El final
El final
La cultura escolar
Los chicos siguieron en su conversación del medio día, comentando respectivamente lo que habían visto en clases y el cómo era el entorno; no querían sonar prejuiciosos y hasta el momento la cafetería parecía estar bien, algo que cualquiera podría estar comparado con todas las instituciones anteriores que estuvieron.
Había un par de chicos en una esquina con un bong improvisado de una botella de plástico y otros simplemente jugaban cartas, fuera de eso no parecía como si la cafetería fuese un lugar de mucha concurrencia en lo que Bang Chan pudiese recordar en sus antiguas escuelas.
Jamie les dijo que era una escuela de muchas personas. ¿Dónde estaba todo el mundo?, a Bang Chan le perturbaba el no ver gente... Bueno, también le perturbaría ver gente, ¿saben qué?, ni él mismo sabe lo que quiere, pero lo que si es que tener de amigos a esos idiotas desde que nació y no tenerlos a todos en la mira en un lugar tan peligroso le hacía perder la paciencia. Debía de crecer, como dijo ChangBin. Crecer.
Bang Chan no quería pensar que era un mal lugar y que JeongIn, Felix y JiSung estarían bien a su cuenta propia; no habría que ponerse tensos ni estresarse por cosas irracionales. Él confiaba en sus chicos; y, además, eso era una escuela, nada podía ser más malo que el doble de Tiger JK continuase vendiendo dedos de pescado invisible.
-Bien, saca una carta -dijo HyunJin a ChangBin mientras extiende una baraja de cartas inglesas.
-No necesito de tu suerte -negó ChangBin-. Dos chicas me pidieron el número y creo que una estaba drogada, ¿por qué no haces lo mismo e invitas a una chiquilla a salir?
HyunJin miró el comedor. De los pocos estudiantes que estaban eran de apariencia atractiva, tal vez será por la falta de código de vestimenta que hace ver a algunas chicas exageradamente maquilladas y a chicos con pelos de color fantasía que les sumaba puntos.
Pero nadie del gusto de HyunJin.
-Nah, prefiero leerte la suerte -restó importancia-. ¿O quieres que te vea el horóscopo?
-Me largo.
-ChangBin.
Cuando se había levantado de la mesa para ir a dar una vuelta, Bang Chan se paró junto a él sin intenciones de irse. ChangBin le levantó la ceja esperando que hablase.
-¿Qué? -preguntó, impaciente.
-Um...-Bang Chan no sabía cómo ponerlo en palabras-. Solo por hoy, por favor...¿No te involucres con nadie?
ChangBin sonrió sardónicamente; escondió una mano en el bolsillo de su pantalón y con la otra comenzó a deshacerse la fea corbata de moño. -Ya tengo a alguien en mente, Bang Chan.
Bang Chan solamente cerró los ojos y soltó un suspiro. HyunJin le palmeó la espalda en modo de consuelo preguntándole si quería que le leyese su suerte mientras SeungMin se acomodaba en el hombro de MinHo para poder descansar un rato.
La persona en la mente de ChangBin
ChangBin era una persona interesante que podía escarbar en la sexualidad de muchas chicas sin mucho esfuerzo.
No es como si él fuese un irresponsable dejando bebés por el mundo, apenas y tenía algunos años, y su único campo era la el deporte; él no tenía mucha estima de vida y siempre prefería dejar las cosas para más tarde que para más temprano.
Salvo ella.
Puede que él de pequeño haya desarrollado algún capricho con Jamie, pero volver a verla después de tanto tiempo le hizo replantear distintas cosas, desde qué tan imbéciles podían llegar a ser JiSung y MinHo hasta cuál es la diferencia de edad moral que veía la sociedad. La razón por la que Jamie se había ido del condominio hace varios años atrás fue para irse a vivir junto a su novio universitario a la residencia; algo tan efímero como lo era una relación de parejas en su adultez joven no era algo que ChangBin creyese que duraría mucho tiempo, por lo que en su mente se posó la buena idea de invitarla a tomar algo después de clases.
Curiosamente, los pasillos por los que él andaba mientras iba a la oficina de la chica se encontraban parcialmente vacíos, pero los estudiantes en general se encontraban bastantes tranquilos en su propio mundo, desde tener un libro de textos abiertos en sus piernas sentados en el suelo hasta intentar abrir un casillero.
«A nosotros no nos han dado casillero», piensa ChangBin.
Canturreó cuando vio la puerta de la psicóloga escolar cerrada y golpeó con sus nudillos el marco ventanal que esta tenía. El suave «adelante» hizo a ChangBin sonreír, y al ingresar Jamie dejó de lado su almuerzo.
-¿Sucedió algo? -preguntó ella con una mano en la boca-. ¿Están bien?
-Quise venir a verte, Noona -sonrió ChangBin con el brillo que sabía dar, y se sentó frente a ella-. Hace tiempo que no la veía y la echaba de menos. No me mantenga al margen.
-Me halagas -confesó ella-, pero eres estudiante, para estar acá debes inscribirte con una hora con la secretaria del director.
-Tenía una duda de suma urgencia.
-Dime.
-¿Por qué no tenemos casilleros?
-¿Perdón?
-Los pasillos tienen casilleros, ¿nosotros no tenemos? -cuestionó el chico cruzándose de brazos-. ¿Es discriminación?
-Entraron dos meses tarde -le recordó ella-. Si no quieren los ocho compartir un casillero entonces no me exijas uno. A demás, ni siquiera te servirá.
-Veo a chicos guardar sus cosas.
-Si te toman por un sabelotodo te robarán tus apuntes y textos. Y, si no, solo robarán el dinero de tu almuerzo. Sumado, de tanto en tanto se hace un allanamiento por parte de la seguridad ciudadana del distrito para que no se cultive nada turbio ahí.
-Luce una historia contada.
-Demasiado.
Jamie creyó que con esa explicación ChangBin se retiraría, pero el chico seguía muy cómodo allí, y conociéndolo sabía que no se iría. -Tengo un postre por si lo quieres.
-Eres agradable, Noona.
Jamie era agradable para ChangBin, le hacía sentir protegido y querido, y como no quería irse luego decidió poner al día a la chica con todas las situaciones del grupo.
JeongInnie quiere crecer cuando Felix es solo un buen amigo
Por otro lado, Felix caminaba por los pasillos con una barra de cereal integral en una mano que le daba vuelta casi por inercia mientras capturaba las miradas de los pocos transeúntes de los pasillos. ¿Por qué eran tan pocos? Por esa ala de la escuela a Felix le sorprendía que hubiese solamente personas de primer año, chicas que cuchicheaban a sus espaldas comentando desde su llamativo color de cabello hasta el gran físico que capturaba haciéndolo sentir halagado, pero no perdería el tiempo en cosas tan indecorosas si no fuese porque estaba en búsqueda de JeongIn.
Y lo encontró, sentado en un escalón que daba para el tercer piso junto a tres chicos que Bang Chan describiría intentos de yankees.
-JeongIn -le llamó Felix.
