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Jungkook había apresurado sus paso al leer el tweet de Jimin. No es como si tuviera las notificaciones del chico activadas. No. Por supuesto que si, digo, no. Simplemente de casualidad entro a la aplicación y se encontró con esa alarmante publicación. Si. Eso.
Casualidad. Coincidencia. Destino
Al llegar al edificio donde vivía el peli azul se dirigió al ascensor con las dos bolsas de supermercado en sus manos. Presiono el número siete y espero pacientemente.
Finalmente se encontraba en la puerta del departamento. Y luego de poner la clave con dificultad entro al lugar.
Extremadamente había silenció. Un silenció que logro hacerlo preocupar.
Y es que Jungkook sabía que cualquier cosa podría arruinar por completo el gran avance que había logrado. Cualquier variable. La personalidad explosiva de Jimin era tan variable que nunca había una respuesta correcta.
-¿Jimin?-- Lo llamo con calma--¿Estas bien?-- Pregunto mientras dejaba las bolsas sobre la barra de la cocina-- ¿Jimin?-- Volvió a llamarlo buscándolo con la mirada por el espacio abierto que abarcaba la sala de estar, cocina y comedor.
Bien. Empezaba a preocuparse.
-PUIJI PUIJI-- Escucho el sonido de las patitas de Oreo contra el piso de madera acercándose a él.
-Oreo ¿Dónde esta Jimin?-- Pregunto Jungkook como si el animal lo entendiera.
Sorprendentemente. Bueno. En realidad no es tan sorprendente porque vamos. Hablamos de Oreo. Ese animal que ya fue un gato, un perro, un gato de nuevo, un loro y ahora era un cerdito. Hablamos del personaje más importante de todas mis historias. Si. Hablamos de Oreo.
Oreo dominación mundial.
Bueno como decía. No tan sorprendentemente la linda cerdita mordió delicadamente el pantalón del chico indicando le que la siga. Y eso fue exactamente lo que hizo Jungkook llegando a la única habitación que aún no había entrado.
"Para todo hay una primera vez"
Con esas palabras en mente y sin pensarlo demasiado Jungkook entro en la habitación.
Y la vista con la que se encontró era digna de ser retratada. Que ese retrato sea colgado en el lugar más importante del museo más importante del mundo. Y que además tenga un valor incalculable.
Porque Park Jimin sentado en la ventana con todo su rostro siendo iluminado por la luna y las luces artificiales de la ciudad. Con esa expresión de tristeza .Con esa hermosura etérea y andrógina era digno de ser admirado por todo el mundo.
-Jimin-- Lo llamo obteniendo la atención del chico.
Y en el minuto en el que sus ojos se encontraron Jungkook supo que algo estaba a punto de pasar. No sabía qué. No tenía forma de saberlo. Solo sabía por los ojos del chico que estaba a punto de explotar. O tal vez estaba en medio de una explosión.
-Jungkook-- Lo llamó Jimin correctamente. Otra cosa que logró alarmar al mencionado quién se estaba preparando para responder cualquier cosa.
Observo como Jimin se levantaba de su lugar y se dirigía con pasos lentos pero decididos hacía él. Sus ojos brillaban en medio de la oscuridad de esa que estaba completamente vacía a excepción de ellos.
El peli azul estaba frente a él. A solo centímetros. Tan cerca. Pero por algún motivo. Justo en ese momento Jungkook lo sentía más distante que nunca. Lo sentía a miles y miles de años luz.
Y entonces Jungkook supo que tal vez ese era el final.
Porque los ojos de Jimin lo seguían observando fijamente sin ningún tipo de compasión. Porque el cuerpo del chico estaba completamente estático frente a él. Porque el silenció que los envolvía era tan abrumante que sentía que empezaba a faltarle el aire. Porque presentía que si ahora apartaba la vista de esos ojos que lo había enamorado por completo, entonces no sería capaz de observalos nunca más.
-Jimin ¿Qué-
Pero no pudo terminar su pregunta. Porqué unos brazos lo habían envuelto por su cuello. Porqué sentía el pequeño y cálido cuerpo de Jimin pegado al suyo.
-No me quiero arrepentir de nada-- Escucho al chico susurrar en su oreja.
-¿Qué-
-Tengo hambre Jaimgiul. ¿Qué trajiste de rico?-- Jimin salió de la habitación dejando a Jungkook completamente petrificado.
Nuevamente se había equivocado por completo. Una enorme sonrisa apareció en su rostro.
Jimin no estaba a miles de años luz. Estaba más cerca que nunca.
Porque ese no era el final. Era el principió.
Jungkook se dio cuenta de que finalmente había logrado ganarle aunque sea una pequeña batalla a los miedos del chico.
Pero había algo que no sabía. Y era que la variable más importante era él.
Porque en el momento en que Jimin observo los grandes y dulces ojos de Jungkook mirándolos con ese cariño inexplicable no fue capaz de alejarlo. No fue capaz de ser un imbecil.
No fue capaz de no arriesgarse. No cuándo se trataba de Jungook.
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PERDÓN POR NO ACTUALIZAR AYER NO TENÍA INSPIRACIÓN LO INTENTE PERO ME QUEDO HORRIBLE y honestamente no quería hacerlxs leer algo así.
Ahora en un ratito subo el siguiente cap de hoy tkm 😔💛
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