aparente señor feudal al que le cumplía todos los caprichos.
—Deberíamos irnos antes de que nos griten.
Wooyoung les alertó, provocando que Hongjoong suspirara pesadamente y comenzara a sentarse en el hielo, parpadeando perezosamente.
Se tardó demasiado. Seonghwa ya los había visto y se acercó hacia ellos.
—Hola. ¿Cómo les fue en el entrenamiento?
Hongjoong casi se quebró el cuello cuando regresó a mirarlo. Seguramente estaba esperando que Seonghwa le insultara.
—Fue agotador. Nos marcharemos ahora, solo estábamos intentando recuperar el aliento. —Jongho respondió ante la incredulidad de su propio equipo.
Wooyoung jadeó.
—Sabía que ibas a traicionarnos desde que comenzaste a sentarnos con ellos, rata traidora.
San alzó una ceja.
— ¿No estás exagerando? Solo intentamos ser amables.
— ¡Eso es raro! ¿Qué quieren de nosotros? Además de a nuestro Mingi, claro está.
Mingi no entendió por qué su nombre salió a juego, pero no alcanzó a preguntar.
—Solo tómalo como parte de la tregua, no es la gran cosa.
—Wooyoung, déjalo ir. Si son amables contigo entonces debes serlo de vuelta.
—Lo haré solo porque tú me lo dices. —Wooyoung cruzó los brazos por sobre su pecho—. Sí es así, agradezco que nos estén cediendo unos metros de la pista en la tarde de los viernes. Ya temía que pudiera perder el culo.
Jongho le entrecerró los ojos.
— ¿Eso qué tenía que ver?
—Te dije que el patinaje es mi único deporte, es gracias al hockey que tengo este cuerpo. —Wooyoung dijo como si fuera obvio, luego se dio una palmada en el culo—. ¿Ves? Pura fibra.
— ¿No tienes un poco de vergüenza? —San balbuceó.
— ¿Oh? Claro que no, no estoy diciendo nada malo.
Jongho deseó cerrar los ojos. Por supuesto que sus amigos se encargarían de avergonzarlo delante de Yeosang. ¿Por qué los defendía si quiera?
—No es como si el patinaje te hiciera aumentar el culo. —Mingi concordó con pura curiosidad.
— ¿Disculpa? Yo ya tengo un gran-
—Cállense la boca y vámonos por favor. —Hongjoong replicó.
—No hasta que digan que tengo un buen culo.
—Todos tienen un buen culo, ¿podemos dejar de discutir esto? —Jongho reclamó con el ceño fruncido, a nada de lanzarles el stick por las coronillas.
— ¿Tu argumento para eso? ¡Quiero detalles!
—Siempre les doy palmadas. ¿Cómo no iba a saber?
— ¡Entonces no estabas jugando, solo intentabas analizarnos el culo! —Mingi jadeó con terror fingido.
—Sáquenme de aquí. —Hongjoong se dejó caer en el hielo como una estrella de mar, seguramente preguntándose qué hizo mal en esa vida para terminar ahí.
Seonghwa suspiró.
— ¿Pueden no discutir una tontería como esa?
Jongho tragó. Cierto, ellos seguían ahí.
Y Yeosang estaba mirándolo con una mueca tensa.
¿Qué le pasó ahora?
—Lo siento, te dije que mis cachorros eran así. —Hongjoong farfulló, esta vez si hizo el esfuerzo de levantarse del suelo—. Tomen sus cosas y vámonos ya.
Seonghwa miró a Hongjoong con una expresión que mezclaba diversión y paciencia.
—No te preocupes, Hongjoong. Todos tenemos nuestras peculiaridades, pero realmente deberías intentar mantener a tu equipo bajo control. —Su tono era amable, pero con un borde de crítica que no pasó desapercibido.
Hongjoong se detuvo y lo miró fijamente.
— ¿Disculpa?
Hongjoong se tensó.
Oh, no.
—Solo digo que como capitán es tu responsabilidad asegurarte de que tu equipo actúe de manera profesional.
Hongjoong apretó los puños y se deslizó hacia adelante.
— ¿Profesional? ¿Nos estás llamando amateurs?
—No, solo digo que deberías ser más estricto. Es todo.
—Bueno, quizás si no tuvieran que compartir la pista con un grupo de narcisistas, podríamos concentrarnos mejor.
Seonghwa frunció el ceño.
—Oh, ¿así que ahora somos narcisistas?
—Sí, porque todo se trata de ustedes. —La voz de Hongjoong subió un poco, atrayendo la atención de los demás patinadores y jugadores de hockey.
—Al menos nosotros sabemos comportarnos. No hacemos un espectáculo cada vez que practicamos.
— ¿Un espectáculo? ¿Quieres hablar de espectáculos? ¿Quiénes son los que están más preocupados de recuperar sus tontos vestuarios que el tiempo en la pista?
Yeosang y Jongho intercambiaron miradas nerviosas, claramente incómodos con la creciente tensión entre sus capitanes.
Seonghwa iba a levantar la voz, pero San lo detuvo. El capitán del equipo de patinaje se irguió en toda su altura y dijo con toda la amargura que su lengua pudo contener:
—No vuelvas a decir algo vulgar sobre nuestro deporte.
Entonces comenzó a irse.
Y por supuesto que Hongjoong no dejaría las cosas así.
— ¿Eso es todo? ¡¿Crees que tienes la palabra final y te deslizas lejos?! —Hongjoong le gritó, pero como Seonghwa ni siquiera lo miró por encima del hombro volvió a gritar—: ¡Pues buena suerte con las putas lentejuelas!
Ahora sí, Seonghwa se volteó.
— ¡Estás muerto!
— ¡Seonghwa, no!
Hola, no revisé. Si la cagué en algo etiquetenme.
Adios. <3
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