JeongIn estaba demasiado ocupado compartiendo auricular con una chica de pelo castaño que se le quedó mirando feo; en los escalones más abajo había otro castaño con aspecto de maleante y flequillo largo que masticaba chicle como camello que no apartaba la mirada de Felix, y una muchacha de pelo negro de cara amigable que tarareaba perdida en sus pensamientos, ignorándolo.
-¿Lo conoces? -el muchacho le preguntó a JeongIn.
-No.
-JeongInnie -Felix puchereó-. No me dejes plantado.
-Ugh -se quejó. Se quitó el auricular, saltó los escalones y empujó a Felix por su abdomen lo más alejado del grupo-. ¿Qué haces acá? ¿No te dije que no me hablar? ¡Me hice amigos de chicos populares!
-¿Cómo sabes que son populares?
-¡Míralos! -Felix le dio una mirada; eran bastante ordinarios, a su percepción-. ¡Son cool!
-Cool.
-¿Qué quieres? -insistió entre dientes.
-Te traje tu merienda -Felix le sonrió y le tendió otra barra de cereal-. ¿Almorzaste? ¿O te saltaste de nuevo la comida? Tus abuelos se van a enojar si te saltas tu comida.
-Sí almorcé -contestó, pero por la mirada baja que dio hacia sus pies Felix supo que mentía. Le miró inquisitivamente con la intensión de intimidarlo para confesar, pero JeongIn solo le frunció el ceño-. ¿Qué quieres?
-¿Son buenos amigos? -bromeó Felix-. ¿Le contaste de tu condición?
-No, Felix-
-¡Hola!
Los tres chicos saltaron de sí por el espontáneo grito que Felix entregó. Caminó los pasos restantes para estar cerca de ellos y sonreírles alegremente. -Hola, ¿son amiguitos de JeongInnie?
-¿Quién? -preguntó el castaño con flequillo. Felix apunta a su amigo-. Oh, sí, es agradable.
JeongIn se sonrojó ante tal comentario. ¿Qué intentaba hacer Felix?
-¿Cierto que es agradable? -preguntó él de manera retórica, con su vista en las otras dos chicas. Decidió ir por la pelinegra, quien su vista continuaba en el aire-. Oh, espera, creo que tienes algo.
-¿Ah sí? -ella dudó, un poco nerviosa, poniéndose recta al instante que ve la mano de Felix acercarse a su oreja. No pudo evitar sonrojarse hasta su garganta por el tacto sutil que tuvo con ella, y se sintió un poco consternada tras sentir como sus delgados dedos movían su cabello para ubicarlo tras el cartílago de su oreja. Y de repente, él mostró una moneda-. ¡¿Eh?!
La castaña sonrió con gracia mientras el rubio aplaudía de la sorpresa. La pelinegra miraba sorprendida a Felix con una inocencia natural.
-¿De dónde salió eso? -preguntó la chica pasando sus manos por su oreja viendo si sacaba más monedas-. Cuando me bañé esta mañana, eso no se encontraba allí.
-Es un truco de magia, Chae -le explicó la castaña-. Tu oreja no es una alcancía.
-Lo cual es una pena porque sabríamos que tu cabeza contiene algo -bromeó el chico.
Chaeryeong posó su mano en su pecho con una expresión de alivio. -Que bien, no sabría cómo explicarle a mamá en la tarde eso.
-¿Haces magia barata? -preguntó el chico a Felix.
-¿Magia barata? -Felix repitió con su sonrisa gatuna y un notorio dramatismo en su tono-. Hago más que sacar monedas de las orejas.
Felix sacó de su bolsillo lo que sería su mejor arma mortal, o un invento de JeongIn quien reconoció al instante el pequeño encendedor de color rosa con ambos nombres gravados.
-¿Alguna vez has bebido fuego, lindo?
-En un trago, tal vez -contestó el chico.
Felix encendió el mechero para demostrar una gran llama flameante salir de allí. Los tres miraron expectante para ver si él en verdad tragaría fuego, pero para cuando apagó el mechero y lo ubicó a una distancia considerable sobre su boca, tras apretar el mechero no salieron más que gotas de gasolina hacia su garganta.
-¡Mierda! -exclamó la castaña mientras se acomodaba. Chaeryeong y el chico parecían igual de consternadas.
-¡Estás loco!
-¡BeomGyu! ¡Se está tragando el fuego líquido!
-¡No se está...!
Volvió a encender el mechero y con el truco más típico de los magos, sopló en la llama para extender una gran flama hacia arriba.
Felix esperaba aplausos, era un truco de magia que costaba convencer a la gente, pero meses de práctica parecía al fin surgir efecto en su reciente público.
Menos en JeongIn, quien estaba intentando golpear su cabeza contra los pilares rayados que había en las escaleras.
-Eres jodido -exclamó la castaña completamente asombrada, para luego mirar a JeongIn con sorpresa-. No nos contaste que tu novio era mágico.
-No es mi novio -corrigió rápidamente con un notorio disgusto, y le quitó el encendedor a Felix-. Es mi amigo- un vecino. Solo compartíamos niñera cuando estábamos en primaria- jardín de infantes.
-Entonces... -BeomGyu le tendió su mano a Felix-. Soy BeomGyu; la de la cara de boba es Chaeryeong, y la otra es YunJin.
-Un gusto, soy Lee Felix.
-¡Oh, del C.C.J! -Reconoce Chaeryeong.
-¡Exacto!
C.C.L
Circo del Clan Lee.
La mitad de su familia vive en una caravana junto a la carpa de un circo mientras que otros viven esparcidos por la capital. Él vive junto a su madre mientras su padre y hermanas menor se unen en esa caravana fuera de la ciudad. No era una de las mejores forma de convivir para una familia funcional, pero a veces Felix agradecía dormir bajo un techo sólido y no en una carpa.
Todos los fines de semanas hacen presentaciones y los fines de mes usualmente se dedican a hacer más funciones, así es como funciona la economía hoy en día.
-Mi hermanito los ama... -canturreó Chaeryeong-. Aunque la última vez que fuimos le robaron el reloj a mi papá y el celular a mi mamá.
JiSung terminó baneado del lugar luego de que un número considerable de personas se quejaran de robos espontáneos.
-¿Terminó mi castigo? -le susurró JeongIn a Felix. Él asintió.
-Te pasa por mentirme -bromeó Felix, e insistió con la barra de cereal. JeongIn, desistido, decidió tomarla y darle un par de mascadas con la expresión de «¿contento?» ante cada tragada-. Aún queda receso, no te olvides de almorzar.
-Que no lo haré. No lo haré.
-¿Has visto a JiSung?
-¿Me ves imbécil? ¡Lárgate!
Felix apuntó a JeongIn para llamar la atención de los chicos y los mira seriamente. -Bellezas, se los dejo en sus manos. Si él no come cada cuatro horas, se muere.
-Oh, dios santo -JeongIn se tapó el rostro-. Qué vergüenza.
Su sonrisa poco a poco cayó a medida que caminaba por los pasillos. Aún quedaba veinte minutos de receso y no quería ir con sus amigos por el momento, pero sentía que estar solo en el primer día de clases le hacía sentir muy desconfiado con el resto.
A pesar de que esté vacío el pasillo...
«Esperen -razonó Felix-, ¿por qué demonios está vacío?»
Son como treinta estudiantes por salones y son diez cursos por año; Felix era malo para las matemáticas, pero podía calcular conque era una gran cantidad de estudiantes. La escuela tenía dos patios interiores y un gimnasio, y si no fuese porque todos estuviesen haciendo una secta en el gimnasio de la escuela, entonces Felix no se explicaba el por qué a la hora del almuerzo había tan poca gente en los pasillos y en los salones.
-¡Felix! ¡Felix!
Felix se giró ante el grito desespero de JeongIn que parecía haber corrido una gran maratón (a pesar de que no estuviese tan lejos de él).
-Ay, Innie, sabes que no debes correr-
-¡JiSung está en una secta!
La noticia se expande
-Tengo aceite de coco, por si quieres.
-¿Uh?
Bang Chan no entendía a lo que HyunJin se refería. HyunJin estaba casi escondido en el gran polerón que Bang Chan le había prestado y parecía más débil de lo que era, y Jiniret se perdía en la capucha al ver al ver a su dueño con curiosidad.
SeungMin se encontraba agarrado cómodamente en la zurda de MinHo para dormitar en su hombro, mientras MinHo resolvía el crucigrama del periódico local (-¿De dónde lo sacaste? -Uh, de la tienda de periódicos, duh). No hubo señales ni de Felix, ni de JiSung, ni de JeongIn y ChangBin.
-Te da comezón la cicatriz -explicó HyunJin. Bang Chan estaba tan sumido en la conversación que estaba teniendo con él mismo que no se había dado cuenta que la cicatriz de su brazo estaba roja de tanto rascarse-. ¿Tienes un mal augurio?
-Del asco -confesó Bang Chan-, pero ChangBin me dijo que debía de preocuparme por mis propias cosas, por lo que no me alteraré.
-Ha sido una gran coincidencia que cada que alguien está en problemas, tu cicatriz te pica.
-¡¿Cierto?! -Bang Chan volvió a tomar aire-, pero no importa..., porque tengo mejores cosas que hacer como..., como...
HyunJin sacó a Jiniret de su gorro y se lo tendió a Bang Chan. -¿No tienes pasatiempos?
-Me gusta la lectura, pero MinHo tiene el periódico.
-¿Sinónimo de «extrañeza»? -preguntó MinHo.
-HyunJin.
-¡Si calza!
HyunJin colocó sus ojos en blanco.
La cicatriz de Bang Chan se extendía en casi todo el brazo derecho. Desde algún punto de su bíceps hasta la mitad de su antebrazo y todo por la cara interna. El dolor infernal y el yeso que ocupó es algo que quiere mantener bien alejado de su mente.
HyunJin sacó de su mochila el aceite de coco (que al parecer siempre llevaba consigo) y se la prestó a Bang Chan para que él se echara a su vez que Jiniret jugaba sobre la mesa del comedor. Bang Chan comenzó a contarle las propiedades del coco y el cómo dudase que un aceite creado por las madres de HyunJin le ayudasen en algo; HyunJin lo mandó al demonio.
El chico también estaba aburrido. No es que HyunJin no quisiese a Bang Chan, pero no estaba de ánimos para tener una conversación con respecto a la política actual o por qué había que derrocar el neoliberalismo; él quería a JiSung; no lo había visto en todo el día y ahora, que era la hora del almuerzo, no lo había visto. ¿Tal vez se había aburrido de ellos? ¿Se habría aburrido de él?, ¡eso jamás!, ¡él no era JeongIn! Algo que les enseñó el tiempo es que si una persona no te aburrió a los ocho mucho menos lo hará a los dieciocho, en especial él y JiSung. Pero HyunJin tenía la extraña necesidad de ver a JiSung ahora.
Pero igual, ¿cómo culparlo?, SeungMin lo puso de mal humor y solo quiere animarse.
-HyunJin está haciendo morritos -anunció MinHo sin quitar la vista del crucigrama.
-¿Por qué está haciendo morritos? -murmuró SeungMin con los ojos cerrados.
-Quiero ver a Hannie.
-No tienes cinco.
-No lo he visto en todo el día -insistió-. Mi sexto sentido dice que le pasó algo.
-No le pasó nada -volvió a murmurar SeungMin.
-¡Estoy respaldado por la comezón de Bang Chan! -y se levantó de golpe-, vamos a buscarlo.
-Déjalo solo. -SeungMin comenzó a recomponerse, abrió sus ojos y bostezó como cachorro mientras sostenía su mirada en HyunJin-. Él puede cuidarse solo. Seguro hizo un amigo-
-¡Chicos!
Un saco de carne chocó con la mesa llamando la atención de los cuatro. Felix intentó recomponerse tras no haber frenado a tiempo, pero se veía muy eufórico para poder calmarse.
-¡Esto es de película! -exclamó, emocionado-. ¡No saben de lo que me enteré!
-¿Aprendiste a cómo sacar un conejo de un sombrero? -MinHo preguntó con sarcasmo.
-¡JiSung se metió en el Club de la Pelea!
El rostro de los cuatro cayó, Felix se preguntaba por qué no sonreían como él. -¡Eso es genial!
La primera regla: jamás hablar del club de la pelea
No sabían por dónde empezar a buscar. No conocían la escuela y no tenían la menor idea de dónde se encontraban los estudiantes, pero ahora todo parecía cobrar sentido si es que había una pelea clandestina funcionando en ese mismo instante.
JeongIn no le había dicho a Felix donde se encontraba JiSung porque él tampoco sabía, pero le dijo que los chicos (sus nuevos súper-dúper-amigos) con las que estaba habían comentado que uno del club estaba peleando con uno de los nuevos y que había subido la foto a Instagram; así que tras idea de Bang Chan con su "seis cabezas piensan mejor que una" fueron en dirección a la oficina de la señorita Jamie junto con ChangBin teniendo una amena charla..
-Se ven alterados -observó Jamie-. Oh, no. ¿Qué hicieron?!
-JeongIn nos dijo que matarán a JiSung -explotó Bang Chan.
-¡¿Ah?! -ChangBin saltó.
Jamie, decepcionada, apoyó sus dedos en su entrecejo. -Oh, no...
-¡No lo van a matar! -corrigió enseguida SeungMin, al ver a ChangBin-. Pero está metido en un lío. JeongIn le dijo a Felix que estaba en un club, pero no sabemos qué club-
-¡Ni siquiera hay estudiantes para preguntarles! -insistió HyunJin, con Jiniret en su hombro viéndose igual de consternado-. Van a matar a Hannie y él aun me debe dinero.
-Calma, no sean tan dramáticos -atajó Jamie-. Nadie morirá en esta escuela. Hay un decreto que lo prohíbe.
-¡Noona!
-¿Por eso se estaba despidiendo? -ChangBin apuntó a Bang Chan-. ¿Es por eso?
-¡Te dije que pasaba algo malo! ¡Y tú me dijiste que lo ignorara, que dejara a JiSung hacer sus propias cosas!
-¡Bueno, es tu culpa por hacerme caso!
-Crónicas de una muerte anunciada -murmuró MinHo.
-Nada de eso -Bang Chan espetó con molesta, y miró a Jamie-. Por favor, Noona, ya nos expulsaron de una escuela. No queremos que lo hagan con otra en menos de un mes.
-Nada de eso -consoló Jamie-. Nadie resultará ni muerto ni expulsado-
-Okey, Hermione -comentó HyunJin. Felix le golpeó la cabeza.
-Miren, siguiendo el instructivo de la escuela, aquí hay distintos clubes- ¡eso es bueno! -sonrió Jamie-. Hay espacios recreativos, algunos más legales y otros más a las espaldas de la escuela, pero son espacios que los propios estudiantes crean. Es una zona segura.
-¿Cómo puede asegurar eso? -apostó SeungMin-. Usted lo conoce a JiSung. Ya no vamos al zoológico porque la última vez se puso a discutir con un guardia de seguridad porque le había robado las llaves de la jaula de los tigres.
-En su defensa, las llaves estaban en un lugar accesible -defendió MinHo.
-Para ser un genio eres bastante idiota, MinHo.
-Nadie de aquí ha llegado a asesinar a alguien -recalcó Jamie, mientras MinHo y SeungMin se sometían a una pelea física. Sin embargo, por la cantidad de veces que ella ha hecho referencia a la muerte en menos de cinco minutos con una tranquilidad espeluznante logró que los chicos solo se alterasen más-. Ay, por favor. Creí que ya habían dejado el dramatismo.
-Club de la Pelea -repitió Felix sin creérselo-. ¿Me está diciendo que aquí hay peleas clandestinas? ¿Quién demonios tiene el tiempo para hacerlas
-Los recesos de almuerzo duran más de una hora si es que estudiantes no se presentan-
-¡Noona!
-¡No puedo llevarlos yo! -aclaró Jamie-. Pero sé cómo llegar. Por los salones de primer año- ¿esos que están lanzándose cosas? Son salones nuevos, y uno tiene una entrada hacia el ala vieja de la escuela.
-Ala vieja -repitieron los seis.
-El ala vieja fue quemada en un accidente, así que no se usa. Hay un gimnasio en ese lugar- de menor calidad comparado con el que está ahora. Ahí van los estudiantes.
Los chicos de la escuela le agradaban Jamie no solo porque fuese guapa y de sentido de humor jovial, sino porque parecía ser la mejor cómplice en ciertos sucesos como el pequeño contrabando de tareas o cubrirlos con alguna fragancia ambiental para pasar desapercibido ciertos olores. Ella aprendió a la mala que lo mejor era estar del lado de ellos ya que ella era, por así decirlo, la conexión a tierra más leal que un maestro.
El ala vieja de la escuela
El ala vieja de la escuela era el viejo gimnasio de la escuela con un par de salones que habían logrado sobrevivir a un incendio accidental de hace seis años atrás; los chicos de primer año tenían conexión directa con un pasillo clausurado hacia el otro lado, y una puerta cerrada que daba para ese ala, toda una estructura bien refinada y calculada métricamente a ser un buen secreto de estudiante.
Ingresar fue un paso difícil, en especial porque los chicos del 1A contra el 1B se llevaban realmente mal; intentar pasar desapercibidos entre ellos fue un reto en especial cuando un pedazo de madera golpeó la cabeza de HyunJin y, los viejos muebles que tapaban la entrada, estaban colocados de tal manera que dificultaba el ingreso.
Los seis ingresaron y notaron cómo era un salón de clases ordinario, de uso cotidiano; pero la puerta del frente que estaba clausurada tenía una banda de amarillo flúor que advertía el impedimento, aun cuando la puerta corrediza se encontraba abierta, por lo que pasaron bajo la banda y lo primero con lo que se toparon fue con la madera quemada, los marcos de las ventanas y un olor a moho indescriptible.
-¿Cómo sabremos dónde estarán? -preguntó HyunJin, mientras tapaba la nariz a Jiniret-. Huele realmente mal aquí.
-Seguir por el pasillo -ordenó Bang Chan-, que una pelea clandestina no se haría en una sala de clases.
Y así fue, caminaron rápidamente por pasillo abajo viendo de paso los salones viejos y quemados que se encontraban completamente vacíos, pero no fue hasta ver al final del pasillo donde una puerta de acero daba al final del camino.
Todos dieron un paso atrás menos Bang Chan, quien dio los honores de abrir la puerta.
Lo que se encontró del otro lado era de película.
De una muy mala película.
Las gradas estaban quemadas, pero soportaban el peso de un par de estudiantes, aunque la mayoría se encontraba sentados en el sucio suelo ocupando sus prendas para sentarse mientras fumaban o bebían de botellas de aluminio, todos haciendo un cuadrado espontáneo a la perfecta vista de todos. En un rincón inclusive había chicos lanzando petardos.
-Debes estar bromeando... -murmuró SeungMin sin poder creérselo.
-Esto es genial -dijo Felix-. Muy genial. Ridículamente genial.
Música resonaba por unas grandes bocinas, y en el cuadrilátero espontáneo se podía ver a dos hombres peleando entre sí sin la parte superior del uniforme.
-¿No hay que avisarle a la policía? -preguntó Bang Chan al aire, aunque nadie le prestó atención.
Los dos hombres parecían golpearse con ganas, uno tenía atrapado en una llave a otro y este intentaba defenderse sin éxito, recibiendo los abucheos y gritos de burla por su debilidad.
En la cima de la grada se encontraba un muchacho de cabellos negros y rostro realmente llamativo, con un corte en la ceja, observaba con superioridad la pelea; se encontraba sumamente relajado, con una gran capa con estampado de animal sobre su uniforme que, para notarle más dramatismo, escondía entre sus piernas un largo bastón.
El chico golpeó con su bastón dos veces en la grada, y la pelea se detuvo automáticamente. El rostro destrozado de los dos muchachos apenas hacía que se pudiesen mantener de pie y, con una vista del tipo, otro chico se levantó y gritó con buenos pulmones:
-¡El Rey ha decidido!
Todos los estudiantes callaron. Nadie respiró. La tensión para formar la decisión terminó con la victoria del chico del lado derecho ante un vago movimiento de cabeza.
-¡Salón 3D ha ganado! ¡Arriba la Ley!
-¡¡¡Arriba!!! -los estudiantes gritaron.
-Carajo...
JiSung es un chico bueno, parte 2
-¡Hannie! -gritó HyunJin, llamando la atención de los estudiantes presentes.
Gradas más abajo donde el susodicho Rey se encontraba, JiSung estaba sentado con sus rodillas sacudidas. HyunJin saltó los estudiantes sentados para rodear el cuadrilátero y llegar hacia JiSung, seguido con la misma rapidez de MinHo mientras que el resto del grupo seguía pasmado.
-¡Ay! ¡¿Qué te pasó?! -preguntó HyunJin, desorientado-. ¿Estás bien? ¿Quieres que llamemos a tu mamá? ¿O quieres que llamemos al Servicio Médico Legal? -susurró lo último.
Al igual que quienes peleaban, JiSung no tenía su camisa puesta y tenía un ojo hinchado que prontamente se volvería violeta.
-Nada -JiSung sonrió con tranquilidad-, es solo-
-¡Te falta un diente!
-Ay- sí, se me cayó hace rato.
-¡¿Por qué estás metido en esto?!
-Bueno, ellos me retaron -JiSung apuntó a los dos chicos que se encontraban bebiendo en el suelo con un grupo de chicas, de colores de cabellos llamativos-. Y no iba a decir que no, ¿sabes? Tengo orgullo.
-Estás mintiendo -acusó MinHo enseguida-. Habla.
Y era verdad, a pesar de que no le daba miedo pelear contra un grupo de jóvenes que eran unos totales desconocidos para él, enfrentar a MinHo si era algo realmente de temer.
-Linoring...
-¡JiSung!
Bajó de dos en dos las gradas el Rey hasta quedar en la misma grada que JiSung y enfrentarlo con una sonrisa. -Después de ellos vienes tú, niño lindo.
-Okie~
-Nada de «okie», ¿qué te pasa? -insistió HyunJin-. ¡¿Tú quién eres?! ¡¿Y por qué este idiota debe pelear?!
-Parece que son nuevos, ¿eh? -El Rey le tendió la mano a HyunJin con formalidad. -Me llamo HongJoong, un placer. Líder del Club de la Pelea.
-Líder... -En vez de aceptar la mano HyunJin la gira para poder revisar su palma-. Tienes la línea de vida muy corta, eres soberbio y te va mal en el amor.
-¿Y a mi qué? ¿Son amigos tuyos, niño lindo? -le preguntó a JiSung.
-Sip, ellos dos y los cuatro de allá -JiSung apuntó hacia su grupo de amigos que seguía mirando inerte la pelea del cuadrilátero-. Ah, también el chico de allá. ¡Hola, JeongInnie! -saludó al público, antes de sonreír-. Somos una familia.
El Rey solo pestañeó, sin palabras.
Repentinamente la gente comenzó a exclamar maldiciones y felicitaciones; de la pelea llevada a cabo como medio tiempo (es decir, algunas escuelas tenían porristas. ¿Por qué ellos tenían peleas?), uno se había rendido, por lo que el chico delgaducho que parecía menos acabado levantó su puño con fiereza mientras sus amigos saltaban para felicitarlo.
-¡Salón 2A se ha rendido! -gritó el chico de pulmones fuertes. El público abucheó a la par que lanzaba vasos y latas.
-Bueno, es mi turno -anunció JiSung, y se sacó sus zapatillas con sus talones.
-No, ¿qué te pasa? -MinHo loa garró del brazo-. Tú no vas a ir.
-Tengo qué -JiSung se zafó-. Es mi deber. Soy un novato.
-¿Qué hiciste? ¿Qué pasó?
JiSung se sonrojó con furia e ignoró a sus dos amigos para entrar al cuadrilátero y ayudar al chico en el suelo a salir de área mientras los otros dos oponentes se sacaban sus zapatos para entrar a pelear. El chico de pelo verde con el de pelo naranja lucían bastante suficientes con la victoria ganada gracias al físico delgaducho de JiSung.
-¡Hannie! -llamó HyunJin.
-Mira, no sabemos cómo funciona esto -MinHo le habló al Rey, nervioso-. Pero sea lo que sea que JiSung haya robado te lo compensaré, pero no dejes que pelee en eso-
-Ah, ¿por qué tu amigo nos robaría algo? -preguntó desconcertado el otro, sin sacar su sonrisa sarcástica-. Tu amigo está aquí porque vino exigiendo justicia, dijo que le habían robado un anillo y yo le dije que podía saldarlo con una pelea con los sospechosos. Es la Ley de la Jungla.
-¿Un anillo? -replicó MinHo, sintiendo el enojo correr por sus venas-. ¿Le robaron su anillo?
MinHo y HyunJin miraron a JiSung dentro del cuadrilátero, pero sus otros amigos no se habían quedado atrás para agarrarlo del brazo y pedirles explicaciones, y rápidamente los cuatro comenzaron a jalarlo para sacarlo de allí y probablemente escapar, pero JiSung se veía demasiado decidido en enfrentarse en esa pelea.
-¡Apresúrense! -gritó una de las chicas en las gradas-. ¡El receso va a terminar!
El público de los estudiantes comenzó a abuchear y apurar la causa; JiSung miró a sus dos contrincantes: Haechan y Taeyong, algo torpes para la disputa pero bastantes extrovertidos como para intimidar a JiSung; no quería meterse en líos en el primer día de clases, pero las circunstancias lo habían obligado a hacerlo.
No dejaría que se quedasen con ese anillo, ni en un millón de años.
-¡Comunidad! -el chico de buenos pulmones habló. Todos callaron-. Al honor de tenernos a todos reunidos, la aplicación de la Ley de la Jungla se pondrá en juego. ¡El ganador se quedará con su robo!
Y, por supuesto, a JiSung le avergonzaba decírselo a MinHo, pero cuando ChangBin le jalaba del brazo para sacarlo de allí y Bang Chan le gritaba exigiendo explicaciones, explotó:
-Me robaron el anillo de la abuela de MinHo -JiSung explicó con enojo-. Si les gano, me lo devolverán. Eso dijo mi nuevo amigo.
-¿El anillo viejo? -corroboró SeungMin-. ¡Creí que lo habías perdido hace años!
-¿Se lo dijiste a MinHo? -cuestionó Felix.
-No, y no tiene que saberlo. Se va a entristecer, decepcionar y..., ¿SeungMin?
-Memento mori.
-Sí, eso.
-Te estoy bendiciendo.
JiSung se zafó del agarre de ChangBin y bufó con nerviosismo. -Es bueno saber que tengo a alguien de mi lado.
HyunJin miró a MinHo y a Bang Chan preguntándoles con la mirada qué debían hacer, no es como si él quisiese ver a su mejor amigo siendo golpeado por dos chicos simultáneamente, pensando en su instinto de libra qué hacer.
Sus madres estarían decepcionadas si supiesen que su pequeño hijo retoño se sacó los zapatos para ingresar al cuadrilátero y ganarse junto a JiSung.
-¡HyunJin! -Le gritó MinHo.
-¡¿Qué haces acá?! -le preguntó JiSung a HyunJin, quien tenía una parada nerviosa frente a los otros dos chicos alto, pero no parecía querer irse-. HyunJin, no eres material de pelea.
-Tú tampoco, pero aquí estamos -contestó HyunJin. Tomó a Jiniret y lo dejó en el suelo-. Ve con tu tío Innie, cielo.
Haechan lanzó una ácida risa. -¿Por qué tienes una rata de mascota?
-Rata es el tamaño de tu pene.
-No sabes insultar -le susurró JiSung.
-Carajo.
-Por ser nuevo te damos la oportunidad de largarte -Taeyong le habló a HyunJin-. No queremos dañar tu cara bonita por-
Las ventajas de tener una linda cara era que nadie se esperaba lo inesperado.
La Ley de la Selva
-¡HyunJin! -JeongIn chilló tras tomar a Jiniert, sentado junto a sus tres amigos populares que lucían bastante contentos de poder presenciar la pelea.
-¿Está soltero? -YunJin le preguntó.
-¡Eso no importa! -JeongIn bramó, y estrujó a Jiniret entre sus dedos.
-¡Ni siquiera hemos impartido las reglas! -exclamó el Rey con una agradable sorpresa, haciendo una seña con su mano derecha para que el chico que medía cerca de metro ochenta que se encontraba en el último escalón de la grada sacudiese la campana manual que tenía en mano-. ¡Será rápido! ¡Como es un dos contra dos, si la pareja cae, pierden! ¡Arriba la Ley!
-¡¡¡Arriba!!! -bramaron los estudiantes.
Y empezó rápido. Haechan hizo un gancho con un golpe para el rostro de JiSung que lo evadió a la perfección, para seguidamente propinarle un golpe en el abdomen haciendo que se doblase en sí, dándole rápidamente un codazo en uno de los omóplatos.
HyunJin si estaba teniendo un poco de problemas, al no tener reflejos rápidos como los de JiSung solo pudo acatar a lo que alguna vez aprendió con los chicos cuando se vieron Gladiador, imitando los movimientos de la chica que vio esa mañana con el golpe en la garganta; para cuando Taeyong se ahogó ahuecar sus manos y golpear las orejas del peliverde para dejarlo desorientado, pero no esperó que se recompusiese más rápido de lo que esperaba para propinarle una patada limpia en el abdomen de HyunJin, logrando que cayese hacia atrás.
MinHo no podía soportar mucho ver esa escena, en especial sentirse tan enojado porque los otros chicos se expropiaron de la herencia de su abuela, así que actuó con su impulsividad y se sacó los zapatos para ingresar al cuadrilátero con una patada voladora al costado de Taeyong.
-¡Oye, eso es injusto!
-¡Cállate, así es más entretenido!
SeungMin rodó los ojos antes de ingresar al cuadrilátero, pero Bang Chan lo tomó del hombro para impedirlo.
-Hay que avisarle a un profesor -dijo con horror.
-Para ti siempre hay que acudir a alguien más, pero si quieres soluciones rápidas, ya estamos grandes para que sea en nuestras manos, ya sabes, a divinis -aclaró SeungMin mientras apunta al cuadrilátero; se vio a Taeyeong yendo hacia la defensiva contra MinHo pero HyunJin lo detuvo con un empujón que lo hizo volar sobre los estudiantes-. Excusatio non petita, accusatio manifiesta.
«Excusa no pedida, acusación manifiesta».
Veían al Rey HongJoong desde el otro lado con un semblante serio, haciendo un ademán con la mano indicando a otros dos chicos que estaban a su derecha para sacar a MinHo de allí, pero Bang Chan fue corriendo antes de que le pusieran una mano encima a MinHo para tomar del brazo a uno de los chicos y alejarlo.
-Escucha, no quiero pelear. Me llamo Bang Chan y-
El chico no dudó en propinarle un puñetazo a Bang Chan.
-¡Pelea, pelea, pelea!
-Me voy a arrepentir de esto -murmuró ChangBin al ver a SeungMin ingresando al cuadrilátero.
-Pero mira el lado bueno -le dijo Felix.
-¿Cuál es el lado bueno de esta situación?
-Al menos yo no tengo la culpa.
El Rey estaba en su estado de plenitud máxima; ver como ese grupo de nuevos ingresaba a al cuadrilátero en su primer día era mejor de lo que esperaba; tal vez podría afinarse con alguno de ellos en el club y en la banda, pero su sonrisa decayó al ver como otros tres chicos más ingresaban.
Siete contra siete, el Rey esperaba que alguien grabase eso.
-Esto es caótico. Terrible. Horrible. No sigue ninguna lógica conductual, ¡y el que debería de analizar eso está siendo molido! -chilló JeongIn, y vio a los otros tres-. ¡¿Cómo no hacen nada?!
-¿Qué te preocupa? -BeomGyu le restó importancia. Una bandeja de dinero comenzó a rondar entre los estudiantes y él dejó un par de monedas antes de pasarlo al lado.
-¿Qué? ¿Les tienes afecto? -bromeó YunJin.
-¡Un poco, sí!
JeongIn comenzó a buscar algo para poder detenerlo. Dudaba que tuvieran extintores para detener algo, hasta que notó cómo el suelo del gimnasio, aun para ser parte del lugar incendiado, estaba intacto. Si trabajaba bien, eso significaba de que debía tener un buen sistema de riesgos, y si lo tenía...
«¡Bingo!», sobre la cabeza de ellos, los rociadores se encontraban ahí. Se levantó y comenzó a mirar si es que había alguna alarma de incendios, pero su vista de chico con astigmatismo falló, por lo que si él escalaba y jugaba con los rociadores...
«¡El encendedor de Felix!», recordó, y sacó de su bolsillo el encendedor rosado. ¡JeongIn era un genio!
Por otra parte, para JiSung sentía que todo iba en cámara lenta: desde estar junto a HyunJin peleando contra esos dos chicos, hasta ver a MinHo por el rabillo de su ojo y ver a Bang Chan defendiéndolo, para finalmente convertirse en una masacre donde todos sus amigos estaban siendo partícipe solo para ayudarlo en una riña de la cuál él se había metido por su irresponsabilidad.
Pero no había tiempo para lamentos, especialmente cuando Haechen estaba arriba suyo golpeándole la cara.
ChangBin llegó a su rescate haciéndole una llave por la espalda y los brazos, sacando provecho a su altura para poder apartarlo de JiSung mientras gritaba "a la cara no". JiSung tuvo que reaccionar rápido para levantarse y golpear en el abdomen al chico.
Y luego estaba Bang Chan, quien seguía en el suelo aún aturdido por el golpe un tanto atontado, siendo golpeado por la espalda por algún chico que salió en defensa de sus amigos para continuamente ser defendido por SeungMin quien se lanzó rápidamente hacia su espalda para tirarlo hacia atrás. Bang Chan era demasiado pacífico como para meterse en una riña, siempre buscaba una manera más estructurada y legal para resolver los conflictos, pero estar en un lugar donde la jurisdicción escolar no alcanzaba y todos actuaban bajo el libre albedrío, supo que él tendría que poner orden.
Tenían que caer todos o ninguno, y Bang Chan no permitiría que sus amigos fueran la excepción de la regla.
-¡Miren! -BeomGyu gritó, y apuntó hacia el techo-. ¡Hay un loco colgado!
JeongIn escaló las cañerías de los rociadores, con el rezo en su pecho para que ninguno se rompiera. Las miradas eran intercaladas entre uno y las peleas, incapaz de poder definir como todo terminaría.
Bang Chan ignoró todo lo que el Rey proclamaba al estar absorto en la pelea, como si de una película de ficción fuese; él tan concentrado estaba en ella que no vio venir a Bang Chan completamente furioso, tomándolo desde el abrigo de piel para empujarlo y hacerlo caer en las gradas.
-Escúchame -Bang Chan habló con seriedad y autoridad, y acercó al Rey de la fea corbata de moño verde-. Conozco a la gente tonta como tú, y créeme que los conozco. Si sigues con tu juego de mierda y no nos regresas el pedazo de carajo que le quitaron a mi amigo me aseguraré de matarte, ¿te quedó claro?
-¿Cómo que los rociadores no funcionan? -murmuró JeongIn, tras encender la brecha cerca del rociador. Apenas podía sostenerse con una mano de la cañería hasta que tuvo una idea-. Bueno, que caiga fuego.
Vertió la gasolina del encendedor sobre el rociador y le prendió fuego.
-Ups. -JeongIn no se esperó que el fuego alcanzara el techo, y comenzó a balancearse por la cañería lejos de las llamas-. Es mejor de que me vaya de acá antes que-
-¡Se incendia el gimnasio!
La llamarada se atrapó en el techo, y los estudiantes comenzaron a gritar mientras apuntaban con impresión, aunque la pelea aun continuara. Sin embargo, ante los ojos lumínicos y eclipsantes del Rey, la vista de Bang Chan sobre él y el incendio quemándose pareció que lo golpeó un fuerte balón en la cabeza.
A causa de eso, rio con demasiada gracia.
-¡Me gusta tu carácter! -le halagó HongJoong, y se giró a ver al chico de buenos pulmones-. ¡Detén la pelea, JongHo!
-Se quema el gimnasio, Rey.
-¡Detén la pelea!
-¡¡¡Se detiene la ronda!!!
Los siete chicos locales se detuvieron rápidamente aún con la adrenalina golpeando con fuerza en sus oídos mientras los otros seis exhalaban con cansancio sin entender por qué habían dejado de atacar.
-Vaya, son obedientes -comentó JeongIn, bajando por la cañería con normalidad.
JiSung ayudó a Felix a levantarlo del suelo, y, a diferencia de él, Felix se veía menos dañado, solo el pómulo tajado que prontamente lloraría; sin embargo, JiSung probablemente tendría sus dos ojos violetas y su mejilla derecha hinchada. HyunJin se levantó también con ayuda de MinHo del suelo completamente adolorido por los golpes en su cuerpo, y MinHo levantaba la cabeza para evitar que la sangre de su nariz siguiese escurriendo.
-¿Es en serio? -preguntó ChangBin, más intacto que el resto-. ¿Les gritas y dejan de pelear?
-Son las reglas -respondió Haechan, sentado en el suelo-. Si no acatas las reglas de acá, te denuncian con seguridad ciudadana.
-¿Seguridad ciudadana? -SeungMin preguntó con sorna-. ¿Hay de esos acá? ¿En serio?
-Están después de la jornada fuera de la escuela -contó Taeyong-. Normalmente no se meten a la escuela, pero si podemos acusar. Y aparecen en los días de allanamiento.
-Me parece razonable.
El Rey se adentró al cuadrilátero con Bang Chan a su lado, ganándose entre los dos bandos.
-¡Comunidad! ¡Hoy no hay ganador! -exclamó el Rey con los brazos levantados.
Los estudiantes comenzaron a abuchear y una que otra lata les tiraron mientras se levantaban y se retiraban del gimnasio quemado.
-¿En serio hay gente que viene a ver a chicos pelear? -Pregunta Bang Chan.
-Es la Ley de la Jungla -explicó el Rey-. Entiendo de que no se te sea muy fácil de entender, pero para eso tenemos a nuestro secretario para que explique. ¡Secretario!
-¿Secretario?
-¡MinGi!
De las gradas bajó un chico de un fuerte color rubio, quien sostenía un cigarrillo electrónico en sus manos y un semblante demasiado relajado. Cayó de cara en el último escalón.
-Hola, soy MinGi -saludó el chico con una sonrisa encantadora, y les explicaré lo básico para sobrevivir:
»Los robos son comunes como lo es en todas partes, y al igual que el mundo real aquí tienes la opción de denunciar y reclamar, sin embargo, el reglamento escolar tiene prohibido traer ciertos artilugios por lo que no responderán por ello, ¡y es por eso que nuestros antecesores han hecho un sistema completamente justo para la recuperación del objeto robado! Por lo que puedes venir a denunciar el robo con nosotros y nosotros convocaremos una pelea con el fin de que el ganador se quede con la cosa en cuestión. Sencillo, ¿No? Aunque es solo un medio por el cual se trabaja el Club de la Pelea. ¡Esto sirve para todo! Beneficios de salones para textos de estudio; el uso de los camerinos después de educación física; ¡inclusive los días en los que hay cerdo en la cafetería o en el salón donde Tiger JK debe dormir! El Club de la Pelea es la zona de gobierno que tiene esta escuela.
-Es tan arcaico -comentó Bang Chan.
-Ustedes están locos -apuntó SeungMin mientras se limpia con la manga de su polerón la sangre de su labio-. ¿Todo se soluciona con violencia?
-A nadie le importa lo que pasa aquí, hobbit -dijo MinGi-. Esto es parte de la cultura de la escuela, y lo mejor que puedes hacer es adaptarte para sobrevivir, o dejarte morir bajo la selección natural. Y nadie quiere morir, ¿cierto?
Un pedazo de teja incendiada cayó al suelo.
-Mira tú, que curioso.
Tan pronto los estudiantes comenzaron a salir despavoridos del gimnasio mientras se marcaba hacia los bomberos. Sin embargo, los siete idiotas más el Rey y MinGi no se movían de lugar.
-Rescaté a Jiniret -se les unió JeongIn, con el hurón en manos.
Sin embargo, los chicos lo ignoraron cuando vieron a MinGi sacarse del dedo el anillo de la abuela de MinHo. JiSung lo tomó y se lo colocó enseguida.
-Ah, y un par de cosas más -agregó el Rey-. Cualquier cosa de índole sexual no consensuado no está permitido, tampoco el ataque contra los maestros; los soplones tampoco está permitido- bueno, salvo para esta ocasión, a sabiendas que si no nos movemos moriremos quemados. Tampoco está permitido atacar al guardia de la entrada o molestar a Tiger JK. Fuera de eso, ¡disfruten su estadía!
El Rey y MinGi, junto con su grupo, salieron con rapidez del gimnasio cuando el humo comenzó a ahondar demasiado; sin embargo, los ocho aun no se movían.
-¿Te habían robado el anillo? -MinHo le preguntó a JiSung, completamente molesto-. ¿Por qué no me dijiste?
-Porque te ibas a enojar -contestó JiSung mientras hacía un puchero. De a poco, el grupo se comenzó a mover hacia la salida-. No quería que te molestases, podía lidiar con esto solo.
-Te habrían hecho puré -acusó HyunJin-. No tienes material de peleador.
-Ya...
-JiSung, tuviste que haber acudido a nosotros -le espetó Bang Chan, pasando una mano por su rostro-. ¿Qué tal si alguno traía un arma y te dañaba?
-No creo que lo hagan en verdad, Bang Chan.
-Te pudo haber pasado cualquier cosa -volvió a decir MinHo, con su tono más alto-. El anillo no vale la pena como para que te arriesgues de esa manera, ¡La próxima vez-
JiSung suspiró. MinHo sabía que no había caso con regañarlo.
Lo acusaría con su mamá, ella se encargaría.
-Miren, no le demos más vueltas al asunto -intentó calmar el ambiente ChangBin, pasando un brazo por los hombros de JiSung-. Vamos a la enfermería, le arreglamos la cara a SeungMin, Felix y MinHo y nos vamos a casa, ¿ya?
-Y esperemos el comunicado de la expulsión, porque ni de chiste salimos limpios si es que quemamos el gimnasio de la escuela -murmuró Bang Chan, decepcionado.
SeungMin le miró feo. -Fue JeongIn.
-Ya, pero todos para uno, y uno para todos...
Ante eso, a JeongIn le fue inevitable no sonreír y abrazar a Bang Chan por los hombros. -Son los mejores.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Nos hablarás en la escuela?
-No es para que se confíen tanto, tampoco.
Epílogo, parte 1
La enfermera escolar no se extrañó por la cantidad de chicos que había acudido a ella por los golpes, siendo un total de seis chicos sangrando por heridas de rostro. Mientras, los bomberos ya habían llegado al gimnasio viejo de la escuela para controlar el incendio.
La atención iba por turnos; estaban atendiendo a SeungMin en prioridad, quién se había herido el labio con su diente junto a otro chico que ChangBin había golpeado y le había dañado la nariz.
-Fue un buen día -comentó Felix a MinHo, sentados en el pasillo de la escuela esperando a que los atendieran-. ¿Sabes?, pudo haber sido peor.
MinHo asintió de acuerdo.
-Nos pudieron haber expulsado, o detenido.
Volvió a asentir.
-Lo bueno es que nadie resultó peor herido.
-Ajá.
-Sigues sin de ser de muchas palabras, ¿eh?
-Estoy molesto -confesó MinHo, aun teniendo la camisa de JiSung en su nariz-. Lo que hizo JiSung fue muy irresponsable, pero no me importa, le voy a decir a su madre. Ella sabe castigarlo. Probablemente le haga... ir a su dormitorio por una tarde, o hacerlo regresar más temprano mañana.
Felix sonrió pero apagó su sonrisa rápidamente por el dolor. -Sabes que te castigará a ti también, ¿no?
-Y a ustedes igual, pero es mi deber.
-Deja de ser así conmigo, por dios. -Al lado de MinHo, JiSung apareció. Se derrumbó junto a él y se apoyó en su hombro-. En las próximas dos horas no veré nada, y probablemente solo ingeriré líquido por tres semanas.
-¿Quieres que lo repita?
-No. Déjame.
-De todas formas, es un anillo de promesa -dijo Felix-. ¿Tiene algún valor en el futuro si es que la promesa la hicieron cuando tenían seis años?
JiSung y MinHo miraron a Felix, totalmente ofendidos.
-¿Cómo puedes...?
-¿Quién te crees tú...?
Felix carcajeó mientras palmea el muslo de MinHo. Sin embargo, se detuvo lentamente cuando una chica se detuvo frente a él.
La chica de esa mañana, específicamente.
-Uh... -Felix la miró-. ¿Hola?
-Hola -saludó ella, fría, pero no borde-. ¿Qué te pasó?
-Eh, una pelea. El Club de la Pelea. ¿Puede mencionarse? -le habló a sus amigos-. En la película se supone que no, pero si acá son las normas...
La chica se acuclilló frente a Felix que lo hizo silenciarse, e hizo un ademán para que él acercase su rostro, inspeccionándolo con cuidado.
Se sacó su mochila de su espalda para abrirla y sacar el botiquín que Felix había visto en la mañana, sacó un trozo de gaza para mojarlo con agua oxigenada y limpiar la herida, para continuamente con una gaza nueva la pegó en su pómulo con tela adhesiva. Felix estaba completamente sonrojado.
-Ahora no tendrás que esperar por la enfermera -Shin RyuJin terminó por guardar todo en su mochila antes de levantarse-. Adiós.
Felix se trabó al responder y solamente movió su mano, mirando a MinHo y a JiSung mientras se preguntaba si también la habían visto. -¿Acaso ella...?
-Ni siquiera se fijó en mí. -se urgió MinHo-. Que injusto.
-Dímelo a mí. Ya no siento mis papilas gustativas -se quejó JiSung-. Llévame a casa, Linoring.
-Okey...
-¡¿Cómo se les ocurre?! -Mientras, en la oficina de la psicóloga escolar, Jamie gritó al resto de los chicos-. ¡Meterse en una pelea, en el primer día!
-Fue culpa de JiSung -acusó ChangBin-. Y de JeongIn.
-Son un caso increíble -Jamie suspiró de frustración-. No puedo creerlo. Me decepcionaron.
Los cuatro no pudieron evitarse sentirse cachorros regañados; Jamie pudo jurar ver orejas de perro caídas y colas bajas.
-Al menos no terminó peor -siguió-. De igual manera, nada peor puede salir de aquí.
-¿La dirección escolar no se hace cargo? -preguntó Bang Chan-. ¿No nos expulsarán?
-¿Para qué? ¿Perder más beneficios estatales? Cada alumno inscrito es más dinero para la escuela. Solo los tontos cobran por educación.
Bang Chan pareció meditar eso último.
HyunJin balanceó a Jiniret entre sus manos. -¿Podemos irnos? Quiero hacerme una limpieza con palo santo -miró a sus amigos- o a todos ustedes, también.
Uno por uno salió de la oficina, siendo ChangBin el último que fue hacia la puerta a paso lento.
-Uh, ¿Jamie?
La chica levantó su mirada hacia él. -¿Sí, ChangBin?
-Estás más hermosa.
ChangBin no esperó a la respuesta, solo cerró la puerta a su espalda y con una sonrisa confiada alcanzó el resto de sus amigos.
Epílogo, parte 2
-Uh.
-Peculiar.
-Yo diría... vanguardista.
-Es solo un casillero.
-Sí, pero somos ocho. ¿Qué pasa si nos equivocamos y tomamos las cosas del otro?
-Porque para matemáticas necesitaré tus inciensos, HyunJin.
-Cállate, SeungMin.
-El graffitti es interesante. No pensé que así se veía una mujer desnuda.
-Te falta convivir con mujeres.
-Y a ti te sobra. Se te pegó eso de mover tus caderas un poco demasiado.
-Es el arte de la penetración. Mientras mejor movimiento de caderas tengas-
-ChangBin, cállate.
Los ocho se mantuvieron otro instante en silencio.
-Hay que estar agradecidos de la vida, sinceramente. Yo nos habría dado otra oportunidad.
-Porque el estima que nos tienes, Bang Chan, levanta a los muertos.
-Gratis et amore.
-¿Qué?
-Sin cobrar y por amor. Así somos nosotros.
-Por eso nuestra economía está tan mala.
-¿Quieren ir a ver a Tiger JK a la cafetería? Está haciendo un especial de karaoke.
-Oh, es una buena idea.
...
¡Y aquí está la última parte! Espero que les haya gustado esta historia; no creo que suba más capítulos, así que espero que hayan disfrutado de esta ridiculez que hice hace algunos años atrás, porque nada me gusta más que hacer a stray kids como un grupo de amigos ridículos. ¡Gracias por leer!
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